Esta vez dejaremos de lado su rol como Decano y nos centraremos en la figura pública en la que se ha convertido, siendo columnista, panelista y uno de los académicos más influyentes en la actualidad de la capital Colombiana.
¿Qué le falta a Bogotá?
A Bogotá lo que le hace falta es planeación de largo plazo. Nadie en las últimas décadas se ha preocupado por establecer dicho plan, sino que cada cual llega con su modelo y lo implanta. Sin decir si me gusta o no el actual, creo que lo van a cambiar otra vez y eso está mal. El problema de no construir sobre lo construido es que olvidas el aprendizaje que tuviste, y eso en términos de gerencia pública es un problema para Bogotá y es algo que no veo solucionado.
¿Cuáles son los temas principales en la planeación de la ciudad?
En primer lugar, la movilidad. Todas las grandes ciudades del mundo tienen mala movilidad, pero en Bogotá hemos llegado a límites insoportables. En otros lugares usted se demora en recorrer grandes distancias, aquí lo que lo hace insostenible es precisamente el hecho de que nos demoramos mucho en recorrer pequeñas distancias, a pesar de ser una ciudad pequeña. De hecho dentro de las capitales latinoamericanas, Bogotá se encuentra en el grupo de las más pequeñas y eso debería ser una oportunidad en los temas de movilidad.
Otro tema es la inseguridad. Tener miedo de salir a la calle con un reloj o de sacar el celular es un fenómeno que atenta contra el bienestar de la ciudadanía y afecta en la competitividad de la ciudad, puesto que la gente joven pierde el interés por quedarse. Ha pasado en algunas ciudades de Europa y Estados Unidos, y eso se traduce en un problema económico tremendo. Es posible que a raíz de esto empiece un éxodo de talento en la capital.
Muchos consideran que Bogotá crece como una mancha de aceite, lo que está afectando las reservas naturales que rodean a la ciudad. ¿Usted qué opina?
No entiendo a qué mancha de aceite se refieren si Bogotá tiene apenas 400 km cuadrados. Más bien tenemos que ver como dejarla crecer, hay dos maneras, expansión geográfica y la otra, a partir de densidad poblacional. Yo soy partidario de la primera, hay que dejarla crecer de una manera sostenible y ordenada, siempre con respeto por el entorno. En ese sentido, uno cuida un recurso natural usándolo bien y no dejándolo detrás de un cerco o un muro. El uso de los recursos por parte de la ciudadanía los protege, de no ser así se presta para que los invadan, los usen como botadero basura, incluso espacio para la delincuencia. Si pensamos en densificación, de hecho Bogotá ya es una ciudad súper densa, aproximadamente 20 mil habitantes por km cuadrado y esa es la más alta del continente americano y del hemisferio occidental. Y esto es un referente urbanístico muy malo, pues demuestra que no hay oferta de vivienda. Y ese tipo de densidad poblacional no debe ser el objetivo, pues se traduce en especulación inmobiliaria, falta de institucionalidad y hacinamiento. Nosotros debemos romper ese paradigma equivocado; Ciudad Salitre es un buen ejemplo con amplias avenidas, con densidad en altura, con calidad, con parques. Si lo replicamos en el corredor norte de la ciudad es posible que crezcamos de una manera apropiada. Bogotá se ha redensificado tumbando casas para hacer edificios lo que termina colapsando redes viales, redes de celulares, la infraestructura de los servicios públicos, es decir, estamos viviendo más en donde no hay condiciones que resistan el crecimiento. A Bogotá hay que dejarla crecer ordenadamente.
¿Metro por encima o por debajo?
Todo depende de la solución técnica que necesites y luego si la solución tecnológica, hay casos en que un bus es mejor que un Transmilenio, dependerá de la demanda en el corredor y las condiciones que se nos presenten. Debemos tener en cuenta que el diseño este hecho correctamente, en nuestro caso el metro subterráneo es mucho más costoso entonces se debería hacer por encima, pero hacerlo por encima acarrea otros costos en términos de calidad urbanística, el deterioro de la calidad de vida de quienes viven alrededor. Entonces más bien puede ser una combinación de todo. Es en ese punto donde empezó mal el distrito cuando hicieron los estudios de suelos de ingeniería detallada, no dijeron a la firma encargada por dónde debe ir y cuál es la manera óptima, sino que le dijeron va por aquí y va subterráneo. En mi opinión es una manera errada de aproximarse al problema, debería ser una pregunta más abierta que permita la mejor solución.
¿Cómo hace parte Los Andes de este proceso de crecimiento y planeación de la ciudad?
El conocimiento está al servicio de la sociedad, así lo creo y hay profesores que también lo creen así y están involucrados en los debates de coyuntura, debates de diseño de política pública, de planeación. Este rol de la Universidad hay que mantenerlo e intensificarlo. Los profesores debemos ser parte del debate público, estar en la agenda política todo el tiempo, aportando conocimiento técnico para la toma de decisiones, aunque eso ya pasa, debería pasar en una escala mayor. Además, tenemos cercanía con todas las entidades del Distrito, por medio de consultorías y asesorías. Finalmente, la realización de foros, talleres, seminarios y congresos, para traer el debate y dar desde la academia nuestro aporte a los temas de coyuntura en la ciudad y el país.