El feminismo y el matriarcado caleño alimentan la primera línea en una movilización que rebautiza simbólicamente espacios y sacude la fuerza territorial de la resistencia.
Estamos aquí, denunciando la gravedad de lo que está sucediendo en esta ciudad. Pero sobre todo estamos aquí, como trabajadores del campo de la cultura, para reconocer el valor y la fuerza de quienes están en las calles pidiendo un país diferente.