Pinterest: como un corcho de los noventa

Conocer la nueva red social Pinterest me hizo darme cuenta de algo: extraño cosas de los noventas. Extraño la popularidad de los Gudiz, Las Aventuras de Pete & Pete y tener amigos de cuadra. Extraño que ponerse un arete (eso de pearcing llegó después) fuera un verdadero reto contra la sociedad, extraño que el nivel […]

por

Alejandro Gómez Dugand


12.03.2012

Conocer la nueva red social Pinterest me hizo darme cuenta de algo: extraño cosas de los noventas. Extraño la popularidad de los Gudiz, Las Aventuras de Pete & Pete y tener amigos de cuadra. Extraño que ponerse un arete (eso de pearcing llegó después) fuera un verdadero reto contra la sociedad, extraño que el nivel de grasa del pelo de una persona fuera esencial para saber si era fan de Nirvana o de Hanson. Extraño tener un cajón en el escritorio para diskettes floppy, extraño los Tamagochis. Extraño tener conversaciones largas por teléfono que terminaban siempre con un grito del papá preguntando si uno creía que él tenía una mata de plata en el jardín.

Y extraño esa maña de tener corchos en el cuarto. No recuerdo del todo qué tenía el mío, pero me atrevo a pensar tenía fotos polaroid de mis amigos (a las que le hice huecos en los ojos con chinches), seguro tenía un póster de Nirvana que en realidad era el librillo de uno de sus álbumes (comprado por quince mil pesos en una tienda que no era de cadena), creo tenía unas boletas del concierto de Vilma Palma e Vampiros al que fui a los 13. Hoy tengo un corcho (que en realidad es de metal y en vez de chinches tiene imanes) pero no es lo mismo: mi corcho actual está lleno de cosas útiles, de los recibos que tengo que pagar, de post-its con fechas que no puedo olvidar. Mi corcho noventero no servía para nada. Eran puros recortes de lo que yo creía ser, un jeroglífico de mis gustos, el reducto de lo que creía que era mi carácter. Mi corcho metálico solo tiene sentido para mi (solo a mi me interesa la fecha de vencimiento del recibo de Codensa), mi corcho noventero era un acto de curaduría, era algo organizado por mi para venderme antes los visitantes de mi cuarto.

Algo muy parecido es Pinterest (que en español se llamaría algo como Chincheresante). Es un corcho a muchas manos. En esta red social la gente navega entre un caos de imágenes y, cuando ve algo que le gusta, literalmente, le pone un chinche encima, y lo pega en su corcho. Apenas habiendo conocido Pinterest hace unos minutos, puedo prever las horas que voy a perder recogiendo imágenes que hablen de como odio los domingos, de imágenes que le cuenten a todos que me gusta la cocina. De hecho planeo ponerme hoy por la noche a buscar imágenes de todo lo que extraño de los noventas.

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