¿Cómo está Colombia en producción de ciencia, tecnología y creación? ¿Es suficiente la inversión en investigación que hace el Gobierno Nacional si sabemos que somos un país en un periodo de transición y futuro posconflicto? ¿Por qué los académicos consideran que es indispensable la creación de un ministerio de ciencia y tecnología? ¿Cómo medir y clasificar el conocimiento que a diario producen no solo los científicos, sino los artistas, diseñadores y humanistas colombianos?
Estas son sólo algunas de las preguntas que investigadores, académicos y creadores plantearon en el IV Encuentro de Cultura, Investigación y Creación. La discusión giró en torno a las dificultades que afronta la creación de conocimiento en el país y a la necesidad de replantear y reformular los estándares con los que se mide dicho conocimiento.
El gran reto, para el Estado pero también para las instituciones y los académicos, está en entender que no es lo mismo investigar, crear y trasmitir conocimiento. Son procesos diferentes en sus metodologías y en lo que producen, pero aun así necesitan estar articulados. Claro, no es lo mismo hablar, calificar ni medir la investigación de un biólogo que la obra de un artista expuesta en una bienal internacional. Son conocimientos diferentes, pero el segundo, por no obedecer al método científico, no tiene por qué quedar excluido del sistema con el que el Estado califica y mide los estándares de la investigación colombiana.
Estas fueron algunas de las conclusiones del Encuentro.
Las trabas de la ciencia, la tecnología y la innovación en Colombia
Necesitamos en Colombia más investigación que nuca, dijo la vicerrectora de investigaciones de la Universidad de los Andes, Silvia Restrepo. Pero para lograrlo, primero, se necesitan resolver varios problemas. Por ejemplo, que Colombia invierte menos 2 % del PIB en investigación, a diferencia de países como Israel y Corea del Sur que invierten más del 4 %. Además, las Universidad privadas deben financiar la investigación casi exclusivamente con matrículas de pregrado, porque el Estado, a diferencia por ejemplo de Chile, sólo ofrece respaldo económico en investigación para las universidades públicas. A esto se suma, según la vicerrectora, que no existe en Colombia una cultura de investigación/creación porque lo que se hace está completamente desconectado del sector externo. “Aquí a diferencia de otros países el científico y el creador no es un héroe. Y la culpa es nuestra porque no logramos transmitir lo que hacemos a la sociedad”, dijo Restrepo.
Señaló también que para ser investigador en el país se necesita ser un corredor de obstáculos, porque hacer ciencia, especialmente, requiere de múltiples procedimientos institucionales que demoran e impiden la producción de conocimiento. Y a esto se suma uno de los grandes sueños frustrados de la comunidad académica: tener un ministerio de ciencia y creación. “Necesitamos representación ante un consejo de ministros. Necesitamos quien pelee los recursos y los distribuya equilibradamente entre las universidades de investigación, las de ciencia, los institutos tecnológicos y los museos y parques científicos”, aclaró.
La ciencia y la educación van de la mano
La única manera de conocimiento no es la ciencia y todos los tipos de formación son necesarios en el país. Por eso, Gabriela Delgado, profesora de la Universidad Nacional y ex directora de Fomento a la investigación de Colciencias, considera que se debe cambiar la percepción que se tiene frente a quienes no son investigadores sino técnicos y la idea de que las artes y las humanidades no producen conocimiento como las ciencias.
Para Delgado, “los lineamientos que rigen la educación y la ciencia tienen estos conceptos separados. En este momento deberíamos integrarlos porque no existe ciencia si no hay recurso humano y el recurso humano se forma en las instituciones de educación superior. Sin ese recurso no podríamos generar ningún tipo de conocimiento científico, tecnológico o de innovación”.
Nos hace falta reconocer el conocimiento de las artes y las humanidades
“Los artistas, diseñadores, arquitectos y humanistas tenemos otros códigos y otras maneras simbólicas de trabajar. Por eso, ante Colciencias hemos tenido que visibilizar nuestra producción de conocimiento”, dijo Héctor Bonilla Estévez, profesor de la Universidad Antonio Nariño y miembro de la Asociación Colombiana de Facultades y Programas de Arte.
Así la creación ha logrado hacer parte de los sistemas de conocimiento en Colombia y se ha comenzado a entender que las maneras de medir y calificar la calidad de un producto académico no puede ser generalizada.
Ya se han logrado avances al respecto y como dice Bonilla esto ha permitido “que los grupos e investigadores provenientes de las artes y las humanidades entren al sistema de clasificación y se le da valor y legitimidad a estos trabajos”. Sin embargo, aún hay que seguir trabajando en este tema. Para David Solodkow, director del Centro de Investigación y Creación de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes, no sólo se trata de crear una valoración distinta a la de las ciencias, sino que se necesita entender que cada área de conocimiento requiere de estándares propios de medición. “No podemos catalogar las artes en general, necesitamos algo específico para cada área”, señaló.