Hace 30 años una avalancha desapareció del mapa a Armero y a 21.000 de sus habitantes. Muchas familias se fragmentaron y aún continúan la búsqueda de hijos, hermanos, padres y amigos.
Hace tres años hice este documental para Radio Nacional y cambió para siempre mi visión sobre la tragedia de Armero. No viví nada de esto, pero crecí con el eco del temible volcán Nevado del Ruíz en Honda. Crecí con mis papás y la repetida frase «Antes de Armero Honda era pujante». Hace tres años conocí la historia de María Mercedes Segura Ayala y su esperanza de encontrar a su madre y su hermana, perdidas entre la confusión del lodo. También conocí a Francisco González y su trabajo invaluable de tratar de encontrar los niños perdidos de Armero con la fe en el ICBF y la entrega del libro rojo. Hace tres años vi esto y hoy no ha cambiado nada. El real problema es que en 30 años seguimos creyendo que la tragedia ya pasó y no se puede hacer más, que las víctimas más son ajenas y que todo fue culpa de la naturaleza.
*Esta nota fue publicada previamente en Radio Nacional de Colombia.
