Myth Drag Queen, obra en construcción

Tras su paso por Haus of Queens, enseña su talento para el arte en la amplia bóveda del travestismo o cross-dressing en Medellín. Su estado de convencimiento de que es capaz de hazañas le sale por la piel.

Cuando era pequeño tendía a ser muy solitario. No le gustaba ensuciarse. Ni socializar. Creció en los años 90. En medio de la violencia de Pablo Escobar y de los grupos armados barriales de Medellín, Colombia.

Ese estado de vulnerabilidad tan constante es el que ahora me hace sentir como un sobreviviente. 

Soportó una gradación de bullying. Primero por “pobre”, luego por “negro”, luego por “flaco” y luego por “amanerado”. Todas las críticas que absorbió como esponja, dice que supo escurrir para convertirlas en virtudes a su favor. 

La calificación de ser “negro” me llevó a conocer el avance progresivo del racismo en en el país. Llegué a las raíces afro de mi familia en Turbo, en el Urabá antioqueño. La calificación de ser “amanerado” me llevó al estudio sobre las expresiones de género y así, con cada una, hasta poder abrazar lo que soy.

A la calificación de “pobre” respondió, en sus palabras, con valentía. Se graduó de una universidad que él mismo financió. A la calificación de “amanerado” y “escuálido” contestó con su cuerpo y talento para dar vida a Myth Drag Queen, personaje que nació en su casa, creció en Haus of Queens y hoy brilla en la amplia bóveda de la noche del travestismo o cross-dressing de la ciudad. 

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Primero la calma, después el espectáculo

En algunos casos la familia no acepta de plano la diversidad y hay que dejarla a un lado. 

En el suyo, fue su padre. Sin dar pie a discusiones, este simplemente se apartó del núcleo familiar. Pero su madre, en cambio, siempre celebraba lo que veía. Desde las presentaciones en el colegio hasta las del grupo institucional de teatro de la universidad. 

A pesar de no estudiar, mi mamá sí tuvo mucho entendimiento de sobra para comprender que soy una persona que se dedica al arte. Y con ella he encontrado el mayor apoyo en cuanto a las palabras, la presencia y la motivación para crear cosas desde la capacidad de quererme.

Llegar a un estado de convencimiento de que es capaz de hazañas, en sus palabras, se lo agradece a su mamá.

Me convenció de que podía llegar a lugares que yo no había considerado. 

El apoyo de la familia puede ser muy necesario, pero en caso de que no haya, dice, la clave está en dejar de depender de su aceptación por difícil que parezca.

Se considera una experiencia en construcción. Asegura que está en eterno proceso, no solo porque siente que no ha finalizado con la intencionalidad que tiene con Myth Drag Queen; también porque en el ejercicio de encarnarla ha encontrado una fuente fecunda de creación.

Por un lado es el disfrute pero, por otro, es un ejercicio de ser un canal comunicativo entre personas y procesos. No podría definirme como una sola cosa, a menos de que se trate de decir que soy diverso. Decir que Myth es algo, sería limitarlo, como escribió Oscar Wilde. 

En semana es representante legal de la empresa de su mamá en la que han trabajado juntos durante los últimos seis años. Se ocupan de la contratación de personal de aseo para obras de construcción. 

Yo soy el encargado de la papelería, de las facturas, en fin, de todo lo relacionado a la documentación de la parte legal de la empresa. 

Los fines de semana primero la calma y después el espectáculo. El cuerpo requiere de un estado de relajación tal, antes de hacer performances, que con el tiempo debió aprender a descansar. 

El drag es muy exigente en el estado físico, también en la tranquilidad mental, al menos en mi caso. Requiere de soltura y tener frescos los pensamientos y entender que saber qué decir en el escenario, también tiene que ver con cómo actuar.

No hace mucho terminó temporada en Acción Impro, un teatro al sur de Medellín, con la obra Drag Varieté Halloween con Tasha West y Laika Viryin. Fueron tres funciones por cada semana para las que ya sabía que la preparación, además de ensayo, exige no hacer nada. 

Después de descansar me maquillo en mi casa, salgo preparado, al menos con el rostro y, cuando llego al camerino del teatro, me cambio y ensayamos antes del show. 

Luego de la función sale para el Club Oráculo, al que entra cada noche a las 11:30 hasta las 3 de la madrugada. Myth es host del karaoke. 

Esa parte me encanta. Y es que es muy emocionante hacer drag. Es estimulante retarme con temáticas, con categorías, con fechas especiales y sobre todo con discursos. 

Las funciones no son solo sobre tablas. En otras discotecas es famosa por aparecer con trajes, entre otros, de Britney Spears y parecerse a ella. Cualquier personaje que viste de su carne es auténtico. 

Debo estar en pie casi toda la noche. Sin relajarme antes es imposible lograrlo. Pero cuando mi trabajo se termina, voy al centro de Medellín, a un lugar donde rematamos muchas personas diversas. Y ese es nuestro momento a solas.

Read the room

El vestuario y como actuamos es un acto político. Y llevarlo a la escena de la calle, lo es aún más.

En las pasadas movilizaciones sociales de 2021 en Colombia, Myth marchó y le sorprendió el buen recibimiento de quienes protestaban. Le abrieron paso y recuerda que fue como un desfile de reinas.

Compartir con la primera línea —un grupo de personas que enfrentan a la fuerza pública en manifestaciones para proteger a los manifestantes—, caminar y gritar al unísono, tomarnos el espacio público… Fue espectacular. Eso fue dar con personas que realmente comprenden y respetan las diferencias.

Pero cuando no está en una protesta o en la marcha LGBTIQ+ o en una performance a favor de los derechos de las personas trans o en una discoteca o en el teatro, es distinto.

Como hombre sé que tengo rasgos que pueden chocar con ciertas personas por sus prejuicios, ¿cierto? Desde que sea “negro”, “amanerado”, que use las uñas pintadas, que tenga un pantalón que a nadie le guste… Sé que me miran raro, como protegiéndose de mí. O ni siquiera: simplemente asumiendo que no tengo una formación profesional por como luzco.

Cuando sale vestido con una sudadera no se relacionan con él igual a cuando sale con un traje de corbata o con un pantalón y una camisa “breve”. Y dice que eso que nadie cree que hace, también es una performance. 

Todos pensamos estratégicamente en qué lugares representar a quién y todos pensamos en vernos afín con lo que llaman “normal”. Yo sé que si llego con un crop top a una reunión de trabajo en la Alcaldía va a ser muy diferente a que utilice un crop top para ensayar en el estadio. Entonces se trata precisamente de leer espacios como escenarios para lo que se quiere ser.

La normatividad y homogeneidad estética, como una forma de control social, surge para Myth precisamente en la idea de uniformar —como pasa en los colegios y en trabajos donde estrictamente se impone y hasta se separa directamente desde la binariedad: cómo los hombres deben vestirse y cómo se deben vestir las mujeres—.

Con el vestuario ejercen control sobre un montón de expresiones del género que pueden ir más allá de lo que está establecido. Que se tenga la tranquilidad de que si un hombre o una mujer o una persona trans quiere vestirse de x o y manera, que lo haga, y que tenga el pleno goce de su derecho a la libertad de expresión. Entiendo la cultura y la diversidad como un lugar donde, justamente, es permitida la multiplicidad de formas.

Cuando encontró un estilo con el que se sentía en confianza consigo y con su cuerpo, cuando vivió un proceso de aceptación de sus formas, combinado con la aceptación de lo que es “amorfo”, como dice, según lo establecido: probó la libertad.

En algún tiempo hice ejercicio y luego cedí a la idea de que soy delgado, de que mi contextura es una y no otra impuesta por los cánones y lo que más me sirvió fue entender, con mucha dificultad, mi cuerpo como mi herramienta.

No solo me dio fortaleza para salir a la calle y enfrentar a extraños, también me brindó la posibilidad de afrontar la vida desde la seguridad y gratitud del cuerpo que habito. El hecho de que me “entruque” con el esparadrapo para que “desaparezcan” mis genitales hace parte del proceso y lo disfruto tanto…

Pansexual creativo

Myth defiende la idea de la etiqueta sólo como un campo donde se pueda esclarecer lo que somos o lo que podemos llegar a ser. Desde nuestras bases y nuestras propias experiencias. 

El lenguaje incluyente sirve para que haya representación no binaria y etiquetar todo lo que nos rodea nos ayuda a encontrar cómo relacionarnos con eso que vemos. Pero creo que, por ejemplo, la palabra queer propone vivir sin etiquetas y es contradictorio porque el concepto en sí mismo es una etiqueta. 

Repite que identificarnos como algo preciso es destruir la incógnita de todo lo que se puede y se quiera ser e incluso, dice, se valen las dos cosas al mismo tiempo. 

Yo me defino como un hombre pansexual creativo, pero Myth Drag Queen es una persona agénero que puede compartir los dos géneros como puede ser ninguno. El binarismo tuvo su momento en el que era visible y normalizado pero ahora nos hemos expandido más en conocimiento. Hay algunos que hemos leído más y, precisamente, nos hemos preocupado e interesado por cómo la historia de la diversidad ha sido asesinada y ahí es donde el hecho de mostrarnos, de salir a la calle, se convierte en un acto de resistencia.

Se nombra a sí como activista, también, porque se dio cuenta del alcance que tiene desde lo que ha logrado crear con su cuerpo.

Tengo alcance de poner la cara y alzar la voz por algunas personas que cuando lo hicieron las mataron. Y si quiero poner mi cuerpo, ¿por qué no hacerlo? Sería demasiado egoísta dejar para mí este impacto. 

Cree que ha sido un acto de valentía reconocer la fragilidad en la que estuvo en algún momento que no supo cómo abordar.

Pero que ahora ya entiendo: soy sobreviviente de una violencia sistemática y de contexto y por muchas inseguridades propias que me han atropellado —sumado a que me han golpeado en la calle, que me hayan robado por ser homosexual, que me hayan expulsado de sitios—; no quiero que le pase a nadie. Ahora alzo la voz y lo hago con mucho amor.

Los feminicidios y los ataques reiterados a la comunidad, las agresiones basadas en género o en expresiones identitarias solo por mostrarse como se muestran y expuestos siempre por los altos índices de ataque, es un acto de valentía. 

Es que nunca han atacado a una mujer por ser heterosexual, tampoco a un hombre por serlo. Lo que se ataca es la diferencia y no la regla.

Siempre pone el ejemplo de cómo lxs cantantes graban una canción y se suben a un escenario a cantarla o cómo lxs pintores llevan sus obras a museos y galerías. Pero como artistas drag exponen el cuerpo de pies a cabeza y en espacios que pueden llegar a ser bastante inseguros en medio del ambiente nocturno. Donde les pueden matar solo por hacer lo que hacen. 

Y no se sabe cómo va a responder el conductor del vehículo, ni transeúntes e incluso la misma policía. Nosotrxs somos, dentro de la comunidad de artistas, aquellos cuyos cuerpos no importan en su integridad.

Es una persona convencida de que hay un acto de resistencia bastante intenso en hacer lo que hace cuando eso ha sido un motivo —aceptado socialmente— para merecer la muerte. Dice que parte del impacto en quienes se hicieron virales por bailar vogue en frente del ESMAD, en 2021 en una plaza pública, son una muestra de que el arte y las expresiones performáticas siempre están del otro lado.

Se trata de visibilizar violencia sin necesidad de recurrir a esta. 

Mucha gente la trata directamente de “loca”. Pero cree que cuando logran ver cómo lo que hace conecta con una realidad, cómo una puesta en escena va a hablar directamente de las negritudes y lo hace desde la música, desde los movimientos, desde material de archivo, apoyo visual y sonoro, algo logra. En medio de todo, siempre hay quien sí puede entenderlo…

O también quien no, como la fuerza pública que se ha mostrado confundida con tanta piel, entonces queda manifiesto que no todos tenemos la misma capacidad de inteligencia o de percibir lo que nos rodea y que será así siempre, aunque tengamos muy buena intención. 

Recuerda lo que pasó en el Congreso Colombiano, cuando un grupo de personas estaba tejiendo y prendiendo velas para vibrar, como dice, en buena sintonía con el recinto y la aprobación de una ley de cuidado del ambiente.

Uno de los congresistas “denunció” que estaban haciendo brujería en el tercer piso. Nadie interpreta de una sola forma las cosas que se representan.

Todas las fotografías fueron proporcionadas por la fuente.

✹ Este perfil hace parte de SIN BAILE NO HAY REVOLUCIÓN, uno de los 18 relatos del especial periodístico JÓVENES CON DESTINO en el que 16 mujeres de Latinoamérica y el Caribe escriben sobre subjetividades políticas. Este especial fue apoyado por el programa de medios y comunicación de la Friedrich-Ebert-Stiftung en Colombia.

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