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«Hay que reformar el Consejo Superior Universitario»: Leopoldo Múnera sobre la reciente elección de rector en la Universidad Nacional

Después de una Consulta Universitaria en la que logró una votación histórica entre estudiantes, profesores y egresados, el favorito para ser el nuevo rector no fue elegido por el Consejo Superior Universitario. Cerosetenta habló con él sobre la constituyente universitaria que quiere impulsar, la “oligarquía académica” a la que se viene enfrentando desde hace años y las tensiones por el poder en las universidades públicas.

por

Eduardo Santos Galeano

@edusantosg


03.04.2024

Arte por Nefazta.

El pasado jueves 21 de marzo la noticia le pegó a la comunidad universitaria como un planchazo: José Ismael Peña, el vicerrector durante el segundo periodo de Dolly Montoya (2021-2024), era anunciado oficialmente como el nuevo rector de la Universidad Nacional de Colombia. Una noticia especialmente desesperanzadora para los 9,998 estudiantes, 754 profesores y 4,653 egresados que depositaron su voto por Leopoldo Múnera, profesor en Ciencia Política en la universidad que barrió en la Consulta Universitaria del 12 de marzo. 

Aunque esta consulta no es un mecanismo vinculante para la elección del rector, el mismo Gustavo Petro salió a respaldarla, una declaración inédita por parte de un presidente de la República. Sobre el papel, Múnera solo necesitaba asegurarse un voto más dentro del Consejo Superior Universitario. Al final, el “Método Borda” de votación, propuesto por el representante de ex rectores, Ignacio Mantilla, lo dejó por fuera de una contienda en la que ganó Peña –el candidato que generaba menos antipatías dentro del CSU pero que en la Consulta Universitaria no obtuvo ni el 5% de la votación total–. 

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Debido a esto desde el pasado primero de abril el estudiantado de la Universidad Nacional está en paro. Esto incluye a los posgrados que anunciaron que además de suspender las actividades académicas, se abstendrán de pagar el tercer recibo de fraccionamiento de la matrícula. Esto es importante debido a que los ingresos que entran por los posgrados son uno de los principales métodos de financiamiento de la UN. Mientras tanto, el movimiento estudiantil y el profesor Múnera se encuentran impulsando una constituyente universitaria con la que, entre otras cosas, estaría el objetivo de reformar el modelo de Consejo Superior Universitario estipulado en la Ley 30 de 1992. 

Hablamos con Leopoldo Múnera, quién se ha declarado en “desobediencia civil y pacífica” después de que, una vez más, los consejeros que eligen el rector de la Universidad Nacional de Colombia ignoraran el resultado de la Consulta Universitaria. 

En una votación que fue histórica por los números, estudiantes, profesores y egresados lo eligieron a usted como el nuevo rector de la Universidad Nacional. Sin embargo, el Consejo Superior Universitario no lo elige para el cargo. ¿Qué reflexión le deja sobre el estado de la democracia universitaria y en general de la democracia en Colombia?

La pregunta que hay ahí es si el Consejo Superior Universitario simplemente debe considerar esos cinco nombres que quedan en la Consulta Universitaria para escoger el rector de la Universidad Nacional de Colombia o si debe considerar y ponderar el valor de la Consulta frente a la comunidad académica. Yo creo que lo debe ponderar y lo debe considerar siempre y en este caso no lo hizo. Además no dio las razones para no hacer la designación o el nombramiento. La democracia universitaria en Colombia es extraordinariamente débil y es así desde una paradoja –que existe entre la Constitución y la Ley 30 de 1992, que es la que oficia la educación superior– en la medida en que la Constitución establece y garantiza la autonomía universitaria y la Ley 30 lo que hace es conformar consejos superiores en las universidades públicas que son heterónomos. Esa contradicción impide que se realice plenamente la democracia universitaria. La democracia en sí misma en Colombia es débil. La cultura democrática no ha tenido suficiente desarrollo y eso incluso se ve en el debate académico, en donde algunos profesores y profesoras de las universidades públicas tienen serias dificultades para comprender el aspecto político que tiene la vida académica y el contenido político del gobierno universitario. 

"Mediante un artilugio matemático fui excluido del proceso de designación"

Con respecto a la votación del Consejo Superior Universitario, se ha hablado mucho del método del representante de ex rector Mantilla, que no tomaba como definitivo el voto de cada consejero sino que sopesaba con los tres favoritos de cada quién. ¿Cómo entiende ese método de votación que se escudó detrás de lo académico? ¿Cómo explicar por fuera de las fórmulas y las tablas que usted no es el rector de la Nacional?

En esta ocasión utilizaron el Método Borda para hacer varias votaciones, ir eliminando candidatos y al final votar por dos finalistas. Ese método de eliminación no es compatible con las normas de la Universidad Nacional de Colombia que regulan la designación del rector. Por consiguiente, yo considero que se utilizó un método ilegal en el caso de la designación del rector de la Universidad Nacional. No me puedo separar del método que usaron para explicar el que no haya sido nombrado. Creo que el método estaba dirigido intencionalmente a eliminar mi nombre y al final no permitió que se pudiera votar por mi nombre como lo ordena el estatuto general de la Universidad y la norma que regula el funcionamiento del Consejo Superior. Mediante un artilugio matemático fui excluido del proceso de designación.

Los miembros del CSU se han defendido diciendo que está dentro de la norma que elijan la manera en la que quieren votar, sin embargo usted dice que el método fue ilegal. ¿Cómo entender la diferencia?

El método se puede escoger siempre y cuando se ajuste a las normas de la universidad, es decir, siempre y cuando sea un método destinado desde la primera hasta la última votación para formar mayorías absolutas. Este no es el caso de este método porque es un método de eliminación de candidatos que no permite al final votar por los cinco candidatos para formar una mayoría absoluta. Por eso es ilegal. El Consejo Superior no tiene una autarquía para escoger el método, no puede escoger cualquier método. Tiene que escoger un método destinado a la formación de una mayoría absoluta en el proceso de votación por el rector de la Universidad Nacional. El Método Borda no tiene esa característica. 

Usted ha dicho que su candidatura fue desligitimada por unas denuncias de amenazas que no sucedieron, noticias falsas y otra denuncia falsa sobre un supuesto fraude electrónico. También menciona a un integrante del CSU que habría estado expresamente en su contra. ¿Qué puede decir del papel que jugaron Diego Torres, representante de profesores y Humberto Rosanía, designado del Consejo Nacional de Educación Superior que fue funcionario del Gobierno Duque?

Primero quiero hacer una aclaración, yo nunca dije que las amenazas nunca habían sucedido, lo que dije es que tenían que ser investigadas para saber de dónde provenían. No creo que las amenazas hayan salido de la campaña de Leopoldo Múnera como se ha intentado sugerir. También consideré que hubo una denuncia que fue avalada por un miembro del Consejo Superior sobre fraude electrónico que fue desvirtuada por la misma administración de la Universidad y que por consiguiente no se continuó con esa denuncia. Me parece que eso también enrareció el proceso en donde se trató de desvirtuar la consulta a partir de una denuncia sobre un supuesto fraude electrónico que nunca sucedió. Con respecto a los miembros del Consejo Superior que usted menciona, prefiero que la opinión pública se informe una vez que se levante el secretismo que existe sobre las sesiones y se pueda hablar con todos los elementos sobre el papel que jugaron los diferentes miembros del Consejo Superior Universitario. No creo que sea la ocasión y la oportunidad para hablar con nombre propio de los miembros cuando todavía hay un secretismo que no tiene justificación y que también vicia la decisión del Consejo Superior, un secretismo enorme sobre el desarrollo de las sesiones del Consejo Superior. 

"Se trata de plantear una serie de acciones no violentas, acciones de no cooperación, por ejemplo, o acciones contestatarias o de protesta que van encaminadas a transformar decisiones públicas"

En ese orden de ideas, supongo que usted tampoco se quiere pronunciar con nombre propio sobre el integrante del CSU que habría apoyado la narrativa del supuesto fraude electrónico…

Yo creo que eso debe ser producto de una investigación, que se haga la investigación periodística, que se haga. Pero es muy claro por el contenido de una noticia publicada por la Revista Semana que fue el mismo informante de Semana que les dio unas versiones sobre la designación que son tristes, que son deprimentes. Como que hicieron una prueba para medir el carácter del candidato Múnera sin establecer si ese criterio era un criterio objetivo. ¿Ese criterio se utilizó para todos los candidatos a la rectoría? Son esa cantidad de cosas y de informaciones falsas o distorsionadas que circulan por los medios. 

Por medio de un comunicado usted se declaró en “desobediencia civil pacífica” y dijo que trabajará por una constituyente universitaria. Dos preguntas: explíqueme lo de la desobediencia civil y pacífica, y por otro lado, ¿en qué consiste la constituyente universitaria? ¿Cómo se da ese proceso? 

Son dos cosas que van unidas. No es solo la desobediencia civil, sino que la desobediencia civil es para impulsar un proceso constituyente. Me explico. La desobediencia civil es no violencia, en ese sentido es pacífica. Aquí pongo el énfasis en pacífica ya que de acuerdo a algunas personas si uno apoya un tipo de protesta en la Universidad Nacional o en general en la universidad pública, está apoyando la violencia. ¿Qué es la desobediencia civil? Es una forma de protesta y de resistencia que se hace frente a normas o instrucciones concretas y que tiene varias características: que es pública, que es consciente –es decir, que se hace sabiendo plenamente que lo que se quiere hacer– que sabe cuáles son los medios que se van a utilizar, que es no violenta y que señala los límites entre lo justo y lo legal, entre la ética y el derecho. Son acciones que ya han estado caracterizadas en la historia de la humanidad. Por ejemplo, acciones como la huelga de hambre, por ejemplo, acciones como elaboración alternativa de normas, por ejemplo, acciones como el proceso constituyente. Entonces es una forma de protesta y de resistencia que no recurre a la violencia, aunque sí entra en relaciones de fuerza como es normal con toda forma de protesta. 

Por el otro lado está el proceso constituyente, que implica un consenso. Es un proceso de elaboración colectiva de propuestas para la universidad pública, para la Universidad Nacional, para la educación superior, que se hace a partir de los estamentos universitarios: estudiantes, profesores y profesoras, egresados y egresadas, trabajadoras y trabajadores de la universidad. Todos ellos tienen un procedimiento participativo y llegarían a plantear alternativas a una institucionalidad que se considera que no es democrática o que no es justa. Entonces se trata de plantear una serie de acciones no violentas, acciones de no cooperación, por ejemplo, o acciones contestatarias o de protesta que van encaminadas a transformar decisiones públicas. Hace parte de la desobediencia civil y es una forma de protesta que ya tiene una larguísima tradición en la modernidad y que fue impulsada por personas como Gandhi o Luther King. 

¿Cree que el CSU tiene que reformarse?

Desde luego yo creo que hay que reformar el Consejo Superior Universitario pero le recuerdo que esto pasa por la reforma de la Ley 30 del ’92 porque esa ley es la que establece la construcción del CSU. Yo lo he dicho de forma reiterada y lo dije en la campaña: el Consejo Superior Universitario debe tener una mayoría de representantes elegidos por la comunidad universitaria. Creo que lo que ha pasado con la designación del rector de la Universidad Nacional reconfirma mi tesis. 

Aunque el presidente Petro nunca tuvo un vínculo directo con usted dentro de estas elecciones, sí ha sido el único presidente que se ha comprometido con los resultados de la Consulta Universitaria. ¿Cree que su apoyo en este sentido podría ser importante para que pase su constituyente universitaria?

Creo que puede ser importante pero no está garantizado. La constituyente tiene una autonomía en la que las propuestas de pronto coinciden parcialmente con las propuestas del presidente Petro o de pronto no. La autonomía universitaria no debe ser enajenada en ninguna circunstancia y por consiguiente, es factible que haya coincidencia como es factible que en otras cosas no haya coincidencia. Hasta ahora con la primera propuesta que se hizo para reformar la Ley 30, por ejemplo, yo no veo grandes coincidencias con la forma cómo se quiere estructurar el sistema de educación superior. Me parece que la propuesta que había era bastante equívoca. Eso solo se verá con el desarrollo de la constituyente y también con el desarrollo del debate sobre la reforma de la Ley 30. 

¿Qué es la oligarquía académica y qué personas dentro del CSU cree usted que encarnan esa definición? Podríamos hablar por ejemplo de Ignacio Mantilla, que lleva años atornillado en su puesto de representante de ex rectores. 

En términos de política clásica, la oligarquía es una forma degenerada de gobierno, una forma desfigurada del gobierno aristocrático. Se supone que el gobierno aristocrático es el gobierno de los más capaces, se supone… Pero la oligarquía es el gobierno de un grupo minoritario que no se caracteriza por ser el los más capaces sino por perseguir sus propios intereses al ejercer el poder. Yo creo que en la Universidad Nacional se ha dado un gobierno de una minoría que no respeta de ninguna manera la democracia universitaria, que se burla de la democracia universitaria, pero además que lo hace con argumentos de una debilidad extraordinaria. Uno ve los debates y a veces las afirmaciones que hacen incluso en las redes sociales y se da cuenta que no entienden la dimensión política de la academia y de la ciencia. Con frecuencia tienden a exaltar el carácter de la excelencia académica como si ella gobernara nuestras instituciones, cuando por otro lado están haciendo prácticas políticas que son deleznables y que son de grupos absolutamente minoritarios que se imponen por la fuerza. La oligarquía es el gobierno de grupos minoritarios que no responden a la excelencia y a los imperativos éticos que deberían guiar en la política a un buen gobernante.

La Consulta Universitaria demostró que usted es el amplio favorito del estudiantado en la Nacional. Por ende, también de gran parte del movimiento estudiantil. ¿Qué opina de todo lo que ha sucedido con Sara Jiménez, que denunció presiones antes de la votación final a rectoría y decidió renunciar a los pocos días del resultado? 

La Consulta Universitaria demostró que yo tuve el voto mayoritario entre profesores y profesoras, estudiantes, egresados y egresadas, no solo entre el estudiantado. Lo aclaro de nuevo porque se quiere desfigurar realmente el sentido de la Consulta. Hace 12 años también gané la consulta entre los tres estamentos y ahora es como si yo fuera únicamente el candidato del estudiantado. No. Afortunadamente tengo el apoyo del estudiantado, que valora las propuestas que se presentan y votó por mí de forma mayoritaria, pero también lo hicieron en los otros dos estamentos. Entonces el voto mayoritario es de toda la comunidad. Yo tuve más votos que todos los otros candidatos. 

Y sobre la representante Jiménez…

Lamento que cualquier miembro de la comunidad universitaria haya sufrido amenazas dentro de este proceso. Esto no tiene ningún tipo de justificación pero entonces hay que investigarlas para saber de donde provienen. Yo fui amenazado tres veces en el pasado y tuve que salir tres veces del país por amenazas de muerte y entonces se la situación psicológica que uno vive. Me parece que es injustificable en cualquier universidad pública o privada del país. Pero también es injustificable que no se hagan las investigaciones para establecer quiénes son los responsables. Yo creo que los miembros de la comunidad universitaria somos los que más queremos saber quiénes son los responsables de ese tipo de amenazas. Si ese tipo de presiones venían de personas que deseaban orientar el voto o si ese tipo de presiones venían de personas que querían deslegitimar todo el proceso de consulta y de designación de la rectoría. Me parece que las personas se afectan enormemente con este tipo de amenazas y que esto no tiene ninguna presentación en ninguna institución académica colombiana. 

Entonces estamos hablando de un tema recurrente que no es investigado correctamente por la justicia. 

Ni en la justicia ni en la universidad. 

Un problema de impunidad que va mucho más largo que estas elecciones. 

Ninguna de las tres denuncias que yo hice por amenazas de muerte, reiteradas además, arrojaron absolutamente ningún resultado. Incluso una de ellas fue más riesgosa para mi. Entonces aquí hay impunidad cuando se trata de amenazas que no solo son en el medio estudiantil, es en muchos medios como el de la protesta social, los movimientos sociales y en otros espacios de la vida nacional. No se establece quién amenazó ni por qué lo hizo. 

Con lo que acaba de pasar en la Universidad Nacional, como con el pulso que hay por la rectoría en la Universidad de Antioquia, se están demostrando las tensiones políticas que se encuentran en las pujas por el poder dentro de las universidades públicas. ¿Diría que es un fenómeno reciente? ¿Tiene que ver con la llegada de la izquierda al poder?

No, no creo que sea un fenómeno reciente. Creo que es un fenómeno que se presenta en cualquier proceso en el que haya relaciones de poder y en una sociedad como la colombiana. Creo que lo que sucedió en esta ocasión, en buena medida por la reacción que hemos tenido y el llamado a la desobediencia civil, es lo que en la filosofía griega se llama la «parresía», que es buscar la verdad y sostener la verdad incluso arriesgándose por actuar solidariamente sobre este enunciado. Creo que con esa razón se ha conocido más de lo que está sucediendo. Son fenómenos que se dan cuando existen relaciones de poder alrededor de procesos electorales. Ya ha sucedido en la Universidad Nacional de Colombia y sucede con procesos electorales que se dan dentro de formas de gobierno oligárquicas entonces no diría que es una cosa nueva ni en el país ni en otros países. 

En la última semana se anunció que la universidad entra en paro incluyendo a los posgrados, un hecho inédito. ¿Podríamos estar al frente de una de las movilizaciones estudiantiles más potentes de los últimos años? ¿Se siente con ánimos de liderar ese proceso? 

Prefiero no especular sobre el futuro de la movilización estudiantil. Las movilizaciones sociales son muy contingentes y dependen de muchos elementos, entre ellos de las estructuras de oportunidad. Por eso me parece que ahí sería especular, no podría decir si será o no una movilización muy fuerte. Por otro lado, yo, en términos generales, participó en procesos y he participado en procesos pero no con el ánimo de liderarlos, no es esa mi intención. Dentro de la lógica de la desobediencia civil, que es una desobediencia colectiva, participaré en aquellos actos que sean no violentos dentro de la movilización y lo haré como lo he hecho hasta ahora, con entusiasmo, convencimiento y las razones que tengo para participar en este proceso. Para muchos parece que no fuera importante pero es vital:  llevamos casi un cuarto de siglo en el que se está negando sistemáticamente la democracia universitaria con todo tipo de tretas y argumentos que son inaceptables. Frente a esta situación creo que se justifica la desobediencia civil que será la que yo practicaré. Creo también que aquellas personas que utilizan la violencia en sus actos de protesta niegan las dinámicas de desobediencia civil, negando su naturaleza misma. 

Última, que podría resumir esta conversación, pero para usted, ¿cómo se hace para profundizar la democracia universitaria?

Mire, la única forma de profundizar la democracia es con prácticas democráticas. Es absolutamente absurdo y contradictorio que la Universidad Nacional de Colombia y las universidades públicas digan que están formando ciudadanos para el fortalecimiento de la democracia y no les permita tener prácticas democráticas dentro de las instituciones. Eso es una contradicción de partida que niega el proyecto, la función y la misión de la universidad pública y de la Universidad Nacional de Colombia. Si queremos tener más democracia tenemos que fomentar las prácticas democráticas. 

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Eduardo Santos Galeano

@edusantosg


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