“Quiero romper con el privilegio que se obtiene en nombre de la muerte”: Francia Márquez

Después de su participación en la primera Convención Nacional Feminista, la lideresa reafirmó su aspiración presidencial. En esta entrevista habla de su estrategia electoral y de la oposición que deberá enfrentar.


Ilustradora: Ana Sophia Ocampo

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Hablamos con María Mercedes Maldonado, Sara Tufano, María José Pizarro, Aída Avella y Susana Muhamad sobre qué significa la decisión de Ángela María Robledo de renunciar a la Colombia Humana. ¿Son progres pero no feministas? ¿Es lo mismo representación y promoción de agendas? ¿Se instrumentaliza o no el feminismo de cara a las elecciones?

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Desde la Guajira hasta el Putumayo, y a orillas del Río Magdalena, mujeres afrodescendientes, raizales, rurales, urbanas, cimarronas, blancas y mestizas, realizaron la primera Convención Nacional Feminista de Colombia. Apoyadas en el Partido Político Estamos Listas, lanzaron en Honda (Tolima) el Pacto para la Construcción de una Política Feminista y pregonaron sus candidatas presidenciales para 2022: Ángela María Robledo y Francia Márquez.

Cerosetenta habló con Francia Márquez al término de dos días largos de trabajo en la Convención afianzando una vocación alternativa, plural y feminista, tan excluida en Colombia y sobre la formalización de su aspiración presidencial.  Dice entre líneas que en la Convención se sintió ese concepto anclado a la tierra de la ‘familia extendida’ que antes solo se sentía cuando jugaba la Selección Colombiana de Fútbol. Por eso, hoy cree que en las elecciones del 2022 vamos a tener un juego con dos partidos del mismo país: el de la política de la muerte y el de la política de la vida. 

Propone lo que casi todxs: que haya un juego limpio, ya que por dos siglos el país ha tenido un árbitro comprado que ensucia a las organizaciones de base en Colombia. En palabras de Márquez, se ha deslegitimado el poder político de lo popular y “les han hecho sentir vergüenza” por la forma en que lo ejercen. “Nos hicieron creer que la responsabilidad de la desgracia en que vivimos muchos pueblos era nuestra”, dice,  «y ese juego perverso ha favorecido a una minoría para vaciarnos”.

¿Cuál considera usted es la mayor resistencia en Colombia para tener una presidenta afrodescendiente?

(Ríe). La mayor dificultad en Colombia es el mandato masculinizado que ha sido perpetuado por la supremacía blanca. La sociedad lo ha asumido y ha sufrido las afectaciones y las consecuencias de ese patriarcalismo. El gran desafío que tenemos hoy, entonces, es reconocer esas formas de opresión en nuestro país y, solo hasta que se reconozcan, podrá haber un cambio. Por ejemplo, solo hasta que se entienda hondamente el tipo de conflicto armado que tenemos podremos encontrar cómo salir del mismo, pero desde que haya instituciones, gobiernos y personas que niegan esa realidad pues difícilmente podremos transformarla. Así que si el machismo que hoy permite que haya feminicidios en Colombia, que violenta a las poblaciones diversas, que expropia nuestra condición humana, y más, sigue vigente y excluye la necesidad de cambio, no sé cómo podremos avanzar… Lo que nosotras estamos haciendo como mujeres es, entonces, poner en evidencia que eso existe en nuestra política, porque es una política que está además completamente racializada y que promueve la muerte, algo de lo que estamos agotadas, y por eso lo seguiremos gritando como pueblos, como población excluida, violentada, empobrecida, desplazada, desterrada y deshumanizada y como mujeres: ¡basta ya!

Estamos Listas surge en una de las regiones con los índices más altos de feminicidio y conocida culturalmente por su machismo: Antioquia. Álvaro Uribe Vélez, antioqueño, dijo hace poco que Maria Fernanda Cabal y Paloma Valencia son el ‘fiel reflejo de la mujer colombiana’. ¿Cómo interpreta esto teniendo en cuenta que el feminismo será un tema en disputa en las próximas elecciones?

Antioquia es la expresión del machismo nacional. Y definitivamente a Uribe hay que dejar de prestarle atención. Todos andamos corriendo a ver qué fue lo que dijo en la mañana cuando se tomó el tinto, qué mensaje implícito tiene, y creo que nos ha puesto a navegar en su ilógica. Y creo que llegó el momento de andar bajo nuestra propia lógica y no la suya, que no le apuesta a la vida. El Uribismo nos ha hecho daño y algunas mujeres están ahí haciendo su favor. A pesar de que Paloma Valencia y yo somos del mismo lugar: Cauca, Paloma Valencia es heredera. Su sangre es sangre colonial. Yo soy heredera de hombres y mujeres cimarrones que recibimos la opresión de los ancestros de Paloma Valencia. Así que hay dos diferencias estructurales entre ambas, y aunque somos mujeres, llevamos caminos opuestos en los que nos mantendremos. Mientras que para otros la vida no esté en el centro esa diferencia con nosotros existirá porque vamos por acciones que propendan a erradicar tanta violencia a la que nos someten. Somos parte de la naturaleza y no dueños y si en algún momento Paloma Valencia considera que los beneficios que ha obtenido a partir del camino de expropiación que hizo su familia de nuestra condición humana y desea ponerlos al servicio de reparación histórica y sanación a nuestros pueblos, bienvenida será para que caminemos juntas.

¿Insinuó alguna vez que Gustavo Petro consideraba que usted no contaba con la experiencia suficiente y, por tanto, no apoyaba su candidatura presidencial desde la Colombia Humana, eso es cierto o tiene precisiones?

Sí tengo precisiones: en ningún momento he dicho eso. He dicho que hay muchas personas (no mencioné a Petro y quiero dejarlo claro) que por supuesto tienen una visión colonial, clasista, racista y patriarcal, que sugieren que no cuento con la experiencia para gobernar este país. Sobre eso pienso que Colombia ha estado gobernada durante más de 200 años por hombres blancos, privilegiados, de la élite, y que su experiencia no ha estado al servicio de la vida ni de cerrar las brechas de desigualdad e inequidad social: volvieron la salud un negocio, tienen muriéndose de hambre a millones de familias, han destruído territorios y han convertido ríos en cementerios. Su experiencia, hasta hoy, no ha sido capaz de parar los feminicidios, ni las masacres. Así que de nada sirve. 

Si bien nosotras las mujeres no hemos tenido esa experiencia, porque no hemos llegado a la Casa de Nariño nunca, hoy digo desde mi condición de mujer afrodescendiente que esta puede ser la primera vez en que podremos demostrar nuestra formación y dar cuenta de nuestra lucha, de nuestra resistencia, nuestro cuidado de la vida que nace desde la raíz y el cuerpo y todo lo que hemos hecho para enfrentar el extractivismo y la violencia contra los derechos humanos que eso trae. No queremos que nuestros hijos e hijas mueran de hambre ni permitir que se conviertan en armas de guerra como ha sido hasta ahora. En nombre de la democracia se ha profundizado la violencia y se ha mantenido en este país para la acumulación de unos pocos que tienen el poder hegemónico del Estado. 


Y dentro de la Colombia Humana encontró espacio legítimo para controvertir esa experiencia o no, en tanto lo asume ahora de manera independiente…

Yo reconozco a la Colombia Humana, valoro el esfuerzo que ha hecho y creo que tienen a cuestas un trabajo impresionante del cual participé en 2018 y no me arrepiento de haber hecho ese camino y de haber apoyado en su momento a Gustavo Petro en su candidatura. Ahora, como mujer y candidata afrodescendiente y como parte de esta nación pongo mi nombre a consideración con la misma legitimidad con la que Petro lo hace y Ángela María Robledo y con la misma legitimidad que cualquier otro colombiano o colombiana que considere puede dirigir y participar en la dirección de nuestro país hacia una política que garantice la vida. 

Justo en 2018 aspiraba a la Cámara de Representantes por la circunscripción especial afro y obtuvo entonces 13.352 votos. Para este nuevo período de comicios, ¿cómo va a buscar más, cuál es su estrategia electoral?

Primero necesito llegar a los corazones de las colombianas y los colombianos. Quiero hacer consciente a la mayoría de la necesidad de hacer un cambio que vaya desde abajo, desde los mismos pueblos excluidos, que sean estos quienes lideren el poder en nuevas manos. Llegó el momento de asumir ese poder y de ocupar el Estado que hemos cedido a la oligarquía de este país. Llegó el momento de estar en favor del pueblo y desde el pueblo, de donde siento que soy, y es desde donde queremos mover a la gente. Traigo la antigua palabra africana Ubuntu que significa “Yo soy porque nosotros somos” o, de otro manera, “soy en tanto ustedes son” porque de alguna manera quiero que ese sea el sentir que mueva a nuestro país. 

Llegó el momento de darle sentido al estado social de derecho y de profundizar otras vías. Llegó el momento de que reconozcamos en nuestro voto el poder para transformar y creo que Colombia está en un momento de crisis social, ecológica y económica. Tenemos que tomar decisiones.

Sobre el Pacto para la Construcción de una Política Feminista llama la atención la palabra incomodar, y para nosotras las mujeres eso está implícito en cualquier campo. ¿Qué significa incomodar en la política para usted? ¿Cómo lo va a hacer?

Rompiendo con el privilegio que se obtiene en nombre de la muerte. Quiero romper con las ganancias que se obtienen en política en nombre de la miseria, del hambre, sembrando miedo para luego ofrecer seguridad. Y romper con eso incomoda. E incomoda tanto que la élite que ha gobernado este país ha usado como estrategia no solamente la exclusión, el desprecio y el silenciamiento, sino también la violencia armada y política para mantenerse. Saber que estamos en esta apuesta como mujeres, pueblos y mayoría excluida en este país, que estamos enfrentando a la oligarquía que no está dispuesta a perder los privilegios que han obtenido usando el Estado como su botín de guerra, eso incomoda. 

Estamos Listas quiere construir una lista independiente para Senado y Cámara. Si usted y/o Robledo no llegan a primera vuelta, ¿se irían para esos estrados?

Yo decidí aspirar a la Presidencia. En ese sentido propondré en esa lista a compañeras, mujeres de distintas regiones, desde las raíces y territorios para que no sea solo el feminismo blanco y privilegiado sino que sea también el feminismo negro, comunitario y el que irrumpe con cualquier forma de opresión sobre la vida humana en Colombia, que es nuestra casa grande. 

Cuando dice que quiere “despatriarcalizar la política”, ¿cómo lo hará? Me explico, además de alcanzar la paridad, por ejemplo, ¿qué otras estrategias tiene?

Despatriarcalizar la política es el gran desafío y significa arrancar el racismo de la humanidad. Eso no es fácil, como no es fácil arrancar la estratificación de este país, tan clasista, en el que crecimos y nos educaron. Deconstruir eso, mostrar que era la verdad enrevesada, nos va a tomar mucho tiempo. Sin embargo, creo que lo más importante que ahora hacemos y como lo expresamos en la Convención Nacional Feminista es que por lo menos las mujeres que nos encontramos de manera presencial y virtual, junto a los compañeros hombres que también respaldan este camino –porque esta no es una lucha a ultranza contra los hombres, es la lucha a ultranza contra el machismo y contra todas las formas de opresión, por supuesto impulsadas por hombres privilegiados–, es la primera acción concreta. Lo que hicimos es que irrumpir en esa política y eso es lo que implica abrir camino para tomar el Estado por nuestras manos y que se caiga lo que se tenga que caer.

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