Fractales en la selva. La experiencia de un diálogo inter especies
La artista Bárbara Santos presenta esta residencia en la selva (Mitú, noviembre 1 al 11, 2025) como un espacio de educación, arte, experiencia del qué somos o venimos siendo. Un acto de reciprocidad y de encuentro con el otro, con lo no humano. No es arte, no es chamanismo, no es un viaje psicotrópico. Es una búsqueda del colectivo y del uno mismo.
por
Bárbara Santos y Omar Rincón
10.10.2025
Bárbara Santos es una artista visual que se re-hizo en la Amazonía desde hace 20 años. Ha hecho en modo colaborativo 3 potentes obras:
La selva realmente es increíble y te pega durísimo. Uno nunca está listo para para entrar a ella. El estar en la selva sí implica estar en un conocimiento latente y un riesgo latente. La mirada externa es una idealización que se tiene o una ignorancia absoluta que se tiene. Lo interesante de la selva es que existe, está ahí, en más 65 formas de pensarla por los pueblos que la habitan.
La selva es como un personaje que te conversa, te lleva por lo bueno y por lo malo. Te saca. Te lleva. Te trae. La selva es una invitación a ver cómo la diversidad y la complejidad más que lo bueno y lo malo. En la selva una cosa es otras cosas y todo al mismo tiempo. Todo tiene varias caras. Y esto es así porque la selva realmente es la juntanza de un montón de entidades y seres que están en correlación. En la selva el conocimiento es colectivo y pertenece a toda una relación de redes fractales interespecie. Un análisis o una reflexión que implica muchas voces. Y sus saberes han tenido histórica y contemporáneamente problemas de traducción. Hemos escuchado muy poco. Nosotros no sabemos qué es eso en la ciudad, pues aquí todo está muy controlado y cohabitamos con muy pocas entidades que no sean humanas.
Lo que se ha traducido en la selva realmente es muy poco. Está siempre muy tergiversado. Hay una gran pérdida de sentido entre lo que realmente la gente que nace allá, vive allá y construye sentido allá, entre lo que ellos viven y hacen, y lo que se traduce. En mi trabajo sé que hay que tener una guía del conocimiento ancestral, de personas que saben y conocen el territorio, para que podamos llegar a abrir espacios de contención que puedan permitirnos mostrar todo eso que no se ha traducido o sentarnos realmente a entender qué somos desde esa diversidad de culturas y conocimientos y experiencias.
Cuando entré realmente yo desconocía a qué me iba a enfrentar. Y estos, pues 20 años han sido una forma de reconfigurar todas las formas de conocimiento que yo traía de la Academia. Uno puede ir a la selva y simplemente hacer un proceso como desde una ventana, no como algo que genera algún tipo de reflexión. Y esto pasa mucho en los ejercicios académicos.
Fui invitada a trabajar para un río, el Pirá Paraná, para colaborar en el hacer unos procesos de transmisión de conocimiento tradicional. Esto implicó que yo debía dejar todas esas estructuras con las que venía para embeberme, llenarme, dejarme atravesar por otras formas de conocimiento. Eso es muy doloroso y muy fuerte. Ha sido un proceso de mucho tiempo y de mucha paciencia para comprender que hay distintas formas de entender la vida. Y entregarse a eso ha sido una misión larga, compleja, muy enriquecedora.
La selva ya está en mí. En el ejercicio de pensar y reflexionar sobre la vida y sobre las decisiones que hay que tomar y sobre las cosas que hay que hacer busco una reflexión colectiva. Y ahora quiero hacer una residencia artística en conversación con el kumu barasano Reynel Ortega, un sabedor del Pirá Paraná, con el que trabajo desde hace 20 años. Con Reynel y Stephen Hugh-jones, antropólogo inglés, life fellow de Cambridge, el mayor experto en el conocimiento de la rama lingüística Tucano Oriental en la Amazonía Colombiana y Brasileña quien llegó al río a finales de los años sesentas, con quién llevamos haciendo reflexiones que hemos llamado el cuenco de cera, creando espacios transdisciplinares para entender cómo traducir esas redes fractales inter especies.
La residencia inter especies del 1 al 11 de noviembre en Mitu, Vaupés. El sabedor Reynel Ortega, el biólogo Alejandro Campuzano y la artista Bárbara Santos que llevan trabajando y viviendo allá por mucho tiempo, quieren hacer este experimento para poder acercar personas que no han estado en la selva o que han estado y quieren profundizar. Queremos abrir la sala de la casa de la selva, ya que todo el proceso lo hemos hecho siempre como a puerta cerrada, y queremos compartir con las personas que realmente les interese la experiencia de ir un poco más allá de la mirada panorámica a un espacio de intercambio. Vamos a estar en una maloca en la reserva el Reserva el Chundú a 10km de Mitú, Vaupés.
Hay que darse un permiso para entender que hay otras formas de conocimiento, para escuchar a las personas que viven en ese territorio, para conocer sobre sus formas de conocimiento y ponerlas en intercambio con lo que es nuestra propia experiencia.
Este es un espacio contenedor para hacer todas esas preguntas que muchas veces no nos podemos hacer. Mirarnos en una colectividad de pensamiento para crear sentido y conocimiento aquí en Colombia. No es una invitación a una residencia artística donde tú, como artista individual, vas a desarrollar tu obra individual, sino que tu conocimiento se pone un poco al servicio de las otras personas que están ahí. No es una experiencia psicotrópica. Esto no es turismo. Esta es una experiencia sobre entender realmente la complejidad de ese conocimiento y qué significa esa cosmogonía.
Una experiencia desde la corresponsabilidad y la reciprocidad, de dar y recibir desde y en la selva.
REDES FRACTALES INTERESPECIE
Esta es una residencia en la amazonía para propiciar encuentros desde perspectivas transdisciplinares que activen caminos de escucha y reflexión interespecies en la selva, como una acción para sostener la vida. https://quiasma.co/residencia-selva