Hace un año sentimos por primera vez que el virus empezaba a acecharnos El Covid-19 ya inundaba otros países y faltaban semanas para que aterrizara en Colombia. De frente, en lo que ahora todos reconocemos como la primera línea, los médicos empezaban a verle la cara a lo que para tantos seguía siendo un desconocido. Y desde entonces han sido los médicos los que en medio de UCIs colapsadas le han visto al virus sus lados más agresivos.
Ahora que las vacunas parecen acercarnos al final de la pandemia son de nuevo los médicos los que la esperan en primera línea. Con cada lote de vacunas que llega al país son más los profesionales de la salud que alistan sus brazos para recibir un escudo extra: uno que aún no les deja perder los trajes, los tapabocas, los estrictos protocolos de desinfección o las largas jornadas. Pero uno que les quita una carga a algunos de los que más han sentido el peso de la pandemia en sus hombros.
Ha sido un año de miedo, de entender en tiempo real los alcances de un virus que en Colombia ha contagiado a 30.045 profesionales de la salud y que ha matado a 152 y de entregarse a mil protocolos para proteger sus vidas y las de sus familias para salvar otras vidas. Esto es lo que cuatro médicos en Colombia ven en la llegada de la vacuna al país. Así lo sienten debajo de los trajes.
1.
Hasta el momento las vacunas aún no han llegado a Guapi, aunque sabemos que ya llegaron al Cauca y que ya han vacunado. La semana pasada nos llegó un cronograma de la Secretaría de Salud con las fechas de entrega: no dice qué tipo de vacuna es, no sabemos si es la de una dosis o de dos, tampoco si es la de Pfizer o la de Astrazeneca. Lo único que indica el cronograma es que el martes 2 de marzo sería la entrega, o el transporte, de las vacunas en Guapi, Timbiquí, López y Piamonte. Sin embargo hasta la fecha seguimos esperando. Supimos que ese martes las entregaron en Popayán. Nada más.
La llegada del virus a Guapi fue angustiante para el personal del hospital. Muchos tenían miedo. Creo que al principio fui el médico que se abanderó del asunto mientras los colegas perdían ese pánico. Eventualmente fuimos capaces de afrontar la situación con dificultades, con los recursos mínimos que tenemos. Nos tocó hacer adecuaciones en el hospital para afrontar la situación, como usar la parte de consulta externa como zona de aislamiento.
De todas maneras hubo apoyo del departamento, de la Patrulla Aérea y del Ministerio con equipos de protección personal, por ejemplo. Pero tuvimos dificultades con los insumos para la toma de muestras, de esa parte no hubo quien nos proveyera los materiales. Hoy ya estamos en capacidad de tomar las muestras pero seguimos sin tener kits de escobillón nasal. Nos toca improvisar y tomar las muestras con sonda.
A nivel personal, el Covid también ha significado no poder visitar a ciertos familiares como quisiera, no poder compartir con ellos porque siempre está la posibilidad de llevarles el virus y contagiarlos. Esa es una preocupación constante que genera la imposibilidad de llevar una vida familiar más normal.
Respecto a la llegada de la vacuna al interior del hospital hay varios puntos de vista. Hay algunas personas que no quieren la vacuna a pesar de trabajar con salud; la ven como algo que no es conveniente porque piensan que se hizo muy rápido, que no se tomaron los tiempos suficientes para probarla. Pero hay otros que pensamos que las vacunas tuvieron supervisión de la OMS, que se hicieron las pruebas en las tres etapas y que hasta ahora no tenemos resultados, al menos publicados, de efectos adversos relacionados con la vacuna. Creo que sí hay una mayoría que estamos de acuerdo con la aplicación de vacunas.
Lo que pienso es que la actitud de desconfianza hacia la vacuna es una primera impresión y que al final van a terminar por aceptarla. Así fue al principio de todo, había personas que no querían trabajar con el Covid, que no querían ir a la sala de aislamiento. Pero después viendo la participación de los demás fueron entrando en confianza y eventualmente entraron a trabajar en la sala Covid.
Y aunque seguimos a la espera de que llegue, para mí es satisfactorio sentir que su aplicación ya está cerca. Para mí eso significa que voy a estar inmunizado, que voy a desarrollar defensas para poder atender a los pacientes sin la intranquilidad que genera no estar protegido.
Sabemos que toma tiempo, que no podemos bajar la guardia por haber sido vacunados y que debemos seguir usando las barreras de protección como tapabocas, distanciamiento, lavado de manos. Pero también sabemos que con la vacuna vamos a tener anticuerpos que son una protección más específica y segura frente al virus.
2.
Soy el coordinador del servicio de Medicina Interna y el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Andrés de Tumaco.
Esta semana corrí con la suerte de ser la primera persona vacunada en el municipio de Tumaco. Desde hace un tiempo sabíamos que desde el 1 de marzo podríamos vacunar a las primeras 110 personas en el ámbito hospitalario. Sabemos que luego vendrá una segunda fase en quince días y luego otra tercera fase de vacunación diez días después.
La pandemia llegó a Tumaco en un momento en que el hospital estaba en liquidación, y con el brote del virus llegó una intervención al hospital por parte de la Superintendencia de Salud. En ese momento no teníamos tanques de oxígeno, solo contabamos con 38 balas —en promedio una bala se agota en seis o cuatro horas en un paciente—. El siguiente nivel de atención está a unas seis o siete horas de Tumaco, si todo en la vía está normal, si no hay lluvias ni derrumbes. Un paciente en estado crítico en Tumaco estaba a siete horas de una Unidad de Cuidado Intensivo.
Con la intervención de la Superintendencia llegaron al hospital medicamentos, guantes, jeringas, cánulas de oxígeno, bolsas de no reinhalación, antibióticos. Todo. También fue la oportunidad de darle a la región su primera Unidad de Cuidado Intensivo, de la que también soy fundador. Hoy por suerte contamos con 13 camas y pudimos reabrir la Unidad de Cuidados Intermedios en la que hoy tenemos siete camas.
Lo que tenemos hoy es el resultado de un esfuerzo mancomunado a nivel nacional, departamental y local que ha logrado cambios importantes en la atención hospitalaria, cambios que van a quedar y que favorecen a la región.
Ahora que ya llegó la vacuna ya pasó la incertidumbre. También han pasado muchos rumores populares de que la vacuna va a introducir un chip o de que va a volver estéril a la gente.
Yo me siento muy agradecido de haber recibido la vacuna. Obviamente sabemos que es una vacuna muy joven, que tal vez no tiene aún tantos estudios por la necesidad mundial de tenerla pronto, pero algo que uno va aprendiendo en el camino profesional y personal es que todo lo que aporte sirve. Todo lo que sea en pro de preservar y mantener la vida ayuda.
En este momento trabajo como médico general en el Hospital E.S.E Guapi, Empresa Social del Estado, un hospital anexo a la Secretaría Departamental de Salud del Cauca.
3.
Yo soy especialista en medicina de urgencias. En este momento estoy ejerciendo en el Hospital Regional de Duitama E.S.E, Empresa Social del Estado, como emergenciologo del área de urgencias.
La semana pasada fui vacunado con la vacuna de Sinovac, la vacuna china. Y hasta el momento no reportamos ningún tipo de evento adverso a su administración.
Haber recibido la vacuna aquí en el hospital fue un respiro para todos. Si bien sabemos que esto no nos inmuniza al 100%, poder vacunarnos es un alivio para los que no se han contagiado y también para los que ya se contagiaron, es esperanzador saber que en el futuro no se tendrá la sintomatología más grave de la enfermedad.
Esto es algo para lo que no estábamos preparados y que ha cambiado la vida profesional y personal de cada uno de nosotros. De los médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, personas de laboratorio, apoyo logístico. Puntualmente Urgencias es un servicio en el que no tenemos claro lo que puede llegar, puede ser cualquier cosa. Si bien antes estábamos preparados para atender lo que sea que llegara, no utilizábamos adecuadamente todos los elementos de protección personal que ahora sí usamos.
Afortunadamente en el hospital donde laboro no hemos tenido ningún inconveniente con el suministro de esos elementos de protección personal. Y en el último mes hemos notado un descenso de pacientes con síntomas respiratorios, sobre todo después de la gran afluencia que hubo tras las fiestas decembrinas.
La gente piensa cuál vacuna será mejor, si la de Pfizer, la Sputnik, la BioNTech. La cosa es que la mejor vacuna es la que está aplicada.
Yo creo que uno de los retos grandes para la mayoría de los operarios de salud tiene que ver con las jornadas extenuantes que hemos tenido. Y también con el uso de los elementos de protección que en la mayoría de los casos no permiten que nos movamos de forma libre, que sea difícil ir al baño, tomar los alimentos, por ejemplo. También está la incomodidad y el calor que debemos soportar usando estos trajes. Eso ha sido una dificultad.
En mi caso particular, en medio de esos retos he encontrado por fortuna apoyo incondicional de mi esposa, de mis hijos y de mis padres. Todos siempre preocupados por mi salud y mi bienestar físico y emocional, pero afortunadamente a la fecha no he tenido síntomas respiratorios ni Covid.
Ya tengo programada la cita para la segunda dosis, si mal no estoy está para el 26 de marzo porque la frecuencia entre una y otra es de 28 días.
La verdad, en el hospital no ha habido resistencia a la vacuna. Siempre hay un poco de miedo de pensar en que se trata de la vacuna china, o de cómo será la vacuna alemana, la gringa, qué efectos dará, si será que sirve. Pero de forma general todos están muy complacidos de tener la vacuna, la gente piensa cuál vacuna será mejor, si la de Pfizer, la Sputnik, la BioNTech. La cosa es que la mejor vacuna es la que está aplicada.
4.
Yo soy pediatra y neonatólogo. Mi actividad más importante es en la Fundación Valle del Lili, en Cali. Como pediatra y neonatólogo participo especialmente en la parte asistencial en la Unidad de Cuidado Intensivo.
Hace dos semanas recibí la primera dosis de la vacuna. Desde el punto de vista médico, ser vacunado es la posibilidad de tener un poco más de seguridad ante la enfermedad, de que en caso de contraerla sea mucho más suave. Eso le da a uno un cierto grado de tranquilidad para el manejo de los pacientes y también para el contacto con la familia. Porque lo importante de esto, y lo que nos preocupa como médicos, es saber que uno puede contagiar a otras personas, a su familia o a la comunidad con la que se está en contacto.
Ya tengo cita para la segunda dosis, que se debe dar a las tres semanas de la primera. Esperamos que de aquí a ese momento siga aumentando el número de vacunas que llegan al país y que lleguen también las vacunas de una sola dosis que sería muy buena para la vacunación masiva.
Afortunadamente la gran mayoría de los médicos sabemos de la importancia de la vacunación como método para controlar las enfermedades. Nadie niega que las vacunas son uno de los avances más grandes de la medicina, son ellas las que más han evitado muertes y enfermedades graves a través de la historia. Si no fuera por las vacunas, enfermedades graves como la polio, el sarampión o la meningitis seguirían siendo mortales para muchas personas. Desde hace años científicos en el mundo vienen trabajando a diario en crear nuevas vacunas, y eso ha favorecido que esta vacuna aparezca tan rápidamente. Por eso los médicos confiamos en ella.
Para nosotros esta época ha sido demasiado dura, una época que nadie esperaba que nos iba a tocar vivir, ni médicos ni científicos. En mi especialidad atiendo pacientes que son producto de embarazos en los que la madre ha tenido el virus. Si la enfermedad está en los últimos días del embarazo, durante o alrededor del parto el niño también puede contagiarse. Muchos de los pacientes que recibimos vienen de otras instituciones del suroccidente colombiano que nos remiten por tratarse de casos más difíciles. Por fortuna, la gran mayoría de estos niños han salido bien, ninguno ha tenido complicaciones muy severas.
La enfermedad ha traído un aprendizaje rápido en el ámbito médico. Cada vez hay más literatura, grupos de estudio y experiencias de otros países que nos llegan casi en tiempo real. Eso ha hecho que nuestro manejo de los pacientes y de la enfermedad esté muy actualizado.
Para mí este es el comienzo del final de la pandemia.
Pero además de un reto médico, también ha sido un reto personal y familiar. Este es un virus que afecta a todo el mundo y sabemos que los médicos tenemos un mayor riesgo de contagio. A pesar de todo lo que hemos aprendido, en muchas ocasiones no sabemos cuáles son los factores de riesgo para que la enfermedad sea más grave en una persona que en otra. Por eso esta situación ha exigido un cuidado mayor para nuestras familias y las comunidades en las que estamos. Eso ha sido un reto: convencer a la gente de que no es un cuidado individual sino colectivo.
Hasta el momento no ha habido ninguna estrategia de manejo de la enfermedad que sea definitivamente 100 % útil. No hay medicamentos. Lo único que sabemos que funciona es la prevención, y en el campo de la prevención se encuentra también la vacuna. Por eso la recibí con mucha confianza y con mucha alegría, porque no es solamente una protección para mí sino también para mi familia y para la comunidad. Eso me da confianza para seguir manejando los pacientes que hayan contraído la enfermedad.
Para mí este es el comienzo del final de la pandemia.