Mi nombre es Franklin Reynel Bonivento van Grieken.
Lo cual es tanto como decir que mi nombre es un manifiesto cultural guajiro, lo cual es tanto como decir que soy el hijo de Asseneth Bonivento van Grieken, que es tanto como decir que soy nieto de Dolores Van Grieken Epiayuu y del difunto José María Bonivento Miranda, lo cual es tanto como decir que soy de La Guajira y que desde ese lugar les voy a hablar, desde ahí es desde donde me posiciono y tal vez es el único lugar en el mundo desde el que me siento con tanta confianza para hablar.
Sé que para algunos quienes son de Colombia dirán pero este sujeto no luce como el estereotipo de lo que debiera ser un guajiro.
Voy a hacer un contexto muy rápido de por qué ocurre esto y es que en 1985 a mi abuelo lo matan en Maicao. Mi tío, el hijo mayor de la casa, decide tomar las riendas del hogar y monta una enramada en el patio de la casa. Mi abuela y mi madre son mujeres wayúu y en el mundo wayúu la enramada tiene una trascendencia importante porque es donde uno recibe las visitas, es donde se cuelgan los chinchorros, pero además es donde se velan a los muertos. Mi tío monta la enramada y toma el negocio de la familia y el negocio de la familia era cambiar dólares y bolívares para los árabes que habían llegado a La Guajira y él monta una empresa de seguridad para los árabes en La Guajira.
Siete años después lo van a matar, con una casualidad garcíamarquiana, y es que a mi abuelo lo matan en un miércoles de carnaval y a mi tío lo van a matar un viernes de carnaval. Y resulta que quien queda elegida de reina del carnaval había sido novia de mi tío en el pasado. En medio del velorio, las mujeres wayúu llorando, los árabes a un lado pasándola muy mal y la comparsa del carnaval pasa frente a la casa a dar el pésame, porque había que dar el pésame.
Y bueno, en esos azares de la vida, mi mamá se va a vivir a Medellín, conoce a mi padre, un hombre judío, y eso explica la barba roja y el pelo tan crespo también. Mi madre vuelve a La Guajira un tiempo después para que me bauticen. Mi abuela va a decir que yo no nací en Medellín, sino que ante los ojos de Dios nací en San José de Maicao. Yo creo eso porque genuinamente me siento de allá. Si hay un lugar en donde me siento tranquilo es en La Guajira, a pesar de que el sol me carcoma y a pesar de que todo el tiempo la gente me pregunte: ¿usted es hijo del difunto? Porque entonces mi madre tuvo por osadía ponerme el nombre de su hermano, porque fui el primer nieto varón que nace después de que matan a mi tío. Entonces Franklin Reynel Bonivento van Grieken, ya era alguien antes que mi tío.
Cuando voy a La Guajira me preguntan ¿pero usted es hijo del difunto? Porque usted no se parece a ese señor. Y desde ahí es desde donde les quiero hablar, desde ahí nace este trabajo que se llama Marimberos de mi nación, historias de una bonanza cantada.
(Franklin Reynel Bonivento van Grieken, también, es antropólogo e historiador de la Universidad Nacional y trabaja sobre historia de La Guajira, del Caribe, la música y la historia oral).
La marimba y el vallenato
La Guajira es el norte de Colombia. Tiene una posición absolutamente privilegiada porque está cerca de las islas antillanas, es la entrada al mar y eso determina muchas cosas. Cuando uno crece en la montaña, uno le habla a la montaña y rebota como que uno está hablando en eco, pero cuando uno le habla al mar, le habla al mundo y el mundo llega también un poquito a uno ahí.
La Guajira es un corredor de tráficos de toda la vida. La gente comercia desde antes de que hubiese líneas nacionales. A comienzos del siglo XX va a haber mucho tráfico de café, empieza a salir un montón de café por La Guajira que es llevado a Aruba, Curazao y de esa manera la gente va a empezar a adquirir bienes y servicios y dinero. ¿Cómo era el negocio? Se llevaban bultos de café y a cambio la gente regresaba con cajas de whisky, televisores, dinero, bienes que podía intercambiar. Estamos hablando de los años 30, 40. En los 64 surge la contracultura en EE.UU. El movimiento hippie que está obsesionado con los psicotrópicos y va a empezar a hacer una apología de la marihuana. Se da la hambruna de la marihuana porque empiezan a cerrar las fronteras y la marihuana que llegaba a EE.UU, que venía de México, sube muchísimo de precio.
Alguien en EE.UU. dice “oiga, pero hay un lugar en el Caribe, en Colombia, donde el campesinado no tiene nada para sembrar, la pasa mal”. Ese campesinado estaba en el corredor desde la Sierra Nevada de Santa Marta al Cesar. Y pasa algo increíble y es que empiezan a sembrar una marihuana en Colombia, que se llamaba la Santa Marta Gold. Nadie sabe muy bien cómo apareció esa marihuana, es todo un misterio. Ahí hay un tema historiográfico bien interesante, porque es una cosa súper encriptada. Se sabe que hay manos científicas detrás, pero no es muy claro qué pasó ahí. Resulta que la Santa Marta Gold se llama así porque es una marihuana como de color amarillo, que los consumidores dicen que tiene un sabor suave y es una marihuana más rica.
En el 76 van a coincidir dos cosechas y, claro, esto va a ser una entrada de dólares impresionante. La gente va a empezar a ganar un montón de dinero. Para que se hagan una idea, el dinero no se contaba, sino que se pesaba. A esto se le va a llamar bonanza marimbera porque la marihuana en el Caribe en ese momento se le decía marimba, de ahí surge ese apelativo. Y a quienes hacían la mediación entre cultivadores y vendedores se les conocía como marimberos, y por eso se convirtieron en los personajes más importantes y que mayores ganancias obtuvieron del negocio.
Hay muchas versiones de la historia de la marihuana en Colombia. Lo que sí se sabe es que desde los años 20, 30, ya había marihuana en Colombia. Eso se puede revisar por anotaciones de Porfirio Barba Jacob, que era abiertamente un consumidor de marihuana, y la llamaba “la dama de los cabellos ardientes”. Pero cómo surgió la Santa Marta Gold es un completo misterio. Lo que se sabe es que fue una cepa trabajada, ahí hay ingeniería agrícola. Hay distintas versiones sobre cómo se comenzó a cultivar marihuana en Colombia, una dice que con los cuerpos de paz que eran consumidores de marihuana y muchos venían de la guerra de Vietman. Otras versiones dicen que cuando descubren el Tayrona eso se llena de guaqueros, entonces, hay un montón de gente que empiezan a llevar semillas para ver qué coge allá y agarra la marihuana. Lo cierto es que Santa Marta, Riohacha, Barranquilla eran sitios conectados con el mundo y se sabe que ya estaba llegando al menos semillas y había marihuana.
Yo crecí en una familia de La Guajira y había escuchado historias de los marimberos toda la vida, pero había una disonancia cognitiva fuertísima, porque veía que en los medios y en los pocos textos que se habían hecho me hablaban de estos sujetos como unos tipos terribles, todos malos, nadie se podía rescatar. Pero en mi casa escuchaba que no eran malos, pues le habían dado trabajo a un montón de gente. Estaba uno sentado en Riohacha y le decían a uno ese que va pasando por ahí, ese tenía tantos millones y ganaba tanto y tenía esta casa. Yo decía, bueno, pero la gente me habla de los marimberos con una tranquilidad y sentía que no eran los mismos de los que hablaban desde lugares como Bogotá que decían que eran esos indios guajiros sin dios, sin ley y sin principios, esos tipos en los que no se puede confiar.
Llegué al vallenato porque a mí me generaba mucha curiosidad que mi mamá y mi tío decían que a ellos no les gusta el vallenato. Y después uno estaba en una reunión y alguien decía por decir esta canción de los hermanos Zuleta y de repente mi mamá decía esa canción salió en el año ta ta ta y fue compuesta por tal y fue la mejor canción de ese año. Yo decía, pero cómo me pueden decir que no les gusta y saben tanto. Después entendí que había una situación: al que al que le gustaba el vallenato era a mi tío Franklin, fue por él que me pusieron Franklin, a mi tío al que mataron en el 92. Entonces como que había una cosa ahí familiar de no escuchar mucho vallenato porque les recordaba a mi tío. Ahí empecé a hacer ejercicios de escucharlos, a adquirir esa sensibilidad.
A ciertas élites les empieza a incomodar. Por ejemplo, cuando empiezan a llegar muchos marimberos que quieren ir a Barranquilla a comprar en los barrios más costosos. La gente de plata de allá empieza a decir no, no, los guajiros son gente muy conflictiva. Al mismo tiempo en Santa Marta empiezan a aparecer avisos de prohibidos los guajiros, aquí no pueden venir guajiros porque los guajiros que llegaban eran marimberos que tenían plata, pero no clase. Entonces “esta gente” organizaba parrandas en el patio de su casa y podían llevar a Diomedes Díaz. Y cuando iba pasando la gente le dicen venga le doy el almuerzo y le regalo una botella de whisky y se queda aquí en la parranda. Entonces, también, había como una evangelización del vallenato en esa revolución de clase.
En 1967 se funda el Departamento del Cesar y había un género que se llamaba vallenato, que era hijo de la cumbia, que estaba muy mal visto, porque eso era música de campesinos, eso era música de gente que no leía, eso eran músicas de acordeón, no tenía ni nombre. El Cesar tuvo como gobernador a Alfonso López Michelsen, hijo de Alfonso López Pumarejo, que había sido presidente, pero que era nieto de Rosario Pumarejo, una familia con lazos caribeños, que habían sido distribuidores de divi divi, que es una fruta que se da en La Guajira.
Había un arraigo ahí cultural importante, López Michelsen se alía con un montón de élites que están interesadas en crear una identidad regional, llámese la cacica Araujo Noguera, Rafael Escalona, Darío Pavajeau, incluso Gabriel García Márquez, que no era de la élite, pero era un tipo influyente y tenía ya un éxito comercial importante. ¿Qué va a ocurrir ahí? Que van a tomar este género que era de músicas de acordeón, crean algo que se llama el vallenato y fundan el Festival de la Leyenda Vallenata en 1969.
Bonanza marimbera, nuevo departamento, nuevo género musical: el vallenato.
Los marimberos eran unos hombres salidos de la tierra, o sea, la gente que no tenía nada y se vuelven los intermediarios entre los que están cosechando la marihuana y los compradores en EE.UU. Los marimberos tienen un gusto particular: les encantaba el vallenato y la parranda vallenata. La quintaesencia de la vida estaba en irse de parranda. Se trabajaba para tener parranda vallenata.
Y está que una cualidad que tiene el vallenato es la de contar su entorno. García Márquez solía decir que Cien años de soledad es un vallenato de 400 páginas. Y lo que tiene de razón esa afirmación es que el Caribe está hecho de un mundo de la oralidad en donde las historias están ahí. Entonces si el vallenato tiene esas historias y Cien años de soledad tiene esas historias, no es porque estas personas necesariamente lo quieran así, sino porque están en un entorno oral en donde la gente lo que sabe hacer es contar historias. García Márquez lo hacía con novelas y cuentos, otros lo hacían con canciones de vallenato, y otras personas echando cuentos en los patios de sus casas.
Dedicatorias, saludos y agradecimientos
El vallenato siempre tuvo saludos porque era muy cotidiano eso de saludar a quien está haciendo el sancocho y a quien estuviera presente. Con los marimberos las dedicatorias es una manera de agradecer donde ganaban ambas partes: el cantante ganaba el mecenazgo y el marimbero ganaba ese reconocimiento social que estaba luchando el prestigio.
En el 76 hay un hombre que se llama Alcibiades López, le apodaban el “Chijo” López y era marimbero. Y resulta que “Chijo” López era del mismo pueblo de un señor que se llamaba Diomedes Díaz. Y Diómedes Díaz en el 75 sacó un álbum que se llamaba Herencia vallenata, al cual le fue muy mal. Lo hace con Náfer Durán, un gran acordeonero.
En esa época para grabar un disco de vallenato, uno como artista ponía el dinero de la producción, porque para una casa discográfica no podía arriesgarse porque no se vendía. Entonces los artistas le decían a la casa discográfica yo pago de entrada la producción y con eso ahí como que nos emparejamos. Entonces Alcibiades el “Chijo” López le dice a Diomedes Díaz “yo le pago la producción”. Y Diomedes va a grabar un disco que se llama Tres canciones con Elberto “El debe” López. Ahí el vallenato empieza a transformarse, porque hasta el 76, 77 quién era importante era el acordeonero y ahora el cantante empieza a importar, por la aparición de cantantes como Jorge Oñate. El álbum dice “Elberto ‘El debe’ López y canta Diomedes Díaz”. Esto es algo que hoy suena disonante, hoy casi nadie sabe quiénes son los acordeoneros que están con los que acompañan a los cantantes.
La canción más importante de ese álbum es la que le da nombre al disco:
Hágame el favor compadre Debe
llegue a esa ventana marroncita
toque tres canciones bien bonitas
que a mí no me importa si se ofenden
Que yo las canto con el alma,
para esa linda morenita
de la ventana marroncita,
a donde duerme mi adorada
Resulta que Diomedes a manera de agradecimiento va a saludar al “Chijo” López y a Lucky Cotes en Riohacha, que eran dos marimberos, agradecimiento porque es que le habían pagado el disco. Y después de eso “Chijo” López le regaló una camioneta a Diomedes por haberlo nombrado en esa canción.
Y de ahí en adelante se vuelven más comunes los saludos vallenatos a ciertos personajes. Pero ¿qué son estos saludos en el vallenato? Resulta que el vallenato es un género que tiene por tradición que en el entretanto de las líricas hay saludos y animaciones, eso venía de una tradición de que estaba la parranda vallenata. Y era una manera de pagarle a los cantantes, a quien estaba haciendo un sancocho, un saludo a tal que está allá y para que la gente se anime. Y cuando empiezan a grabar las canciones, en los primeros vallenatos, los saludos, estas entradas entre las líricas, eran al compositor, porque quien cantaba no era el mismo siempre que componía la canción. Entonces se decía al compadre Carlos Huertas, porque es que Carlos Huertas me hizo la letra de la canción, entonces para que sepan, para darle el crédito a Carlos Huertas.
¿Entonces qué va a pasar? Que todos estos marimberos empiezan a financiar a los cantantes de vallenato y comienzan a ser saludados de manera sistemática en todas las canciones. Aquí se pone muy interesante porque, aunque había un apoyo estatal por parte de ciertas entidades regionales hacia el vallenato, eso no era suficiente para que un cantante de vallenato viviera de ser cantante. Y estos señores al darles ese dinero les van a permitir volverse importantes, se van a volver los grandes héroes de las ciudades, porque son los cantantes. Y entonces no solo les van a pagar la producción, ¿usted qué necesita? Yo me quiero ir a las Flores en La Guajira, allá en el sur, a hacer una presentación, aquí está el transporte. No, que yo necesito vestirme bonito, aquí están los vestidos. ¿Qué necesita? Y empiezan los cantantes, incluso los compositores, a hacer canciones dedicadas exclusivamente a los marimberos. Y esto le va a dar un impulso al vallenato que lo va a legitimar y lo va a transformar en lo que conocemos hoy en día. Diomedes Díaz va a llegar a grabar un disco que se llama Los profesionales y ahí va a decir “yo no habré terminado una universidad, pero yo ahora soy profesional en lo que hago, y lo que hago es cantar vallenato”.
Pasó que, a diferencia de cantores como Juancho Polo Valencia, Pacho Rada, Alejo Durán, que eran unos señores que tocaban en alpargatas, en cotizas, y con los marimberos, los músicos de esta nueva generación de repente tienen cómo vestirse, cómo pagar una producción sin generarle pérdidas a la discográfica. Ya pueden sacar un álbum por año. Se dedican a cantar. Esta se vuelve su profesión.
Cuando empieza a acabarse la bonanza empiezan a aparecer ganaderos, algodoneros, políticos.
Un buen ejemplo de esto es cuando en el 85 Diomedes Díaz saca el vallenato El Mundo, compuesto por Calixto Ochoa, en el que al final del vallenato dice “y por eso queremos tanto a Ricardo Palmera”, y Ricardo Palmera es Simón Trinidad, que en ese momento era un sindicalista y lo va a saludar ahí. En 1993 Jorge Oñate saluda a Santander Lopesierra ‘El hombre Marlboro’: “Santa Lopesierra futuro senador” en la canción El hombre tuyo.
Y hay tipos de saludos: uno que está relacionado directamente con la canción donde el cantante toma una postura respecto a la composición como en Costumbres perdidas, que habla de que ya los ahijados no respetan a los padrinos, dice en el coro Poncho Zuleta. Entonces hace una pausa y dice “no, pero los hijos míos sí me respetan porque yo tengo una vara de totumo suaza”. El otro saludo comienza con los marimberos, por ejemplo, el Binomio de Oro, en De rodillas, Rafael Orozco dice “así quiere a las mujeres mi compadre Lucky Cotes”, y este era un marimbero. Y hay otros en que no tienen nada que ver con lo que pasa en la canción como el que dice “vamos a pegárnoslo, vamos a pegarnos lo compadre Lupicote”, o sea, vamos a tomar. El cambio fundamental es que se empieza a saludar a otro montón de gente. Y esto se va a volver una constante.
Los manda callar
Entrevisté a melómanos, coleccionistas, amistades, a mi familia, sobre cuáles eran los artistas que más sonaban en la época de la bonanza marimbera. Y entonces llegué a la conclusión de que estaban Diomedes Díaz, los hermanos Zuleta, el Binomio de Oro con Rafael Orozco, los Betos, Adanies Díaz y Jorge Oñate. Son, también, los que más me interesaban escuchar.
Me puse a sistematizar entre el 76 y el 85 a quién habían saludado y cómo. Tejí una base de datos en donde tenía todos estos saludos. Escuchaba cada álbum, hacía una reseña de cada álbum y después evaluaba los saludos y empezaba a tejer, porque se empieza uno a dar cuenta que todos están saludando a las mismas personas y que hay personas que están saludadas junto a otras. Terminé escuchando más de 700 vallenatos y hay un montón de gente saludada, un montón de intersecciones. No solo saludan al marimbero, sino al que le vendía los carros al marimbero y saludos a ciertas clases políticas que después van a tornarse muy importante y a ciertos personajes que van a aparecer en el entramado.
Ponía, además, las ciudades en donde los saludaban, porque entonces siempre es a “Chijo” López en San Juan, porque es que “Chijo” López es de San Juan, y a Lucky Cotes, que es otro marimbero, lo van a saludar en Riohacha y en El Pájaro. Saludan a San Rafael, que era el santo patrono de los marimberos. A Rafa Freile lo van a saludar sobre todo en Riohacha. Hay unos que los saludan en Barranquilla porque se van a mudar a Barranquilla. Hice toda esta sistematización para darme cuenta que efectivamente había todo un entramado en donde además uno va a encontrar cómo el sonido va mejorando y cómo los artistas van buscando sonar a algo, porque no es sólo un tema de que los marimberos los estaban apoyando, también es un tema de que hay unas pretensiones estéticas detrás.
En las pretensiones estéticas uno empieza a encontrar que Diomedes Díaz quiere sonar a Diomedes Díaz y el acordeón a Colacho Mendoza le suena a Colacho Mendoza; los hermanos Zuleta van a empezar a tocar ciertos temas sobre el folklore y la naturaleza; el Binomio de Oro tiene unos solos de acordeón larguísimos, porque tenían un gran acordeonero como Israel ‘el Pollo’ Romero; en los Betos hay una denuncia social constante. La plata marimbera va a ir transformando de qué se habla en el género y cómo se hace: ya no estamos ante artistas amateurs, es gente que se dedica completamente a la música.
Uno de los marimberos con más dedicatorias es “el gavilán mayor”. El gavilán mayor era Raúl Jacobo Gómez Castrillón de las Palmas a las afueras de Riohacha. Hay dos versiones de por qué le decían el gavilán. Una es porque cuando estaba niño vio unos gavilanes matando otro animalito y se puso a llorar y la hermana le dijo no te preocupes que cuando crezcas tú vas a ser como uno de esos gavilanes. Y como andaba con los hermanos, le decían el gavilán mayor. Y hay otra que él con los hermanos tenían un bus con el que llevaban a la gente desde Riohacha a las veredas. Entonces le decían el gavilán al bus. Hay algo ahí con lo del bus. Entonces ellos eran los gavilanes y pues él era el gavilán mayor.
De los más dedicados es Samuelito Alarcón y Lucky Cotes. Samuelito pasó de la bonanza del café a la de la marihuana. Miguel Agustín Lucky Cotés es Lucky como Lucky Strike, o sea, de suertudo o que cuando niño era muy blanquito y alguien dijo parece un lucky strike, parece un cigarrillo, otra versión es que una señora lo vio de niño y dijo usted va a ser un hombre muy suertudo, Lucky. Y se quedó Lucky. Lucky va a ser muy importante porque reinvirtió en hoteles que están ahí pegados en Riohacha. El hotel Arimaca, que es uno de los hoteles más importantes de Riohacha, es de él. Y se llama Arimaca porque son los nombres de sus tres primeros hijos, Ariana, María Eugenia y Carmen.
Me parece interesante que a la cacica Araujo Noguera no la saludan tanto como uno esperaría porque es un personaje que nadie negaría que es importante, pero no está tan saludada. Uno de los más saludados es San Rafael, que era el santo patrono de El pájaro en La Guajira, un corregimiento donde había nacido Lucky Cotes, y como allá se iban a celebrar el corone, de ahí agarraron que era el santo patrono de los marimberos, con los ganaderos las dedicatorias van a pasar a la vieja Meme, la vieja Meme que es nuestra Señora de los Remedios, el santo de Riohacha, a las Remedios en el Caribe les dicen Meme. Resulta que hubo un marimbero que prometió que si salía bien la cosa le regalaba la cristalería a la virgen. Entonces salió bien la cosa y mandó a comprar toda la cristalería por allá en un sitio italiano para la iglesia de Riohacha.
Otro a quien dedicaban muchas canciones fue Rafael Aarón, a quien que le decían maracas. Hay un vallenato que se llama Adiós a un amigo de los hermanos Zuleta que dice explícitamente “ay, se murió el compadre maracas, adiós a un amigo y va a dejar a su hijo solo”. El saludo más bizarro fue el de Diomedes Díaz a Orejucho Peñalvert, a quien en la canción La Piedrecita nombra como el rey del Che Guevara en Riohacha. Hoy en día Peñalvert oficia como pastor cristiano en esta ciudad.
Uno concluye que la mayor obra en vida de los marimberos fue el vallenato. Cuando uno habla con ellos o se acerca a ellos, lo que lo que termina descubriendo es que ellos de lo que se sienten orgullosos es de hacer parte del vallenato, de que les digan folcloristas, de que digan que aportaron a la cultura del vallenato. Eso para ellos es vital.
Documental radial Compadre, yo soy el indio y otras tragedias guajiras
Todo esto lo cuento en un documental radial porque si la fuente suena, esto tiene que sonar. En últimas la palabra dicha tiene cara y para mí era importante que la gente escuchara esos vallenatos y entendiera a qué me refería.
El primer capítulo se llama Esclavo del Pueblo soy, rey de la montaña, donde se cuenta el contexto de que unos hippies que escuchaban a Jimi Hendrix van a terminar afectando cómo se produce vallenato en Colombia. Y es que la bonanza marinera no le pasó a los guajiros sino que está conectada con el mundo. Esclavo el pueblo soy, rey de la montaña es una frase que va a decir Rafael Orozco en un vallenato que se llama el Rey que dice yo soy esclavo del pueblo, pero soy rey de la montaña porque los campesinos normalmente estaban en las zonas montañosas y empiezan a ser tomados en serio cuando empiezan a sembrar marihuana, porque empiezan a obtener grandes ganancias. Incluso Juancho Polo Valencia tiene un vallenato que se llama el campesino desamparado y dice es que el campesino está tan desamparado que por eso le da por sembrar marihuana.
El segundo capítulo es Ahora sí se nos compuso la cuchara. En 1971 Richard Nixon declara la guerra contra las drogas. Colombia empieza a alinearse un poco en esa discusión, pero antes de llegar a alinearse, los marimberos están teniendo éxito. Y entonces Poncho Zuleta en un vallenato compuesto por Alberto Zabaleta que se llama Riohacha, que está en un álbum Dinastía y Folclor, dice “Riohacha es una ciudad muy bonita y tiene edificios muy modernos, yo he visto que su gente es progresista”, está describiendo todo lo que han conseguido y todo lo que está hablando lo construyeron los marimberos. Y en un punto Poncho Zuleta va a decir con toda la picardía del caso “No y es que a nosotros también se nos compuso la cuchara”, que es una expresión muy guajira para referirse que la cosa se puso buena, que se está comiendo mejor. Y es que los cantantes la están pasando buenísimo, tienen legitimidad, son famosos, ganan bien, pueden grabar. Y en la canción al final va a decir una cosa y es que esos medios embusteros que no hablan de lo que está pasando en Boyacá con los esmeralderos, porque resulta que al mismo tiempo en Boyacá había toda una guerra por el control de las minas de esmeraldas y dicen que los guajiros somos violentos, pero hágame el favor. Y mientras todo eso está pasando, hay un montón de saludos a Lucky Cotes, a Rafael Aarón Maracas, a Samuelito Alarcón, a Rafael Freyle, Alcibíades ‘El Chijo’ López, ‘Quico’ Valdeblanquez, a un montón de marimberos y de personajes que se vuelven recurrentes en las canciones.
¿Pero por qué va a terminar la canción con esa idea de la violencia? En ese entonces surge el Estatuto de seguridad de Turbay Ayala con el cual en aras de controlar el tráfico de marihuana en La Guajira, se va a representar en que militarizan el territorio y hay un control fuertísimo al tráfico de marihuana. ¿Por qué se interesaron en La Guajira y no en otros lugares? Porque habían firmado los contratos de El Cerrejón, la gran mina, esa herida abierta que le hicieron al territorio que supuestamente iba a traer un montón de prosperidad y no la trajo y ya no la va a traer. Y entonces necesitaban que hubiera paz en el territorio, que eso estuviera saneado. Empiezan a perseguir a los marimberos y va a pasar algo y es que las canciones de vallenato van a empezar a criticar el estatuto de Turbay Ayala. Una de las más insignes es una que se llama Yo soy el indio, compuesta por Romualdo Brito.
compadre yo soy el indio
que tiene todo y no tiene nada
trabajo para mis hijos
llevo carbón y pesco en la playa
yo soy el indio guajiro
de mi ingrata patria colombiana
que tienen todo del indio
más sin embargo no le dan nada
no hay colegio pa´ el estudio
ni hospital pa´ los enfermos
todavía andamos en burro
y en cayuquitos de remos (bis)
y entonces cual es la vaina
qué es lo que pasa
con nuestro pueblo
el gobierno no da nada
y nos censuran por
lo que hacemos
lo que nos de mala fama
por sus periódicos embustero
Y manda un saludo a los periodistas para que no sean embusteros. Al mismo tiempo hay una agrupación que se llama los hermanos Mariño que interpreta la canción El marimbero compuesta por Romualdo Brito:
Hoy me llaman marimbero
por cambiar de situación
y no piensan si primero
fui gamín o pordiosero
sin ninguna educación
Hoy porque tengo dinero
hoy me persigue el gobierno
hoy quieren saber quién soy
Si a otros por ser cobardes
no aman la superación,
pueden con gusto llamarme
marimbero de mi nación,
porque cuando yo fui pobre
no me pusieron atención.
Ahora que tengo dinero
llega el gobierno y me persigue,
aunque no me dieron educación.
En la canción además saluda a varios marimberos y entonces le dice “oiga gavilán mayor, hay que echar para adelante vamos, sigamos”. Pero es tan fuerte la persecución estatal que toca alejarse de los marimberos.
Los cantantes de vallenato ya tienen legitimidad suficiente para alejarse de los marimberos y porque ya empiezan a pagar también los ganaderos por los saludos, los invitan a cantar en Bogotá. García Márquez se gana el Nobel en el 82 e invitaron a los hermanos Zuleta a que fueran a Estocolmo. ¿Quién necesita un marimbero si puedo ir a Estocolmo? Y Rafael Escalona entonces va a componer un vallenato que se llama El vallenato Nobel. Entonces dice Gabo me llevó a Estocolmo, esa es una ciudad muy bonita. Y entonces empieza a hacer un montón de referencias a Cien años de soledad. Y el saludo que va a hacer es que oiga, lo único que no me gusta de Estocolmo es que las monas hablan muy enredado. Ya estamos en otros términos acá. Esta gente empezó hablando de la señora que les hacía el sancocho y ya están hablando de Estocolmo en Suecia.
Y en ese quiebre los marimberos van a perder la legitimidad que tenían porque empiezan a perder dinero. Y les quedaban cuatro caminos:
*Unos pocos que invirtieron en el sector hotelero y en algunos negocios.
*Otros después intentaron migrar al negocio de la cocaína. Pero es que resulta que en los carteles paisas, todo era en secreto. Y entonces a los guajiros no, si no me van a dar la cara, a mí eso no me gusta. Entonces hay unos testimonios que decían “hice plata con esa gente, pero es que yo nunca vi con quién hice el negocio y eso a mí no me gusta. Eso no es para mí”.
*El tercero que es la mayoría termina en la absoluta ignominia, abandonados a su propia suerte.
*La cuarta, muertos por cuestiones violentas que no tenían que ver con la bonanza marimbera.
Esto es una especie de tragedia guajira de “fuimos dueños del mundo y todo nos lo arrebató el centro y Cerrejón”.
Esta es la historia de ese mecenazgo que ofrecen los marimberos al vallenato, ya que van a ayudar a montar a este género en la presidencia de la música colombiana. Mi búsqueda en los saludos en el vallenato es existencial porque a mi tío lo saludaron en un vallenato ya que Adaníes Díaz, su mejor amigo del bachillerato, se volvió cantante y mi tío se llamaba Franklin Bonivento, como yo. Me escucho a veces en ese vallenato y, digo, bueno, me están saludando.
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Mis 10 vallenatos que habría que escuchar
1 El gavilán mayor, Diomedes Díaz
2 Tres canciones, Diomedes Díaz
3 Buena parranda, Jorge Oñate
4 El marimbero, Los Hermanos Meriño canta Romualdo Brito
5 Riohacha, Los hermanos Zuleta
6 Soy parrandero y qué – Los Hermanos Zuleta
7 Yo soy el indio – Diomedes Díaz
8 Campesino Desamparado – Juancho Polo Valencia
9 El cantor de los indios – Adaníes Díaz
10 La ley del embudo – Los Betos
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Y si quiere escuchar los 3 capítulos de este documental radial dele play aquí Marimberos de mi nación | Linktree Este documental radial fue emitido y grabado en Radio Unal.