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Colombia por fin tendrá un impuesto saludable: ¿por qué es un avance imperfecto?

Tras ser incluido en la recién aprobada Reforma Tributaria, el impuesto a las bebidas azucaradas finalmente será una realidad en Colombia. Aún así, preocupa que no cumpla con los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud.

por

Dejusticia

@Dejusticia

Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad.


24.11.2022

Arte por Nefazta.

El impuesto a las bebidas azucaradas por fin será una realidad en nuestro país. Tras la aprobación y conciliación de la reforma tributaria, Colombia se suma a la lista de más de 70 países que cuentan con esta medida de salud pública. Este es un logro para la sociedad civil y la academia que durante seis años ha luchado por un impuesto saludable a pesar de las presiones de la industria.

Sin embargo, es un avance que dista de ser ideal, pues el impuesto aprobado en el Congreso no cumple con los estándares que ha recomendado la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que ha confirmado la evidencia internacional. Aquí explicamos cómo será este impuesto, sus debilidades y sus posibles impactos. 

¿Cómo quedó el impuesto?

El Congreso de la República aprobó un impuesto que empezará a cobrarse en noviembre de 2023 y que se incrementará en los siguientes dos años. Su tasa depende del gramaje de azúcar de cada bebida. Así, las bebidas con menos de 6 gramos de azúcar por cada 100 mililitros tienen un impuesto cero; aquellas entre 6 y 10 gramos tendrán un aumento de $18 en 2023 y de $28 en 2024; y las bebidas con más de 10 gramos tendrán un impuesto de $35 en 2023 y de $55 en 2024. 

En 2025 se empezará a cobrar a las bebidas a partir de los 5 gr de azúcar por cada 100 ml: $38 para las bebidas entre los 5 gr y 9 gr, y la tasa más alta de 65$ será para las que superen los 9 gr.




Contenido en 100 ml
2023 (tarifa por cada 100 ml)2024 (tarifa por cada 100 ml)



Menor a 6 gr de azúcares añadidos
$0$0



Entre 6 y 10 gr de azúcares añadidos



$18



$28



Mayor o igual a 10 gr de azúcares añadidos



$35



$55

Aunque es un avance, no es el impuesto ideal, por varias razones. Primero, porque al imponer un impuesto de $0 a las bebidas con menos de 6 gr deja por fuera muchas bebidas con azúcar. Incluso la propuesta inicial planteaba aplicar el impuesto a partir de 4 gramos, pero las presiones y el lobby de la industria de bebidas ultraprocesadas tuvo sus efectos. 

Además, las tasas son bajas. La OMS recomienda implementar un impuesto del 20% a todas las bebidas azucaradas, algo que en Colombia solo ocurrirá con las bebidas que tienen más azúcar y a partir de 2025. Incluso, estimaciones realizadas para Colombia sostienen que un impuesto del 24% tendría el potencial de reducir la obesidad en los hogares de ingresos más bajos entre un 5% a un 10%. 

Finalmente, la medida aprobada excluye las bebidas que, si bien no tienen azúcar, tienen edulcorantes artificiales (presentes en las bebidas light), cuyo consumo reiterado también podría tener efectos negativos en la salud.

¿Qué impactos podría tener un impuesto bajo?

Si la tasa del impuesto se mantiene como está, es posible que no se reduzca el consumo de bebidas azucaradas en los niveles esperados y que el impuesto falle en lograr su objetivo. Eso fue lo que ocurrió en Brasil, donde el porcentaje aprobado inicialmente (27%) fue bajando año a año por las presiones de la industria y finalmente el aumento de precios fue casi imperceptible. Como consecuencia, en ese país no se ha visto una reducción importante en el consumo. Hoy, uno de cada cinco adultos que vive en las capitales toma gaseosas o jugos artificiales todos los días.

¿Qué impactos se esperan en los empleos?

Uno de los argumentos que más promovió la industria en contra del impuesto saludable es que acabaría con los empleos del sector y con las tiendas de barrio. Esto no tiene ningún sustento. Por un lado, no hay evidencia de que el impuesto a las bebidas azucaradas haya afectado el empleo en otros países. La razón es que los consumidores reducen la compra de estas bebidas y las sustituyen por otros productos menos costosos, como el agua o las bebidas light.

Por otra parte, en nuestra investigación Sin impacto comprobado: análisis de un impuesto a las bebidas azucaradas en el mercado laboral colombiano, encontramos que esta industria se adaptaría fácilmente al nuevo mercado. La razón es que es un sector intensivo en maquinaria y más bien bajo en mano de obra, que en los últimos 12 años no ha contratado nuevos empleados de planta a pesar de que sus ventas han crecido. La mayoría de su personal pertenece a las áreas de administración y ventas, quienes no se verían afectados por el impuesto ya que su trabajo es necesario para promover nuevos productos. 

En contraste, los empleados de planta, como obreros u operarios, son la minoría en esta industria. Tampoco se afectaría significativamente el sector agropecuario, pues estas bebidas requieren muy pocos insumos en comparación con lo que producen, ya que es la industria con mayor valor agregado del país.

¿Qué impactos se esperan en la inflación?

No hay duda de que el aumento en los precios, especialmente de los alimentos, es una preocupación de muchos hogares. Ese aumento se ha dado principalmente en insumos como la gasolina para el transporte o los fertilizantes para la agricultura, y en general, todo lo que sea importado. Este es un fenómeno global causado por los efectos de la pandemia, sumados al conflicto geopolítico actual. 

Sin embargo, el consumo de los hogares no es estático, sino que cambia reaccionando a factores como el precio. De manera que ante un incremento de precios es probable que las familias opten por cambiar sus hábitos de consumo hacia productos más baratos. En el caso de productos dañinos, como la gaseosa, lo que ocurre es que como tenían un costo relativamente bajo, las familias optaron por incluirlo en su canasta de consumo y poco a poco representaron un gasto cada vez más importante dentro de las compras, especialmente de los hogares de menores ingresos. 

Ese es justamente el objetivo del impuesto a las bebidas azucaradas: promover hábitos más saludables en los hogares y disminuir el consumo de productos que no se pueden considerar alimentos. Al tiempo, busca que las familias prefieran los alimentos reales, lo que podría ayudar a mejorar las condiciones de los campesinos y campesinas que los producen. El efecto final será una canasta familiar más saludable y no más cara, pues los hogares (especialmente los más pobres) terminarán sustituyendo estas bebidas por agua y alimentos más saludables. 

Se espera que este cambio en los hábitos de consumo impacte en mayor medida a los hogares más pobres, pues son los que más tienden a sustituir un producto cuando está muy caro por otro más económico. Esto se ha demostrado en Colombia y en muchos países donde han aumentado las compras de agua embotellada, lácteos, entre otros, cuando el precio de las gaseosas ha aumentado. 

Desde Dejusticia celebramos la aprobación del impuesto a las bebidas azucaradas como un primer paso para garantizar el derecho a la alimentación. Seguiremos trabajando para fortalecer las medidas como el impuesto saludable, el etiquetado de advertencia y la promoción de ambientes escolares saludables.

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