En septiembre le dedicamos la introducción de este espacio al Coliseo Live, el autodenominado “escenario multipropósito más grande de Latinoamérica” que comenzó con el pie izquierdo cuando en su primer evento colapsóa Bogotá por la salida hacia la Calle 80 y recibió una lluvia de críticas incluso por parte de la alcaldesa Claudia López. Esa vez, al final del texto nos hicimos la pregunta que quedó después de la crisis de movilidad que provocó  este importante pero terriblemente ubicado escenario para el entretenimiento masivo en la capital: ¿nadie pensó en las consecuencias de construir una arena para eventos masivos sobre la 80?

Esta semana en la revista Cambio, la periodista María Fernanda Fitzgerald —exintegrante de esta redacción— hizo una revelación clave tras un trabajo investigativo juicioso alrededor del Coliseo Live y la Alcaldía de Cota, el municipio justo a las afueras de la ciudad en el que está ubicada la arena. Giovanny Alfonso Balsero, uno de los ingenieros responsables del proyecto del Coliseo, fue secretario de planeación de la alcaldía en 2017 y tuvo entre sus funciones la responsabilidad de revisar todas las obras que se aprobaban de la Secretaría. De esta manera, explica Fitzgerald, Balsero fue una pieza clave para aprobar varias modificaciones solicitadas por los constructores de la arena entre las que estuvo extender el área de ocupación del terreno del 30 % al 70 %. 

Resulta por lo menos sospechoso que Balsero nunca se hubiera declarado impedido para hacer tales modificaciones. No deja de hacer ruido esta relación tan estrecha entre el Coliseo Live y la Alcaldía de Cota y, por supuesto, deja dudas de hasta qué punto se le dieron libertades a los constructores y empresarios detrás del Coliseo para montar este gigante en el que caben 24.000 personas. Todo esto tomando en cuenta que el terreno fue construido sobre una zona de riesgo por inundaciones y aparentemente sin ningún tipo de reparo por parte de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) que expidió las licencias ambientales que permitieron su construcción. 

Sobra decir que celebramos la aparición de nuevos escenarios en una ciudad como Bogotá, donde el único escenario de nivel internacional es el Movistar Arena que no tiene todavía ni cuatro años funcionando y no maneja la capacidad para recibir eventos masivos. Dicho esto, y mientras esperamos la respuesta de los dirigentes del Coliseo Live, lastimosamente podríamos estar frente a una nueva muestra de corrupción institucional en la escena musical. 

Lucrecia Dalt – ¡Ay!

Esta pereirana radicada en Berlín es una de las artistas sonoras más destacadas en el escenario internacional. Lucrecia experimenta con el sonido de maneras que rompen con los conceptos rígidos de lo que debería ser una canción y que nos transportan a sus propios universos estéticos llenos de metáforas y alimentados por una simbiosis perfecta entre sonidos electrónicos e instrumentos musicales. En su nuevo disco, Lucrecia amplifica la tropicalia colombiana de una manera muy sutil creando ambientes que se sienten tan cercanos como cuidadosamente encriptados. 

El Arkeologo – Arketipo Temporada 1

El Arkeologo AKA Gambeta AKA el calvo de Alkolyrikoz es una de las piezas claves del hip hop colombiano en lo que va de siglo que, además de grandes barras, nos ha regalado varios de los beats más icónicos de los últimos tiempos. Desde hace rato se codea con los más grandes de los MCs y los beatmakers a nivel global. Este obsesivo de la tropicalia y la “plancha” colombiana sigue por la línea de su último disco Indiana Jones (2020) construyendo secuencias que se repiten entre la melancolía y el disfrute melancólico de los samples que saca de su colección de vinilos —en constante crecimiento–. 

Nostravamus – Tamal y Metal

Sin nunca haberse presentado en vivo, pero con un par de EPs a sus espaldas, Nostravamus es una de las joyas del under bogotano que hay que tener en el radar. Su último trabajo es tanto una parodia como una carta de amor al heavy metal. Guitarras y bajos distorsionados y una batería a toda velocidad es la apuesta de Tamal y Metal, de apenas tres cortes. Uno para poner a todo volumen y cabecear sin pena. 

La Hermanastra Más Fea – Diferencias Creativas Irreconciliables 

Muy pocas bandas generan en su público lo de La Hermanastra Más Fea: pogos desenfrenados, gritos de rabia a todo pulmón coreando sus canciones y en general una entrega total hacia la música. En medio del revival que ha tenido el emo, el screamo, el neo punk y demás géneros dosmileros, este disco es la representación local de toda esa movida y tiene toda la emoción y el poder de concentrar esa energía cuasi adolescente. Un trabajo para sentir nostalgia por el pasado y emoción por el futuro de la escena independiente capitalina. 

Flash Amazonas – uva uva

Rareza puede ser la palabra para definir a Flash Amazonas, el dúo colombo japonés integrado por el músico ibaguereño Julián Mayorga y Ryota Miyake. En 2019 presentaron su visión art rock con Binary Birds and Other Rubbish Surreal Things, un disco que nos voló la cabeza gracias a la fusión entre los sonidos que pueden salir del trabajo conjunto entre un músico asiático y uno latinoamericano. En uva uva van todavía más allá extendiendo los límites de lo que conocemos por música pop, reventando con proto punk, tocando baladas románticas lisérgicas y pintando escenarios imaginarios sobre reinas lagartos, hormigas culonas y estructuras atómicas. Este es un proyecto que está llamado a obtener el estatus de culto y que, esperamos, pueda visitarnos eventualmente. 

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