Un periodismo que muta ante la pandemia

El coronavirus lo ha cambiado todo, incluyendo el periodismo. Así es como los periodistas, que no pueden parar de informar en medio de esta situación de urgencia, se están transformando y adaptando a los nuevos tiempos.

por

Tania Tapia Jáuregui


03.04.2020

El cambio ha sido evidente. Periodistas de noticieros televisados que informan desde las salas de sus casas, locutores de radio que se pisan las intervenciones tratando de coordinarse a distancia, reporteros de calle que riegan sus palabras sobre micrófonos forrados de plástico. El Coronavirus ha transformado todos los aspectos de nuestras vidas en todo el mundo, y el periodismo no es la excepción. 

De lo que no está exento el periodismo es de parar en la cuarentena. Al igual que los oficios de la salud o los de la distribución de alimentos, el periodismo es otra labor indispensable en la pandemia: desde el encierro es urgente seguir recibiendo la información de cómo avanza la crisis en otros países o incluso de lo que sucede en las calles propias, que en la cuarentena se sienten tan lejanas como las de otras ciudades.

Eso, seguir haciendo periodismo en medio de la amenaza de un virus que puede resultar mortal, le ha traído retos a los medios de comunicación que nunca se habían enfrentado a una realidad similar.

 

El rebusque

“En este momento por emisión solamente tenemos un periodista en la calle. Hay un equipo pequeño de producción e ingeniería en el canal, sin quienes no podríamos salir al aire y el presentador en estudio. Los demás están en la casa, estamos haciendo la mayor cantidad de teletrabajo posible”, cuenta Marta Beltrán, directora de la franja de noticieros de CityTv. 

Con el aviso de la cuarentena, el comité de televisión de ese canal se reunió para decidir cuáles serían las medidas que tomaría CityTv para seguir funcionando durante la crisis. La decisión fue dejar solo a tres periodistas en calle, uno por cada emisión de noticias, que saldrían con todas las medidas de seguridad (tapabocas, guantes, desinfectante, transporte, distancia con los entrevistados), un equipo técnico mínimo y la instalación de cámaras en las casas de los demás periodistas necesarios. 

“Nos toca rebuscarnos la noticia desde la casa: tener declaraciones, utilizar otras tecnologías para que las fuentes nos manden videos o audios, transmitir al aire llamadas de Skype o de Zoom. A veces no es fácil porque son muchas cosas que tienen que complementarse: el equipo técnico tiene que conectar a la consola, la consola tiene que escucharla producción, producción tiene que hacer que escuche el reportero. Es un circuito al cual apenas nos estamos amoldando todos”, asegura Juan Carlos Mira, uno de los periodistas de CityTv que reporteaba en calle y que hoy, como jefe de emisión de Arriba Bogotá, trabaja desde su casa.

Para Yolanda Ruiz, directora de noticias en RCN Radio, la cuarentena ha significado convertir su mesa de comedor en una “pequeña estación de radio”. Desde el 17 de marzo, todo el equipo de noticias de esa emisora transmite desde sus casas, a excepción de un pequeño grupo de reporteros que sigue saliendo a la calle. Además, cuenta Ruiz, hay otro equipo técnico que va a la emisora para garantizar la transmisión y que se turna para evitar que se concentre mucha gente.

“Es una locura y me le quito el sombrero al operador que lo está haciendo. Tú tienes a cada una de las personas desde su casa y las tienes que poner al aire y esto tiene que fluir en una conversación. Yo creo que nadie se imagina lo que hay detrás del proceso de poner en marcha esta operación desde la casa. La magnitud del proceso de producción para que esto salga al aire con coherencia es impresionante y es un reto inmenso para todos. Tampoco es fácil para quienes están en la calle, imagínate acercarse a escenarios donde hay mucha gente. Eso también es difícil”, afirma Ruiz.

En medio de los retos tecnológicos a los que se ha tenido que amoldar el periodismo, los medios digitales parecen tenerla un poco más fácil. Sin embargo, el Coronavirus le ha traído sus propios retos a las revistas y diarios digitales en el mundo. Para Natalia Chientarolli, periodista argentina, Jefa de información y Redactora jefa de la sección de sociedad de eldiario.es, un medio digital de España, la cuarentena ha cambiado la relación con las fuentes.

“Vos estás acostumbrado a salir a ver a la gente, tomarte cafés, entrar en confianza con personas y a partir de eso, construir historias y generar unas empatías que te ayudan a construir historias. Ahora estamos haciendo todo telefónicamente y esto lo vuelve a veces más difícil. Pero bueno, el mismo estado de excepcionalidad también hace que la gente se abra más y que esté más dispuesta a compartir cosas importantes o difíciles de su vida. Hoy los médicos, por ejemplo, están más dispuestos a contar en una llamada telefónica el sufrimiento que les supone estar viendo gente morir todo el tiempo, o las dificultades de los familiares que no pueden ni acercarse a los hospitales a visitar a sus enfermos”, cuenta Chientarolli, quien además ha tenido síntomas asociados al Covid-19, al igual que muchos de los miembros de su redacción que hoy trabajan desde casa.

 

De vuelta a lo básico 

 

Los cambios, por supuesto, no han sido puramente técnicos. Es evidente que la gran mayoría de contenidos que hoy producen los medios de comunicación en el mundo tienen que ver con la pandemia. Eso ha provocado transformaciones en el tipo de periodismo que se está haciendo y que incluso han cambiado la línea editorial de algunos medios. Ese es el caso de Alerta Bogotá, un noticiero radial que lleva más de 20 años al aire y que se escucha sobre todo en sectores más populares de la ciudad.

“La crónica roja es por lo que siempre nos hemos destacado. En radio somos el noticiero líder de crónica roja. Eso lo hemos dejado de lado para darle la importancia a un tema que, increíblemente, nunca era nuestra prioridad: el tema de salud y de salud pública. Y ha habido otra transformación: nuestras labores de servicio social se han volcado totalmente a hacer pedagogía sobre las ayudas que el Gobierno está dando a los estratos populares, que son nuestros oyentes. Entonces nuestra labor se ha convertido en entrevistar a los funcionarios que explican cómo se entregarán esas ayudas, a quiénes, cuánto dinero, por qué canales. Todo eso se lo desmenuzamos a nuestros oyentes”, asegura Francisco Romero, también conocido como Pacho Alerta, director de Alerta Bogotá.

Esa vocación de servicio y pedagogía es algo que Yolanda Ruiz asegura también se ha acentuado en el noticiero de RCN Radio. Una parte del tiempo al aire del programa dirigido por Ruiz es dedicado a leer las dudas de sus oyentes y a resolverlas. Ruiz explica que varios de los periodistas que estaban en calle, hoy se dedican a recopilar las preguntas que les llegan a la emisora por distintas vías y a buscar a los especialistas que tienen las respuestas.

“Esto obviamente nos ha cambiado la dinámica de trabajo por una mucho más bidireccional con los oyentes. Nos hemos dado cuenta de que tenemos que acoplarnos a lo que los oyentes necesitan. Al comienzo por ejemplo creíamos que íbamos a necesitar muchos médicos dándonos apoyo, y los tenemos, pero fíjate que muchas preguntas tienen que ver con la parte económica. ¿Qué hago para tener un subsidio? ¿Qué hago con mi crédito? Tener esos espacios abiertos permitió que la gente nos hiciera una retroalimentación para entender qué necesitaban en este momento”.

Para Ruiz, los tiempos de crisis han demostrado la importancia de lo que ella considera es la esencia del periodismo: un servicio público que debe informar de manera responsable lo que la gente debe y necesita saber.

“Hoy no nos interesa quién está peleando con quién políticamente. Hoy nos interesa saber qué está diciendo el Ministerio de Salud. En estos tiempos ha sido evidente que no podemos caer en la dictadura del clic, que el periodismo no se trata de lo que se vende o de lo que gusta, se trata de que las sociedades tengan la información que necesitan. Y las sociedades necesitan información seria”, asegura Ruiz.

Aquí lo difícil fue mantenerlos en las casas. Todo el equipo de CityTv quería estar en la calle, todos entendían que en este momento más que nunca la ciudad necesitaba la información.

Lo mismo piensa Natalia Chientarolli, quien afirma que en los últimos años en España la tendencia en el periodismo había estado en darle importancia a los opinadores: periodistas que, sobre todo en programas de debate televisados, informaban al mismo tiempo que emitían juicios de valor sobre lo que discutían. Eso, dice, ha perdido relevancia en la crisis del Coronavirus.

“Eso me parece perfectamente prescindible. En este momento los periodistas estamos para otra cosa, nuestra misión social en este momento es dar información, contar información certera, fidedigna, comprobada sin alarmar. Creo que esto nos ha devuelto a un lugar que habíamos perdido, porque la sensación era que nuestro trabajo era prescindible ante la persona que además de contarte lo que tenías que saber te decía de qué lado tenías que estar. Esto creo que nos ha devuelto al lugar que nos merecemos como profesionales”, asegura Chianterolli.

La importancia del periodismo informativo y responsable en la crisis, dice ella, es algo que también reconocen los lectores de eldiario.es. Otra de las consecuencias de la crisis fue que mucha de la pauta publicitaria que financiaba al diario se cayó. Ante la crisis económica que se hacía inminente, el director del periódico escribió una carta a los lectores en la que contaba que este año los cargos directivos del medio reducirían su sueldo entre un 20 y 30 % para no tener que recortar personal. El resultado de la carta fue un aumento significativo en la cantidad de socios de el diario, lectores que pagan por tener acceso temprano a algunos contenidos. La reacción de los lectores es aún más significativa si se tiene en cuenta que a raíz de la urgencia de la crisis del Coronavirus, eldiario.es había decidido darle a todos sus lectores, socios o no, el mismo acceso al mismo tiempo a todos sus contenidos. La gente estaba pagando por acceder a algo que podía obtener de forma gratuita.

“Hubo incluso gente que ya pagaba su cuota y que dijo, mira, es que me puedo permitir más dinero, pues te doy más dinero. Y muchos de los argumentos que usaban eran exactamente estos: nos han demostrado que es importante hacer periodismo, que es importante ser cuidadosos con la información y no estar buscando el clic, sino contar exactamente lo que está pasando y contarlo bien. La verdad que eso es una satisfacción tremenda”, dice Chientarolli.

 

Los peligros están allá, afuera

Pero detrás del periodismo están los periodistas, personas que al mismo tiempo que deben reinventar su oficio en la cuarentena, son igual de vulnerables al virus y al peso de la crisis como cualquier otro. 

“Parte del trabajo en estos días ha sido empujar a la gente, darles ánimo, darnos cariño en la distancia. Porque no es fácil”, cuenta Yolanda Ruiz. “Tú como periodista no puedes pasar 24 horas sin informarte sobre el Coronavirus para cuidar tu salud mental. Ese es otro reto. No te puedes aislar, tienes que estar sobreinformado y esa también es una carga emocional fuerte”.

Por otro lado, frente al imperativo de seguir informando en tiempos de crisis, puede surgir un dilema: un periodista que sale a la calle a contar lo que está pasando, no solo puede estar poniéndose en riesgo a sí mismo de contraer el virus sino incluso puede volverse un riesgo para otros. 

Laura Galaup es una de las tres periodistas del equipo central de eldiario.es que en este momento sale a la calle a cubrir las historias de la pandemia en Madrid, la ciudad donde están la mayoría de los más de 726.000 casos que al cierre de esta nota estaban activos en España. Para ella, quedarse en la casa nunca fue una opción: desde el primer momento que se anunció la cuarentena se ofreció como voluntaria para hacer las historias de calle.

“En mi caso mi madre es médico, entonces ese miedo al contacto diario no lo tengo porque mi madre ha estado trabajando en primera línea y entra y sale para hacer ese trabajo. Creo que eso también me ayuda a perder el miedo que puedes tener de salir. En todo caso, es que es lo mismo que hacen tantísimos trabajadores en nuestro país que hacen servicios esenciales de transporte o alimentación. Y en teoría la comunicación también es un servicio social. Para mí es la misma sensación del trabajo que hacemos diariamente, solo que con otras medidas de prevención”, asegura Galaup.

Sin embargo, entre los periodistas parece ser más frecuente la voluntad de salir a la calle a encontrar y contar historias que el temor que podría significar contagiarse del virus.

“Aquí lo difícil fue mantenerlos en las casas y que hicieran caso. Todo el equipo de CityTv quería estar en la calle, todos entendían que en este momento más que nunca la ciudad necesitaba la información que les estábamos dando. Para elegir a los reporteros que iban a salir a la calle más o menos nos tocó decirles “usted no, usted no”, porque todos querían salir y prestar este servicio. Lo difícil fue mantenerlos a todos en sus casas”, asegura Marta Beltrán.

Para Laura Galaup, poder salir le ha dado la oportunidad de contar historias que desde su casa, a través de llamadas telefónicas, hubieran sido imposibles de contar. Una de ellas es la del hospital de campaña que se ha habilitado a las afueras de Madrid para atender a los miles de enfermos de Covid-19 en esa ciudad. Desde la entrada del lugar, pudo hablar con enfermeras y pacientes curados que transitaban entre los militares que cuidaban la instalación. Galaup asegura que poder estar allí, además de permitirle contar la historia, le permitió ver la magnitud de lo que la crisis ha significado para su ciudad.

“A mí también me cuesta pensar no poder salir y no cubrir eso que está pasando en tu país. Me daría rabia no poder ver lo que está pasando, hablar con la gente y tener la conexión real para luego contarlo y poner en contexto a los que leen. Mostrarles lo que está sucediendo”, asegura Galaup.

“Es que es la noticia más importante que hemos cubierto en nuestras vidas, obviamente lo que querés hacer es salir a contarla porque realmente es la historia de tu vida”, asegura Natalia Chianterolli. “Es verdad que hay unos riesgos y siempre tenemos que evaluar el costo que salir puede tener para nosotros y para la sociedad. Pero el punto es que el periodismo es un servicio social y en ese sentido se justifica salir para contar lo que está pasando”.

Los riesgos, de todas formas, tienen el potencial de volverse fatales para los periodistas que salen para contarle a los que están encerrados lo que pasa afuera de sus puertas. En Ecuador, donde hasta el momento van al menos 3.100 casos confirmados y 120 muertes, cuatro periodistas han muerto por el Covid-19. Otros 14 están aislados por presentar síntomas de la enfermedad. Varios de ellos habían estado en contacto con personas contagiadas sin contar con medidas de seguridad apropiadas.

Esto nos ha devuelto a una situación de empatía frente a lo colectivo. Lo que deseo es que estas historias que estamos contando ahora y que tienen que ver con los más vulnerables, se puedan sostener en el tiempo.

El riesgo que significa salir a la calle para un periodista, para Yolanda Ruiz, no representa un dilema ético entre si el oficio debería seguir haciéndose o no. Eso no lo pone en duda. 

“No es un dilema en la medida en que somos un servicio público, es como si los médicos o las enfermeras se preguntaran si tienen que ir a trabajar. Los periodistas tenemos que estar en donde nos necesiten y en este momento nos necesitan en la calle. Lo que sí debemos pedir son condiciones de seguridad. Los periodistas hemos cubierto la guerra y necesitamos cubrir la guerra. Pero eso no significa ponerse en la mitad del fuego cruzado. El periodista se cuida”, asegura Ruiz.

 

El hierro se forja en caliente

En medio de los riesgos y los nuevos retos de hacer periodismo desde la cuarentena, lo cierto es que el periodismo parece estarse reinventando en medio de la crisis. Porque el hierro se forja en caliente. 

Para Marta Beltrán, para Natalia Chientarolli y para Yolanda Ruiz, el periodismo en este tiempo se ha recordado su función esencial: informar con rigor y responsabilidad lo que la gente necesita saber. Además, para las tres periodistas, la crisis también ha implicado imprimirle al periodismo tonos más humanos y empáticos que responden al giro introspectivo y de urgencia humana en los que nos ha sumido la crisis. Pero qué tanto de eso quedará después de la crisis es algo sobre lo que las tres periodistas afirman no tener seguridad, aunque sí expectativas.

“Esto nos ha devuelto a una situación de empatía frente a lo colectivo. Lo que deseo es que estas historias que estamos contando ahora y que tienen tanto que ver con la situación de los más vulnerables frente a algo que nos afecta a todos, se pueda sostener en el tiempo. Estamos viendo que hay decisiones que afectan a la economía de los países pero sobre todo a los que se quedan sin trabajo, a la gente que no tiene para pagar el alquiler. Creo que eso es una parte de la información que ha estado un poco relegada, por lo menos en España. Tengo la esperanza de que después de esto seamos personas más empáticas y que nuestro trabajo tenga más que ver con eso. Que contemos las historias desde un lugar más social, más colectivo”, dice Chientarolli.

“No sé qué vaya a pasar después pero yo soy optimista. En mi posición personal he reafirmado cada una de las ideas que tengo sobre el periodismo. Una tras otra. Que es un servicio público, que se hace con responsabilidad y ética. Que el periodismo no se hace para el ego del periodista. Lo he reafirmado en cada uno de los días de esta pandemia. Eso para mí ha sido profundamente valioso”, asegura Ruiz.

Por el momento, mientras día a día se va resolviendo la crisis global, el periodismo sigue también a diario funcionando y reinventándose para adaptarse a las nuevas circunstancias sin dejar de contarle a la gente lo que pasa más allá de sus ventanas. Después de todo, serán los periodistas los que nos contarán el final de la crisis.

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