Toloposungo: ‘Todos los policías son una gonorrea’
Es como se denomina el movimiento trans marica contra la violencia policial formado por integrantes de la Red Comunitaria Trans y Las Tupamaras que, con su cuerpo y no con armas, se toman el espacio público para denunciar el exceso de violencia de la fuerza pública en Colombia.
Vengan las travestis del sur / Vengan de todos los pueblos a cruzar los horizontes / Vengan las queer del oeste / Y las hermanas del este / que día a día nos mata todo el mundo impunemente. / Por las que están. / Las que no están. / Las que peligran. / Toloposungo Toloposungo.
Del mismo color verde neón del antiguo uniforme de los agentes de policía en Colombia son las prendas que cubren lo que en exceso se nota: el cuerpo, la carne, la piel. Desnuda y sostenida por los huesos en una tierra en la que las armas se esconden bajo la sotana. Inspirades en Las tesis, el colectivo chileno que se convirtió en un fenómeno por su performance ‘Un violador en tu camino’, Toloposungo hace su puesta en escena mientras anima la arenga Todos Los Policías son Una Gonorrea, lo mismo que A.C.A.B. pero en parlache sabor macondo.
La chispa de hacer de la coreografía una denuncia performática encendió la voluntad de miembres de la Red Comunitaria Trans, en Bogotá, y de Las Tupamaras, en Medellín quienes desde 2019 sumaron fuerzas y acordaron llevar a otro nivel el reclamo dentro de sus agendas, específicamente, frente a la violencia que la fuerza pública está ejerciendo sobre los cuerpos en Colombia.
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“Un violador en tu camino” se tomó las calles de Colombia y de todo el mundo. Desató un espacio ruidoso de denuncia por violencias de género. Y, en medio del Paro Nacional, ha servido para unir movimientos feministas antes fragmentados.
Tan solo en 2020, como panorama general, contaron 388 violencias (física, psicológica, y sexual) contra personas LGBTIQ+, de las cuales 167 fueron contra personas transgénero; 58 contra mujeres lesbianas; 130 a hombres gais; 17 a bisexuales y 16 de otras identidades. Y, de estas, 36 fueron atribuidas a la Policía Nacional, según datos de la Defensoría del Pueblo.
Azul, director y coreógrafo de este movimiento, asegura que no solo la ciudadanía normaliza estas muertes como si no fuera una cifra alarmante, sino también que nos creemos el cuento de que muchas de estas ocurrieron en riñas, estigmatizando peor a quienes ya se suelen encontrar en estados de tortura.
“Las instituciones y la prensa”, advierte Azul, “llegaron a establecer más violencia incluso al nombrar a las víctimas de una manera contraria a su reconocimiento identitario”. Explica que el Estado propone unos parámetros de comportamientos evidentemente heteronormativos, que son los mismos que pretenden se caigan y que tiene que haber un lugar en este país, como defienden, para la “Tomba Travesti del Futuro”.
Toloposungo, entonces, no es solo contracultural, también contraestatal. Están cansades de la criminalización sobre el cuerpo por quienes tienen el monopolio de las armas. Y la violencia policial para el colective, dice Azul, se desbordó en pandemia y elles fueron apareciendo en el escenario de manera proporcional al aumento de esas agresiones. “Este Paro Nacional dejó muchísimos muertos y agresiones altísimas a los derechos humanos. Toloposungo es transincluyente, eso quiere decir, libre de fobias y juzgamiento”.
Pero no aspiran a representación política. Pese a que defienden una reforma policial y hasta se declaran antimilitaristas, el primer paso para elles es salir del lugar oculto en que les quieren tener sometides. “Poder apropiarnos del espacio público es más importante que tener una cuota política: nuestro comportamiento y lo que nos representa siempre ha sido escondido, velado, retirado. Somos abiertamente las disidencias y hasta nosotres hemos buscado lugares, siendo apartados, hacia la noche y la oscuridad. Salimos a mostrar que estamos, que también nos incomoda y que vamos a defender no solo nuestros derechos sino los de todes”.
Lo que es frecuente en este país es que en escenarios de campaña y proselitismo político se suelan integrar a las agendas de los candidatos las que le son propias a movimientos de resistencia trans, maricas, afrodescendientes, indígenas, grupos feministas y el transversal fantasma de ‘lo joven’. Pero Azul también reconoce que elles, en sí mismes, no tienen una formación ni vocación política, sino cultural y artística. “Y nadie nos representa, identifica, defiende, nos da seguridad, conoce nuestras vivencias. Siempre hay solo una instrumentalización”.
Violento, facho y asesino del estado. / Te desarmaré, por matar mis ilusiones. / Que cada bala vuelva a ti. / Mi cuerpo no es criminal. / Lucho con mi cuerpo. / Asesino verde neón. / Somos las putas. / Las de la digna rabia. / Las innombrables. / Todas, todas, todas, todas, todas. / Mallas, tacón y travestimos. / Contra los tombos./ Toloposungo toloposungo. /Todos los policías son una gonorrea. / Represor, violentador. / Juraste proteger a un estado malhechor.
La primera intervención pública fue en noviembre de 2019 cuando se presentaron en la marcha en Bogotá el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer e irrumpieron en medio de la manifestación con voguing, una danza global que hace ver al cuerpo como un resorte en el suelo con contorsiones que requieren destreza para estar durante minutos, al ritmo de la música, en cuclillas sobre los talones.
La segunda fue una presencia persistente en las movilizaciones posteriores, sobre todo las de septiembre de 2020 que estuvieron signadas por el rechazo al comportamiento restrictivo y violento de la fuerza pública en medio de una pandemia y los homicidios de personas que protestaron por el asesinato del abogado Javier Ordoñez.
Azul advierte que elles no necesitan armamento ni responder a la violencia que reciben con balas ni piedras, “ponemos el cuerpo y en ropa diminuta porque es todo lo que tenemos”.
Estuvieron en las movilizaciones inéditas y multitudinarias de este 2021 en Colombia y en la jornada de #YoMarchoTrans. Recientemente estuvieron en Medellín, en el Festival de las Artes Eróticas FAE, donde con antorchas terminaron por encender con fuego la antesala de la Iglesia Metropolitana, una de las más antiguas de la ciudad, y vociferaron entre todes el manifiesto que en este texto aparece.
Nosotres gritamos / Abolición policial / Abolición policial / Abolición policial. / No es una manzana / Es todo el árbol / No es una manzana / Es todo el árbol / Institución podrida. / Que el amor sea el arma más letal. / Somos diversidad. / No más impuestos para matar. / Dolor humano. / Dolor corporal. / Dolor real. / Justicia, justicia, YA.
Video tomado por: Michael González
Posteriormente estuvieron en la Plaza de Botero, fluorescentes sobresalían en medio de las esculturas, bailando equidistantes entre el Palacio Calibió o de la Cultura y el Museo de Antioquia, donde se reúnen desde muy temprano las trabajadoras sexuales. Junto a Putamente Poderosas hicieron su voguing como método de protesta por la inversión de 300 millones de pesos en unos «bastidores metálicos y mallas electro» que encierran 317 metros cuadrados de la Plaza. Esto fue una iniciativa de la Gerencia del Centro de la ciudad; la Alcaldía y empresas privadas que justifican su cerca con la frase “Centro Consentido”.
Melissa Toro, líder de Putamente Poderosas, cuestionó el impacto de esta cerca junto a Tolopusungo ya que las y los vendedores ambulantes del sector se ven perjudicadxs, así como las trabajadoras sexuales, pues Toro reconoció que le llamaron a preguntar si de pronto había mujeres de su colectivo interesadas en “abrir y cerrar la reja”, dado que ese era su lugar de trabajo. Después de todo, solo pueden estar dentro del perímetro en horarios permitidos.
La gonorrea nos va a matar. / No tienes mi permiso para cuidar. / Soñar que tú no estas, es radical. / Matar, matar, matar. / La gonorrea se va a lucrar. / Tu falo golpeador. / Tu falo penetrador. / Violador. / Desmovilízate paraco. / Desmovilízate paraco. / Desmovilízate paraco. / Institución paramilitar. / Que sus almas / sus cuerpos / uniformes y armas se quemen. / En el fuego de nuestra justa y digna rabia. / Somos perseguidas, / violadas, / desaparecidas. / Siempre tenemos que sobrevivir, / Y nunca podemos vivir. / No volveremos a callarnos. / Somos la renovación de un color. / No más asesinatos. / Toloposungo toloposungo.
Toloposungo proyecta instaurar una ‘escuela popular comunitaria travesti puteril’, donde sea posible sintetizar el porqué del odio que le tienen a la policía y el porqué de que “este raye”, en sus palabras, “tenga que hacer parte de la formación histórica de nuestro país y funcionar como detonante de creación popular”. En últimas, creen que sí pueden entrar en mesas de diálogo donde sea posible crear, para más adelante, redes de apoyo trans marica con miras al Congreso, con todas las disidencias de género. Pero eso, dice Azul, tomará tiempo.
En un país como el nuestro, donde como dice la artista performática Nadia Granados, es preferible ver la sangre de una masacre a la sangre de menstruación, poner el cuerpo significa también mostrar la vulnerabilidad y fragilidad de la carne. Y todo el amor que puede estar contenido en el mismo territorio humano que es la piel, tejido de disputa. “Si nos mandan granadas, ¿qué hacemos? mover el cuerpo y gritar, sin ser violentes ni producir miedo. En nuestra comunidad hay sesgos, pero a Tolopusungo pertencen hasta personas cisgénerohetero, y lo que tenemos en común es que estamos en contra de lo que hace este Estado con todo lo que no sea hegemónico”, declara Azul.
Amigos / Amigas / Amigues / Queremos que caminen libremente. / Trepados. / Trepadas. Trepades. / Queremos que muera el tombo violador. / El tombo asesino. / El tombo que me mira con deseo, depravación e indolencia. / El tombo que los juzga, / los apunta y les quema, / el corazón, / el alma, / el cuerpo. / La vida. / Todos los policías son una gonorrea*.