Hace cinco meses me mudé a un apartamento que da hacia la séptima en Bogotá. Tiene vidrios que aíslan el ruido y unos ventanales que dan una vista amplia hacia los cerros. Amanecer en el apartamento es un espectáculo, la luz del sol entra a mi cuarto (cuando no llueve como ahora), se ven las nubes y el cielo azul ahí mismo. Solo falta que los pajaritos de Blancanieves me vistan y todo sería CASI perfecto.
Casi, porque no tengo cortinas para ponerle a los ventanales. El reto de todas las mañanas es evitar que me vean desfilando como me trajeron al mundo. Intenté (en vano) pegar una sábana en la mitad de las ventanas. Mi iniciativa funcionó los primeros meses y ahora acepto mi rutina voyerista. Después de todo, sigo en mis veintes y todavía puedo tener la casa en el aire.
Con lo que no contaba era experimentar sentirme en «La Ventana Indiscreta» de Hitchcock.
Después de terminar mi clase de boxeo con @thebosstrainer , mi roomate me envío un vídeo grabado con mucho zoom, desde el otro lado de la séptima, donde se ve la sala y las dos personas que estaban en clase de boxeo, mi entrenador y yo. Todo termino siendo una broma de un amigo de él que sabe que vivimos ahí y le pareció chistoso grabarnos y mandarlo.
Pero honestamente, no hay razón para escandalizarme por esta situación. Nuestras vidas están en una vitrina en la que nosotros mismos hemos puesto fotos, intereses, eventos, gustos y opiniones. Sólo que esa vitrina no siempre son las ventanas de mi casa sino mi perfil de facebook, instagram o twitter.
Cada uno tiene su ventana indiscreta al igual que Jeff en la película de Hitchcock. Sólo que las nuestras están en las pantallas negras portátiles, con la ventaja de poder elegir a quién vemos y cómo nos vemos. Es una nueva realidad estar enterado de todos los eventos de la vida de una persona que puede que no le hayas hablado en años. La información está ahí, a unos clics o apps de distancia.
A nuestros papás, máximo, alguien les contaba en la calle que fulano ahora vive en tal parte, pero no sabía cómo era el apartamento por fotos o los detalles de la mudanza.
Lo miedoso o peligroso, es lo que se puede hacer con todo eso que hemos puesto en esa vitrina donde todo está a la vista. No en vano está Mark Zuckerberg en una audiencia en el congreso de los Estados Unidos porque Cambridge Analytica obtuvo acceso a los datos de millones de usuarios de Facebook, sin el consentimiento de éstos.
No en vano en algunas partes del mundo no le dan importancia a ser alguien en redes porque es mejor mantener un bajo perfil.
Orwell ya nos había contado de esta situación en su libro 1984, pero al contrario de Huxley nunca imaginó que seríamos tan felices poniendo todo a la vista nosotros mismos, sin que nos obligaran.
Debería ponerme seria y empezar a cotizar esas cortinas.
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