¿Quién será el próximo Rector de la Universidad de los Andes? Tres trinos proféticos…
En la Universidad de los Andes se dice que ya quedó armada la terna de candidatos para la rectoría: Mauricio Cárdenas, Ana María Ibáñez y Alejandro Gaviria (lástima, se quedó por fuera otra candidata: Silvia Restrepo, actual vicerrectora de Investigación y Creación). La comunicación de la postulación de estos tres economistas ha sido económica: primero, […]
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Lucas Ospina
10.05.2019
En la Universidad de los Andes se dice que ya quedó armada la terna de candidatos para la rectoría: Mauricio Cárdenas, Ana María Ibáñez y Alejandro Gaviria (lástima, se quedó por fuera otra candidata: Silvia Restrepo, actual vicerrectora de Investigación y Creación).
La comunicación de la postulación de estos tres economistas ha sido económica: primero, cuando no había terna, se anunció el proceso en un par de correos oficiales, pero ahora, en las finales, solo hay un rumor que corre de corredor en corredor en el voz a voz de esa inmensa minoría que muestra interés por la política uniandina.
Los Andes, la «universidad más pública del país» como la llamó el actual Rector Pablo Navas, no se caracteriza por ser muy pública al momento de hacer públicos algunos de sus procesos. Y menos cuando se trata de participarlos entre el amplio público de su comunidad ―profesores de planta y de cátedra, estudiantes y personal administrativo―. A pesar de que comunicación y comunidad son palabras que comparten una misma raíz, pocos entienden la fractura que produce una comunicación parcial: sin la comunión de la palabra el común de la gente se debate entre la ansiedad, la obediencia y la apatía. A falta de mecanismos veraces de participación política, la decisión de elegir al Rector, a los vicerrectores y a los decanos continúa siendo un misterio propio y exclusivo del Comité Directivo.
Así las cosas, ante esta abstención electoral propiciada y obligada, lo único que queda es votar con el deseo y dejar volar la imaginación. Por ejemplo, al observar lo que trinaron Cárdenas, Ibáñez y Gaviria en sus cuentas de Twitter el martes 7 de mayo, resaltan tres trinos que dan cuenta del valor que dan a la palabra cada uno de los aspirantes, un trío de trinos proféticos que comunican lo que podría ser la rectoría de cada uno:
Mauricio Cárdenas Santa María, el hijo de Jorge Cárdenas Gutiérrez ―exgerente de la antes poderosa Federación Nacional de Cafeteros ―, y muchas veces ministro (Gobiernos Gaviria 1993, Pastrana 1998, Santos 2012), trinó con entusiasmo mercantil para celebrar las grandezas de un pequeño periodista que entrevistaba a su avatar empresarial:
Ana María Ibañéz, profesora y exdecana de la Facultad de Economía, y tal vez una de las personas que más sabe y ha investigado sobre el problema de la tierra y la desigualdad en Colombia, trinó con su usual generosidad y coherencia para destacar y compartir el trabajo de otros:
(«Violencia, pobreza y desesperanza: un documento extremadamente interesante sobre cómo el conflicto aumenta la pobreza a través de los efectos psicológicos. Trabajo mediante @Andr3sMoya y Michael Carter.»)
Alejandro Gaviria, profesor y exdecano de la Facultad de Economía, exministro de Salud (Gobierno Santos, 2012), y ante todo lector y de paso escritor, o persona que ejercita el arte de pensar con la escritura, trinó para enviar a sus lectores a un texto propio que escribió para celebrar los 80 años de su padre; un escrito repentista armado en líneas de recuerdos a partir de una memoria sobre la justicia, una entrada sensible y necesaria para un país donde abunda la solemnidad de los patriarcas pero pocos padres tienen la valentía de tomarse su rol en serio:
pasó hace ya muchos años
[hoy estamos protestando y celebrando el paso de los años]
cuarto de bachillerato
un compañero había sido expulsado por nada, por un capricho
en protesta
otra compañera, Margarita, piernona, recuerdo bien, destrozó un ventanal con una tapa de pupitre
un estruendo de consecuencias
un escándalo mayor
la amenaza de una expulsión masiva
«todas las manzanas se pudrieron», dijo un profesor
[pobre güevón]
escribí una versión del suceso
la leí en frente de la clase en taller literario
terminaba con un homenaje al compañero expulsado
una víctima del poder caprichoso
justificaba a Margarita
todos aplaudieron con rabia
una forma de protesta
la investigación siguió su curso ominoso
citaron a los padres al colegio
llegaron cumplidos
Ocuparon una mesa en un salón contiguo a la rectoría con sus gabinetes de vidrio y ceniceros de plástico
la estética de otros tiempos
los estudiantes
[nosotros]
parados, formábamos un cuadrilátero alrededor de la mesa
El rector hizo un recuento de lo ocurrido
el ventanal destrozado
la insolencia compartida
el desprecio por la autoridad
las risas desafiantes
la altanería adolescente
[Margarita, la piernona, era una líder natural]
hablaron después algunos padres
pidieron perdón
lamentaron la pérdida de valores de la juventud
el papá de Mauricio, el compañero expulsado
[baterista, catador de hongos de boñiga, una estrella plateada en su oreja izquierda]
pidió la palabra
leyó mi relato de la protesta
el homenaje a su hijo
[a quien se lo había regalado días antes]
tenía una voz de locutor
hacia unas pausas enfáticas
terminó la lectura con un gesto de alivio
jah
nadie dijo nada más
salimos
creí que me iban a matar
“eso fue Margarita”, iba a decir
“¿quién escribió la historia?”, me preguntó
“yo”, respondí resignado
“excelente”, me dijo mi papá con una risa cómplice
así lo tengo en la memoria
así lo he recordado por años
se trata, digamos, de una herencia familiar
la intolerancia ante la injusticia
la protesta ante el poder caprichoso
la manía de burlarse de jefes y directivos
la idea simple pero definitoria de que hay algunas cosas que no podemos aceptar
esa idea que hoy, más que nunca, quiero entre lágrimas recordar
hace un mes acusaron a un profesor de tomás de acoso sexual
había sentado inocentemente a una niña en sus piernas
iba a ser expulsado
“no hizo nada, es muy buena persona, que injusticia, cómo hacen eso, además es gay”
dijo tommy con los ojos aguados
oyéndolo pensé inmediatamente, la herencia está a salvo
el nieto tampoco sabe tolerar la injusticia
gracias papi
seguiremos rebelándonos un poco en contra de lo que no está bien en este hijueputa mundo