La población de recicladoras es una de las poblaciones más vulnerables y precarizadas. En su trabajo no solo se ven expuestas al covid, pues muchas no cuentan con las medidas de bioseguridad, sino también a la violencia de los ciudadanos que las estigmatizan y a los hostigamientos de la policía y de los trabajadores de seguridad privada. Sin embargo, estas trabajadoras son esenciales y están en centro de la posibilidad de mitigar la crisis ambiental que estamos atravesando. Hasta que, como ciudadanos, no entendamos que la labor que ellas hacen es un servicio público, de cuidado, que hace posible que continuemos viviendo en nuestras ciudades, ellas seguirán sufriendo de estigmatización que pone en riesgo su vida.  ¿Cómo viven las recicladoras los roles de género? ¿Es posible pensar en estrategias para desprecarizar su trabajo y generarles más garantías? ¿Cuál es la importancia política de la agremiación y qué podemos las feministas aprender de su estructura política? 

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