La cuarentena sigue, ahora más localizada, y los asesinatos de mujeres por ser mujeres también. En marzo, cuando comenzó la cuarentena, fueron 9 casos. En abril, fueron 12. En mayo, la cifra aumentó a 21 casos. Es decir, 42 mujeres asesinadas en los primeros 68 días de cuarentena. Además, contamos 24 en junio y en julio fueron 25. Así, hemos contado 91 feminicidios en 128 días de aislamiento obligatorio nacional. Una mujer asesinada cada día de por medio.
De las 25 mujeres asesinadas este mes, 7 eran venezolanas: mujeres que migraron y vivían en Colombia en extremas condiciones de vulnerabilidad. Es la cifra más alta que hemos registrado desde que empezamos a hacer este conteo, hace un año y medio.
Además, dos eran lideresas, dos eran mujeres trans, dos fueron asesinadas, al parecer, en casos relacionados con venganzas a sus parejas (y por actores armados) y una estaba embarazada. Este mes también fueron violadas, torturadas y asesinadas tres niñas de 4, 7 y 16 años. Las dos últimas en el departamento del Putumayo.
Las mataron como generalmente lo hacen: a puñaladas, degolladas, a machetazos, golpeadas, a tiros, asfixiadas, violadas, desmembradas. Los asesinos siguen siendo los mismos: once fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas, cuatro por conocidos, cinco por grupos armados ilegales. Y aunque la Fiscalía anunció este mes que había esclarecido el 90.5 % de los feminicidios que se han presentado este año, en julio sólo hubo nueve capturas, incluyendo a un agresor que mató a su pareja y a su vecina.
Sabemos que las cifras sobre feminicidios cambian según las fuentes, y que en todos los casos hay un subregistro. Aún así, seguimos armando la lista de mujeres asesinadas por su condición de ser mujeres teniendo en cuenta no sólo el dictamen de la Fiscalía –que es la que tipifica este crimen– sino también las condiciones en las que las mataron: por la sevicia con las que las atacaron, porque la mayoría conocía a sus agresores, o porque ocurrieron en zonas donde los cuerpos de las mujeres entran también en las disputas entre los actores armados.
Este es el doloroso conteo de las mujeres que fueron asesinadas en el país en el mes que acaba de pasar, y que esta revista construye mes a mes rescatando los casos registrados por la prensa —en su inmensa mayoría regional y popular— y por organizaciones que defienden los derechos de las mujeres. Sabemos que se trata de un subregistro, que además de estos hay muchos casos más. Sabemos, además, que en estos tiempos de cuarentena y restricciones, en los que existen otras urgencias vitales y donde los procesos de denuncia pueden disminuir, el subregistro debe ser aún mayor. Este listado, sin embargo, es también una postal de esta forma de violencia en Colombia.
I.
A Rosa Lorena González su pareja la asfixió. Era vendedora informal y vivía con él en un apartahotel en el centro de Cali. La tarde del 2 de julio, las autoridades encontraron su cuerpo en la habitación. Varios testigos dijeron que la pareja discutía constantemente y que ya había intentado ahorcarla. No hay ningún capturado.
II.
Eileen Salomé Segura tenía 4 años. El 29 de junio, Sebastián Mieles, que trabajaba en la finca de los papás de Salomé, la raptó, la violó y la torturó. Tres días después su familia la encontró cerca a una quebrada semidesnuda, inconsciente y tapada con unas piedras. La niña alcanzó a ser llevada al hospital pero el 4 de julio murió. El agresor fue capturado y enviado a prisión por los delitos de feminicidio agravado y acceso carnal violento contra menor de 14 años. No aceptó los cargos.
III.
Zurisaday Varela Cárdenas, de 39 años, fue asesinada el 4 de julio en su casa en Roldanillo, Valle. Hasta allá llegaron hombres armados que le dispararon hasta matarla. Era reconocida en el municipio, según medios locales, por liderar procesos de la comunidad LGTBI. No hay pistas sobre sus agresores.
IV.
Ana Rosa García Pérez era venezolana, tenía 23 años y era madre de un niño de cuatro años. Hacía meses que se había separado de Alexander Matiz, cansada de los maltratos a los que él la sometía, y se mudó a una finca en Inírida, Guainía, donde trabajaba como cuidandera. El 4 de julio, Matiz llegó a buscarla a la finca, la violó, la asfixió y luego huyó. La Policía lo capturó casi un mes después y la Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado “por la sevicia y por la condición de indefensión o inferioridad de la víctima”.
V. y VI.
El 5 de julio, Yelsy Javielis Mendoza Monterrey salió corriendo de su casa en Maní, Casanare, a buscar refugio donde su vecina Juzmen Yarisbed Arroyo Terán. Víctor Manuel Quiñonez, su pareja, y quien acababa de atacarla en un ataque de celos, se fue tras ella y les disparó a ambas hasta matarlas. También hirió al hijo de Juzmen, de 14 años, en la cara. El agresor, que estaba borracho, se quedó dormido entre los dos cuerpos y el menor pudo llamar a la Policía. El agresor fue capturado y la Fiscalía le imputó el delito de doble feminicidio. Yelsy tenía 27 años y Juzmen tenía 32. Las dos eran venezolanas.
VII.
Angela Tatiana Vargas tenía 9 años y vivía con sus papás en Puerto Guzmán, Putumayo. El pasado 5 de julio, la Policía reportó que la niña se había ahorcado con una soga y dijeron que se trataba de un suicidio. Días después, medios de la región y organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres como Mujeres Tejedoras de Vida del Putumayo reportaron que, tras hacer la necropsia, las autoridades investigan si se trató de una violación y un feminicidio porque al parecer encontraron rastros de abuso sexual en su cuerpo. Todavía no hay capturados.
VIII.
Durante dos días, Paola del Carmen Mena Ortiz estuvo desaparecida. El 5 de julio pobladores del sector de San Juan de Micay, en El Tambo, Cauca, encontraron su cuerpo desmembrado, al parecer con un machete, cerca a un río. La comunidad, sin embargo, no rescató su cuerpo por temor a represalias de las disidencias de las Farc, a quienes las autoridades acusan de ser sus asesinos. Paola del Carmen era madre cabeza de familia, campesina y hacía parte del Consejo Comunitario Afro Renacer. Era víctima de desplazamiento forzado en esta misma región donde los líderes sociales reportan homicidios selectivos y amenazas de muerte.
IX.
A Shantall Escalona Guarenas sus agresores la persiguieron, la alcanzaron y la mataron a tiros en Medellín el pasado 6 de julio. Era una mujer trans, venezolana y que se dedicaba al trabajo sexual. Sus conocidos dijeron que no tenía amenazas. No hay ningún capturado. Es la segunda mujer trans y venezolana asesinada en Medellín este año.
X.
El 6 de julio, Catherine Villegas Bechoche estaba reunida con unos amigos en Cali cuando entre ellos se desató una discusión. Un hombre, a quién la familia de Catherine reconoció como ‘amigo’ de ella, desenfundó un arma y le disparó hasta matarla. El agresor fue capturado.
XI.
El 10 de julio, Leidy Padilla Daza estaba trabajando en su peluquería de Valledupar, Cesar, cuando un hombre llegó a buscarla, la obligó a salir del local, discutió con ella en la calle y le clavó dos puñaladas en el abdomen y en el cuello. Leidy tenía 41 años, era una mujer trans, lideraba acciones para la prevención del VIH en el espacio público y hacía parte de la organización Matices, que defiende los derechos de la población LGBTI. No hay capturados.
XII.
Rosa Angélica Miranda fue asesinada a tiros por su pareja en Guachené, Cauca, el 12 de julio. Rosa tenía 23 años. El agresor fue capturado por los vecinos y entregado a la Policía.
XIII.
Leidy Diana Salazar Torres tenía 37 años y vivía sola en un apartamento en Soacha, Cundinamarca. El 12 de julio, uno de sus cuatro hijos llegó a buscarla, y aunque llamó a la puerta varias veces, Leidy no abrió. Se metió por la ventana y encontró el cuerpo de Leidy con heridas de puñal en el tórax, el cuello, los brazos y los hombros. Los vecinos dijeron que la noche anterior en su casa hubo una reunión y que sospechan que fue un conocido porque la puerta no estaba forzada. Leidy trabajaba como empleada doméstica en casas del sector y hace poco había terminado una relación con un hombre. No hay pistas sobre sus agresores.
XIV.
Kelly Johanna Heredia Mendoza tenía 23 años y cinco meses de embarazo. A las 7 de la mañana del 14 de julio, estaba en su casa en un barrio de invasión en Cali, cuando su expareja llegó a buscarla, discutieron y la mató a tiros. Luego intentó suicidarse con la misma arma. Sus vecinos alcanzaron a llevar a Kelly al hospital, pero tanto ella como su bebé murieron. El agresor sí sobrevivió y fue capturado e imputado por los delitos de feminicidio agravado. Fue enviado a la cárcel.
XV.
Erika Charry tenía 16 años y pertenecía a la comunidad indígena de Muruy, en Puerto Leguízamo, Putumayo. Estuvo desaparecida durante tres días hasta el 15 de julio, cuando unos vecinos encontraron su cuerpo en alto estado de descomposición en un lote de un colegio. Fue asesinada con sevicia, torturada y violada, según la presidenta de la Alianza de Mujeres Tejedoras de Vida del Putumayo, Fátima Muriel. El abogado de la familia de Erika denunció demoras en la investigación. Todavía no hay capturados.
XVI.
El 16 de julio, Sara Narváez Villa fue asesinada con más de 15 puñaladas en la espalda, el pecho, la mano derecha, la pierna derecha, el cuello y sus genitales. Estaba caminando hacia su casa, a tres kilómetros de dónde quedó su cuerpo en la vía que comunica a Medellín con Heliconia, luego de haber compartido un rato con amigos en una tienda. Tenía 20 años, era madre de un niño de 4 años y estudiaba administración de empresas. Había denunciado a su pareja porque la sometía a agresiones físicas. No hay capturados.
XVII.
María Denis García Calderón, de 50 años, discutió con su pareja, Lisandro Sala Castro en su casa en el municipio de Altos del Rosario, en Bolívar. Los vecinos oyeron la pelea y luego vieron a Sala Castro salir de la casa a emborracharse en una tienda cerca. A las 2 de la mañana del 17 de julio, el agresor regresó y degolló a María Denis con un cuchillo. La Policía lo capturó y la Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado.
XVIII.
Luz Estela Burgos Mabesoy, de 34 años, fue una de las cuatro víctimas de una masacre que ocurrió el 18 de julio en Algeciras, Huila. Esa noche, hombres armados llegaron en una camioneta 4×4 y al menos cuatro motos y fueron casa por casa buscando a sus víctimas. Primero llegaron a la casa donde viven varias familias campesinas, incluyendo a Luz Estela y un muchacho de 16 años. A ambos los sacaron de la casa a la fuerza y les dispararon varias veces hasta matarlos. Ella nació en Putumayo, era madre de dos hijos, y según un medio local, era la pareja de alias ‘Sijín’, un integrante de la Unidad Óscar Mondragón de la Segunda Marquetalia, capturado el pasado 6 de junio, y hermano de Nencer Barrera Bustos, un reincorporado que firmó el Acuerdo de Paz. Las autoridades dicen que la masacre fue cometida por la Unidad Óscar Mondragón de la Segunda Marquetalia, el grupo que creó ‘Iván Márquez’ cuando regresó a las armas el año pasado, y al que pertenecía la pareja de Luz Estela hasta antes de ser capturado, por lo que su asesinato se pudo tratar de una represalia contra él. Los otros tres hombres asesinados esa noche, según el Ejército, pertenecían al mismo grupo.
XIX. y XX.
El 18 de julio, María José Hernández Márquez, de 24 años, y Yanexy Carolina Lugo Bracho, de 22, fueron vistas en una camioneta que pasó por un puesto de control del coronavirus en Buenos Aires, Cauca. Al cabo de un rato, la camioneta pasó por el mismo puesto de control pero ya no estaban las dos mujeres. Las asesinaron a tiros. Las dos eran venezolanas y trabajadoras sexuales. En la zona opera una disidencia de las Farc que se disputa el territorio con el Clan del Golfo. No hay capturados.
XXI.
Los vecinos de Rosa Angélica Ramos Lozano la escuchaban pelear constantemente con su pareja en su apartamento de Soacha, Cundinamarca. Sabían que él le pegaba. La noche del 19 de julio los oyeron pelear otra vez y una vecina salió a golpearles para que pararan. El agresor salió y le dijo a la vecina que ya iban a calmarse, pero ya había matado con varias puñaladas a Rosa Angélica, cuyo cuerpo estaba semidesnudo y cubierto solo con una sábana en medio de un charco de sangre. El agresor huyó pero la Policía lo capturó a los dos días. Ambos eran venezolanos y llegaron a Colombia juntos hacía un año. Rosa tenía 27 años y era madre de un niño que quería traerse al país.
XXII.
María Angélica Polanco Miranda era profesora de un colegio en Barrancabermeja, Santander, madre de tres niños de 6 meses, 3 y 11 años y tenía 38 años. La noche del 17 de julio recibió una llamada de su expareja y quedó registrado en una cámara de seguridad cuando se subió a un carro. Estuvo desaparecida durante 4 días hasta que el 21 de julio en una zona rural del municipio, unos vecinos encontraron su cuerpo en alto estado de descomposición. Al parecer la asfixiaron y le fracturaron dos piernas. Su ex pareja reconoce que la vio ese día pero niega haberla asesinado. Sin embargo, la Fiscalía lo vinculó al proceso por su asesinato que su familia y amigos catalogan como un feminicidio.
XXIII.
La tarde del 22 de julio, Nini Julieth Pineda, de 24 años, recibió una llamada en su celular y salió de su casa en la localidad de Suba, en Bogotá. Las cámaras de seguridad del sector mostraron que afuera se encontró con su expareja, un hombre con el que tuvo una relación de 8 años, y con el que tenía una niña de 6. Discutieron, el hombre le disparó tres tiros en la cabeza y huyó en un taxi. La Policía busca al agresor que, al parecer, se llevó a la niña y no volvió a contestar su celular.
XXIV.
El 23 de julio 10 hombres armados llegaron a la finca donde vivía Arleth Cecilia Estrada Muñoz en Tarazá, Antioquia. Buscaban a su esposo pero como no lo encontraron, sacaron a Arleth Cecilia a la fuerza, la torturaron y la degollaron en una zona boscosa delante de su hija de 16 años. Según un periodista local, los hombres serían del ‘Clan del Golfo’, pero que “se identificaron como miembros de la Séptima División del Ejército para que la víctima les abriera la puerta”. Arleth tenía 39 años.
XXV.
Mónica Rodríguez murió después de que su expareja, John Elviz Sánchez, fuera a buscarla a su casa en el barrio Alfonso Barberena en Cali. Ocurrió el 29 de julio. Luego de una fuerte discusión, el hombre sacó un arma hechiza y obligó a Mónica a ponerse de rodillas. Entonces, John Elviz Sánchez le disparó dos tiros que alertaron a los vecinos. Al verse descubierto, Sánchez se disparó en la cabeza. Aún con vida, Mónica fue trasladada al Hospital Primitivo Iglesias y luego remitida a la clínica Valle del Lili, donde finalmente murió. Mónica estaba a punto de cumplir 49 años el 7 de agosto.