El universo Carranza: sobre el archivo de María Mercedes Carranza en el BADAC
El universo Carranza es hoy más amplio que antes, merece nuevas indagaciones y se encuentra bien cuidado en un banco de archivos (el del BADAC).
por
Jerónimo Pizarro
profesor de literatura de la Universidad de los Andes
07.08.2024
María Mercedes Carranza. Cortesía: BADAC - Fondo María Mercedes Carranza.
Este texto hace parte del especial “El mundo es esto que miro: vida y obra de María Mercedes Carranza”. Para ver otros textos del especial, haga clic aquí.
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¿Quién fue María Mercedes Carranza?
Cronología de unas de las poetas y gestoras culturales más importantes del s.XX en Colombia.
En un país de pocos archivos literarios de consulta pública, de escasa existencia de fondos abiertos, celebro haber contribuido para que llegara a la Universidad de los Andes el acervo existente de María Mercedes Carranza (1945-2003), que ya ha sido objeto de algunos estudios a puerta cerrada (tiene diarios y cartas que así lo justifican) y de otros que han culminado en un repositorio universitario con “open access” (sobre todo aquellos dedicados a su poesía). Aún son pocos los trabajos de grado (destaco dos, de Andrea Sánchez Valencia: 2018; 2022), pero también son recientes las dos exposiciones que se prepararon para dar a conocer ese acervo: una, en la sala de exposiciones Luis Caballero, en 2023; otra, en el vestíbulo de la Biblioteca Nacional de Colombia, en 2024. Además, solo el 29 de julio se presentó la página del archivo María Mercedes Carranza – BADAC. Más tiempo tiene, pero tampoco tanto, la formación de un semillero de investigación dentro de la Universidad de los Andes (primer semestre de 2017) y una serie de acechos críticos a diversos documentos del archivo en el marco del Seminario de Edición (LITE-3614). Gracias a estos y otros trabajos, fue posible convocar a algunas voces a colaborar en la construcción de un especial sobre María Mercedes Carranza, en Cerosetenta, en modo de homenaje.
Hace poco, en Oporto, estuve recorriendo el archivo de Manuel António Pina (1943-2012), en la Casa dos Livros. Pasé horas. Soy de los que podría dedicar semanas enteras de sus tiempos más libres a todo tipo de papeles, cuadernos, documentos y materiales misceláneos. Es un gusto, una fiebre. Soy de los que un día descubrió cómo se le quedaba corta la noción de obra y como aquello que llamada la obra de un determinado autor (Pessoa, en mi caso) no era más que una pequeña isla de un archipiélago que al que aún no había viajado. Desde entonces, y desde que he buscado valorar, como la Colección Archivos en sus mejores tomos, el material preparatorio de algunas obras (Mensagem, por ejemplo), me he sumergido en cuerpo y alma en las profundidades de algunos fondos. ¿Por qué? Para expandir horizontes, para volver a las fuentes. En el caso de Pina, que ya había sido el de Pessoa, que ya había sido el de Carranza, me volvió a ocurrir lo mismo. Creía conocer lo que recorría, pero una vez empezaba a navegar el archivo y ya no la obra, me perdía al instante. Yo suponía que Pina era un puñado de libros y que los había leído; igual con el autor del Livro do Desassssego o la autora del Canto de las moscas. Como los había leído, los daba por conocidos. Creía que no eran tierra ignota. De alguna forma, los había dejado en los estantes, como un libro ya cerrado. Pero entonces ocurre el momento-archivo, la epifanía-archivo. ¿Y qué sucede? Que todo es o parece desconocido otra vez, además de vasto y difícil de circunnavegar. Que lo que habíamos leído no abarca sino un parte de lo que tenemos ahora ante nosotros. Que necesitamos un mantra, que puede ser el del título del primer libro de poemas de Pina: Ainda não é o fim nem o princípio do Mundo, calma é apenas um pouco tarde (1974).
Como se verá, por este especial y por otros trabajos pasados y por venir, en el caso de María Mercedes Carranza hemos localizado algunos pocos poemas inéditos, hemos recopilado los testimonios textuales de poemas ya editados, hemos leído un epistolario del que casi nada se ha publicado, hemos desempolvado cuadernos que tenían nombres cifrados, hemos desentrañado mejor la participación de Carranza en la Asamblea Nacional Constituyente de Colombia (1991), hemos recuperado textos de gestión cultural e intervención crítica, hemos transcrito con rubor escritos de carácter más íntimo y hemos puesto en una línea del tiempo algunas fotografías, tras corroborar lo poco que se sabe de la vida de la escritora más allá de lo repetido en incontables perfiles cortos. Todo esto hubiera sido imposible sin su acervo, sin esfuerzos colegiados que pusieron en diálogo todo tipo de miradas e intereses, sin ese querer trascender el horizonte de la obra visible. A mi modo de ver, María Mercedes Carranza está eclipsada por su poesía y falta recuperar otros aspectos de su figura. Ella también fue editora, ensayista, dinamizadora cultural y —¿por qué no? basta recordar algunos de sus versos— “madre, ciudadana / hija de familia, amiga / compañera, amante”. Al fin y al cabo, si pensamos en su vida y evocamos el poema “Balance final”, “la vida [es] algo más que una historia desolada”.
Quisiera imaginar este especial como una primera entrega de lo que algunas personas que han tenido acceso al acervo (y cualquier persona puede acceder a él) le devuelven a la poeta colombiana, como una deuda de lectura, emociones y conocimientos. El universo Carranza es hoy más amplio que antes, merece nuevas indagaciones y se encuentra bien cuidado en un banco de archivos (el del BADAC). Ojalá este especial, así como las exposiciones referidas, y otras iniciativas afines, convoquen a más estudiantes, profesores, familiares, allegados y escritores a releer a María Mercedes Carranza y a redescubrir lo mucho que falta por redescubrir. Ella supo decir “las mismas cosas” de nuevas maneras —una preocupación que tuvo desde Vainas y otros poemas (1972)— y supo invocar un lector o visitante que abandonara ciertas poses y supiera leerla como lo haría un semejante (un “semblable”, en palabras de Baudelaire). Que el archivo que hoy conserva y resguarda la Universidad de los Andes sea el punto o muelle de partida de nuevas exploraciones; que a ese archivo se sumen otros con los que pueda existir un diálogo (el de Eduardo Carranza, por ejemplo); y que se renueven y multipliquen los estudios sobre la vida y la obra de María Mercedes Carranza: son muchas las invitaciones que quedan tras este especial, que no es más que un aporte entre tantos que hay y tantos que faltan.