¿El Pico y Género fue tan exitoso como asegura la Alcaldía? Los datos muestran otra cosa

El Pico y Género regresa a las plazas de mercado de Bogotá desde el próximo 23 de mayo. La medida vuelve a pesar de que las cifras para mostrar que había sido un éxito, como dice la Alcaldesa, son poco confiables y a pesar de los varios casos de violencia en contra de personas trans que la misma Alcaldía ha reconocido.

por

Tania Tapia Jáuregui


15.05.2020

Durante 28 días, salir de la casa en Bogotá fue una cuestión de género. Si era un día par, podían salir las mujeres, si era un día impar, podían salir los hombres. Esa fue la dinámica que instaló el Pico y Género, una medida que implementó la Alcaldía de la ciudad para controlar las aglomeraciones en la calle y en los sitios de comercio. A pesar de las duras críticas de ciudadanos y organizaciones sociales que veían que la medida podía generar situaciones de violencia y discriminación a personas trans y no binarias, según la alcaldesa Claudia López, el Pico y Género fue un éxito. 

La alcaldesa defendió la medida diciendo que logró bajar significativamente las aglomeraciones en la ciudad. Más, incluso, que si se hubieran instalado medidas similares como el Pico y cédula, que implementaron ciudades como Medellín y Cali. Sin embargo, las cifras que se citaron en la Alcaldía como evidencia de ese éxito nunca se compararon con las cifras de otras ciudades, un cotejo que hubiera podido corroborar si en efecto la restricción por género, que resultaba discriminatoria, era más efectiva que otro tipo de restricciones.

Cerosetenta revisó las cifras que usó la Alcaldía para justificar el éxito y encontró que son poco confiables. Además, buscamos cifras disponibles en Bogotá, en Cali y en Medellín sobre las aglomeraciones resultantes de las medidas implementadas en cada ciudad y encontró que el resultado parece no reflejar el éxito del que habla la Alcaldía. 

En cambio, sí hubo varias situaciones de violencia contra personas trans y no binarias, incluyendo el intento de feminicidio de Nikol Villalobos, una mujer trans apuñalada en Ciudad Bolívar. Denuncias que llegaron incluso a grandes medios internacionales como The New York Times y por The Guardian. ¿La medida, entonces, era necesaria?

Y más recientemente, el Instituto para la Economía Social, IPES, una entidad del Distrito, anunció que implementaría el Pico y Género en las plazas de mercado de Bogotá a partir del próximo sábado 23 de mayo: las mujeres tendrían acceso los días impares y los hombres los días pares. Con esa noticia vuelve oficialmente, al menos en un sector de la ciudad, el Pico y Género a Bogotá.

Lo que no cuadra de las cifras de Bogotá

Las cifras que una y otra vez citaron la alcaldesa Claudia López y sus funcionarios para demostrar el éxito de la medida eran de Fenalco, la Federación Nacional de Comerciantes. 

“El Pico y Género tuvo un resultado muy positivo en aquello para lo cual estaba concebido: reducir las aglomeraciones. Según Fenalco Bogotá, las aglomeraciones y las filas en estos lugares se redujeron en un 35 % durante toda la implementación de la medida”, le dijo a Cerosetenta Luis Ernesto Gómez, Secretario de Gobierno de Bogotá. “El aforo en plazas de mercado y supermercados se redujo incluso en un 45% en horas pico y esto sin duda alguna contribuyó al propósito central de salud pública que pretendía la medida”.

La medida estuvo vigente en la capital hasta el pasado 11 de mayo, según el Secretario de Gobierno, porque el Gobierno nacional permitió el funcionamiento progresivo de ciertos sectores productivos: “La medida se retira porque con el cúmulo de excepciones decretadas por el Gobierno nacional (más de 47 excepciones a actividades económicas), tenemos 2.300.000 personas saliendo a la calle diariamente en Bogotá y se vuelve inviable un sistema de control ciudadano en función de las excepciones económicas y además del Pico y Género”, aseguró Gómez.

Las cifras presentadas por Fenalco se recopilaron a través de una encuesta directa que ese gremio le hizo a sus afiliados: propietarios de establecimientos comerciales medianos y pequeños. Hicieron dos mediciones en Bogotá durante el Pico y Género y en ambos, los datos parecen estadísticamente poco confiables, según aseguró Miguel García, experto en opinión pública, profesor de Ciencia Política y codirector del Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes, con quien consultamos el análisis estadístico presentado en esta nota. 

La primera la hizo a través de WhatsApp durante el par de días después del inicio de la medida y fue publicada el 15 de abril. “Disminuyó en promedio 60% la afluencia de personas en supermercados durante primeros días de pico y género en Bogotá. Las mujeres son quienes más salen a comprar para abastecerse”, dice el primer informe.

“¿Quién nos responde esta encuesta? El grupo Éxito, por ejemplo, que incluye a los almacenes Éxito, Surtimax, Carulla. También está Corabastos, que son nuestros afiliados, y ya con ese sondeo se hace la medición”, indicaron fuentes de Fenalco a Cerosetenta. La medición solo incluye a los establecimientos que voluntariamente se han afiliado a Fenalco, que en la actualidad son unos 7.000, de los cuales la mayoría, el 98 %, son comercios pequeños y medianos.

“No es obligatorio estar afiliado a Fenalco, entonces hay muchos establecimientos en Bogotá de los que no tenemos información. Por eso siempre dejamos muy claro que es un sondeo de lo que estos afiliados nos responden”, aseguran las fuentes de Fenalco. 

La segunda medición de Fenalco, publicada el 22 de abril, se citó frecuentemente desde la Alcaldía: las aglomeraciones habían bajado un 35 % con la implementación del Pico y Género. El informe también afirmaba que “las mujeres siguen siendo las que más salen a comprar los productos para abastecer los hogares. Según datos entregados por comerciantes del sector, el día de mujeres las ventas aumentan 20% comparado con el día de hombres”.

Yo creo que tristemente la historia nos dio la razón y se demostró con evidencia que la medida ponía en riesgo la vida de las personas trans.

Según el Secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, la Alcaldía comparó las cifras de Fenalco en Bogotá con las cifras que Fenalco hizo en otras ciudades que habían implementado el Pico y Cédula. “Las reducciones de pico y cédula, según Fenalco Bogotá, eran menores: eran reducciones del 15 o del 20 %. Nosotros tuvimos una reducción del 36 %”, aseguró. 

Sin embargo, cuando le preguntamos a Fenalco Bogotá y a Fenalco Antioquia por esas comparaciones nos negaron que hubieran hecho mediciones por fuera de Bogotá.

Gómez también aseguró que la Alcaldía usó datos de aglomeraciones que provenían directamente del seguimiento que hacía la Policía Metropolitana de Bogotá a la situación en las calles. Lo mismo aseguró José David Riveros, subsecretario de Gobernabilidad y Garantía de los Derechos de la Secretaría de Gobierno. 

Sin embargo, la Policía Metropolitana también le negó a Cerosetenta negó tener tales datos y nos dijeron que la única cifra con la que contaban era la del número de comparendos impuestos en la ciudad por incumplir la medida de Pico y Género.

Cerosetenta le preguntó al Secretario Luis Ernesto Gómez sobre la inconsistencia de esa información pero hasta la publicación de esta historia no obtuvimos respuesta. 

 

Otros datos, aún menos certezas 

Desde que arrancó la pandemia, Google ha hecho públicos sus Informes de Movilidad Local, un estudio que muestra las concentraciones de personas en más de 120 países a partir del uso de las aplicaciones de Google en celulares. Aunque no es la herramienta que usó la Alcaldía de Bogotá, es una que sí permite comparar aglomeraciones en ciudades que aplicaron el Pico y Cédula, como Medellín y Cali, y las del Pico y Género en la capital. Según esos datos la tendencia en las tres ciudades no es muy diferente.

“Estos informes muestran las tendencias de movimiento a lo largo del tiempo ordenadas por zonas geográficas y clasificadas en diversas categorías de lugares, como comercios y espacios de ocio, supermercados y farmacias, parques, estaciones de transporte público, lugares de trabajo y zonas residenciales”, asegura el documento de Google.

El informe más actualizado de Google para Colombia presenta un análisis de las aglomeraciones en el país del 26 de abril al 5 de mayo. 





En los sitios de comercio, donde se ha hecho la medición de Fenalco que ha usado la Alcaldía de Bogotá, la disminución de concentraciones en Bogotá, Antioquia y Valle del Cauca ha sido básicamente la misma: disminución del 37 % en Bogotá, del 42 % en Antioquia y del 39 % en Valle. Un dato muy distinto a la diferencia del 35 % y 15 % que mencionaba Luis Ernesto Gómez en las concentraciones en espacios de comercio entre Bogotá y ciudades con Pico y Cédula.

Solo hay dos datos que se destacan en el caso de Bogotá: la disminución de concentraciones en lugares de trabajo en la capital es del 64 %, mientras que en Antioquia fue del 55 % de y del 52 % en el Valle del Cauca. 

El otro dato es del aumento de presencia en las residencias: mientras en Bogotá ha aumentado la presencia de personas en sus casas en un 34 %, en Antioquia ha aumentado un 26 % y en Cali un 24 %.

Sin embargo, la disminución general en las tres regiones es muy similar. Si se hace un promedio de los cinco datos de disminución que presenta Google, el resultado es que en Bogotá se redujeron las concentraciones en esas fechas un 57,2 %, en Antioquia un 56,2 % y en el Valle del Cauca un 53,2 %. 

La diferencia de concentraciones resultantes del Pico y Género sería del 1% en comparación con el resultado del Pico y Cédula en Antioquia y del 4 % en comparación con el Valle del Cauca. Así, el éxito del Pico y Género, según los datos de Google, sería apenas del 1% frente a lo que logró Medellín con el Pico y Cédula.

Cerosetenta supo que ninguna de las tres regiones usó los datos de Google para medir las aglomeraciones. Por ejemplo, Medellín solo midió por disminución en pasajeros en transporte público y tráfico vehicular y Cali solo usó datos de infracciones por Pico y Cédula, inclumplimientos a medidas de restricción vehicular y comparendos por violación al aislamiento que no solo que no solo incluyen violaciones al Pico y Cédula sino otras actividades como concentraciones de personas no permitidas y consumo de licor no permitido.

Lo que queda en evidencia entonces es que los datos en las tres ciudades son pocos y los cálculos difíciles de hacer. De hecho, la Policía Metropolitana de Bogotá le aseguró a Cerosetenta que era complicado tener un control y cálculo detallado de las aglomeraciones si se tiene en cuenta que por cada cuadrante en la ciudad hay cerca de dos agentes de policía por más de un millón de personas.

 

En cambio, más violencias 

“Yo creo que tristemente la historia nos dio la razón y se demostró con hechos concretos y evidencia que la medida ponía en riesgo la vida de las personas trans. Esta era una medida inconstitucional por usar un criterio sospechoso de discriminación”, aseguró Juli Salamanca, directora de comunicaciones de la Red Comunitaria Trans.

Según Salamanca, durante la implementación del Pico y Género en Bogotá, la Red registró 20 casos de violencia y discriminación hacia personas trans en supermercados, dos casos de violencia policial contra trabajadoras sexuales trans en el barrio Santa Fe y el caso de Nikol Villalobos, una mujer trans apuñalada en Ciudad Bolívar por un hombre que la atacó después de decirle que no era el día que le correspondía salir por su género.

Otra organización que llevó un registro de actos de violencia hacia personas trans y no binarias durante el Pico y Género fue Temblores ONG. Según esa organización, junto a la Personería de Bogotá registraron 20 casos de violencia, “la mayor parte de ellos en supermercados y bancos, seguidos por discriminación y violencia en vía pública”.

Según David Alonzo, director de Diversidad Sexual de la Secretaría de Planeación, la Alcaldía encontró nueve casos relacionados con vulneración de derechos a personas trans o no binarias en establecimientos comerciales, un caso de abuso de autoridad por parte de un policía y el caso de intento de feminicidio de Nikol. Luis Ernesto Gómez por su parte declaró que a la fecha se habían identificado dos casos de abuso policial a personas trans, casos frente a los que, dijo, se había actuado rápidamente con investigaciones y correcciones.

En lo que coinciden todos es que la mayoría de agresiones a personas trans durante el Pico y Género se dieron sobre todo por parte de ciudadanos y trabajadores de establecimientos: la mayoría de casos ocurrieron en supermercados o bancos que se negaron a permitir la entrada a una persona trans por considerar que no era el día que le correspondía salir. En varios casos se pidió cédula para confirmar el género e incluso se llegó a pedir certificados de tratamientos hormonales.

“Hemos ido a distintos establecimientos a hacer jornadas pedagógicas. Hemos hecho recorridos con la Policía y con la misma Red Comunitaria Trans en distintas localidades. Hasta el sábado 3 de mayo habíamos hecho 14 recorridos por distintas localidades yendo tienda por tienda, supermercado por supermercado entregando los protocolos, dando las instrucciones que nosotros consideramos deben ser y pues obviamente haciendo un tema de pedagogía de identidad de género”, asegura Jose David Riveros, subsecretario de Gobernabilidad y Garantía de Derechos de la Secretaría de Gobierno

Riveros explica que una vez se expidió el decreto del Pico y Género, de manera conjunta la Secretaría de la Mujer, la de Integración, la de Gobierno, la de Planeación y la Secretaría Jurídica expidieron una circular dirigida a la Policía de Bogotá que establecía cómo debía aplicarse la medida con población trans y no binaria. Paralelamente expidieron un protocolo con canales de atención para denunciar posibles actos de violencia y discriminación. Asegura que el esfuerzo que se hizo desde la Alcaldía para proteger a la población trans durante el Pico y Género fue constante y siempre se tuvo como prioridad estar pendiente de posibles casos de violencia y actuar una vez se presentaran.

Pero para las organizaciones sociales que se oponían a la medida, la falla estaba en la implementación en primer lugar del Pico y Género, una medida que además aseguraban no había sido consultada desde la primera instancia con la dependencia de Diversidad Sexual de la Secretaría de Planeación ni con la Secretaría de la Mujer.

“En la Secretaría de Planeación lo que hacemos es emitir conceptos técnicos porque no tenemos capacidad de incidir sobre un decreto, eso lo hace directamente la Alcaldesa”, asegura David Alonzo, director de Diversidad Sexual de la Secretaría de Planeación. “El decreto del Pico y Género, como cualquier otro decreto, no tenía que pasar por el concepto de las dependencias del Distrito. Por eso lo que hicimos desde Planeación fue, una vez expedido y teniendo en cuenta las alertas de las organizaciones, crear un protocolo y una directriz que daban los lineamientos de que no se podía pedir documento de identidad como elemento probatorio de la identidad de género, se debía tener en cuenta la autodeterminación de las personas y respetarlo”.

No obstante, Alonzo asegura que sí hubo discusiones internas en la Alcaldía sobre lo idóneo o no del decreto. “Nosotros presentamos las razones, claro”, respondió a la pregunta de si hubo presión por parte de alguna dependencia de la Alcaldía para no implementar el decreto. “Es un diálogo que se establece y frente a eso claramente la disposición fue que la medida debía continuar en lógica de la prevención que implicaba en el control de aglomeraciones”, aseguró.

Pero incluso con las jornadas pedagógicas y las medidas de atención, Juli Salamanca aseguró que el Pico y Género hizo vulnerables de entrada a las personas trans con su implementación y exacerbó las violencias que esa población ha tenido que vivir desde hace tiempo.

“Acá no se pueden aislar los hechos de violencia, como el caso de Nikol, como si no fueran  consecuencia de la medida de Pico y Género. El agresor de Nikol al apuñalarla le dijo que estaba en la calle el día que no le correspondía. Es decir, se vió legitimado apuñalar a Nikol por esta medida. Acá no podemos decir que porque solo hubo 20 casos de violencia la medida fue un éxito, porque acá no se trata de cifras, se trata de vidas. Con que solo se hubiera presentado un caso de violencia a una persona trans la medida tendría que haber sido cancelada porque se puso en riesgo la vida de un grupo social que la corte reconoce como un grupo de especial protección”, afirmó.

Para Salamanca, que la medida se haya derogado es en gran parte consecuencia de la presión que la ciudadanía y organizaciones sociales como la Red Comunitaria Trans ejercieron sobre la Alcaldía. Algo similar a lo que ocurrió en Perú que anuló la medida después de sólo ocho días, como contamos. Sin embargo, dijo, eso es un logro que la Alcaldía no va a reconocer y que por tanto se reconocen ellas mismas.

Una persona que tiene acciones basadas en el prejuicio o en el odio va a encontrar la razón que quiera para agredir a otros. Ninguna medida legitima la violencia.

Lo mismo opinan fuentes de Temblores ONG: “Es importante mencionar que el Distrito no acabó con la medida por un reconocimiento de que fuera nociva para esta población, sino porque ya no era fácil aplicarla con el nuevo decreto nacional de la cuarentena. Eso no solo es grave en términos simbólicos, también es grave porque si se vuelve a necesitar tomar medidas de aislamiento más estrictas es posible que vuelvan a aplicar el Pico y Género”.

Eso es evidente en las declaraciones de la Alcaldía y de la Secretaría de Gobierno quienes han asegurado que la medida funcionó para lo que se necesitaba: disminuir las aglomeraciones, y que retirarla tiene que ver con la dificultad de seguirla aplicando bajo las nuevas medidas que el Gobierno Nacional ha implementado en la cuarentena.

“No puedo decir si la medida es exitosa o no, porque depende del rasero con el que se mira”, asegura David Alonzo. “Si es frente al criterio de reducción de las aglomeraciones, según la Secretaría de Gobierno, sí fue exitosa. Si es frente a las afectaciones a la población LGBT, no fue exitosa”, aseguró. 

Y frente a la pregunta de si la medida legitimó de algún modo la violencia hacia personas trans, Alonzo asegura que sí se exacerbaron violencias que existen de tiempo atrás contra esta población, pero que no cree que se pueda hablar de que la medida legitime la violencia: “Eso no debe leerse así. Una persona que tiene acciones basadas en el prejuicio o en el odio va a encontrar la razón que quiera para agredir a otros. Ninguna medida legitima la violencia”. 

Alonzo añadió que pese a eso, el Pico y Género demostró varias cosas que es importante tener en cuenta: que la administración está hablando de manera muy abierta y directa sobre los derechos de la población trans y no binaria (algo que no es tan común en la región, dice); que la baja cantidad de casos de violencia a personas trans por parte de la Policía demuestra que ha habido un avance en el discurso de género de esa institución; y que el trabajo pedagógico dejó antecedentes importantes (como propietarios de establecimientos que hablaban con sus empleados sobre las personas transgénero) y que es una gestión que es importante seguir haciendo en la normalidad más allá del Pico y Género.

Para Juli Salamanca, sin embargo, la conclusión es distinta: 

“Esto demostró que el hecho de que Claudia López sea lesbiana no es garantía de nada. Esto es una decepción gigante porque ella en campaña manoseó a las personas trans en sus discursos. Queda en evidencia que su eslogan de campaña de “la igualdad es imparable” solo es para los casos de matrimonio igualitario y adopción. Nosotras creemos, y hacemos un llamado a Claudia López, en que ella se demoró en tumbar esta medida y la historia se lo cobrará. Pasará a la historia no solo por ser la primera alcaldesa lesbiana en llegar a la Alcaldía sino por ser la primera que puso en riesgo de forma tan legítima la vida de las personas trans”.

Eso, y que usó datos poco confiables para legitimar una medida discriminatoria.

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