El periodismo según Jesús Martín-Barbero, Juan Villoro y Martín Caparrós

Hay tres mentes brillantes que viniendo de las humanidades nos cuentan cuentos del periodismo. Un intelectual re-conectado con lo popular y lo digital como Jesús Martín-Barbero, un sociólogo-escritor que habita el ensayo sobre los modos culturales de vivir como el mexicano Juan Villoro, y un historiador-periodista-escritor-ensayista que tiene mirada y pensamiento propio y se ha […]

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Omar Rincón


03.05.2012

Hay tres mentes brillantes que viniendo de las humanidades nos cuentan cuentos del periodismo. Un intelectual re-conectado con lo popular y lo digital como Jesús Martín-Barbero, un sociólogo-escritor que habita el ensayo sobre los modos culturales de vivir como el mexicano Juan Villoro, y un historiador-periodista-escritor-ensayista que tiene mirada y pensamiento propio y se ha convertido en un trendsetter para comprender los mundos que nos tocó vivir. Este es un breve homenaje a ellos y sus ideas, y dice así.

EL PERIODISMO SEGÚN JESÚS MARTÍN-BARBERO

Con Jesús Martín-Barbero aprendimos a pensar de otra manera al periodismo y los medios de comunicación: Él nos enseñó que había que perder el objeto para ganar el proceso, que había que pasar de los medios a las mediaciones, que el asunto no es lo letrado sino lo oral-visual. Él nos ha dicho que el buen comunicador debe hacer solo 3 cosas: pensar con la propia cabeza, tener qué decir y ganarse la escucha. El maestro Jesús, el 9 de febrero del 2012, dictó la lección inaugural de la maestría en periodismo de la Universidad de los Andes bajo el título “el país que cabe en el periodismo”. Y dijo así (según mis apuntes):

Colombia se quedó en el siglo XIX… en el periodismo: se hace periodismo ideológico de familia: “porque la sangre es espíritu” como lo demostró Carlos Mario Perea en Colombia. Luego, el periodismo es un factor de beligerancia y violencia: mas que informar, calumnia.

¿Qué país cabía en el dogmatismo periodístico? Uno que negaba al otro. Uno que no tenía a la política en común: sino como odio.

La radio hablaba más país que la prensa. Y eso que la radio hablaba de música y deporte, y la prensa de política.

El periodismo colombiano del siglo XX fue sectario. Y se asimiló al Frente Nacional: esa ideología del clientelismo, esa muerte de las ideas, esa comunicación en la que manda el mercado, esa publicidad con información: se informa desde las agendas de los anunciantes y los políticos y no desde las agendas de la gente.

Y lo paradójico es que los periodistas colombianos no sienten censura, ya la ejercen automáticamente: la tienen naturalizada.

En nuestros días se informa siguiendo la info-familia, la info-amistad, el info-negocio.

Hay que preguntarse cómo se informa la gente, en qué géneros, por dónde circula lo que saben, qué de lo que pasa por los medios les interesa.

Urgente: se necesita meter al país en la información: meter el país que no cabe en RCN y Caracol: por ahora, hay mas país en las telenovelas que en los informativos: cabe más país en la ficción que en las noticias.

La verdad es que hoy tenemos mucha información pero no entendemos nada.

La prensa se quiere reinventar mal-imitando a la televisión y el internet: noticias sin relato: sin análisis: sin contexto: que  no cuentan nada: cuya duración es de horas: la idea es que no se pueda comprender.

El país de los medios es uno que no sabe hablar del resto del mundo, un país maniqueo y dualista… que tampoco comprende el país que reconoció la Constitución del 91: que había muchas y diversas maneras de ser colombianos.

A los medios, no tanto a los periodistas, les ha quedado grande pensar la complejidad que nos habita como nación: un país que se ha transformado a pesar de vivir la anacronía de sus violencias.

Se requiere con urgencia un periodismo que nos de…

→    relatos para comprender lo que estamos viviendo/pasando; relatos de lo memorable, del recuerdo; relatos de seguimiento más allá de los destellos: no se requiere nostalgia, sino memoria.

→    análisis y contextualizaciones históricas y sociales más que entrevistas al poder y espontaneismos explicativos.

→    eduque en el debate de las ideas y las ciudadanías, que niegue el insulto y el odio como modo de argumentar: sin debate no hay aprendizaje.

→    documentar que no hay una sola manera de ser colombianos, ni de ser ciudadanos

→    acabar con el cuento del bueno y el malo para ganar sentido crítico, que se sentido histórico.

→    Experimentación de géneros para contar lo local en clave mundo

→    Y practicar como decía la carta de estilo de Libération: “lo único que les exijo es que investiguen, después hagan lo que se les de la gana”.

EL PERIODISMO SEGÚN JUAN VILLORO

La Universidad del Rosario y Publicaciones Semana el 26 de enero del 2012 y como lección inaugural de su maestría en periodismo invitaron al ensayista, escritor y periodista Juan Villorio para que hablara de periodismo. La conferencia se llamó irónicamente: “Estudien muchachos o van a acabar de periodistas”. Eso le decía su profesor de Sociología. Y esto nos dijo sobre el periodismo. Por lo menos estos son mis apuntes.

El periodismo depende de sí mismo y de sus posibilidades. La crisis del periodismo está muy bienvenida porque obliga a generar nuevos lenguajes y a recuperar una verdad que no estábamos buscando. 

Los desafíos para el periodismo en estos tiempos son:

*      El desafío de la brevedad, la velocidad, la simultaneidad… y eso recuerda a Pascal: “escribí un texto largo porque no tuve tiempo para escribir uno corto”. Y es que la brevedad evita la autocomplacencia. Y los textos breves son la memoria de los futuros textos.

*      El desafío de la estandarización. Los medios se parecen cada vez más, se hace periodismo pensando en lo que los demás hacen. Y la clave es tener lo diferente.

*      El desafío de la credibilidad y la certificación. Todo disponible, nada certificado. Y decimos que navegamos cuando apenas chapoteamos.

 

Las noticias serán distintas porque los procedimientos culturales son distintos

*        Cambian los modos de leer y percibir: se revoluciona la cultura de la letra: se va a aplicaciones, redes, internet: simultaneidad de lecturas: zapping: transmedialidad

*        Se lee en el tiempo, se escribe en el tiempo. Ya no hay espera. La lectura es un LUGAR, algo en el espacio, en el internet. La relación ya no es de espera.

*        La prensa es un complemento.

*        No sabemos como nos informamos, pero estamos informados. Hay una porosidad por la que nos llega la información. La información es una variante de la atmósfera.

*        La capacidad de respuestas cambia: “los abajo insultantes”.

*        Las estadísticas se convierten en valor de calidad.

*        Apple vende significados y estéticas porque las cosas dependen de su representación

*        Google es un buscador de significados

*        Twittler es un descifrar la realidad en 140 caracteres. Aforismos. Arte de las máximas. Confucio.

 

Apuntes en forma de tuits creados por Villoro:

→      Si no está en la pantalla no existe. Esta es la nueva realidad. La realidad no la recibimos de manera directa sino a través del celular o la cámara.

→      Vemos más que lo hacemos, es pornográfico.

→      El control remoto es el símbolo masculino en el hogar, ese tiempo ya pasó.

→      Las redes sociales generan conectividad pero también crisis de personalidad.

→      Asistimos a un safari audiovisual porque pensamos que algo nos estamos perdiendo

→      El sub, Chiapas y zapatismo… esa suerte de Woodstock de las ideologías

→      Habitamos un vértigo de la identidad: el no haberme visto: el no reconocerme en los espejos: y es verdad lo que dicen los espejos: las cosas están mas cerca de lo que aparentan

→      Un periodista que no lee es como un futbolista que no entrena.

→      Un periodista que solo lee de su fuente, ni siquiera sabe de su fuente: pierde el paisaje en el que actúa su fuente.

→      Hoy los periodistas se engordan (no van a la calle), y los medios se adelgazan (solo negocian sangre)

→      La crónica es la desaceleración del periodismo.

→      La crónica es la mejor manera de combinar lo público (la información) con lo privado (la emoción).

¿Y cómo se cuenta?

Siguiendo los 4 evangelios:

→    Marcos: una sola fuente, San Pedro. El más antiguo el primero que fue puesto por escrito, cerca del año 70 de nuestra era, y es también el más breve.Este Evangelio fue compuesto por un discípulo o, más exactamente, un «intérprete» del Apóstol Pedro, cuyo nombre completo era JUAN MARCOS. Como está dirigido a cristianos provenientes del paganismo, que no conocían las costumbres judías, Marcos se las explica y, asimismo, traduce las expresiones arameas que utiliza en varias ocasiones. Su estilo es vivo y popular, y está lleno de espontaneidad, aunque su lenguaje es pobre y rudimentario. El Evangelio de Marcos contiene pocos discursos, y se interesa más por las acciones que por las palabras de Jesús. En cambio, los relatos se desarrollan con abundancia de detalles, y en ellos Jesús aparece con las reacciones propias de un ser humano”.

→     Mateo: él mismo es el testigo principal. Mateo fue un recaudador de impuestos que abandonó su trabajo para seguir a Jesús, fue escrito hacia el 80 d.C. y está dirigido principalmente a los cristianos de origen judío. “Dado el carácter de los destinatarios, Mateo cita con frecuencia textos del Antiguo Testamento y se apoya en ellos para mostrar que el designio de Dios anunciado por los Profetas alcanza su pleno cumplimiento en la persona y la obra de Jesús. Él es el «Hijo de David», el «Enviado» para salvar a su Pueblo, el «Hijo del hombre» que habrá de manifestarse como Juez universal, el «Rey de Israel» y el «Hijo de Dios» por excelencia. Este evangelista atribuye una especial importancia a las enseñanzas de Jesús y las agrupa en cinco discursos, que forman como la trama de su Evangelio y están encuadrados por otras tantas secciones narrativas. El tema central de estos discursos es el Reino de Dios.

→    Lucas: va a los archivos, va a la gente. Escribió sobre lo que ya se conocía. Redactado por este compañero de viaje del Apóstol san Pablo, unos cincuenta años después de la muerte de Jesús. Lucas no era de origen judío, y su obra está dirigida ante todo a los cristianos que, como él, provenían del mundo pagano. En el Prólogo de su Evangelio hace referencia al proceso de predicación, de transmisión oral y de redacción que precedió a la composición definitiva de los Evangelios.

→    Juan: el último heterodoxo: lírico y filosófico. Estuvo con Jesús. Recupera lo sentimental. El cuarto Evangelio difiere considerablemente de los tres anteriores, tanto por su forma literaria cuanto por su contenido. La tradición cristiana lo atribuye al Apóstol Juan, a quien identifica con «el discípulo al que Jesús amaba», y hay varios indicios en el mismo Evangelio que corroboran esta atribución. De todas maneras, la redacción final del Libro es el resultado de una larga elaboración en la que también intervinieron los discípulos del Apóstol. La obra fue concluida hacia el año 100, y tenía como destinatarios inmediatos a las comunidades cristianas de Asia Menor.

¿Dónde queda la realidad? ¿los sucesos? ¿cómo sortear los simulacros?

La realidad quedan donde los periodistas deben estar, el periodista debe ir más allá de los simulacros: y nuestra última realidad es el texto, ahí se juega el periodista.

Eso de contar historias… lo hizo bien el periodismo.

Y eso de contar historias se puede hacer en internet y a contramarcha de los medios: solo ver el blog pamplinas de Martín Caparrós.

La razón de los hechos está en los demás: y para contar a los demás se necesita el periodismo: el periodismo asigna sentido provisional al mundo.

La verdad se gana por autoría y por certificación: haber estado ahí.

Solo al contarnos entendemos: Valdano recordando el gol de Maradona a Inglaterra a través del relato de Víctor Hugo Morales.

[Todo puede ser falso, fueron mis apuntes: disculpas al maestro Villoro si lo traicioné en mis notas]

EL PERIODISMO SEGÚN MARTÍN CAPARRÓS

Hoy anda sin medios donde escribir, porque no confían en su independencia, pero tiene blog y twitter y muy buenos libros como sus últimos “Una luna”, “Los living” y “Contra el cambio”.

(i)

Martín Caparrós, Atrapando el mundo con una camarita [periodismo de campaña: una alternativa para hacer reportajes y crónicas para televisión], Bogotá, Taller de periodismo FNPI, octubre 2002.

La primera vez que lo oí, lo oí hablando de periodismo televisivo, y dijo:

·  Narrar en televisión tiene que ver con la educación del ojo y la reflexión sobre la mirada. Se debe buscar desgramatizalizar la mirada de la maquina televisiva y desarrollar un grado extremo de atención sobre la vida para poder contarla diferente.

·  El periodista no debe exhibirse ni buscar salir en cámara. La presencia del periodista está en el estilo, tono y mirada comunicada en la crónica.

ü  Cada historia le impone al periodista el modo como debe ser contada. El periodista y su cámara deben trabajar para reinventar el concepto de información al recuperar otras miradas, experimentar otras estéticas, recuperar otros géneros de narración que no son considerados como informativos.

·  La distancia hace que sea más fácil contar. El ideal es ser competente para contar la cercanía, esa hecha de hogar y la calle donde uno vive.

·  El sonido ambiente, los silencios, los tonos y lenguajes de la gente y la música son marcas que enriquecen el relato televisivo.

 

(ii)

Caparrós,  Martín, Contra los cronistas, Lima, Etiqueta Negra #63, 2008,

Yo creo que vale la pena escribir crónicas para cambiar el foco y la manera de lo que se considera «información» –y eso se me hace tan político. Frente a la ideología de los medios, que suponen que hay que ocuparse siempre de lo que les pasa a los ricos famosos poderosos y de los otros sólo cuando los pisa un tren o cuando los ametralla un poli loco o cuando son cuatro millones, la crónica que a mí me interesa trata de pensar el mundo de otra forma –y eso se me hace tan político. Frente a la ideología de los medios, que tratan de imponer ese lenguaje neutro y sin sujeto que los disfraza de purísimos portadores de «la realidad», relato irrefutable, la crónica que a mí me interesa dice yo no para hablar de mí sino para decir aquí hay un sujeto que mira y que cuenta, créanle si quieren pero nunca se crean que eso que dice es «la realidad»: es una de las muchas miradas posibles –y eso se me hace tan político. Frente a la aceptación general de tantas verdades generales, la crónica que a mí me interesa es desconfiada, dudosa, un intento de poner en crisis las certezas –y eso se me hace tan político. Frente al anquilosamiento de un lenguaje, que hace que miles escriban igual que tantos miles, la crónica que a mí me interesa se equivoca buscando formas nuevas de decir, distintas de decir, críticas de decir –y eso se me hace tan político. Frente a la integración del periodismo, la crónica que a mí me interesa buscaba su lugar de diferencia, de resistencia –y eso se me hace tan político. (subrayado mío)

(iii)

Martín Caparrós: “Los diarios desdeñan a sus lectores”, El Espectador, octubre 9, 2008

Las crónicas son para “generar tensión”, para  “que produzca algún efecto y no que lo evite” y es que en nuestros días “los cronistas están agrandados. A mí me gustaba ser cronista cuando eso era molesto, complicado, cuando la gente no sabía qué era, pero además de eso, que es mi capricho, lo que creo es que una crónica debe tener una intención política. Ahora se hace crónica de cualquier cosa, es como si fuera un amaneramiento de la crónica,  un manierismo del género. Tiene que haber dos o tres condiciones que la politizan, el hecho de mirar hacia otro lado de los objetos de la mirada periodística habitual, ese rompimiento con la primera persona, y desbaratar la pretensión de ser una máquina de verdades”.

“Yo quisiera un periódico que crea que sus lectores son muy inteligentes, que les tenga casi miedo, que tuviera que hacer esfuerzos extraordinarios para estar a su altura. Un lector se define básicamente porque lee, por lo tanto lo que hay que darle al lector es lecturas. Nuestros diarios por ese miedo de no saber competir con la radio, la tele o la internet lo que hacen es ofrecer  cada vez menos lecturas con lo cual pierden su arma  propia”.

(iv)

Martín Caparrós |Por el estilo|  “Modestas proposiciones para mantener la buena relación y convivencia entre los escribas del diario Crítica y sus queridos puestos de trabajo”, 2008 |26 de enero de 2012|

Nada nos importa tanto como construir textos que produzcan placer, asombro, risa, indignación, ganas, respeto, envidia, malhumor –o algo. De últimas, eso es lo que hacemos: captar la atención de nuestro lector y producirle algo con cada texto que escribimos. Si no queremos o podemos, todo bien: hay tantas profesiones honestas en el mundo.

Y sabemos también –debemos saber, convencernos– que nuestros lectores no son tontos

Lo primero es descubrir qué se quiere contar y cómo (…) tengo que confiar en que eso va a llamarle la atención a los demás: confiar en ese entusiasmo por las cosas que me sorprenden o interpelan, y centrarme en ellas.

La lectura o no lectura de una nota, en general, se juega en el primer párrafo: la cabeza (…) esas historias, diálogos, anécdotas o datos que invitaban a seguir (…) lo que no se puede, de ningún modo, es aburrir, banalizar, darle al lector la sensación de que va a leer un informe burocrático sobre lo que ya sabe o no quiere saber (…) Un buen truco consiste en pensar qué le contaríamos a un amigo imaginario, mujer, marido, concubinos diversos a la vuelta de un viaje o una noche agitada.

La receta es tan simple que muy pocos la usan: desplegar información, datos y más datos, procurar que cada párrafo tenga por lo menos uno.

Importa cuidar la diferencia fundamental entre escribir en primera persona y escribir sobre la primera persona. El cronista, aun cuando dice yo, tiene que centrarse siempre en lo que cuenta.

–Escribir es, contra todo lo que se pueda pensar, un ejercicio muy simple: consiste en elegir palabras. Ni mucho más ni mucho menos: ELEGIR palabras (…) Hay que tratar de dominar a las palabras, para no dejarse dominar por ellas. Saber qué es lo que uno dice cuando dice: escribir.

Un texto periodístico no es un campeonato de sinonimia, y en general las segundas palabras son mucho más imprecisas, feas y berretas que las primeras. Así que, salvo error u omisión: ¡usen las primeras palabras, que tan bien dicen lo que dicen!

El lugar de los adjetivos está después de los sustantivos (…) Los adjetivos, además, deben mezquinarse.

–Los verbos tienen tiempos y los tiempos son tiranos. No al libertinaje: cuando uno empieza a escribir en un tiempo debe sostenerlo a lo largo del texto. Puestos a elegir, el pasado suele ser el más útil, manejable, creíble.

Las comas son la segunda causa de muerte en accidente laboral periodístico pero, aún así, queridos desairados: las comas no sirven para respirar, sino para darle estructura a una frase.

–Estamos, grosso modo, en contra de las relaciones de poder

–Un problema habitual: cómo empiezo esta frase (…) La forma en que uno empieza la frase determina de qué modo se va a leer.

La frase del citado o entrevistado debe aparecer con su sintaxis y forma original (…) la forma en que alguien dice las cosas es tan importante, tan significativa, como las cosas que trata de decir.

Releer lo propio es una práctica casi tan útil como leer lo ajeno (…) canten: ¿suena bien lo que acaban de escribir?  (…)  bajito, desafinado, mal, duchado pero cante.

Cuando alguien dice, dice. No confiesa, revela, asegura, repite, define, declara, subraya, etcétera, etcétera.

 (v)

“No soy neutral; nunca lo fui, no quiero serlo. Tengo ideas, solo que trato de desconfiar de ellas: de ponerlas a prueba».

Martín Caparrós es tan polifacético como polémico, El Tiempo, noviembre 12, 2011

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