El médico fantasma

Cuando las personas no encuentran alivio a sus dolencias en la medicina convencional, recurren lo sobrenatural. Esta es la historia de un doctor que –aún después de muerto– sigue salvando las vidas de sus pacientes más devotos.

por

Brenda Ardila


27.10.2014

Foto: Ángel Ravelo @ Flickr

En la Avenida Caracas con calle 46 –centro oriente de Bogotá– sobre la fachada de una casa se levantan dos grandes pendones. En uno se lee: “Consultorio del Doctor José Gregorio Hernández – Médico de los Pobres”; en otro se observa su imagen. Al entrar en la casa suena un timbre que anuncia la llegada de un nuevo visitante. Lo primero que llama la atención es un altar a José Gregorio donde la estatua del doctor está rodeada de velas.

En una sala de espera como cualquier otra, en donde hay revistas ‘Jet-Set’ y suena el radio con un poco de estática, se encuentra José, un hombre alto y delgado con un acento paisa. “Yo vengo por mi hija menor, tiene 6 años y tiene mil males, tiene un problema de esclerosis en la columna y un problema mental, como síndrome de Down. Además hacía del cuerpo cada ocho días, ya se imaginará”. José le hizo en su casa un pequeño altar a José Gregorio, y afirma que desde hace dos meses que la puso en oración y en tratamiento con su tocayo «la niña ha mejorado mucho, ahora está más despiertica y hace del cuerpo todos los días». Y agrega: “Esto es efectivo, yo le tengo mucha fe al doctor Hernández, además el tratamiento es natural y no me sale costoso”. Convirtiéndose en una alternativa a la  precaria atención de la EPS de José, “todo esta en la fe, usted téngale fe y el doctor le ayuda”, dice.

José Gregorio Hernández Cisneros, médico venezolano, fue el responsable de la modernización y el desarrollo científico de la medicina venezolana. Sin embargo, su fama no se debe exclusivamente a su exitosa carrera como médico sino que se le reconoce como un ser humano muy sensitivo y dado a la gente. Durante su vida profesional, curó a múltiples pacientes como médico, desde el ámbito científico, y no a través de milagros. Fue solo hasta después de su muerte, en 1919, que las personas empezaron a atribuirle sanaciones e intervenciones milagrosas. Fue declarado Venerable por el Papa Juan Pablo II, y aunque no ha sido beatificado sus seguidores más fieles y creyentes lo llaman “San Gregorio”.

Yo no sé nada de medicina, nunca he estudiado nada de eso, pero en las consultas yo hablo como si fuera la más médica. Es él, hablando a través de mi

Las consultas en los centros José Gregorio Hernández, como se les conoce popularmente, varían entre los $7.000 y los $10.000 y son realizadas por un ‘guía espiritual’ o ‘especialista’. Arturo, ha trabajado en este centro durante 10 años, y afirma que éste no es un oficio que se estudie en una escuela, sino que se atrae la presencia de José Gregorio con sus oraciones y ritos. “Mi papá fue médium toda su vida, así que yo desde pequeñito me sabía las oraciones y José Gregorio me escogió para ayudarle a llegar a sus pacientes”. Los médiums son el medio por el que se comunican José Gregorio y el paciente, pero es realmente el espíritu del doctor el que los atiende y los receta. Nunca habla en primera persona, es como si él no estuviera en la sala. “José Gregorio hace el tratamiento directamente, les receta a las personas dependiendo de la enfermedad que tengan”. Es algo difícil de comprender y más cuando estamos acostumbrados a que un ser vivo de carne y hueso sea quien nos atienda.

“Los tratamientos de José Gregorio no son costosos y son accesibles”, dice Arturo. Van desde infusiones con hierbas que se pueden conseguir en la plaza de mercado hasta intervenciones quirúrgicas espirituales en donde José Gregorio mismo opera a sus pacientes. La forma en que, supuestamente, el doctor realiza las sanaciones a es a través de la veneración, se le aparece al devoto y realiza la intervención.

Saliendo del consultorio de Arturo está Jorge, un hombre grande y fornido de unos 50 años, quien afirma tenerle mucha fe y mucha confianza al poder de sanación de José Gregorio. “Cuando mi papá estaba enfermo, al no tener respuestas de los médicos lo traje acá. Pero cuando vine me dijeron que él estaba muy malo y que no se podía hacer nada”. El hecho de que le dijeran en ese momento a Jorge que no podían salvar a su papá, le dio confianza en que no era un lugar sólo para sacarle el dinero a las personas. A pesar de esto le recetaron unas plantas, “me dijeron que era para que no sufriera tanto, y así fue”. Pero Jorge también fue testigo de lo que él llama un milagro de José Gregorio: “trajimos al papa de un amigo, a Chicho, ese señor tenía cáncer y José Gregorio lo operó. Hoy tiene 80 años y no tiene cáncer, él le quitó el cáncer”. Después de casi 20 años de haber conocido el consultorio de José Gregorio, este hombre bogotano lo sigue visitando y cree en su poder. Actualmente le están tratando un problema de artrosis, “le tengo mucha fe al doctor porque me he sentido mejor, además son remedios muy económicos, y cuando hago las oraciones para que me ayude, uno siente la presencia del doctor sanándolo a uno”.

A la salida del centro José Gregorio Hernández Consuelo cuenta su experiencia como paciente de “San Gregorio”, como ella lo llama. “La primera vez que vine, hace como 10 años, no me convenció mucho, porque en la recepción me recibió un muchachito que no tenía cara de médico ni de nada”. Pero una vez ingresó al consultorio, separado de la sala de espera como un caja herméticamente sellada, todo cambió. “Cuando uno entra es diferente, se siente un ambiente distinto y el médium empieza a hablar con otra voz y a decir términos médicos. Ya no es un muchachito que no sabe nada, sino que es él, es San Gregorio”. Aparte de la presencia de José Gregorio en el cuerpo del médium la consulta transcurre como una consulta de médico normal, “hasta lo mandan a uno a traer muestras de orina”,  y al final el paciente sale con una fórmula médica que dista un poco de una fórmula típica de EPS. “No le manda ibuprofeno o pastas así son recetas que el doctor escribe especialmente para uno, por eso funciona”.

DESDE LOS ANDES...

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“Desde que me curó de unos quistes, él usa mi cuerpo como medio para atender a sus pacientes”, cuenta Marcela, médium de José Gregorio Hernández desde hace 15 años. “Yo no sé nada de medicina, nunca he estudiado nada de eso, pero en las consultas yo hablo como si fuera la más médica. Es él, hablando a través de mi”. Marcela rara vez se acuerda de las consultas completas, en cuanto inicia la sesión es como si su mente se transportara a otro lugar y ya no estuviera allí. “Cuando se acaba la consulta no me acuerdo de mucho, y me siento perdida, pero cuando hablo con los pacientes se que él estuvo aquí y los atendió”.

Setha M. Low, en su artículo ‘The medicalization of healing cults in Latin America’, identifica en el doctor José Gregorio Hernández dos aspectos que convergen en su imagen y que hacen que sea tan venerado y que las personas tengan tanta fe en él. El primero es un componente algo religioso debido a que llevaba una vida muy humilde y devota, además de su devoción por ayudar los mas necesitados. El segundo aspecto tiene que ver con su especialidad en medicina, debido a reconocimiento que obtuvo por ser un gran médico las personas confían en que los conocimientos médicos del doctor los van a sanar. De igual forma es posible identificar en José Gregorio tres características que al converger general lo que se conoce en antropología médica como ‘cultos curativos’: “la imagen heroica de un doctor, la imagen política de un reformador social y la imagen divina de un santo”.

El doctor José Gregorio Hernández tiene una gran base de adeptos y creyentes. Marcela cuenta que “entre semana José Gregorio atiende unos 10 pacientes al día, y los fines de semana unos 40 o 50, y cada vez vienen más”. Ya sea gracias a imagen que se ha creado en el imaginario colectivo – como lo describía Low, o gracias a experiencias personales o cercanas de sanaciones, la fe en el doctor sigue en ascenso y cada día aumenta el número de personas que busca alivio y sanación en el médico fantasma.

 

*Brenda Ardila estudiante de Ciencia política y de la opción en periodismo del CEPER. Esta crónica se realizó en el marco de la edición CALETO de la clase Laboratorio de medios.

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