El medio digital cubano tiene una alergia crónica: contar una isla a sus habitantes dentro y fuera de ella, con bloqueos del gobierno y apoyados en el periodismo para dejar un relato histórico de su país.
por
Zuly Zabala, Camila Bolívar y Manuela Saldarriaga
03.11.2018
En Cuba existe desde hace unos años una tradición considerable de periodismo independiente paralela a una de censura. Según el artículo Medios de comunicación y cambios en la política de información en Cuba desde 1959, el uso masivo de Internet a principios del 2000 llevó a la creación de intentos pioneros de periodismo independiente como Cubanet y CubaEncuentro, medios hechos por cubanos residentes en Estados Unidos y España pero que publicaban contenido de cubanos que residían en la isla. Fueron quizás los primeros atisbos de luz en el oscuro panorama de la prensa cubana. Esto se combinó con el auge de los blogs al final de la primera década del siglo XXI en la Isla. El contenido, realizado a veces por ciudadanos del común, se convirtió en una herramienta especialmente potente de denuncia contra el sistema pero matizado por una experiencia personal sobre la vida en la isla, sus luchas y las maneras cómo lograban sobrevivir en un lugar donde las libertades están limitadas.
El caso más emblemático es el de Yoani Sánchez, con su blog Generación Y, que le valió una persecución sistemática por parte del Estado. Su sitio estuvo bloqueado desde el 2008 hasta el 2011. Y aún hoy, cuando se presenta en eventos públicos dentro y fuera del país, recibe críticas y abucheos por parte de protestantes castristas, como una estrategia más que utiliza el Estado para borrar el límite entre el censor y censurado. Pese a esto, Sánchez, junto a otros blogueros y periodistas, han logrado crear una especie de híbrido entre periodismo ciudadano y profesional, independiente y frentero que ha definido la manera como se ejerce este oficio actualmente. Según cuenta Elaine Díaz (fundadora del medio Periodismo de barrio) para el Centro Knight de la Universidad de Texas, desde 2001 hasta 2017 son 14 los medios que han logrado una relevancia en este aspecto. Y casi todos sobreviven en una especie de ilegalidad, o alegalidad como prefieren llamarla, ya que el Artículo 53 de la Constitución cubana prohíbe la existencia de medios privados de comunicación. Es decir, estas iniciativas nacen desafiando al gobierno. Dentro de estas iniciativas digitales están:
Y así como hay iniciativas, hay temas. Trabajan política, sociedad, medio ambiente, economía, tecnología, cultura y deportes. Cada uno ha encontrado las maneras para mantenerse a flote. Según Díaz, muchas de estas “innovan sin saber que están innovando: Crean aplicaciones para la descarga offline de los contenidos, recaudan fondos en una suerte de crowdfunding criollo que burla las leyes nacionales y el bloqueo de Estados Unidos hacia la Isla, producen podcasts y crean alianzas para la formación de otros actores sociales como los emprendedores”.
La mayoría de estos medios han sido bloqueados o permanecen bloqueados por el gobierno cubano, y aunque el mayor porcentaje de lectores de estos medios está afuera (Estados Unidos con el 50% de los lectores), muchos de los contenidos son hechos para los cubanos. Esta censura es problemática porque desestabiliza las bases de estas iniciativas, en especial respecto a la relación que han creado con los receptores de su contenido, con la comunidad.
En este contexto nace El Estornudo, un medio con una apuesta difícil: contar una Cuba para cubanos dentro y fuera de la isla a través de la crónica, la entrevista, la columna y la imagen. Con un estilo desenfadado pero crítico, cercano pero que también busca conectar a lectores de otras partes del mundo. Están bloqueados en la isla desde febrero de 2018. Sin embargo, siguen creando contenido todas las semanas y se mantienen activos en redes sociales. Luego de entrevistar a su director editorial, Carlos Manuel Álvarez, la apuesta sigue en pie: seguir desafiando al silencio del Estado, a la persecución bajo cuerda. Siguen reporteando aquí y allá y han incluido en sus filas a jóvenes estudiantes de periodismo.
Su director editorial está convencido de que siguen haciendo una revista como ésta para dejar un relato de la Cuba actual diferente al oficial. Según Álvarez, toparse con cosas que se escribieron hace 10 o 15 años, o más, de las que no se tenía la menor idea y necesariamente periodísticas, ayudan un poco a resquebrajar o a analizar el relato que siempre imponen los poderes políticos en todas partes: “Es lidiar un poco con eso: hacer un poco de memoria y un poco de archivo para que los que no pueden entrar directamente hoy puedan derribar lo que sea que estaban haciendo hoy según los medios que bombardean todo el tiempo al ciudadano cubano dentro de Cuba”.
La siguiente infografía reúne entrevistas a su director editorial, Carlos Manuel Álvarez. También a Pedro Vaca, director de la FLIP; Ricardo Corredor Cure, director ejecutivo de la FNPI y desde septiembre de 2016 Presidente de la junta directiva del Global Forum for Media Development (GFMD) y, finalmente, a Sergio Acosta, periodista cubano y creador y presidente de la Fundación Aca Media Latam y periodista en RNW (El Toque).
Contenido realizado para Tendencias del periodismo dictada por Renata Cabrales. Maestría en periodismo Centro de Investigación en Periodismo CEPER – Uniandes.