Hace muchos años Manuel Elkin Patarroyo comenzó a perder la credibilidad ante sus pares científicos, aunque siguió por muchos más recibiendo halagos de sus admiradores y peticiones de entrevistas por parte de reporteros incautos.
En los años noventa su promesa de crear una vacuna contra la malaria lo hizo merecedor de una gran admiración, de premios internacionales y hasta de presupuestos asignados casi a dedo por parte de los gobiernos de la época. Pero en 1995 tras demostrarse que la vacuna SPF66 no era tan efectiva como él lo había asegurado, las dudas sobre su honestidad científica frente a los resultados que reportaba y métodos comenzaron a asomarse. Patarroyo, sin pudor, siguió a partir de ahí haciendo anuncios grandilocuentes sin respaldarlos con resultados reales de investigación.
Hace unas pocas semanas, cuando la pandemia por coronavirus comenzaba a crispar los nervios del mundo entero, la periodista de la revista Semana Salud Hernández decidió entrevistar a Patarroyo sobre este tema. La desatinada entrevista, tanto por las desinformadas preguntas de la periodista como por las desinformadas y apresuradas respuestas de Patarroyo, en medio de una crisis de salud pública de tal magnitud, comenzó a viralizarse a través de mensajes de WhatsApp y otras redes sociales. Días más tarde, otra vez, la revista Semana entrevistó a Patarroyo, quien siguió desinformando a los colombianos con respuestas ligeras, imprecisas y sin el contexto adecuado sobre el coronavirus.
Patarroyo dedicó su vida al estudio de la malaria, un parásito, y no al estudio de los virus ni a la epidemiología. Por eso sus declaraciones han provocado indignación entre profesionales de la salud y científicos colombianos, a pesar de que, una vez más, miles de ciudadanos siguen creyendo en sus palabras. Desafortunadamente, esta vez hasta el presidente Iván Duque cayó en la trampa de presentarlo como asesor científico de un tema que no corresponde con su trayectoria profesional. Es como llamar a apagar un incendio a un mecánico automotriz y no a un bombero.
Pero, ¿qué es exactamente lo que ha dicho Patarroyo y por qué está mal? Esta es la lista de algunos de sus pasos en falso, junto a los de la periodista Salud Hernández.
LAS EQUIVOCACIONES DE PATARROYO
Patarroyo dice que él y sus colegas están dedicados exclusivamente a «encontrar una manera lógica, racional, de desarrollar vacunas contra cualquier enfermedad»: En marzo de 2011 Patarroyo salió en muchos medios de comunicación con esta promesa grandilocuente. Dijo que había descubierto un método para desarrollar vacunas contra 517 enfermedades. En realidad acababa simplemente de publicar un artículo hablando de este mismo método que a la fecha no ha permitido crear ninguna vacuna. De hecho, no le ha permitido ni siquiera mejorar su propia vacuna contra la malaria. La Organización Mundial de la Salud (OMS) registró la vacuna SPF66 de Patarroyo como inactiva o descontinuada.
Minimiza la seriedad de la pandemia. Si el mundo está en pánico es porque toda la población es susceptible.
«Realmente hubo un pánico innecesario, solamente hubo 800 muertos y, la verdad es que cada vida es importante. Ahora tenemos este virus, el coronavirus, que ya van 1.500 muertos pero hay un pánico universal».
Minimiza la seriedad de la pandemia. Si el mundo está en pánico es porque toda la población es susceptible. Solo en Colombia se estima que con una tasa de transmisibilidad del virus de 2,68; es decir, que cada persona contagiada podría contagiar a otras 3; unos 3.989.853 de colombianos podrían adquirir el COVID-19. Las cifras que aportó el Instituto Nacional de Salud (INS) de Colombia al presidente Iván Duque estiman que 187.523 colombianos podrían tener un estado de salud crítico (4,7%) y 550.600 ser pacientes severos (13,8%). Es una cantidad más que suficiente para hacer colapsar el sistema de salud. En todo Colombia existen cerca de 100.000 camas hospitalarias y solo el 10% de estas especializadas en cuidados críticos. Muchos de ellos podrían fallecer. ¿Pánico innecesario? De acuerdo con el epidemiólogo Jorge Acosta, profesor de Uninorte, estimaciones del peor escenario de la pandemia calculan que alrededor del 70-80% de la población mundial resultaría infectada si no se toman las medidas necesarias. “Las medidas lo que buscan es reducir que las infecciones ocurran al mismo tiempo (primeros meses) y colapsen los sistemas de salud. Es lo que se ha llamado el aplanamiento de la curva”, agrega.
«En la China, aún cuando le parezca a algunos cómicos, comen serpientes, comen patos, comen de todo lo que haya. Todo lo que nade, repte o vuele, a la cazuela».
En cuanto a la sutil xenofobia en el comentario, vale la pena recordar que la lista de especies que comemos en Colombia comienza por hormigas y termina en dantas del Amazonas. Investigaciones del Instituto Alexander von Humboldt, por ejemplo, señalan la importancia de las especies silvestres para la seguridad alimentaria de comunidades rurales. En ese sentido, en Colombia también estamos expuestos a toparnos con un reservorio de virus desconocido dentro de un animal salvaje.
«No todos tenemos los receptores apropiados para que esos microbios nos afecten». Es cierto, pero con el nuevo coronavirus, hasta que se demuestre lo contrario, todos somos susceptibles. No sabemos quiénes sí y quiénes no. De hecho, la infección se ha detectado desde niños hasta ancianos. Una vez más es un mensaje que minimiza la situación sin el contexto adecuado.
«Las enfermedades tienen unos picos y ya está, por ejemplo, comenzando a decaer el del coronavirus».
Los epidemiólogos en todo el mundo tienen una opinión muy diferente. «Algo importante que parece que no se entiende ampliamente es que en Wuhan la epidemia paró temporalmente”, anotó desde su cuenta de Twitter la epidemióloga colombiana Zulma Cucunubá, vinculada al Imperial College de Londres. “Las medidas fueron efectivas en parar la transmisión. Pero, si al volver a la normalidad hay una nueva introducción, una nueva epidemia empezará”.
«Eso era lo que deberían de haber hecho en China: haber agarrado los individuos y aislarlos en lugar de aislar a toda la ciudad. O si quieren, aislen a los del barrio, pero es que se les fue la mano aislando a toda la ciudad».
En este momento nadie discute que la estrategia de China fue efectiva. Las estimaciones iniciales de los epidemiólogos apuntaban a que tras la erupción del virus en Wuhan, sin medidas de control, un 40% de la enorme población china podría infectarse, cerca de 500 millones de personas. De hecho, un modelo de simulación matemática de los investigadores Lai Shengjie y Andrew Tatem, de la Universidad de Southampton, Reino Unido, demostró que si China hubiera implementado sus medidas de control una semana antes, podría haber evitado el 67% de todos los casos que al final registró. Si lo hubiera hecho 3 semanas antes, en los primeros días de enero, habría reducido el número de infecciones al 5% del total.
«Imagínense lo que está sucediendo ya… estamos entrando en un juego mediático sin sentido. Ojo, digo muy claro que hay que mantener los ojos abiertos. Mire aquí en Colombia, por ejemplo, ya se establecieron las medidas de hacer el diagnóstico rápido, listo aíslen a esos individuos, solo a esos individuos como está aconteciendo con los del barco. Punto, tranquilo, eso es todo».
Es cierto, como lo dijo la OMS, que una de las claves para luchar contra esta pandemia es hacer todas las pruebas diagnósticas posibles. Pero OJO: no es suficiente. Aunque la evidencia científica no es aún del todo clara, al combinar variables como el tiempo de incubación y la proporción de infecciones asintomáticas, entre otras, se encontró que de cada 100 infectados, 56 no serían detectados con estas medidas en los aeropuertos. Seguir uno a uno los casos de contagiados no ha sido una tarea fácil para ningún país. Y los reportes oficiales de casos, como dependen de la capacidad de cada uno para hacer la prueba de detección, siempre van varios pasos atrás que la verdadera dimensión del problema. Un artículo del Imperial College de Londres abordó de forma amplia esta situación. Colombia ni siquiera tiene la capacidad técnica para hacer todas las pruebas que requerimos.
«Que le pongan cuidado a los enfermos y si hay alguno con síntomas pero ya… pero no me van a aislar a Bogotá, por así decirlo».
Creemos que en este momento Patarroyo debe estar confinado en su casa como el resto de nosotros siguiendo las recomendaciones de las autoridades de salud de Bogotá y el país.
«Por eso les digo que el virus ya habló. Ustedes ven aquí cómo fue la dinámica en China. Creció exponencialmente, hizo su meseta y ya comenzó a decaer. El resto de países estamos en esta situación. Eso es lo que ha hecho el pánico».
Marc Lipsitch, director del Center for Communicable Disease Dynamics en la Universidad de Harvard comentó en Twitter: “La epidemia no ha terminado. China está restringiendo los viajes desde el exterior (¡ironía!) Pero COVID ciertamente sigue ahí … el bloqueo de China es notablemente efectivo, pero las personas aún son susceptibles. La propagación viral se reanuda cuando lo hace el contacto social. Virus no recuerda el distanciamiento social del pasado. 1918 demostró esto y también lo hace la lógica básica”.
«¿Tiene sentido cerrar los colegios? Realmente no. Lo que sucede es que los niños se van siempre al cuidado de los abuelos. Es decir, de los mayores. Y ellos pueden transmitirle la enfermedad».
Afortunadamente en esta afirmación el mismo Patarroyo nos ayudó a contraargumentar. Lo que dice en la segunda frase va en contra de lo que dice en la primera.
Según Patarroyo no es mejor suspender los vuelos, tal vez sólo los de Europa por unos días. La actual pandemia se ha extendido a más de 150 países.
LAS DE SALUD HERNÁNDEZ
“El científico Manuel Elkin Patarroyo revela todas los secretos del virus…”.
Una vez más la idea errada de un genio solitario que va en contravía de la ciencia como una construcción colectiva. Desde que comenzó la epidemia se han publicado 44.000 artículos científicos. Si Patarroyo quisiera revelarnos todos los secretos del virus necesitaría 305 días sin parar para leer lo que se ha publicado en revistas científicas en tan solo tres meses de pandemia. Ante tal hazaña, inmediatamente se daría cuenta de que mientras leía ya se habría producido una cantidad aún mayor de información con «los secretos» del coronavirus.
«Pero en China no hay selva. Según eso tendría que haber muchos más virus en los países amazónicos, por ejemplo».
Según el resultado del VI Inventario Nacional de Recursos Forestales (1999-2003), China tiene 175 millones de hectáreas de bosques y una cobertura forestal del 18,21 %. Sobre dónde pueden vivir los virus: en casi cualquier lugar. Hasta en el Tíbet como lo volvieron a comprobar justo en enero investigadores chinos.
«¿Por qué se ha producido esto (el coronavirus) en una ciudad como Wuhan, que es una ciudad llena de rascacielos?«.
La pregunta continúa muy mal. Los virus no son animales salvajes que andan por ahí como los tigres o los cocodrilos. Los virus necesitan vivir en las células de otros animales para reproducirse. Necesitan la maquinaria genética de esas células. Por eso se dice que cada virus tiene «hospederos», organismos en los que vive. Cuando mutan y logran instalarse en otro comienzan los problemas para esa nueva especie. Como nos acaba de pasar con el coronavirus. En el caso del SARS-COV-2, el primer contagio posiblemente estuvo asociado con el consumo de animales silvestres en un mercado de Wuhan. Hasta el momento, los hallazgos sugieren que el reservorio pudo ser un murciélago.
«Entonces una vez que usted como científico ya sabe cuál es el ADN de ese entonces se pone corriendo a trabajar para ver cómo combatirlo, es decir, el paso siguiente es ver cómo se consigue una vacuna corriendo»
Los virus pueden tener ADN o ARN. Este coronavirus tiene ARN. Son moléculas diferentes con implicaciones diferentes en el comportamiento del virus.
«El que tenga que ir a Filipinas que no deje de hacerlo».
Por suerte para todos los colombianos las verdaderas autoridades de «salud» del país no están tomando en consideración este tipo de recomendaciones y, por el contrario, están restringiendo poco a poco la movilización de pasajeros a todo nivel. Por el momento, el presidente Duque suspendió el ingreso de viajeros internacionales a Colombia, incluyendo colombianos, durante los próximos 30 días.
«Pero entonces, los dirigentes políticos que establecen este tipo de normas… como por ejemplo, colegios cerrados: ¿De quién se están asesorando?, pregunta Salud Hernández a lo que Patarroyo contesta: «Ah, eso es lo que me gustaría a mí saber. Quién los está asesorando».
Hasta hace tres días estábamos tranquilos porque afortunadamente ninguno de los dos era asesor del Gobierno. Ya no tanto. Este miércoles el presidente Iván Duque se reunió con Manuel Elkin Patarroyo y este últimodijo que “se puede desarrollar” en Colombia la vacuna contra el Covid19 gracias a los casi 40 años que lleva trabajando en una «contra una enfermedad que es aproximadamente 50 veces más compleja que el coronavirus».
No buscar la asesoría médica o científica correcta puede conducir a grandes equivocaciones y malentendidos.
«Uno lo que se queda es muy preocupado porque tiene la sensación de que los gobiernos toman decisiones sin contar con los científicos. Sin contar con los expertos. No hay un comité de sabios aconsejando a los gobiernos. Entonces nos gustaría saber qué científicos aconsejan al presidente Duque, a la alcaldesa de Bogotá, a los alcaldes de Medellín, de otras ciudades…Hay muchísima fake news, hay mucho cantamañanas, mucho hablador de paja contando cosas que alarman unas veces que si no te dicen te al medicamento, que si ya tenemos el otro»
No buscar la asesoría médica o científica correcta puede conducir a grandes equivocaciones y malentendidos. Tanto para los gobernantes que tienen que tomar decisiones que afectarán la vida de todos nosotros, como para los periodistas, lo recomendable es entrevistar para cada circunstancia al científico especializado en esa área. Por ejemplo, en caso de una pandemia por coronavirus es importante conocer la opinión de infectólogos sobre el curso clínico de la enfermedad y el manejo médico de los pacientes. También a los epidemiólogos que son expertos en entender el comportamiento de las epidemias. A los virólogos que son los que trabajan con virus. En el caso de un brote de malaria en Colombia sí estaría indicado entrevistar a Manuel Elkin Patarroyo aún si no ha descubierto una vacuna.
LAS QUE SÍ ACERTÓ PATARROYO
«En la medida en que vamos penetrando cada vez más dentro de las áreas de la selva, que nos vamos profundizando más en el mar, que vamos teniendo mucho más contacto global, vamos a estar expuestos a muchísimos más virus».
En 2008, la científica Kate Jones (de UCL) y un equipo de investigadores identificaron 335 enfermedades que surgieron entre 1960 y 2004, de las cuales al menos el 60 % procedían de animales. Estas enfermedades zoonóticas podrían estar relacionadas con las formas en las que irrumpimos y alteramos los ecosistemas.
«Se transmite a través partículas. Son pequeñas partículas aerosoles, salivas, que te irán a contaminar».
Efectivamente así se puede contagiar el coronavirus.
«El pánico que hay con respecto a las pandemias es que le dicen a uno ‘se va a acabar la humanidad’, pero eso no es probable».
“Las pandemias han acompañado a la humanidad históricamente”, recordó hace pocos días Ana Lorena Gutiérrez Escolano, experta mexicana en virus del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, “sin embargo las de mayor mortalidad han sido de origen viral”. En esa lista el primer lugar le corresponde a la viruela que atormentó a los humanos desde hace 10.000 años hasta 1980 (cuando por fin se declaró erradicada gracias a la vacunación) y mató unos 300 millones de personas en ese largo período de tiempo. La mortalidad de la viruela era altísima: 70% de los infectados. El sarampión, que sigue aún entre nosotros, cobró la vida de unos 200 millones de personas. Y la influenza de 1918 mató de 50 a 100 millones. Se estima que redujo la población mundial entre un 3 y 6%
*Tatiana Pardo, Amira Abultaif, Ángela Posada, Carlos Urrego, Efraín Rincón, Juliana Gallego, Lisbeth Fog, Claudia Mejía, Jesús Anturi, Sergio Silva, Pablo Correa.
Post data: En la crisis que vivimos actualmente, periodistas científicos y fuentes tienen una gran responsabilidad. El periodista por informar adecuadamente y saber elegir las fuentes más idóneas, y las fuentes por aceptar dar entrevistas solamente cuando tienen información sustentable científicamente.