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Lecciones de China sobre la vida en confinamiento

El Covid-19 no ha desaparecido por completo en China. Pero en muchos lugares ya se han aliviado las restricciones y la vida está volviendo a una aparente normalidad. Estas son algunas de recomendaciones de personas desde Wuhan hasta Beijing para afrontar este tiempo sin precedentes

por

Alejandra Cuéllar

Es editora de Diálogo Chino para México y América Central


07.09.2020

Ilustraciones: Eréndira Derbez

[N. de la E. Esta historia fue publicada originalmente en el portal Diálogo chino]

El Covid-19 no ha desaparecido por completo en China. Pero en muchos lugares ya se han aliviado las restricciones y la vida está volviendo a una aparente normalidad. Ahora que América Latina y el Caribe se han convertido en el epicentro de la pandemia, registrando más de 210.000 muertes, personas desde Wuhan hasta Beijing compartieron sus experiencias de confinamiento y ofrecieron sus recomendaciones para afrontar este tiempo sin precedentes.

Más allá de permitirles redescubrir sus habilidades culinarias, algunos dijeron que esta experiencia les dio la posibilidad de reflexionar profundamente sobre la salud y el bienestar de sus seres queridos, pensamientos globales que muchos de nosotros compartimos ahora. Al mismo tiempo, los chinos han tenido que enfrentarse a las afirmaciones xenofóbicas de políticos que señalaban al Covid-19 como un «virus chino«, y al mismo tiempo, a las confusas restricciones de movimiento e información implementadas por el gobierno que, a raíz del brote se volvieron cada vez más estrictas.

Bajo este telón de fondo, nos pareció importante escuchar a algunos de ellos. Los nombres de los entrevistados se han modificado para proteger sus identidades.

La historia de Fang Yao

Soy periodista independiente, trabajo en temas culturales y sociales para un instituto internacional en China y escribo sobre Wuhan. Vivo entre Beijing y Wuhan. En general en Wuhan todo está volviendo a la normalidad. En el último mes no hubo nuevos casos, los negocios están volviendo a la normalidad y en las calles, la gente está regresando al trabajo.

En la actualidad existe un código de salud que funciona como tu identidad digital. Todo el mundo tiene este código. Si estás sano, tu código será verde. Si has estado en contacto cercano con alguien que tiene el virus o tiene síntomas, es amarillo y si te da positivo es rojo. Si quieres moverte libremente debes tener un código verde.

Para mí la parte más difícil fue entre enero y abril. Después del 15 de febrero nadie podía salir de sus recintos por orden del gobierno, así que trabajé como voluntaria en grupos de WeChat. Había muchas personas que pedían ayuda para registrar información o necesitaban asistencia para conseguir comida. Algunos no sabían a qué hospital debían acudir para ciertos procedimientos. Me ofrecí como voluntaria para hacer llamadas y ayudar a las personas a recibir tratamiento. Trabajé desde las 9 AM hasta la medianoche ya que había mucha gente pidiendo ayuda. Fueron muchas las personas que no pudieron acceder a la asistencia médica.

Muchos hospitales no aceptaban a personas menores de 65 años y no había nada que pudiéramos hacer. Solo podíamos ayudarlos a conseguir comida o medicinas. Todo aún se estaba desarrollando. Había mucha información falsa.

Aunque tengo más de 3000 mensajes en mi WeChat y todavía siguen comunicándose hasta ahora, a menudo no puedo verlos porque tuve un colapso emocional. Después de tres meses de ser voluntaria, ahora ya no veo noticias, no las sigo, leo libros que no son relevantes para el Coronavirus. Leo y hago trabajos de traducción, ya todo es demasiado para mí.

Si deseas proteger tu salud [mental], es mejor no concentrarse tanto en las noticias, es un momento en el cual se puedes aprender cosas que siempre quisiste aprender. Puedes leer más libros o hacer algunas llamadas telefónicas a amigos.

Creo que es importante registrar lo que está sucediendo. Si puedes, trata de ser sincera o sincero documentando el recuerdo de un año que es significativo en la historia de la vida de cada persona.

Ahora, valoro las cosas todo lo que puedo. Antes gastaba más dinero. Tenía la costumbre de comprar muchas cosas que no necesitaba. No es una cuestión vinculada a mi situación económica, sino que se trata de lo que realmente es necesario en la vida. Es importante hablar con la gente. El consumismo se está convirtiendo en entretenimiento, es una pérdida de tiempo y dinero. Ahora miro mi vida hacia atrás y creo que inconscientemente estaba viviendo una vida que realmente no quería vivir.

Aquí la gente todavía está perdida en las secuelas del Coronavirus, la situación aún se está desarrollando. Algunas personas piensan que no tiene nada que ver con el gobierno o el sistema, mientras que otras personas están pensando en responsabilizar al gobierno. También, hay muchas personas que solo quieren volver a la normalidad y no pensar en lo que pasó, porque fue horrible.

Pero hay algo que siempre debes recordar: eventualmente tendrá su fin.

En la actualidad existe un código de salud que funciona como tu identidad digital. Todo el mundo tiene este código. Si quieres moverte libremente debes tener un código verde.

La historia de Zhao Tingting

Vivo en Beijing y la vida ha vuelto a la normalidad para mí. Todos los restaurantes están abiertos, pero los clubes aún no lo están. Las salas de cine están comenzando a abrir. Soy traductora, por lo tanto, no hay demasiado trabajo. Pero definitivamente no me encuentro en una situación tan mala en comparación con las personas que han perdido su trabajo.

Mi familia está en Wuhan. Allí la situación es muy similar a la de Beijing, pero recientemente mi mamá me comentó que todavía hay casos de Covid en Wuhan, aunque el gobierno no lo informa. Ella no se siente totalmente cómoda con esta situación. Ella siente que el virus todavía está ahí fuera.

Si tuviera que hacerlo [el confinamiento] de nuevo, probablemente no compraría tanta comida. Compré cantidades increíbles de granos. Compré comida suficiente para aproximadamente un año. No sabías cuáles eran las noticias reales y cuáles las falsas. Realmente hemos sentido que esto iba a ser un apocalipsis. Compré demasiada medicina y ahora solo tengo que terminarlas, lo cual es molesto. Vendas, jarabe para la tos, curitas y desinfectante.

Descubrí que la comida casera es mucho mejor que la de los restaurantes. Me volví mucho más conocedora de la comida y agradezco que el Covid nos haya convertido en cocineros a todos.

Definitivamente siento que quiero estar más saludable, te das cuenta de que esto es lo más valioso. Cuando el Covid estaba sucediendo en Wuhan, vi un video de un hombre de 50 años que murió en su apartamento. Tenía dinero, pero nada de esto le sirvió al momento de morir. La salud y la felicidad son más importantes que la ambición o el dinero, el dinero es importante pero no debe reemplazar la felicidad y la salud.

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El primer mes fue muy estresante, llamaba (a mi familia en Wuhan) tres veces al día. Los hospitales estaban llenos de gente, las personas se caían en la calle. No sabíamos si era algo que sería mucho más grande de lo que veíamos, había tanta incertidumbre. A juzgar por la información que estábamos recibiendo, por primera vez sentí que las cosas podrían colapsar por completo. En un contexto en el cual nadie realmente confía en el medio oficial de noticias, nadie sabía qué creer.

Antes del 26 de enero, el gobierno no se había reunido y puesto de acuerdo para censurar internet y había muchas voces disidentes, en ese período de tres días, había una gran ira sobre la situación real.

Todos pudimos ver en tiempo real como tanto el contenido como todos los periodistas ciudadanos estaban siendo eliminados. La mayor parte de la información salió en el Twitter chino [Weibo]. Ellos borraron esas publicaciones y contrataron gente para realizar comentarios positivos, a veces se podían vislumbrar reacciones reales, pero luego las reemplazaban por otras de contenido positivo.

Probablemente, todos a mi alrededor estarían de acuerdo en que la gente realmente perdió la fe.

Hay que pagar un precio muy alto para ejercer el periodismo ciudadano en China. Leí sobre un hombre que recopiló información sobre las protestas y ahora ha sido sentenciado a cuatro años de prisión. La censura se ha vuelto más draconiana después del Covid. Hemos vivido bajo una estricta censura. Algunos chinos recopilaron todos los informes de noticias, eliminaron información sobre el Covid, la compartieron en github.com y finalmente fueron arrestados. Realmente hoy no sabemos qué está pasando con ellos.

Pienso que no tenemos un espacio público gratuito para que la gente pueda intercambiar sus ideas y pensamientos, por lo que no existe una reflexión pública [sobre la pandemia]. Quizá exista en lugares muy limitados, en el marco de una comunidad pequeña, pero no diría que como sociedad hoy se esté produciendo una conversación.

Podemos hablar de ello personalmente, pero incluso cuando dialogamos uno a uno en WeChat reemplazamos las palabras que podrían ser detectadas por la IA. Tenemos que pensar en lo que no podemos decir en caso de que nos comprometa, no es un gran lugar en línea para poder hablar de este tipo de temas.

Todos pudimos ver en tiempo real como tanto el contenido como todos los periodistas ciudadanos estaban siendo eliminados.

La historia de Gao Lingyuan

En la actualidad, vivo en Hefei, provincia de Anhui (este) en China. Actualmente, en Hefei no hemos visto ningún caso nuevo desde finales de marzo. Muchas compañías han regresado al trabajo y están tomando precauciones, garantizando que se siga tomando la temperatura de sus estudiantes y su personal. La situación no es absolutamente normal, pero estamos llegando a ese punto. A causa del brote de Beijing, ahora hemos incrementado la seguridad en las comunidades para asegurarnos que las personas puedan ser monitoreadas de cerca.

Soy profesor de inglés y trabajo en un departamento internacional en un instituto. Económicamente, fui cauteloso porque estaba nervioso sobre la posibilidad de que la empresa cerrara. Pude ahorrar tres cuartos de mi sueldo por mes. He tomado una mayor conciencia sobre mis hábitos de gastos y después del confinamiento analizaré si realmente necesito comprar ciertos artículos.

En lo relacionado con la comida y la salud, también me he vuelto más cauteloso, especialmente cuando se trata de comer en pequeñas tiendas y comprar comida callejera vinculada a comestibles, antes no me importaba si estaba empaquetada o no, pero ahora compro más alimentos envasados que no han estado expuestos a espacios abiertos, donde la gente puede respirarlos o tocarlos.

Para tener una vida más viable durante el confinamiento, ya sea que hayas estado trabajando desde casa o haciendo tareas domésticas, el objetivo es mantenerse ocupado. Hay muchos días para holgazanear, pero hay que tratar de fijar una rutina y ceñirse a ella, aunque siempre se pueden hacer algunos ajustes para no aburrirse. Lo más importante es vestirse todos los días.

Si tuviera que hacer todo esto de nuevo, definitivamente ordenaría más alimentos desde casa, compraría una máquina de coser y aprendería a hacer mi propia ropa. Pero lo más importante es que iniciaría un pequeño club para que los jóvenes tengan un mayor compromiso social con otras culturas y con las diferentes experiencias que han atravesado durante el Covid. Sería un espacio seguro para que los jóvenes interactúen con otras personas de todo el mundo.

También aprendí que si el medio ambiente está enfermo o no se desarrolla de manera óptima, tampoco podrán hacerlo las personas a su alrededor. Debemos mejorar el reciclaje y asegurarnos de cuidar nuestro entorno natural si queremos mantener una buena salud. También les grito a las personas cuando las veo sin sus máscaras o escupiendo y les digo que podrían hacerlo mucho mejor. No creo que otras personas en China sean tan audaces para decirles a otros que practiquen buenos hábitos, pero espero que todo esto mejore.

Ilustraciones Eréndira Derbez

La historia de Deng Wenxuan

Ahora vivo en Beijing. En el primer brote de febrero, solo unos pocos cientos de personas fueron infectadas por el virus. Sin embargo, la ciudad casi fue cerrada. Los adultos trabajaban desde casa y los estudiantes estudiaban en sus hogares. Mi hija menor tiene cuatro años. Hasta ahora su guardería ha estado cerrada y no sabemos cuándo volverá a abrir. La política de control de la interacción social se relajó a finales de mayo, pero en las últimas dos semanas ha habido un nuevo brote de casos en Beijing. Nuevamente, la política se está endureciendo. Mi hijo, un estudiante de séptimo grado, está estudiando en casa otra vez. Sospechamos que nuestras vidas no podrán volver a la normalidad.

Trabajo en un instituto de investigación, que es propiedad del estado. La pandemia no me afecta económicamente. Como no salgo a cenar, ni envío a mis hijos a actividades extracurriculares, ni tampoco viajo, de hecho, reduzco mis gastos y puedo ahorrar más dinero. Trabajo en mi casa desde fines de enero. Pero como mis hijos están en casa, mi trabajo no es eficiente. Soy menos productiva como investigadora, leo menos y escribo menos. A veces estoy demasiado deprimida como para hacer algo. No he salido de Beijing desde hace casi seis meses.

Reducir la interacción interpersonal podría ser la forma más eficaz [para no contraer el virus]. Pero es imposible e inhumano. Las personas se sienten deprimidas cuando están aisladas en sus casas durante mucho tiempo.

El servicio de entrega en China es muy conveniente. Hacemos compras en línea y recibimos la entrega de comestibles en la puerta de nuestra unidad residencial. Hay muchas unidades residenciales de este tipo en Beijing y en otras grandes ciudades de China. Estas condiciones de vida hacen que la movilidad de la población sea más fácil de controlar.

Sin embargo, presto mayor atención a la salud y he comenzado a hacer ejercicio con regularidad. Soy más pesimista sobre el futuro de los seres humanos en general. A veces, creo que la pandemia es una maldición para las personas que explotan la tierra sin piedad.

No creo que la gente se encuentre reflexionando todavía sobre esta situación de manera colectiva. La gente en China parece apegarse más firmemente a sus valores y al sistema político. Supongo que la pandemia y la presión internacional mantuvieron al pueblo chino más consolidado como nación.

¡No comas animales salvajes! Creo que esta es la lección más importante sobre el medio ambiente. Pero creo que aquellos a los que les gusta comer animales salvajes los consumirán de todos modos, mientras que los que no los comen no lo harían en ninguna circunstancia. No creo que la actitud general con relación al medio ambiente cambie mucho en China.

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Alejandra Cuéllar

Es editora de Diálogo Chino para México y América Central


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