La positividad tóxica: del self care al auto-engaño

Este texto se sumerge en el laberinto del self care, donde el intento de protegernos a nosotrxs mismxs se convierte en un autoengaño de “soy lo más” y “me merezco el éxito”. Navegamos por una era donde el cuidado personal se ha transformado en una industria. Y todo porque promete soluciones instantáneas a conflictos internos profundos. Si yo me cuido, cuido todo, cuido el mundo, cuido a los demás. Nos cuidamos tanto que no sabemos en qué mundo estamos. Yo cuido, me cuido, nosotrxs cuidamos… ¿Es suficiente? ¿O estamos simplemente adornando la superficie, evitando enfrentar la raíz de nuestros dilemas?

por

Natalia Gutiérrez

Semillero de Creación e Investigación Coolture, 2024


26.04.2024

Tengo que admitir algo: estoy enganchada a las cremas y mascarillas faciales de marcas caras. Si sumo todo lo que me gasto en estos productos, ya sea diaria o semanalmente, estoy invirtiendo más de medio millón de pesos. Cada crema, cada mascarilla, viene con promesas de hacer maravillas por mi piel, y yo me la creo y sigo comprándolas. Aunque a veces me pregunto si realmente vale la pena gastar tanto dinero en esto, la verdad es que no puedo evitarlo; me gusta cómo se sienten en mi piel, aunque en el fondo sé que quizás estoy gastando más de la cuenta (y que tal vez no sirvan, y solo me he convertido en una yonki de las cremas). Mi mamá es igual, pero su obsesión es con el cuidado corporal, es la yonki de la piel. Desde que tengo memoria, la ducha de nuestra casa siempre ha estado repleta de exfoliantes, cremas, y bronceadores de todo tipo. Ella cree firmemente en la importancia de cuidar cada centímetro de su piel, y eso se refleja en la cantidad y variedad de productos que acumula, hasta el punto de que se vencen sin haber usado más de la mitad. Cada vez que entro al baño, me encuentro con un nuevo producto que promete piel más suave, más tersa o más bronceada. Promesas, promesas, promesas… consumo, consumo, consumo cuidado.

¿Es el self care genuinamente amor propio o simplemente un disfraz para el autoengaño? ¿Es creer que unx es tan bueno que parece dios y los demás son los enemigos? ¿Basta con quererse y ponerle buenas vibras para triunfar en la vida? ¿Qué es triunfar en la vida? Estas preguntas me acompañan y atormentan cuando escucho que masivamente la gente dice que todo lo bueno pasa por quererse y tener good vibes. Pienso que tal vez soy mala persona porque mayormente veo auto engaños, decepciones, tristezas y más farsas de este siglo XXI donde no ser bellx, no tener dinero, no consumir es ser loser.

Yo pude, tu puedes, estas diseñadx para el éxito

Colombia no es ajena a la obsesión por el bienestar personal. Los estantes de las librerías están repletos de libros de autoayuda (que dominan las listas de best-sellers): Hábitos atómicos, Cómo hacer que te pasen cosas buenas, La psicología del dinero: 18 claves imperecederas sobre riqueza y felicidad, Encuentra tu persona vitamina, El Club de las 5 de la mañana: Controla tus mañanas, impulsa tu vida, El poder del ahora, Ruge: O espera a ser devorado, Cómo ganar amigos e influir sobre las personas… es lo más vendido. Y todos compramos pensando que por ahí está la fórmula easy del éxito. Y es que estos libros te dicen que todo está en ti, que tu llevas el gen del poder y te prometen soluciones rápidas para absolutamente todo, desde la ansiedad y el sexo hasta el éxito financiero.

Paradoja: El único éxito financiero es para las editoriales, los influencers digitales y los autores que se convierten en estrellas del espectáculo y dan shows para ganar más.

En medio de este universo de consejos, surge el concepto de self care, o cuidado personal, como una luz de bienestar en un mundo lleno de exigencias y presiones. El self care, en su forma más pura y simple significa cuidar de unx mismx, buscar el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el alma. Se basa en dedicarle tiempo de cuidado a nuestras necesidades físicas, emocionales y espirituales. Pero esas “necesidades” pueden ser “solucionadas/compradas” en el mercado de productos para el self-care. Otro business. Genialidad de eso que Eva Ilutz llama capitalismo de las emociones. También dice Eva que eso produce identidades congeladas en el consumismo y la búsqueda de la perfección como la normalidad. Ahí es cuando el self care puede transformarse en autoengaño del uno mismo, pero un éxito del mercado.

Las emociones como mercado

En el contexto actual, se ha generado una narrativa en la que se promueve la idea de que los traumas y las dificultades emocionales pueden ser completamente resueltos a través del consumo de productos y servicios. Sin embargo, la realidad es que los traumas reales no pueden ser completamente reparados de esta manera. El capitalismo ha adoptado un enfoque pragmático hacia el bienestar emocional, presentando productos como soluciones rápidas y efectivas para problemas complejos. Esta narrativa simplista y comercializada ignora la complejidad de la experiencia humana y perpetúa la idea de que el alivio emocional puede ser comprado y consumido.

El capitalismo emocional vende consumos (libros, playas, drogas, terapias, prácticas…) que dicen “te solucionan” tus traumas. Y nos quedamos “comprando” cada vez más soluciones express. Tal vez deberíamos explorar las causas detrás de nuestros problemas, traumas, tristezas, euforias más allá de las soluciones superficiales y rápidas, las soluciones fast food, que prometen una gratificación inmediata y efímera. Nos convencemos de que una mascarilla facial semanal o una sesión de yoga ocasional pueden ser suficientes para aliviar el estrés o mejorar nuestra autoestima. Sin embargo, estas soluciones solo rascan la superficie de nuestros problemas emocionales, ofreciendo una sensación temporal de alivio en lugar de abordar las causas subyacentes de nuestro malestar.

Al depender en exceso de estas soluciones rápidas, perdemos de vista la importancia de explorar las raíces profundas de nuestros problemas emocionales. En lugar de confrontar nuestras emociones y traumas de manera significativa, nos conformamos con parches temporales que no hacen más que perpetuar un ciclo de dependencia emocional del consumo.

Cada unx en su auto-engaño (digital)

Aquellos que luchamos con problemas de salud mental, traumas profundos o dificultades emocionales complejas podemos encontrar que las soluciones superficiales y rápidas promovidas por la industria del bienestar son insuficientes para abordar nuestras necesidades. Por eso, más que el self care, vivimos en el auto-engaño. Nos hundimos en una cultura de positividad tóxica, donde ignoramos nuestras emociones negativas en lugar de enfrentarlas y procesarlas.

Pero, que hacemos si somos del cielo digital donde las redes nos muestran y proveen de imágenes cuidadosamente curadas que nos muestran una versión idealizada de la vida de los demás. Nos comparamos constantemente con estas representaciones irreales, sintiéndonos insuficientes si no alcanzamos los mismos estándares de belleza, éxito y felicidad. Las redes digitales nos venden la euforia como el modo de vivir con éxito: fuera tristeza, fuera aburrimiento, fuera melancolía. En este escenario figuras públicas como Karol G, Greeicy, Shakira y todas las demás influencers solo muestran una vida perfecta, contribuyendo a esta cultura de la perfección inalcanzable. Además, las cuentas más seguidas de Instagram, que incluyen famosas como Kim Kardashian y Kylie Jenner, refuerzan esta idea, perpetuando la ilusión de que la euforia constante es el único camino hacia la felicidad y el éxito. Yo misma también planeo meticulosamente mi Instagram para que parezca perfecto, seleccionando cuidadosamente las fotos y publicaciones que reflejan solo los momentos más destacados de mi vida y cuadren con mi feed perfecto, solo publico fotos perfectas con los colores perfectos.

El self care es un negocio, un mercado, un consumo. La industria del bienestar es un negocio lucrativo, alimentado por la venta de productos y servicios que prometen mejorar nuestras vidas. Por ejemplo, Gwyneth Paltrow y sugoop lab de estilos de vida con drogas, sexo, terapias, consejos, cremas, retiros. La serie documental se adentra en este intrigante universo de “estoy mal”, “necesito ayuda”, “quiero mi bienestar”, explorando una diversidad de fórmulas para salir del “sentirse mal” que van desde el rejuvenecimiento de la piel hasta curas energéticas y encuentros con seres del más allá. Controversial.

Aunque la serie comienza con una advertencia de que no ofrece consejo médico, muchos episodios presentan a supuestos doctores, PhDs y gurus para respaldar sus argumentos. Esta difusa línea entre pseudociencia y medicina real ha generado críticas hacia Paltrow por promover métodos y productos cuestionables. Uno de los momentos más destacados de la serie es el tercer episodio, titulado “El placer es nuestro”. En este episodio, Betty Dodson, considerada una gurú del orgasmo, guía a una valiente mujer durante su proceso de placer sexual. En el final del episodio, mientras suena música inspiracional, presenciamos una escena impactante: Carlin, desnuda de torso para abajo, sigue las indicaciones de Betty en una sesión de coaching cuerpo a cuerpo. Mientras Carlin se mueve siguiendo las instrucciones de Betty y finalmente alcanza un orgasmo, la voz de la protagonista del episodio relata:

«Observé la sesión de coaching cuerpo a cuerpo entre Betty y Carlin. No sabía qué esperar, pero cuando lo vi realmente, fue un momento tan hermoso. Betty estaba guiando a Carlin en cómo mover su cuerpo, esas técnicas de respiración. Lo más importante que aprendí hoy es que no importa quién seas, la cultura en la que creciste, de qué país eres, cómo te identificas, no se trata de ti con nadie más a tu alrededor, se trata de que tú poseas tu propio cuerpo, de que tengas una relación saludable y positiva con tu cuerpo. Poseer tu propio placer». Este episodio en particular ha generado una amplia discusión y debate en torno a los límites del bienestar y la exposición mediática. Me hace pensar mucho sobre esa línea delgada entre lo que realmente nos inspira y lo que simplemente nos parece un poco absurdo en el mundo del bienestar alternativo.

Por otro lado, la tienda online de Goop Lab ofrece una selección de productos cuidadosamente seleccionados por la propia Gwyneth Paltrow. Desde macarons exclusivos que son casi demasiado bonitos para comer y están disponibles por tan solo 165 dólares, hasta joyas deslumbrantes y productos de cuidado de la piel de alta gama, la sección «Gwyneth’s Picks» ofrece una variedad de artículos que reflejan el estilo de vida lujoso y sofisticado promovido por la marca. Además, Goop ha lanzado su propia colección cápsula llamada G Label, que ofrece una mezcla de clásicos elevados y versátiles diseñados para el guardarropa diario de la actriz. Entre los productos más inusuales se encuentra una vela que supuestamente huele a la vagina de Gwyneth Paltrow, así como otra que captura el aroma de su orgasmo, lo que demuestra el enfoque poco convencional y controversial de la marca en el mundo del bienestar y el estilo de vida alternativo.

Todo sirve para aumentar tu self care, desde suplementos de vitaminas hasta retiros de lujo, se nos dice que necesitamos gastar dinero (que a veces ni tenemos) para alcanzar la plenitud personal.

Y surge una nueva exclusión social, la de lxs que no pueden permitirse estos lujos. ¿Y qué hay de quienes cuyos problemas van más allá de lo que una mascarilla facial o un té de hierbas puede resolver? El self care se convierte en un privilegio reservado para unos pocos, en lugar de algo para todos. Todo es un asunto de Capitali. O YOpitalismo diría Rincón.

De la melancolía a la euforia como actitudes de vida

Y pensar que en el siglo XIX la melancolía era vista como el modo ideal de vivir porque importaba crear, pensar, imaginar mundos. El periódico dice que “el poemario “Las flores del mal” es una colección escrita por uno de los poetas malditos; fue catalogada en su época como “Un hospital abierto a todas las demencias del espíritu, a todas las podredumbres del corazón”; su creador,Charles Pierre Baudelaire,se vio envuelto en polémicas por sus composiciones, incluso fue llevado a comparecer ante un juzgado, acusado por el delito de ofensa contra la moral pública. Su mundo y estética se contraponían a las corrientes conservadoras de Francia del siglo XIX”. Ya la melancolía jodía al capitalismo pero premiaba al existencialismo: Baudelaire en la búsqueda de la belleza y los ideales… culmina en los valles profundos y solitarios de los terrenos inhóspitos del espíritu humano, esos de la perversión, el dolor y la autodestrucción.

En el siglo XXI es al revés, la euforia es el ideal, la melancolía, el pecado. El capitalismo vende euforias. Vivir de party. Sonrisas al millón. Alegrías infinitas. Good vibes extremas. Coolismo expandido. Vida eufórica para poder existir y tener amigues.

Exit: get a life

Entonces, ¿cómo podemos escapar de esta trampa del autoengaño? En lugar de buscar soluciones externas, debemos mirar hacia adentro y cultivar una relación más compasiva con nosotrxs mismxs. Esto implica reconocer y aceptar nuestras imperfecciones, aprender a establecer límites saludables y priorizar nuestro bienestar emocional sobre la imagen superficial. Además, es importante tener un enfoque crítico hacia la industria del bienestar, cuestionando las narrativas que promueven y buscando alternativas más inclusivas y accesibles. El self care auténtico no se trata de seguir una lista de verificación de actividades, sino de nutrirnos desde adentro hacia afuera. Se trata de parar de consumir, parar la euforia, parar el capitalismo emocional. Pero ojo: no caiga tampoco el hipismo del yoga (otra droga consumible) o las drogas que prometen un encuentro con su ser a través de los hongos, el peyote, el sapo. Parece que siempre necesitamos una droga: la más dañina, la capitalista del self care, amén. Exit: bajarle al consumo, hacerlo autosustentable con el yo y lo colectivo.

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Natalia Gutiérrez

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