El fenómeno Buscalibre, ¿la gran amenaza para las librerías independientes en Colombia?

La tienda virtual de libros Buscalibre sigue expandiéndose en Colombia con una estrategia basada en descuentos imposibles de dar para cualquier otra librería física o virtual y un sistema de envío ágil y cómodo para los compradores. Mientras que desde las librerías independientes denuncian competencia desleal, del lado de Buscalibre piden salirse del “pensamiento tradicional” para que el gremio avance.

por

Eduardo Santos Galeano

@edusantosg


27.04.2024

Apoyo en reportería de Isaac Vargas. Arte por Nefazta

Feria del Libro de Bogotá. Pabellón 6. Abril de 2024. 

Justo detrás de los stands de gigantes del mundo editorial como el Grupo Planeta y Penguin Random House, hay un stand anaranjado. A diferencia del resto de stands, tiene apenas unos pocos libros expuestos en un mueble de cinco repisas. Dice bien grande “Buscalibre” y promete descuentos de hasta el 80% en libros que no están ahí pero que la gente puede ordenar directamente a sus casas. “Nos interesa darnos a conocer en temas logísticos y de la oferta robusta que tenemos al día de hoy. Por eso no llevamos libros físicos”, le dijo a Cerosetenta el gerente comercial de Buscalibre para Colombia, Juan Sebastián Niño. 

Buscalibre se ha autodenominado como “la librería más grande de América Latina”, llegó en 2012 al país y a diferencia de Amazon, el más grande referente de venta de libros en línea en el mundo, es una empresa que nació al otro lado del norte global, en Chile. Hoy es uno de los principales competidores en la industria de la venta de libros y tiene presencia en otros países de la región como México, Perú, Argentina y Ecuador; pero también, más recientemente, en España y el Reino Unido, donde según Niño están ampliando su oferta hacia los libros en inglés.  

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Desde una bodega al occidente de Bogotá, cerca al municipio de Cota, dicen despachar diariamente unos 1500 libros, lo que pone a Colombia en el lugar más robusto para su operación después de su país natal. El 40% de estos van para Bogotá, el 22% para Medellín y el 10% para Cali. El restante 28% se divide entre otras partes del país y otros países de la región. Y contrario a las librerías independientes que tuvieron que cerrar o sufrieron el impacto económico de la pandemia, se beneficiaron del encierro gracias a su sistema de envío a la casa. Así lograron “un crecimiento del 200%” en su operación, en palabras de Niño.

Una librería que cerró sus puertas en junio del 2021, meses después del confinamiento, fue ArteLetra, que se mantuvo en un pequeño local sobre la carrera Séptima, a la altura de la 70, durante 18 años. “Si no es Buscalibre, será otro el que aparezca”, asegura Adriana Laganis, quien fuera dueña de la extinta ArteLetra, y que fue una de las fundadoras de la Asociación Colombiana de Libreros Independientes (ACLI) junto a otros colegas del medio. Laganis menciona a Buscalibre como la empresa que sigue perpetuando el modelo Amazon, un problema que se resume en que pueden ofrecer los mismos libros que las librerías independientes pero con precios sustancialmente por debajo del mercado local, tanto en novedades como en libros vigentes de cada catálogo. 

Violeta Gómez, fundadora de la Verbena Literaria, una librería independiente que opera en el norte de Bogotá, lo explica de la siguiente manera: “grandes superficies como Buscalibre tienen un descuento mayor sobre el libro. Mientras que a las librerías independientes, las editoriales y distribuidoras nos dan un 35% de descuento, máximo 40%, a este tipo de superficies les dan porcentajes mucho mayores. Eso les da mucha más margen de ganancia”. “Cuando ellos mismos otorgan diferentes condiciones a las librerías es que nace la especulación mayor del precio”, complementa Laganis. 

El lío con los descuentos 

Veamos un ejemplo. La novela Casa de llama y sombra (Ciudad Medialuna 3), un libro de ficción editado por Alfaguara –uno de los sellos literarios de Penguin Random House–, llegó a la librería Casa Tomada a un precio de $89,000 pesos, el monto establecido por la editorial. Mientras tanto, en la página de Buscalibre aparece con un descuento del 20%, lo que equivale a $71,200 + $4,900 de un envío que llega al otro día a la casa del comprador si está en Bogotá. Si hacemos la misma operación en la página de Casa Tomada, hay un cobro extra de $9,650 pesos por contratar a Servientrega para hacer el envío en el plazo de dos días hábiles. En la web de grandes librerías como la Librería Nacional o la Lerner, el mismo título se encuentra con un descuento parecido únicamente entre el 22 y el 23 de abril por el Día del Libro. Buscalibre mantiene su descuento de manera permanente. 

Este mismo ejercicio se podría hacer con otras novedades, como En agosto nos vemos, el libro póstumo de García Márquez editado por Random House, o Griselda, el esperado libro sobre la narcotraficante colombiana escrito por el periodista José Guarnizo y editado por el Grupo Planeta. Según el gerente comercial de Buscalibre para Colombia, logran ofrecer estos descuentos gracias a la estrecha relación entre esta librería online y esas dos grandes casas editoriales. “Los descuentos siempre se establecen de manera compartida con las editoriales, no solo son otorgados 100% por Buscalibre. La comunicación que tenemos con ellos y el volumen de venta que manejamos es lo que nos permite poder ofrecer ese beneficio de cara al cliente final”, dice Niño. 

“Buscalibre y las librerías grandes de cadena no entienden la importancia del librero como mediador de lectura y de cultura”, Violeta Gómez.

Este modelo parece excelente de cara al comprador –en cuanto a precios y facilidades de envío que nadie más tiene–, pero para Violeta Gómez, estos descuentos abren la posibilidad para que exista una práctica de competencia desleal. Ella ha visto, por ejemplo, como personas llegan a su librería con la página de Buscalibre abierta en el celular para comparar precios antes de hacer la compra. “No es que las librerías independientes seamos más caras, lo que pasa es que no podemos hacer esas campañas que hace Buscalibre porque no nos daría el margen para poder sobrevivir”, comenta al respecto Ana María Aragón de Casa Tomada. 

La Ley del Precio Único

Una de las posibles soluciones que se han planteado es la de aplicar una Ley del Precio Único, que obligaría a toda la cadena del libro –editoriales, distribuidoras y librerías– a unificar el precio de venta de los catálogos y novedades. De esta manera, las librerías independientes podrían competir en igualdad de condiciones con Buscalibre. Este tipo de iniciativa actualmente funciona en países europeos como Francia (1981) y España (2007), donde sigue sin haber unanimidad sobre sus beneficios.  En ambos casos estamos hablando de industrias editoriales que gozan de buena salud y se han mantenido en constante crecimiento en los últimos años. 

En Argentina, el presidente libertario Javier Milei intentó derogar la Ley de Defensa de la Actividad Librera –en la que establece el precio único de los libros– en febrero por medio de su Ley Ómnibus, aunque no lo logró por falta de votos en la Cámara de Diputados. Esta propuesta fue ampliamente rechazada por editores y libreros que se pronunciaron a favor de mantener el precio único. En México, otro país de la región donde también hay un precio unificado de los libros desde el 2008, hay quejas por parte del sector editorial debido a que las grandes librerías siguen impulsando una política de descuentos abiertamente ilegal y sin ningún tipo de control ni sanciones. 

“La aprobación legal de un precio único no necesariamente estabiliza el comercio ni equilibra el valor de las mercancías. Dicha ley debería dar cabida a excepciones relacionadas con los descuentos, que sí valdría la pena regular para evitar que las empresas se excedieran en la depreciación del libro”, explican Pablo Estrada y Wilson Colmenares, investigadores del Observatorio Editorial Colombiano del Instituto Caro y Cuervo (OEC). Para ellos, Buscalibre funciona como una plataforma que además hace de agente publicitario y de marketing para las editoriales. Además estaría logrando un control desigual del mercado del libro al concentrar “grandes cantidades de datos de la demanda, oferta, venta e intereses de compra de muchos usuarios”.  

Ana María Aragón, que integra la ACLI, se encuentra en la misma línea que el OEC y cree que la propuesta sobre el precio único debe ir dirigida directamente a que se ponga un tope de 10% en el descuento de los libros –en España y Francia está en 5%–. “Si uno dice ‘precio único’, puede llegar a equívocos porque es como si alguien determina el precio de los libros”, menciona esta librera que en pandemia participó en charlas ante el Cerlalc en las que se habría acordado ese tope de descuentos del 10%. Esta propuesta habría sido rechazada en su momento por la Cámara Colombiana del Libro (CCL), el gremio que integra a editores, distribuidores y libreros. Adriana Laganis recuerda que en 2008 también se intentó impulsar la Ley del Precio Único pero que finalmente se quedó en el aire por presuntos conflictos de intereses dentro del gremio. “A editoriales y/o distribuidores de gran envergadura que hacen parte de la CCL no les conviene firmar, además los gobiernos nunca han revisado este tema”, asegura

La CCL no quiso pronunciarse para este reportaje. 

“Al tener quizá más limitantes y diferentes trabas para que las personas puedan adquirir sus libros creo que el índice de lectura no sería el mismo”, comenta Juan Sebastián Niño sobre la postura de Buscalibre frente a la propuesta del precio único. Según lo que le dijo a Cerosetenta tampoco se deberían poner topes sobre los descuentos de los libros debido a que “hay personas que quizás están en esa indecisión de leer o no, y ese beneficio es lo que los puede llevar  a decidir si poder comprar el libro”.

La librería de barrio en riesgo

Según el directorio Librerías Colombia desarrollado por la CCL, en este momento hay 511 librerías ubicadas en 50 ciudades de Colombia. De estas alrededor de 60 son independientes. Este directorio también muestra que tan solo Bogotá tiene el 40% total de librerías del país y que en esta ciudad hay 2,6 librerías por cada 100,000 habitantes, una cifra todavía muy lejana al mínimo propuesto por la Unesco, de 13 librerías por cada 100,000 habitantes. En ese contexto, en donde además la mayoría de librerías independientes están concentradas entre Chapinero y el centro de Bogotá, vale preguntarse por su supervivencia cuando existe un competidor en constante crecimiento como Buscalibre. 

“Los chiquitos podemos entrar a competir en el mercado por medio del servicio. Podemos ofrecer un servicio personalizado, conocer a nuestros clientes frente a frente y despacharles su pedido el día que hacen la compra. Que nos dejen competir por el servicio, no por el precio”, comenta al respecto Ana María Aragón. Para Violeta Gómez el tema del servicio es finalmente el gran diferencial entre una biblioteca online de la masividad de Buscalibre y el espacio humano que ofrece una librería como La Verbena: “Buscalibre y las librerías grandes de cadena no entienden la importancia del librero como mediador de lectura y de cultura”.

Al igual que las libreras, los investigadores del OEC destacan la imposibilidad de Buscalibre para dar la experiencia de comprar libros en una tienda física, aunque “aquí vuelve a jugar en contra la proporción entre brindar una experiencia u ofrecer miles de títulos y ejemplares”. Según el estudio ‘Hábitos de lectura, asistencia a bibliotecas y compra de libros en Colombia 2023’ realizado por la CCL, los colombianos compran el 58% de sus libros en librerías y tan solo el 15% en internet, por lo que todavía estamos lejos de que los catálogos digitales como el de Buscalibre se tomen el mercado. Sin embargo, Juan Sebastián Niño, gerente comercial para Colombia, le dijo a Cerosetenta que con campañas como la que están haciendo este año en la Filbo, ofreciendo descuentos de hasta el 80%, que saltan a la vista de los visitantes al evento, buscan atraer cada vez a más personas hacia su modelo de negocio.  

“Buscalibre no va a cambiar su modelo de negocio así esté atropellando al resto de librerías", Ana María Aragón.

“Ahora las personas se fijan mucho en el tema del descuento y no tanto en lo tradicional, en el ‘pago lo que sea por un libro’. Con nosotros encuentran ese mismo título más barato y se lo llevamos a la puerta de su casa. La gran diferencia que tenemos con estas librerías físicas es ese pensamiento tradicional, uno que creo que no ha permitido que el gremio avance mucho”, sentencia el gerente comercial de Buscalibre para Colombia. A comienzo de este año Juan José Daza, el director regional, le dijo a Portafolio que parte de la inversión de un millón de dólares que hicieron durante 2023 en diferentes áreas está expresamente dirigida hacia el uso de la inteligencia artificial y cómo aplicarla en la experiencia de compra. De esta manera implementarían un nuevo sistema personalizado de recomendaciones de libros aunque según él, en “ningún” caso quieren reemplazar la experiencia de ir a la librería física. 

Un problema repetido

“Desde hace 17 años instituciones como la CCL y el Cerlalc tienen claro conocimiento sobre esto pero continúa todo igual, solo cambia el nombre del empresario que aparece para acaparar el mercado.”, dice sobre lo que está pasando Adriana Laganis, retirada del oficio librero desde el cierre de ArteLetra. Un estudio del 2020 demostró que aunque tuvieron un declive estrepitoso entre 1995 y el 2009, las librerías independientes en Estados Unidos han podido resurgir gracias a la cercanía con sus barrios y comunidades. Incluso las tiendas de libros físicas de Amazon fueron un fracaso y probablemente esta sea una de las razones por las que de Buscalibre dicen que no entrarán a ese negocio por ahora

Desde la ACLI esperan que este año el MinCulturas vuelva a formar el Consejo Nacional del Libro en un nuevo intento de lograr acuerdos y reglamentaciones que rijan los precios y los descuentos sobre los libros en Colombia. “Buscalibre no va a cambiar su modelo de negocio así esté atropellando al resto de librerías. Solamente cuando haya una reglamentación se va a ver eso”, concluye Ana María Aragón. Del OEC le confirmaron a Cerosetenta que Juan David Correa, el ministro de Cultura, quiere presentar una reforma a la ley general de cultura ante el Congreso el próximo 20 de julio que incluiría una iniciativa de regulación de descuentos.

En este momento también hay un proyecto en conjunto entre la ACLI e Idartes para hacer una escuela de libreros que pueda darle una formación integral a las personas que quieran trabajar o que quieran montar una librería. “Ahorita hay un boom y están naciendo nuevas librerías pero sigue siendo un sector muy volátil y precarizado. Buscalibre, con esta noción del beneficio para el consumidor, está desdibujando mucho el valor que hay detrás del libro. De esto vive no solo el autor sino también editores, distribuidores y libreros”, explica Violeta Gómez. 

En el corto y mediano plazo habrá que ver que podrá lograr la ACLI y el MinCulturas para que se puedan llegar a acuerdos dentro de la propia CCL y se instalen pautas sobre el tope de los descuentos desde el propio legislativo. Hasta que eso ocurra, Buscalibre seguirá expandiéndose con sus descuentos y envíos inalcanzables para unas librerías independientes que se mantienen a flote en un país que por ahora, prefiere de lejos ir a comprar su libro en un lugar físico que meterlo en un carrito de compras en internet. 

Nota: Cerosetenta intentó contactar al Grupo Planeta y a Penguin Random House para obtener su versión de esta historia. Al cierre de este reportaje no obtuvimos respuesta. 

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Eduardo Santos Galeano

@edusantosg


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