«Soy mutante: una persona en constante cambio»

¿Cómo es ir a comer helado con una de las Dominatrix más famosas de Colombia?

por

Melissa Roa


10.09.2014

Foto: Ladyzunga

Hay quienes practican la castidad, otros prefieren el sexo convencional y una parte se inclina por alternativas sexuales como el BDSM (Bondage, Disciplina/Dominación, Sumisión/Sadismo y Masoquismo). Estas prácticas están relacionadas con una serie de fantasías eróticas que involucran el dolor y el castigo –físico o mental– como una forma de placer. Así mismo, esta fantasía involucra un juego de roles, el uso de objetos sexuales y una vestimenta adecuada, que hacen de la experiencia algo más excitante.

Aunque poco común, ABCDEFG HIJKLMN OPQRST UVWXYZ es el nombre de esta diseñadora gráfica, más conocida como Ladyzunga. Viene con media hora de retraso. Sin embargo, para ella parece ser demasiado temprano aún.

– Vamos a comernos un helado, dice.

En su cuenta de twitter se define como «Cyborg Mecha Cenobita Proxy and dj performer, graphic designer and Dominatrix». Lleva su pelo teñido de un amarillo claro; tiene unas gafas de sol puestas en su cabellera y viste un largo gabán negro con un jean azul claro. Y como siempre lo hace: lleva puesto un par de tacones de esos que tanto la obsesionan.

 

¿Cuál es su mayor fantasía dentro de esta alternativa sexual?
Ser entrevistada por una chica de ciencias políticas. No mentiras, hay muchas, sobretodo me gusta ver y estar rodeada de mujeres en látex. Hay una práctica que se llama privación sensorial, en la cual se usa mucho el látex que cubre toda la cara y el cuerpo. ¡Ver esto me resulta muy excitante!

Me resulta un poco curioso el ver gente forrada de pies a cabeza, algún día contemplaré la posibilidad de hacerlo. ¿Cómo se define a usted misma?
Intenté definirme a mí misma hace muchos años, estuve tratando de identificarme, pero llegué a la conclusión de que no puedo, porque soy mutante: una persona en constante cambio. Entonces me parece muy difícil tener una identidad.

Usted pertenece a la comunidad BDSM que se ha formado en Bogotá, entonces, ¿nos podría contar a qué edad y cómo fue la experiencia al entrar a este mundo?
A los siete años. En ese entonces no sabía que era BDSM, pero sí sabía que estaba haciendo algo que no era normal. También, me afectaba el saber que mi sentir o placer era ese, debido a las creencias, costumbres y formación católica que tuve.

¿Cuál fue su primera experiencia BDSM?
Yo me amarraba las piernas, pero no sé cómo llegué a hacerlo, no sé cuál fue el dispositivo que me llevó a hacerlo. Como mencioné, ocurrió a los siete años y en un inicio fue una exploración de mi cuerpo; ocurrió cuando estaba observando la sección de las parafilias del libro Enciclopedia ilustrada del sexo del círculo de lectores. Esta sección contiene lo que es vulgarmente conocido como “sadomasoquismo”. En esa parte había una imagen que me gustaba mucho de una chica que estaba amarrada a un árbol; lograba erotizarme, ya que yo me considero una persona muy sensible a las cuerdas, a las ataduras y a la inmovilización. No sé si lo anterior pudo ser la causa de que me amarrara las piernas, de pronto, hasta sí tuvo que ver.

Clasificar esta alternativa sexual como sadomasoquismo es desacertado… entonces, ¿nos podría dar su perspectiva acerca de lo que significa BDSM y sadomasoquismo?
El sadomasoquismo se entendía como una parafilia, la cual era una enfermedad que ya se extrajo del DSM5, es decir: el manual de diagnóstico de enfermedades psiquiátricas y psicológicas. Entonces, este manual, fue creado en los 80 como resultado de la asociación de psicólogos y psiquiatras de Estados Unidos, quienes decidían qué persona estaba enferma. Aquí, se encontraba al sadomasoquismo como una parafilia.
El “sadismo” y el “masoquismo”, fueron unos términos acuñados por el marqués de Sade. Luego, un psicólogo empezó a estudiar estos dos comportamientos en personas que les gustaba infringir dolor (sadismo) y a los que les gustaba que les infringieran dolor psicológico o físico (masoquistas). Sin embargo, hay algo en lo que no estoy de acuerdo y es que el sadismo y masoquismo tengan que ser dependientes, porque el “sádico» o la “sádica” es la persona que quiere infringir dolor sabiendo que la otra persona no quiere sentir ese dolor; en cambio, el BDSM, es un dolor consensuado. Entonces, el sadismo me parece un término que no aplica para las técnicas del BDSM.

¿Cuál ha sido su momento más excitante desempeñando su rol de dominatrix dentro del BDSM?
En la relación como tal sí ha habido momentos, pero no tienen gran repercusión en mí. En cambio, sí es importante el poder dar clases de fotografía y de otras cosas en las universidades, escuelas de fotografía y muchos lugares. Gracias a esto, se me han abierto puertas para mostrar al BDSM como una técnica y estética de estas prácticas.

¿Qué prácticas lleva a cabo aparte del bondage?
Bueno, hay varias que practico: disciplina deportiva, cosificación, pony training, privación sensorial, momificación, fetichismo, adoración de pies, trampling, asfixia y wasting que es con parafina; también otras, pero no hay una terminología para nombrarlas.

¿Cuál es la que más le ha gustado?
La que más me gusta es la cosificación, porque es como volver un objeto sexual a la otra persona, ya sea para placer, para sentarse, de adorno o cualquier otra cosa. Esta situación no es retroactiva, pero sí resulta ser una retroalimentación mutua, es decir, mi placer es ver a la otra persona cosificada o inmovilizada, mientras que para la otra persona es el  sentirse usada como un objeto que está dando placer.

¿Se ha enamorado alguna vez de un sumiso o de algún personaje con otro rol?
No creo en el amor, pero sí es normal que pase eso. En mi caso no es así, ya que yo tengo mis relaciones sexuales o de pareja con BDSM. Entonces, esto implica que haya sido en un inicio una atracción meramente física y no que haya sido desde el comienzo una relación BDSM. Esta relación resulta ser más de pareja y en el desarrollo de esta misma, se presenta la relación sexual con BDSM. Aunque hubo una excepción y fue cuando tuve una relación con un chico que empezó como BDSM, pero fue complicado. Igualmente, una relación de BDSM es como una relación de pareja, solamente implica una apertura a la parte del gusto sexual, y eso me resulta lo más lindo.

Dentro de una relación BDSM, ¿cuál es su límite de dolor?
Para practicar BDSM, los límites se pactan con la persona antes de la relación. Igualmente, existen unas siglas: “las SSC”, que son sano, seguro y consensuado. «Sano» en el sentido que normalmente dentro de estas prácticas, no hay bebidas alcohólicas ni psicotrópicos. Así mismo, las cuerdas y todos los aparatos que uses deben estar en buen estado y limpios. «Sano y seguro» también se refiere a la persona que practica, ya que debe tener dominio de todas las técnicas. Por último, «consensuado», es decir, se pacta antes qué se va a hacer y qué no se va a hacer, los límites de dolor, la palabra de salvamento y el semáforo (rojo para parar, amarillo porque pasa algo y verde para aumentar; un ejemplo podría ser que si se pactaron 100 palmadas en las nalgas, entonces la persona dice verde para que se pueda seguir con más).

Ya que las prácticas del BDSM resultan un tabú social, se hacen más privadas que públicas. ¿Con qué frecuencia las realiza?
Relación como tal no tengo hace como dos años. Esto es difícil, ya que no es muy alta la demanda. El BDSM lo uso más para entrevistas, charlas y cursos que para una relación como tal.

Cuando tiene una relación de este tipo, ¿lo hace con mujeres o con hombres?
Más tengo con mujeres que con hombres, de hecho sólo he tenido dos relaciones con hombres.

¿Qué tipo de vestimenta lleva usted y su sumiso?
A mí me gusta el látex, aunque a veces es muy delicado; prefiero los corsets y los tacones en todo momento, estos últimos me resultan un requisito. En última instancia, puede ser ropa muy ceñida, pero tiene que haber algo, porque odio la desnudez.

¿Nos podría hablar acerca de los fetiches que usted ha cultivado?
Yo soy un fetichista. Me gusta que usen medias veladas (con vena o transparentes) y que huelan muy bien los pies. Así mismo, Me gusta usar los tacones para suspensiones; en realidad, ¡tacones para todo!

No es fácil conseguir alguien que revele sus alternativas sexuales al público… 
Yo no tengo problema con eso.

 

* Melissa Roa es estudiante de Ciencia Política. Esta entrevista se realizó en el marco de la edición Bogotá Amarrada de la clase Laboratorio de Medios del CEPER.

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