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¿Quién cuida a los hijos de las trabajadoras sexuales?

El caso de la niña de tres años que fue abandonada en un hospital de Bogotá luego de ser torturada y abusada sexualmente nos obliga a hablar de la difícil tarea que tienen las mujeres que ejercen la prostitución y son, además, madres. Sus horarios no les permiten cuidarlos, el Estado no les da garantías suficientes y al final los niños de estas mujeres terminan en guarderías ilegales.

por

cerosetenta


10.05.2018

“Nunca nadie nos ayudó. Nada. Allá es defiéndase como pueda, esa es la vida de la calle”. Jenny* tiene 30 años y durante más de una década fue trabajadora sexual en el barrio Santa Fe, en el centro de Bogotá, la zona de tolerancia más grande de la ciudad. “Empecé en la prostitución desde los 16. Trabajaba en un bar del barrio, con una cédula falsa”. Jenny llegó por recomendación de una amiga, “porque allá iba a a hacer buena plata”, recuerda. A los 19 quedó embarazada de su primer hijo, con una pareja estable que tenía en el momento. “Yo quedo embarazada y el papá del niño no responde. Entonces me toca seguir ejerciendo”.

A finales de abril de 2018 violaron y torturaron a una niña de tres años. La niña fue abandonada en un hospital del centro de la ciudad, donde está hospitalizada desde entonces. Todo indica que abusaron sexualmente de ella, que la quemaron, que la golpearon. No se sabe quién es el culpable, pero sí que el crimen ocurrió en el barrio Santa Fé y que la madre de la niña es una trabajadora sexual.

Por cinco mil o diez mil pesos al día las trabajadoras sexuales pueden dejar a sus hijos en estas guarderías improvisadas, para que los cuiden en la noche, por 24 horas o por el tiempo que necesiten

En Bogotá, según cifras de la Alcaldía para 2017, hay 23.426 personas que ejercen la prostitución. De estas, se estima que el 95 % son madres. Madres que tienen que seguir ejerciendo esta actividad mientras crían a sus hijos: “Cuando se van a trabajar algunas sí pagan para que se los cuiden, pero hay otras que los dejan encerraditos en sus habitaciones mientras ellas trabajan”, dice Jenny. Según el boletín de la Secretaría de la Mujer, Mujeres en cifras de 2015, en el que se entrevistó a 2.000 trabajadoras sexuales, cerca de un 40 % de ellas han pensado dejar el trabajo sexual por sus hijos. Pero no pueden.  

Jenny, bogotana, le entregó su hijo a sus padrastros cuando nació para evitar que el bebé estuviera expuesto al ambiente del Santa Fe. Pero su caso es una excepción a la regla. La mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución en esta zona no tienen con quién dejar a sus hijos y les toca decidir entre dejarlos solos en sus lugares de residencia o dejarlos con gente que ofrece el servicio de “cuidar niños”. “La dueña de donde vivíamos –asegura Jenny– tiene otra casa adaptada, como si fuera un jardín infantil, y ahí los cuidaba”. Por cinco mil o diez mil pesos al día las trabajadoras sexuales pueden dejar a sus hijos en estas guarderías improvisadas, para que los cuiden en la noche, por 24 horas o por el tiempo que necesiten: tres días, una semana o varios meses como lo reportó el programa Los Informantes. “Cada quién tiene que ver cómo le da de comer a sus hijos y cómo los tiene bien”, asegura Jenny y agrega: «Si  yo me voy a vivir allá y pongo un letrero de ‘Cuido niños’, pues allá me llevan todos los niños sin saber si realmente van a estar seguros o no».

“En el barrio Santa Fe encontré que cualquier persona cuida a los niños. Me pareció que el cuidado de los niños era una cosa preocupante”, asegura Nohora Cruz, directora de la Fundación Nueva Vida. Esta es una institución que trabaja por mejorar la vida de las mujeres que ejercen la prostitución y sus hijos, especialmente en la localidad de Mártires, donde se está su cede. Son muchos años los que Nohora Cruz ha dedicado a trabajar con mujeres que ejercen la prostitución y muchas las historias que ha conocido. Asegura, por ejemplo, que ha visto tiendas donde cuidan a los niños: “Al interior de los mostradores tenían niños en unas condiciones infrahumanas”. La fundación que dirige Cruz, actualmente, atiende a cerca de 60 niños y niñas en condición de vulnerabilidad. “Lo hacemos con las uñas”, afirma.

A nivel nacional la entidad encargada del desarrollo y la protección de los menores de edad y el de las familias es el Instituto de Bienestar Familiar (ICBF). En el caso de la menor de tres años, el ICBF ya había tenido a la niña en su custodia y se la había entregado a su abuela. Pero, después que la niña fue tomada sin permiso por su mamá, no hubo seguimiento al caso de esta menor y tampoco una denuncia formal de la abuela.

Es muy probable que la niña estuviera en una de esas ‘guarderías’ ilegales.

“Hemos estado en la búsqueda de tener un jardín y ha sido imposible. Para nosotros la prioridad es acompañar a las mujeres pero ha sido imposible sostener un jardín”, asegura Cruz. Su fundación ya tuvo uno, pero cerró por falta de recursos. “Nosotros acudimos al ICBF, pero en general las instituciones del Gobierno no dan los recursos suficientes para la manutención de los niños. Pareciera ser que la obligación fuera al revés, que la obligación [con los niños] es de la fundación y que el ICBF lo apoya a uno”. Cerosetenta trató de contactarse con el ICBF, pero no obtuvo respuesta sobre este tema.

Yo tenía una amiga que dejaba a su hija de 12 años cuidando a sus hermanitos menores

A nivel distrital, la Secretaría de Integración Social es la entidad encargada de los Jardínes Infantiles Diurnos y Nocturnos en Bogotá. Según su informe de gestión de 2017, actualmente la ciudad cuenta con 347 jardínes diurnos y 13 nocturnos. De estos, en la localidad de Mártires hay cinco que funcionan de día y ninguno de la noche. La administración de Gustavo Petro inauguró en 2015 el Jardín infantil Nocturno ‘Dulces Sueños’ en el barrio Santa Fe, un espacio que beneficiaba a 36 menores de edad hijos “de mujeres cabeza de familia que laboran en trabajos informales nocturnos, principalmente en la zona de alto impacto de la localidad de Mártires”. Sin embargo, este jardín fue cerrado en 2017 por la administración de Enrique Peñalosa y los menores que se atendían en ‘Dulces sueños’ “fueron reubicados en el Centro Amar Mártires”, según un comunicado de la Secretaría en mayo de 2018. Los Centros Amar prestan un “servicio de atención integral con enfoque diferencial a niñas, niños y adolescentes en riesgo o en situación de Trabajo Infantil ampliado y sus familias, para fortalecer y contribuir a su desarrollo integral, garantía y restablecimiento de sus derechos”. Según el mismo comunicado de la Secretaría el Centro Amar de Mártires ahora atiende a 105 niños, que incluyen a 20 que fueron reubicados de ‘Dulces sueños’.  

“Con cada cambio de gobierno las reglas de juego cambian”, dice Cruz.  Por ahora, asegura, los más perjudicados de esta situación son los niños: “Yo hace mucho tiempo no trabajo con el Gobierno porque se convierte en una serie de requisitos, exigencias y uno en su empleado. Además hay que aportar un porcentaje importante. Sufrimos por una realidad. Es un problema social bien preocupante. ¿Cuántos niños más serán víctimas?”.  

“Yo tenía una amiga que dejaba a su hija de 12 años cuidando a sus hermanitos menores, y uno era un bebé. ¡Imagínese! Una niña de esa edad con el rol de mamá. Es complicado. Pienso que sí hace falta mucho. Ese sector está a la deriva”, concluye Jenny.

 

*Jenny es un nombre ficticio para proteger su identidad. 

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