No estamos preparados: Manizales

Colombia suma más de 20 mil muertos tras seis meses de pandemia. La mayoría de los fallecidos son adultos mayores, personas de más de 70 años. A pesar de que las medidas del Gobierno han sido especialmente estrictas para ellos, muchos se siguen contagiando. María Fernanda Fitzgerald, periodista de Cerosetenta, nos cuenta la historia del hogar geriátrico Guadalupe, de Manizales donde 74 de 95 residentes se contagiaron de COVID.

Colombia suma más de 20 mil muertos tras seis meses de pandemia. La mayoría de los fallecidos son adultos mayores, personas de más de 70 años que son muy vulnerables al virus. A pesar de que las medidas del Gobierno han sido especialmente estrictas para ellos, muchos se siguen contagiando. María Fernanda Fitzgerald, periodista de Cerosetenta, nos cuenta la historia del hogar geriátrico Guadalupe, de Manizales donde 74 de 95 residentes, en su gran mayoría personas de la tercera edad y con problemas cognitivos, se contagiaron de COVID pero, contra todo pronóstico, Guadalupe terminó desafiando las estadísticas.

Esta es la transcripción del capítulo

Desde que inició la pandemia nos hicieron una advertencia: hay que cuidar a los adultos mayores. Los llamaron ‘abuelitos’, así, en diminutivo, porque en el imaginario nacional, ser anciano es sinónimo de dependencia, de fragilidad. 

Iván Duque: “pero yo quiero ser muy claro, este es un tema de cuidado para evitar muertes, cuando una persona mayor de 70 años contrae coronavirus, tiene más de un 30% de probabilidades de morir, y si es mayor de 80 aumenta a más de un 40%”. 

Hoy, un poco más de la mitad de los muertos por coronavirus en Colombia son adultos mayores, personas de más de 70 años. Son la población más vulnerable al contagio, los que se agravan más rápido, los que tienen más co-morbilidades, esa palabra fea, difícil de pronunciar, pero que todos aprendimos desde que el virus empezó a esparcirse por nuestros vecindarios. 

No solo pasa aquí, por supuesto. En cualquier parte del mundo estar viejo es sinónimo de riesgo.

Entonces, ¿qué puede ser peor que un brote de covid-19 en un hogar geriátrico? 

Noticias Caracol: “Y lo último también nos llega desde Manizales donde 74 adultos mayores resultaron contagiados con COVID19 en un hogar geriátrico. Según el último reporte, 12 trabajadores de ese mismo hogar también resultaron positivos con COVID19” 

Era cuestión de estadística: 74 de 95 adultos mayores se contagiaron de coronavirus en el hogar geríatrico de Guadalupe, en el oriente de Manizales. También contrajeron el virus 12 de sus 14 empleados, incluyendo a su director. El virus no tuvo obstáculos en un hogar donde los inquilinos entre los 60 y 94 años de edad conviven, duermen y se entretienen en un espacio que no cuenta con más de 10 habitaciones. Un hogar que además, sobrevive a punta de la caridad porque ni el Estado ni sus familias se hacen cargo de ellos. ¿Qué podía ser peor?

En la entrada del hogar Guadalupe está pintada una imagen de la virgen de Guadalupe, Con bata azul rey, de bordes dorados y centro fucsia, rodeada por nubes blancas, orando. Es la patrona de la fundación. 

La casa es azul cielo, con rejas grises en las ventanas y tejas de zinc, ya viejas. Es de un piso y tiene diez habitaciones en las que se reparten los 95 residentes, eso sí, las mujeres separadas de los hombres. Aunque la inmensa mayoría son adultos mayores, el mayor tiene 94 años, aquí también viven dos personas que no superan los cuarenta años. 

“Bien, mi nombre es Jose Asdrubal Castaño Rojas, vengo de la calle, me recogieron, yo era habitante de calle, me abrieron las puertas acá, los directivos y llevo 4 años de estar acá” 

Asdrubal es uno de los residentes de Guadalupe. Está a punto de cumplir 74 años. Es delgado, tiene ojos claros y el pelo de un color ceniza oscuro. Viste la camiseta de un equipo de fútbol, unos jeans y un tapabocas negro. “Me vi en la calle por cuestiones de mi familia como ya por la edad ya no podía laborar, yo soy ex-árbitro de fútbol profesional, de ahí dependió todo, el cuidado y el dinero para poder levantar a mis hijos de llevar mi hogar, pero a  partir de una lesión que tuve en las dos piernas, no pude volver a dirigir fútbol, entonces ya mi hijo y mis nietos ya vieron que yo no podía seguir aportando dinero en la casa, entonces ya para ellos me convertí en un estorbo”.   

Su familia lo abandonó. 

me lanzaron a la calle y a partir de estar en la calle, usted sabe que uno se relaciona  con mucha gente, no tenía dónde dormir, no tenía un sitio donde llegar porque  desafortunadamente mi familia, toda mi familia desapareció, el único que sobrevive de mi familia soy yo, entonces me vi enrolado con gente de la calle o lo que llaman habitantes de calle y a partir de ese momento empezó el consumo de droga” 

La mayoría de los 95 residentes de Guadalupe tienen historias parecidas a la de Asdrubal, como cuenta Mariana Gómez, una voluntaria del Hogar que desde hace más de 20 años se ha encargado de recolectar donaciones para los residentes. 

Lastimosamente la mayor cantidad de personas que llegan allí son gente abandonada, el abandono tiene dos maneras; uno ha sido gente que  la policía ha recogido de la calle literalmente. El otro tipo de abandono es ese que  hacen las familias, que están cansados de su viejo, que le estorba su viejo  y van y lo dejan allá, nunca vuelven y tienen hijas y tienen hijos que trabajan en empresas que podrían tenerlos, o que podrían hacer un aporte y no lo hacen”. 

El panorama es tristemente común. Cada año en Colombia más de 400 adultos mayores son abandonados por sus familias. Al ser mayores, no consiguen empleos formales y por lo mismo se quedan sin ingresos fijos y les toca depender de sus familias. Además, solo una pequeña porción recibe ayudas del Estado, a través de un programa que se llama Colombia Mayor que, como muchos, está desfinanciado. Hay meses que el programa solo les consigna 40 mil pesos. Y por eso, por la falta de recursos, muchas familias los abandonan. Los botan a la calle, los dejan en los hospitales, en las clínicas y desaparecen. Todo esto se suma al hecho de que en Colombia un 75% de los adultos mayores no tienen acceso a pensión. 

Así es como llegan a hogares como Guadalupe. Aquí, la vida de solo 18 de los 95 adultos mayores está cubierta por el Estado. Es decir, la Alcaldía de Manizales le paga al hogar para sostenerlos. Otros 22 reciben aportes de sus familias.  Es decir, el hogar sólo tiene asegurados recursos para mantener 40 de sus 95 residentes. El resto, como cuenta el fundador y actual director del hogar, Jhon Jairo Jaramillo, se sostienen por caridad. 

El resto del grupo que como tu puedes notar es un grupo plural de ellos, un grupo numeroso, grande ese grupo se sostiene pues por la caridad pública porque la gente los colabora algunas empresas sobre todo grupos *2:33* también,  colegios  o sea es un rebusque del día a día”.    

Un rebusque diario que se se vuelve más complejo porque la mayoría de los residentes de Guadalupe tienen algún tipo de demencia, consumo de sustancias o condiciones mentales que no les permiten tener total independencia. Es una situación común en los adultos mayores colombianos: el 40% tienen cuadros depresivos y las las tasas de suicidio son altas. Antes de la pandemia, estas condiciones eran complejas de lidiar; ahora, el panorama es mucho más complejo. 

“Es muy difícil, muy difícil porque los enfermeros que trabajan para nosotros, los auxiliares, ellos deben estar muy pendientes de esos abuelos que manejan alzheimer o demencia cenil cualquier tipo de demencia ¿por qué?  porque ellos no manifiestan como los otros el malestar, la fiebre, el dolor,  ellos,  ellos son muy calladitos en ese sentido y no dicen  nada porque pues prácticamente se convierten menos que en un niño”. 

Esas enfermedades propias de la vejez como la demencia senil y el alzheimer borran la memoria y modifican el comportamiento. Hay brotes de ira, y también de depresión. Hay ansiedad, paranoia y cambio de personalidad. Completar tareas sencillas se convierte en algo casi imposible y llega un momento en que incluso hablar cuesta trabajo. Las palabras se pierden entre la desorientación y la confusión. 

A todo la pandemia sumó un ingrediente adicional: la ansiedad por el encierro. Como cuenta Asdrubal…

“Hay compañeritos que la ansiedad por el aislamiento tan largo, acostumbrados que nosotros aquí venían las  familias a visitar, pues, los que tienen sus familias venían a visitarlos, a platicar con ellos, pues lógico que eso es un cambio, ¿cierto? y pues despierta las ganas y  como ya según las noticias ya estaba pasando todo eso, pues tienen  la ansiedad  de ver caras familiares, de que vengan a verlos, así sea de lejitos y volver otra vez, como le dijera a la  normalidad porque digamos  estamos en una vida normal pero  necesitamos llegar todavía más normales que es poder compartir con la gente de acá del hogar, sus familias, la caricia, un abrazo, un beso de un hijo, de un hermano o si madre porque aquí hay personal que todavía tiene las mamas vivas y todo eso pero no viven con ellas, que estan aca recogidos, si ve”.

A pesar de la situación económica difícil y de los cuidados específicos que requieren los adultos mayores, el hogar Guadalupe logró mantenerse libre de coronavirus durante más de cinco meses. 

Al frente de la casa azul hay cuatro sillas de plástico que ya tienen las patas torcidas. Ahí se sentaban los residentes para tomar el sol, para ver gente, aunque fuera solo a través de las rejas de la casa. Sentarse ahí, de a cuatro, fue el máximo contacto que tuvieron los residentes con el mundo exterior desde que inició la pandemia, porque, como cuenta Mariana, la voluntaria del Hogar, cuando el coronavirus llegó a Manizales, las directivas de Guadalupe tomaron decisiones para aislar a los viejos de posibles contactos con el virus. 

Nosotros desde marzo, como voluntarios, ni siquiera vamos al hogar, llevábamos todo a la puerta, las donaciones, hacíamos las campañas para ayudar, pero ya pues allá no se pudo volver a entrar, se prohibieron las visitas de los familiares y sobre todo a los empleados”. 

Algo similar cuenta Asdrubal

Desde el 14 de Marzo que empezó el brote en la ciudad de Manizales inmediatamente los directivos de acá de la institución nos aislaron, entramos en cuarentena, a partir de ese momento. Aquí no entraba ni salía absolutamente nadie, los cuidados eran al máximo”.       

Además, entendiendo que es población en máximo riesgo, la Secretaría de Salud de Manizales practicó varias pruebas a los residentes de Guadalupe. Y como cuenta Asdrubal, a pesar de que el espacio es pequeño, la administración hizo esfuerzos para intentar imponer medidas de distanciamiento social. 

Sí porque ya empezamos el autocuidado, el autocuidado ya pues  el distanciamiento físico  uno de nosotros  de cada uno , ya incluso también en las habitaciones, ya nos separaron porque las camas estaban muy cerca, y ahora ya son dos, de dos a tres metros, ya disminuyó también el personal de cada habitación ya habilitaron mas, mas alojamientos  para poder que tuviéramos el distanciamiento físico, para así podernos cuidar más”.   

Pero ni los cuidados, ni el encierro fueron suficientes. 

No ellos ya estaban en el tercer tamizaje, allá la secretaría de salud les hacía las pruebas, las del copito, la buena y ya, dos tamizajes a toda la población, habían salido negativos, en el tercer tamizaje, no se cada cuantos meses se hacía, fue que empezaron a salir los positivos”. 

Los contagios empezaron a detectarse el 17 de agosto, y de ahí en adelante fueron creciendo, hasta alcanzar los 74 contagiados entre los residentes, más 11 empleados. El 78% por ciento de los residentes en el hogar salieron positivos para el coronavirus. 

“No eso fue horrible, esa fue la parte más angustiante para mi, porque ya la salud de ellos, pues la estaba controlando la secretaría de salud, las IPS donde ellos están, pero el tema de los cuidados de ellos, ese fue una cosa horrible, hubo varios días en donde solo estaban dos personas cuidando 95 personas, eso fue horrible, horrible, horrible”. 

Al parecer, quien se contagió primero fue una de las enfermeras auxiliares que puede contratar el hogar.  

Lamentablemente  tiene que ser que la protección que ella tenía en el Hogar, para manejar sus pacientes estaba mal, estaba mal hecha”.

Y es que el hogar solo tiene dos enfermeras para 95 residentes y ellas se encargan casi que de todo

“Imaginate la enfermera que es la que les hace las cosas, la que lo baña, la que les hace la curación, la que les da el remedio, con eso tiene uno para ya colapsar, hasta que ya llegó también a la señora de la comida, pues con eso tenía uno para que no quedara  ni medio sin quedar infectado, porque si hay un viejito por ahí que se infecto no se de donde, que de pronto algún familiar  le haya llevado, o ese familiar no se podía poner, pues ese viejito no tiene  contacto con el grupo total, pero que se dice de una enfermera, que además allá no son muchas enfermeras solo la enfermera que atiende un grupo, y otra que, no allá eso es escaso, cierto, allá es una enfermera por la mañana y otra por la noche, pare de contar, es una que hace todo”.

Luego de que detectaron el primer contagio, el hogar entró en caos. Lo primero que hicieron fue empezar a aislar a los contagiados. Pero la casa es pequeña, y el virus se movió rápido. Decidieron dividir al grupo: 15 fueron aislados en el hospital general, 5 en un centro menor de salud y 16 fueron a un hotel. Milagrosamente, sin embargo, la inmensa mayoría, 52 de los 95 residentes, fueron asintomáticos, como Asdrubal…

Bueno, mira yo soy uno de los que según las pruebas que me hicieron a mi me detectaron que yo era asomático, sintomático  diré, inmediatamente me aislaron osea yo no presente ningún problema  ni respiratorio, ni fiebre, ni tos, ni vomito, absolutamente nada, estuve 14 días aislado  y durante esos 14 días vinieron y me  hicieron varios exámenes, todos los días venían los médicos y con el personal de enfermería y todo eso, tanto de las EPS como de  la alcaldía y eran constantemente a chequearnos, tanto por la mañana como por la tarde y hasta por la noche y  cuando ya vieron que yo no presentaba absolutamente nada  y ya pasamos la cuarentena, los 14 días  yo volví otra vez a mi vida normal  osea que es mi vida normal, volver a la habitación donde yo estaba,

Reconoce, sin embargo, que sintió miedo cuando empezó a ver que sus compañeros se estaban enfermando. 

Mira la realidad es esta, yo, pues miedo a morirme no, lo que sí me preocupaba era que yo llegara  al extremo de esa enfermedad, que padeciera, porque según las noticias y todo, gente que  duró 20, 25, 30 días y a los 30 días falleció cierto? entonces yo le pedía a Dios que si esa enfermedad me iba a dar y Él iba a permitir que yo fuera una de esas personas contagiadas y que fuera a tener un desenlace fatal, que no, pues que me llevara de una, no que padeciera porque me daba miedo, no la muerte sino padecer esperando que le llegue a uno la muerte”  

Porque para la mayor parte de las personas de la tercera edad, la vida se vive en el presente

“Yo estaba preparado para todo o ando preparado para todo yo vivo, mi vida es el diario el diario vivir yo vivo mi vida mañana no se si amanezca vivo y el pasado, el dia de ayer fue parte ya del pasado  ya otra historia aparte ya no, sacar lo bueno de  cada presencia diaria para uno continuar viviendo pero no, no en realidad a mi no me aterra la muerte” 

Asdrubal cree que fue gracias a Dios, y a la virgen de Guadalupe, la patrona de la fundación que él se salvó.

“Pues yo aqui gracias a Dios conocí a la enfermera, es mi compañera, compartimos todo, la cama todo y mi compañera tampoco presentó absolutamente síntomas de ninguna clase y en la actualidad pues estamos bien gracias a Dios de salud, mi Dios pues como que nos cuido demasiado y la virgen de Guadalupe que es la patrona  de la institución como que también  nos bendijo y ya todos prácticamente ya todos  estamos volviendo es a nuestra vida normal dentro del hogar”. 

Y es que no sólo fue él. A pesar de las estadísticas, de los números, de las probabilidades, en el hogar geriátrico de Guadalupe con 73 de 95 residentes positivos, y todos adultos mayores, el coronavirus sólo cobró dos vidas. 

“Sabiendo que el grupo de positivos fue tan grande porque fueron 73 abuelos que salieron positivos, a mí me parece que los abuelos estuvieron siempre protegidos y cuidados y tenemos en cuenta que sólo tuvimos 2 fallecimientos en todo ese tiempo. que obviamente hubo un fallecimiento que fue por un paro cardiorespiratorio, lo asociaron con el covid  y el certificado de defunción lo hicieron de esa manera pero para nosotros que conocemos, que supimos que sabemos cómo cómo,  qué pasa con cada uno los abuelos para mí pues eso un solo fallecimiento. Me da mucha tristeza que un abuelo haya fallecido por eso pero me parece que es un porcentaje mínimo comparado con un grupo tan grande como el que estuvo afectado, un grupo que hoy, un grupo que hoy 3 de septiembre los tenemos en muy buenas condiciones ellos ya son pacientes recuperados están muy bien de salud, muy bien estado de ánimo,  comen bien, duermen bien”. 

“Eso fue creo que los días más duros que hemos vivido nosotros, eso fue horrible, horrible, muy angustiante, sobre todo que teníamos mucho miedo que se nos fueran a morir y eso fue un milagro de Dios, además de que empezamos pues, la campaña  para poder ayudar, porque el tema se volvió muy grave cuando los empleados estaban infectados y a ellos no había quien los cuidara allá”.

Caldas es uno de los departamentos con menos casos de coronavirus en el país, pero aún así, casi el 70 por ciento de sus muertos por covid-19 son mayores de 70 años. Es además, uno de los departamentos con más brotes de contagio en hogares de adultos mayores, como el de Guadalupe. Sobre todo en Manizales, su capital. Hasta la semana pasada, ya había tres contagios con masivos. 

Aunque aquí, en Guadalupe el número de fallecimientos fue muy bajo, comparado con el número de infectados, el brote se esparció también en la mayoría de trabajadores de la fundación. Todos ellos tuvieron que quedarse en sus casas, aislados, mientras los residentes necesitaban atención con urgencia. La institución tuvo que contratar una nómina paralela de cuidadores para poder responder a la emergencia y según su director, Jhon Jairo, aunque recibieron ayudas, el golpe económico ha sido muy fuerte

Yo pienso que como en  todas las épocas de tragedias si la palabra cabe la gente se vuelca mucho hacia el Hogar  hacia estos lugares, lo del Hogar Guadalupe se volvió noticia en Manizales y eso hizo que mucha gente nos colaborara, que mucha gente estuviera pendiente de nosotros pero aún así en este momento está la preocupación de que nos hacen falta muchas, muchas cosas. Por ejemplo ahorita nosotros estamos pagando nóminas paralelas por qué porque como el grupo de trabajo también salió positivo nosotros salimos positivo nosotros tuvimos que de conseguir de un día para otro 10 personas para que apoyaran el grupo de trabajo del hogar,  10 personas calificadas, 10 personas que las recomendaron y el costo muy alto porque, porque son personas que han trabajado con, con población covid, porque algunas otras personas del campo la salud pues se negaron a venir a trabajar a apoyar en él y cuidado de ellos por temor cierto, porque estamos hablando de abuelos positivo,  que se hayan  salido positivo  y ellos pues se negaron”.  

Jhon Jairo está seguro de que es el momento más difícil de su carrera. 

“Fue muy triste fue muy doloroso en los 24 años y medio que llevo de haber fundado el Hogar yo creo que no había pasado noches tan, tan pesadas como las noches que pasé la semana pasada y hace 15 días pensando  en tantas cosas que podían  estar sucediendo acá dentro del Hogar y  uno prácticamente impotente para poderlas solucionar”. 

Por supuesto que hubo errores. En el manejo de la bioseguridad, en los protocolos de entrada, en la sobrecarga de los auxiliares de enfermería, en la cantidad tan elevada de residentes, en sus condiciones complejas de manejar. Pero también hubo abandono. 

Mira, yo tengo mensajes para los diferentes grupos; uno es un mensaje al gobierno cierto, que es la tristeza del presupuesto asignado a la tercera edad, ¿cierto? es totalmente infame, con lo que el gobierno le da a las fundaciones  para trabajar con ellos no se hace nada,  ese es un tema que de hecho no entiendo porque nunca ha mejorado. Segundo, que pienso que en esta pandemia el gobierno debió haber ido a estos lugares, las secretarías de salud, de desarrollo social, no se y haber montado protocolos y haber tenido mayor control, así las fundaciones no sean de ellos, porque esto ya es un tema social de salud pública”. 

Aún así, tanto Mariana como Jhon Jairo saben que por más promesas que les hagan, seguramente el Hogar Guadalupe seguirá dependiendo de las donaciones para sobrevivir. Donaciones de personas comunes que son las que ayudan para que el Hogar se mantenga a flote. Para ellos, Mariana también tiene una reflexión.

El otro mensaje es a la comunidad, darle gracias porque llegaron muchísimas ayudas  en especie, en dinero y hemos podido hacer muchísimas cosas pero es lo que yo siempre les he dicho, la gente solo ayuda cuando oye la desgracia, nosotros el resto del año somos haciendo saltos pa poder lograr mantener estos lugares, ellos comen todos los días del año desayuno, almuerzo y comida, y se bañan y hay que lavarles el hogar y la gente, que pesar solo ayuda cuando oye las tragedias, ojalá la gente fuera más constante, y dijera, yo cada dos meses aporto esto o venga voy a buscar voluntariados  si les da miedo llevar y no saber qué hace, empezar a identificar gente en la que confíen y lo puedan hacer, (…)  entonces esto es un tema del diario, donde de tocarse el corazón diario”.

 

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