Las mujeres que nos representan

El domingo pasado elegimos 278 congresistas de los cuales sólo el 20 % son mujeres. Este porcentaje, que se mantiene desde la legislatura anterior, es el más alto en la historia del país. Las mujeres en el congreso representan en alguna medida a las mujeres colombianas pero también a la clase política.

por

Jimena Zuluaga


13.03.2018

La política es quizás uno de los espacios en los que las mujeres estamos más sub-representadas en el mundo. Los escenarios del poder público han sido tradicionalmente de hombres y, si bien en las últimas décadas ha habido avances, según ONU Mujeres, en los últimos años, las mejoras son apenas marginales.

En el mundo sólo once mujeres son jefes de estado y la presencia de mujeres en órganos parlamentarios y legislativos se estimaba en 23 % para 2016 y creció menos de un punto frente al año anterior. La situación de las mujeres en política en Colombia se inscribe en esta tendencia. Del congreso elegido el domingo pasado el 20 % son mujeres, lo que no representa un aumento frente al elegido en 2014, pero sí frente a las décadas previas: entre 1958 (cuando se permitió elegir mujeres al congreso) y 1988 la participación de mujeres fue del 2 %.

Dos razones explican el aumento de la presencia de mujeres en el poder legislativo en los años siguientes. En primer lugar, la Constitución de 1991 consignó el derecho a la igualdad, la prohibición de la discriminación y el derecho de las mujeres a participar en puestos de toma de decisiones en la administración pública. Los efectos sociales, políticos y jurídicos de la constitución se vieron en los periodos legislativos siguientes en los que la representación de las mujeres subió al 10 % y alcanzó el 16 % en 2010.

En ese escaso 20 %, estas 57 mujeres representan a las mujeres colombianas en muchos sentidos y representan también, por supuesto, nuestras prácticas políticas

El segundo factor importante en el aumento de las mujeres congresistas fue la reforma política de 2011, que incluyó por primera vez una “cuota de género”, planteada para promover la participación de las mujeres en política, y que estipuló que a partir de entonces todas las listas deben componerse al menos en un 30 % por mujeres.

En las elecciones legislativas de 2014 esta regla se aplicó por primera vez a pesar de que el entonces ministro del interior y hoy candidato presidencial, Germán Vargas Lleras, intentara una fallida “contrareforma” que, entre otras cosas, eliminaba esta acción afirmativa por la equidad de género. La legislatura que termina ha sido, en efecto, el periodo con más participación de mujeres en la historia: uno de cada cinco congresistas de la legislatura que termina es mujer.

Las 57 mujeres elegidas como senadoras y representantes el domingo pasado son, igual que en 2014, el 20 % del congreso. En ese escaso 20 %, estas 57 mujeres representan a las mujeres colombianas en muchos sentidos y representan también, por supuesto, nuestras prácticas políticas. Para la muestra tres botones.

Las mujeres de izquierda y las mujeres víctimas

En el nuevo congreso hay más mujeres de derecha que de izquierda. Esto refleja la composición general del congreso y, a juzgar por los resultados de las consultas, la tendencia política de las mayorías en el país (o al menos de las mayorías que votan).

Hay sólo cuatro mujeres de izquierda en el senado electo y apenas una en la cámara. Sin embargo, este grupo es representativo. Aida Avella, senadora electa con 57 mil votos, es una veterana líder de la Unión Patriótica, movimiento que logra recuperar presencia en el senado en estas elecciones como parte de la Lista de la Decencia. Avella fue constituyente en 1991 y concejal de Bogotá entre 1992 y 1996, año en que sufrió un atentado que la llevó al exilio por 17 años.

Al senado llegan por la izquierda además Criselda Lobo, conocida en las antiguas Farc como Sandra Ramírez, miembro de la dirección del nuevo partido y compañera de Manuel Marulanda; y Victoria Sandino, excomandante de frente de las antiguas Farc y abanderada en temas de género en la guerrilla. La lista cerrada de la Farc, contra muchos pronósticos, alcanzó apenas 52 mil votos, sin embargo tiene garantizadas cinco curules por este y el próximo periodo legislativo.

Y en la cámara la única mujer de izquierda es María José Pizarro, hija del comandante del M-19, Carlos Pizarro, asesinado en 1990. Ha trabajado en el Centro de Memoria Histórica y cerca de organizaciones de víctimas durante los últimos años y logró su curul con la nada despreciable suma de casi 78 mil votos en Bogotá.

En la tercera fuerza de la izquierda, el Polo Democrático, brillan por su ausencia las mujeres.

Lozano es, además, la primera mujer abiertamente lesbiana que es elegida senadora de la República

Las políticas independientes

Los partidos tradicionales y los partidos con nombres nuevos pero que hacen política tradicional (como Cambio Radical y La U) son los grandes electores de las legislativas. Los votos de opinión son más bien excepcionales. Angélica Lozano, una de las dos mujeres de los diez senadores elegidos por la Alianza Verde, y su fórmula para la cámara, Juanita Goebertus, representan esta excepción.

Lozano es actualmente representante a la cámara por Bogotá y fue elegida senadora con 105 mil votos, una cifra inédita para una política independiente de un partido sin maquinaria: triplicó los 30 mil votos que le dieron la curul a la cámara hace cuatro años. Lozano es, además, la primera mujer abiertamente lesbiana que es elegida senadora de la República.

Goebertus, por su parte, se estrenó en la política electoral con más de 83 mil votos, la segunda votación más alta de su lista. Su votación superó la de Claudia López al Senado en 2014, uno de los fenómenos electorales de la legislatura que termina. Goebertus hizo parte de los diálogos de paz con las Farc como abogada de la oficina del entonces comisionado de paz, Sergio Jaramillo. Es experta en justicia transicional.

Las políticas de siempre

En Colombia muchos congresistas vienen de castas de políticos que heredan sus caudales electorales de generación en generación a sus hijos, sobrinos y nietos, o a la misma generación (entre primos, hermanos y esposos). En el nuevo congreso hay también baronesas y herederas.

Daira Galvis Méndez, la mujer más votada de la lista de Cambio Radical al senado (73 mil votos), arranca su cuarto periodo en el senado. Tiene su fortín electoral en Bolívar, varios ahijados políticos y dos sombras que la persiguen: haber heredado en la legislatura de 2006 la curul de Luis Vives Lacouture, condenado parapolítico, y haber sido abogada de Enilse Lopez “La Gata”, hoy presa. En 2013 la Corte suprema le abrió investigación preliminar por presuntos nexos con grupos armados ilegales.

Por su parte, Laura Ester Fortich, fue la senadora electa más votada del Partido Liberal (62 mil votos). Hereda su caudal electoral de Álvaro Ashton (tío de su esposo, David Ashton, diputado del Atlántico) capturado el año pasado por parapolítica.

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