La Pola cuidó a mujeres trans durante años, pero a ella el Estado no la protegió

En junio, mes del orgullo LGBTIQ+ es también necesario recordar a las personas que han sido víctimas de las violencias contra esa población. Una de ellas, la lideresa trans Dania Sharith Polo, sufrió un atentado en su casa de El Carmen de Bolívar que cobró su vida el pasado 12 de mayo. Hoy, 30 de junio, en el municipio se realiza una marcha en su nombre. En Cerosetenta publicamos un obituario a su memoria.

por

Lina Vargas Fonseca


30.06.2023

Ilustración: José Orozco Yaruro, diseñador gráfico de Caribe Afirmativo

Dania Sharith Polo era una mujer trans. Nació y vivió en El Carmen de Bolívar, el municipio más grande y el mayor productor de tabaco en la región de los Montes de María en el Caribe colombiano. Le decían La Pola por su apellido, pero quizás también en honor a Policarpa Salavarrieta, la heroína de la Independencia fusilada en 1817.

Era una mujer afrodescendiente. Su abuela nació en La Guajira y era indígena. La Pola sabía sobre plantas, leía el tabaco y el café. Además hacía manualidades: elaboró las flores de la carroza que representó por primera vez a la población LGBTIQ+ en las fiestas de El Carmen de Bolívar. Trabajaba arreglando el pelo y las uñas.

Decía que el gran amor de su vida había sido su madre, fallecida años atrás.

En fotos se la ve sonriendo, con el pelo crespo, aretes y cadenas, un maquillaje tenue, ropa colorida y el cuerpo delgado y vigoroso de una guepardo.

Le gustaba hablar. Se refería sin tapujos al sexo. Visitaba a sus amistades en municipios vecinos, les enviaba mensajes con bendiciones o contándoles sobre su vida. Era nocturna. Entre sus grandes amigas había trabajadoras sexuales y ella misma lo fue. Muchas eran mujeres trans sin hogar y La Pola las recibía en su casa donde las acompañaba en su transición. “Fue una de las primeras mujeres trans visibles y lideresas de El Carmen”, dice su amigo, el líder social y activista de la población LGBTIQ+ de El Carmen de Bolívar Juan Carlos Buelvas, conocido como Tito. Agrega: “La Pola recogió y refugió a la mayoría de las mujeres trans de aquí”.

“Tenía un espíritu libre, un espíritu hermoso”, recuerda su amiga Magdalena Morena, cantadora afrotravesti que nació en Santander y vivió un tiempo en casa de La Pola. Explica que su liderazgo no era tradicional ni afincado en una línea discursiva. Más bien “era una persona que incidía”. “Fue un liderazgo comunitario de las maricas y travestis que atendía en su casa y a quienes daba de comer. En El Carmen todo el mundo la conocía porque ayudaba a las compañeras trans a pesar de vivir en la precariedad”. 

Era una mujer empobrecida y marginalizada. Morena señala que su historia no es la de alguien que luchó a pesar de todo, sino la de alguien que luchó porque le tocaba. Alguien que no siempre conseguía con qué comer, pero lo compartía. Su figura, sin embargo, a la vez que puesta en los márgenes, era visible. “No hay nada más visible que una travesti y más en un pueblo”, sigue Morena. Los ojos recaen sobre ti. Pero esos ojos llevan todo el machismo, la transfobia y la misoginia que generan una violencia sistemática sobre nuestros cuerpos”.

En 2020 la población LGBTIQ+ de El Carmen de Bolívar —incluida La Pola— fue reconocida por la Unidad para las Víctimas como sujeto de reparación colectiva. Además, la Pola declaró ante la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

Su casa quedaba en el barrio Las Palmas. Allí, según cuenta Tito, ella tenía bajo su cargo a un niño, hijo de una trabajadora sexual que se iba por temporadas largas y al que crio como propio. El pasado 30 de abril a las 6 de la tarde, fue víctima de un atentado en su casa en el que recibió varios disparos de un arma de fuego. Tras 12 días internada en la UCI de un hospital en Sincelejo, Dania Sharith Polo murió el 12 de mayo. Tenía 43 años.

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La noticia de su asesinato fue difundida en medios nacionales. Indepaz la registró como el asesinato número 63 de un líder o lideresa en lo que va de 2023 y la Corporación Caribe Afirmativo, a cuya Casa de Paz en El Carmen de Bolívar La Pola solía ir, publicó un video antiguo en el que ella está junto a unas tamboras y dice: “Mi nombre es Dania Sharith, mujer trans. Fui violentada por autoridades y personas homofóbicas (…) Queremos pertenecer a la sociedad como lo que somos: seres humanos”. Las embajadas de Noruega y Países Bajos manifestaron su pésame, así como la JEP que expidió un auto en el que recuerda el carácter de víctima declarante de La Pola y exhorta a la Fiscalía a esclarecer los hechos.

Pero hoy los hechos siguen sin ser esclarecidos. “[Tras el asesinato] no pasó nada, la policía no hizo nada, la única entidad que vimos presente fue la Defensoría”, señala Tito. En efecto, el 13 de diciembre de 2022, la Defensoría del Pueblo emitió una alerta temprana para los 16 municipios que integran los Montes de María donde, por cuenta de la expansión territorial y consolidación de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) o Clan del Golfo, hay un aumento de amenazas, desplazamiento forzado, violencia sexual e intervención en espacios de las comunidades. La alerta termina aclarando que en los primeros nueve meses de 2022 se reportaron 134 homicidios en los Montes de María, que las más afectadas son las mujeres y las personas con orientación sexual e identidad de género diversas y que la entidad envió 27 recomendaciones a autoridades y a la fuerza pública.

Luego, en marzo de este año circuló un panfleto en El Carmen de Bolívar en el que se amenaza a la población LGBTIQ+ y a trabajadoras sexuales. Tito entonces escuchó todo tipo de falsedades incluso de parte institucional: que La Pola vendía droga, que el panfleto estaba mal escrito para ser de las autodefensas. Unas semanas después la invitó a una actividad con la Alcaldía. “Yo siempre la invitaba porque era un referente”, cuenta. “Ella llegó y se despidió de mí. Yo lo sentí así. Me dijo: ‘La muerte me viene a buscar’. A los tres o cuatro días me entraron unas llamadas consecutivas y yo no contesto números desconocidos, pero la insistencia me hizo contestar”. Era el 30 de abril.

Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, da detalles de lo que pasó: “La Pola es baleada en su casa, un vecino la socorre y la lleva malherida al hospital. Los criminales llegan al hospital buscando rematarla. Por fortuna la sacan, la protegen y la llevan a Sincelejo. En Sincelejo no tiene la mejor atención y termina perdiendo la vida”.

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No fue la primera vez que alguien atentó contra La Pola. En 2004, cuando la violencia paramilitar azotó los Montes de María —un territorio estratégico por su topografía montañosa, su salida al mar y su conexión con las ciudades más importantes del Caribe— La Pola tuvo que salir de El Carmen de Bolívar durante un año. Luego, hacia 2018, sucedió esto: una noche un hombre de 18 años atropelló a La Pola con su moto en la carretera que conduce a San Jacinto. “Le lanzó la moto, tiró a La Pola como 8 o 10 metros”, rememora Tito. “La dejó sin poder caminar, prácticamente inmóvil con clavos desde la punta del pie izquierdo hasta la mitad de la cadera y la mandíbula destrozada”. Aunque la recuperación duró varios meses, La Pola perdió el caso. Fue el año pasado. Según Tito, el hombre que la atropelló es hijo de fiscales. “Imagínate cómo se puso ella. Se quería quitar la vida. Decía: ‘¿Por qué hay ley para otros y no para mí?’”.

«Imagínate cómo se puso ella. Se quería quitar la vida. Decía: ¿Por qué hay ley para otros y no para mí?'»

En el libro Enterezas, publicado por Caribe Afirmativo y la Fundación Triángulo de España, sobre las violencias contra mujeres lesbianas, bisexuales y trans, se incluye un testimonio sin nombre propio de una mujer trans de los Montes de María. Dice: “Ese hombre me tiró la moto encima, así nomás, solo porque soy una mujer trans, una marica que le cuestiona su vida. Estoy viva porque diosito me cuidó, pero ser trans en esta región tan machista y llena de odio es estar expuesta a que te agredan no solo con palabras, sino a que intenten matarte, te apuñalen, te atropellen, te roben. El asunto es que no pasa nada, a nadie se denuncia, a nadie detienen. La mala termina siendo una y ellos quedan limpios”.

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Magdalena Morena conoce el Magdalena Medio y los Montes de María y considera que hay patrones de violencia contra la población LGBTIQ+: “Las amenazas empiezan contra gente que para ellos representa un lugar mezquino y sucio de la sociedad. Siempre lo mismo: ni putas, ni travestis, ni maricas, ni viciosos”. Cuando Morena llegó a El Carmen de Bolívar la única de las mujeres trans de más edad que aún vivía ahí era La Pola. Las demás se habían ido. Encontrarla fue ver una radiografía social de las mujeres trans del Caribe colombiano, dice. Su asesinato ocurre, justamente, cuando la violencia retorna a los Montes de María. “Están matando prácticamente todos los fines de semana”, lamenta Tito. “La mayoría de las mujeres trans en El Carmen de Bolívar, por no decir todas, se dedica al trabajo sexual y eso las pone en riesgo inmediatamente”.

El asesinato de La Pola, el mensaje por parte de los victimarios de que no fue fortuito y el asesinato posterior de un posible testigo, dejó una estela de miedo en las mujeres trans del municipio, agrega Castañeda. ¿De qué manera el Estado protege a las víctimas y sujetas de reparación colectiva? ¿Qué garantías brinda a quienes declaran ante la JEP? ¿Y a las mujeres trans trabajadoras sexuales?  

Este viernes 30 de junio se realiza la marcha del orgullo LGBTIQ+ en El Carmen de Bolívar que lleva por nombre Marcha por la Vida. Habrá tarde de sombreros, polleras y gaitas y una placa en memoria de Dania Sharith Polo, La Pola, se develará. 

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