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La agenda afro del otro voto en blanco

El apoyo de un partido político al voto en blanco es inédito en las elecciones presidenciales colombianas. Quienes lo promueven justifican su candidatura diciendo que quieren favorecer la participación política de las comunidades étnicas.

por

Daniel Forero Celis

Estudiante de Antropología en la Universidad de los Andes y de Periodismo y Comunicación social en la Universidad Minuto de Dios.


24.04.2018

“PROMOTORES VOTO EN BLANCO”, eso dice uno de los espacios del tarjetón electoral del próximo 27 de mayo. No tiene foto de candidato.  Se trata de la casilla que está entre Petro y Duque, cuyo texto está acompañado del logo y el nombre de un partido hasta ahora desconocido.

En marzo, cuando se dio a conocer el tarjetón, el Partido de Reivindicación Étnica (PRE) generó desconfianza. En las redes sociales, se especuló el robo de la opción del voto en blanco y  que se estaban apropiando de fondos del Estado. Se habló entonces de oportunismo y de reposición de votos.

Pero sus defensores, los promotores del voto en blanco, dicen que lo que quieren es favorecer la participación política de las comunidades étnicas, sin favorecer un partido o un nombre particular.

La sorpresa en el tarjetón

El Partido de Reivindicación Étnica es una representación del Consejo comunitario de San Antonio y el Castillo, del municipio del Cerrito en el Valle del Cauca. Recibieron su personería jurídica en enero de este año y según dicen, esto les impidió inscribir a tiempo listas al Congreso y postular una candidatura sólida a la presidencia. Como consecuencia, decidieron apoyar el voto en blanco. Algo inédito en las elecciones presidenciales en Colombia.

“Este consejo comunitario no es desconocido”, aclara Ariel Palacios, investigador de la Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas (CNOA) y participante de la comisión que llevó adelante el Capítulo Étnico en el Acuerdo de Paz de la Habana.

El Consejo, como explica Palacios, “ha tenido la participación en los últimos dos periodos de la Comisión Consultiva y ahora tiene un espacio en la Comisión de Consulta Previa”. Por ello, opina que, teniendo la posibilidad de convertirse en partido político, el hecho de que no les otorgaran su personería jurídica a tiempo es una falta de garantías frente a los demás partidos y candidatos: “Mientras a todos los políticos con anticipación les reconocieron sus personerías, a los negros los dejaron de último”.

Gonzalo Vallecilla, líder afro, director nacional del PRE y miembro de la Comisión Segunda Espacio Nacional de Consulta Previa explica que no tiene candidato por cuestiones de tiempo. Sin embargo, afirma que tienen en las manos una decisión que va a ser desde ya un punto de inflexión en la política: “Ni la misma gente que vota en blanco se da cuenta que tiene un elemento que puede tomar una decisión determinante. Es el único que puede cambiar candidatos. Puede hacer repetir elecciones”.

Ariel Palacios, por su parte, no la respalda, pero tampoco la deslegitima. “Estamos en una democracia, por eso la columna de Semana me parece totalmente desacertada”, afirma, refiriéndose al artículo de la Revista Semana publicado el 27 de Marzo de este año, titulado: “’Detrás de nosotros no hay caciques electorales o jefes de la mafia’: Partido PRE”.

“La entrevista que hicieron es una entrevista bastante politiquera porque trata de desdibujar y deslegitimar un planteamiento que es totalmente constitucional”, alega. “No se puede deslegitimar un partido político porque sí, porque no les parece, porque en cuentas económicas unos afrodescendientes van a obtener unos recursos que en toda la historia de Colombia los blancos y los mestizos han tenido”.

Santiago Virgüez, investigador de Congreso Visible, considera también que la apuesta de los promotores por el voto en blanco es legítima y opina que no son excluyentes la idea de posicionarse electoralmente y, al mismo tiempo, actuar como promotores del voto en blanco. “Es una estrategia política válida”, sostiene.

Del Voto en blanco a los comités promotores

En Colombia, el voto en blanco ha sido un mecanismo de participación ciudadana que ha figurado en los tarjetones desde 1979. Aun así, nunca había tenido un promotor en las elecciones presidenciales. Esto es posible luego de que la reforma electoral de 2011 permitiera a los grupos significativos y los partidos convertirse en promotores del voto en blanco, con el fin de hacerle campaña, publicidad y de tener testigos electorales.

Contrario a lo que se ha dicho en redes sociales, el voto por los promotores no reemplaza el voto en blanco institucional que tiene una casilla aparte. Según Germán Robayo, Subcoordinador de la Misión de Observación Electoral (MOE), lo que ahora es diferente es que, si se marca la casilla del promotor, ese voto también entrará en el conteo final del voto en blanco. Es decir, se puede votar en una y otra casilla.

Como los demás candidatos, los promotores dispondrán de fondos para financiar su campaña. Pero al momento de solicitar la reposición de votos sólo contarán con las votaciones depositadas exclusivamente en su casilla del tarjetón, y tendrán que superar el 4 % de los votos válidos totales en los comicios para que les sea efectiva, lo cual, según Robayo, es poco probable.

Para el Subcoordinador de la MOE es importante la información que se dé sobre el tarjetón electoral sea clara. “La gente por falta de pedagogía no sabe que el voto en blanco es un candidato más”, manifiesta. Sobre este punto, Ariel Palacios aclara que la opción de apoyar el voto el blanco es también un derecho de los partidos políticos: “Así como lo pudo haber hecho el Centro Democrático, lo pudo hacer hecho el Partido Liberal”.

La ausencia de una agenda afro

La decisión que tomó el partido de no apoyar a ningún candidato e irse por el voto en blanco, está relacionada con lo que sus promotores llaman la ausencia de una agenda afro. Argumentan que no ha sido tenida en cuenta en las propuestas de los aspirantes a la Casa de Nariño ni en la de los que los han representado históricamente a la población afro en el Congreso.

La comunidad étnica no está allí pintada y quieta, sino que también es una comunidad que se está manifestando al decir no quiero votar por ninguno de ustedes, porque ninguno de ustedes me representa

Rosalba Castillo, miembro del PRE y activista afro, quien estuvo detrás del artículo transitorio 55 de la constitución de 1991, explica que no hay un reconocimiento de las etnias en los programas: “Si es así que sabida la existencia de los mismos no nos relacionan en sus planes, quiere decir que en este momento no podemos inclinarnos por ninguno de ellos, habida consideración de que la reivindicación debe tomarse en cuenta para efecto de hacer un gobierno verdaderamente pluralista e incluyente”.

Para el PRE, esa reivindicación tiene que ver con los derechos adquiridos y la participación política. Fernando Murillo, miembro del partido y de Consulta Previa dice que el respeto, el reconocimiento de la diversidad y la reivindicación de todos esos elementos ancestrales e históricos son los que representan a la población afro del país y son los que hay que tratar de preservar. Es por ello que concuerda con Castillo en que ninguno de los actuales candidatos es una opción real para las comunidades negras.

“Es un tema de reivindicación” afirma Murillo. “En términos de decirles: mire es que la comunidad étnica no está allí pintada y quieta, sino que también es una comunidad que se está manifestando al decir no quiero votar por ninguno de ustedes, porque ninguno de ustedes me representa”, explica.

Murillo sostiene que el país tiene una deuda histórica con las etnias, por lo que cualquier política que se ha planteado en su favor, a pesar de que se suponga que ha sido justa, en realidad ha sido una reparación insuficiente. “¿Cómo nos ve el Gobierno?”, pregunta Rosalba Castillo y agrega: “Solamente como deporte, tambor, canto, música y nosotros no somos solamente eso. Nosotros tenemos una cantidad de gente calificada, pero eso no se ve reflejado en la inclusión que hacen los gobiernos hasta hoy”.

Santiago Virgüez, considera que la representación sí se está haciendo. Que a pesar de que son sólo dos curules por circunscripciones especiales, si se han presentado varios proyectos en los últimos años en el Congreso en favor de estas comunidades. Pero por estas mismas razones, argumenta que, aunque los promotores logren visibilizar una agenda afro, eso no va a implicar que más proyectos se logren legislar bajo este enfoque. “Es poco probable que una minoría saque adelante proyectos en el Congreso”, señala.

El voto afro, un voto dividido

Diego Rubiano, investigador de la MOE, explica que la falta de representatividad afro en lo que sería equivalente a un partido o una organización nacional se debe a la manera en que funciona la política cuando se trata de los grupos étnicos. Dice que a estos las personerías jurídicas les son más accesibles, por lo que solo necesitaría tener un Consejo Comunitario para que el Consejo Nacional Electoral piense que ese consejo merece ser representado. De allí que, no se necesite de una gran organización que convoque la representatividad étnica. Como resultado de esto, el voto afro termina fragmentándose.

La comunidad afro tiene que entenderse en sus matices y que, por tanto, pensar que solo hay una única población afro que merece ser representada sería entrar en una forma de exotismo

Aunque está de acuerdo en que el voto afro está dividido, Ariel Palacios, tiene una interpretación diferente. Desde la CNOA, Palacios sostiene que, debido a que la población afrodescendiente es la tercera parte del censo nacional, es natural que haya múltiples sectores que la representen. Pero explica que estos sectores a veces apuestan también por los partidos mayoritarios, los cuales acogen este apoyo porque conocen del potencial electoral las comunidades afro. “En medio de la diáspora afrodescendiente, todos los políticos pescan en río revuelto”, declara.

Sobre este punto Virgüez afirma que la comunidad afro tiene que entenderse en sus matices y que, por tanto, pensar que solo hay una única población afro que merece ser representada sería entrar en una forma de exotismo. Virgüez, en la línea de Palacios, también lanza una alerta sobre las circunscripciones étnicas y señala que “tienen el riesgo de ser cooptadas por políticos tradicionales”. Una situación que los promotores del voto en blanco mencionan también haber identificado.

Palacios finalmente piensa que uno de los grandes desafíos para estas representaciones, como la que impulsan los promotores del voto en blanco, es lograr que actúen en articulación con un movimiento organizativo afrodescendiente, de modo que “puedan dar el salto hacia la construcción de una agenda común, que le permita al pueblo afrodescendiente unificar sus espacios de lucha”.

La campaña por el voto en blanco

Con impulsar el voto en blanco, los promotores dicen sembrar una protesta ciudadana. “Vamos a tener dos meses de comunicaciones abiertas que permiten lanzar públicamente nuestras consideraciones”, afirma Castillo y añade que “no solamente sobre el voto en blanco, sino de las élites y los partidos corruptos que tiene en este momento el país y que han llevado al resto del pueblo a la bancarrota”. Según Gonzalo Vallecilla, director del PRE, se espera que por ese despliegue mediático quien llegue a segunda vuelta tome en cuenta sus posturas y las incluya en su agenda. Espera que el candidato diga: “Yo quiero implementar lo que ustedes no pudieron hacer e incorporarlo a mi campaña”.

La falta de inclusión política contra la que se manifiestan, dicen los promotores,  afirma que los derechos adquiridos por las comunidades negras tienen un valor especial. “Nuestros ancestros dieron mucho la pelea para que nosotros tuviéramos ese derecho”, dice Fernando Murillo, sobre el voto como ejercicio democrático. Por eso piensa que el partido puede contribuir a que en futuras elecciones la población negra esté más presente hasta el punto de que se conviertan en “una fuerza que incida en las agendas programáticas de los gobiernos”.

Pero para que ello suceda, una de las metas que se han propuesto desde la campaña es enfocarse en los votantes de las comunidades negras, pues se quiere vencer el abstencionismo que en estas comunidades es muy grande. “Esto debería ser una fiesta para las comunidades negras a nivel nacional en la cual todos los afros de diferentes sectores del país saliéramos a postular de los barrios, de los ríos, de las veredas, de las ciudades capitales a quien queremos que fuese nuestro candidato para la presidencia y esa candidatura sirviese para construir un movimiento, construir una fuerza”, explica Murillo.

Solo hasta el próximo 27 de mayo se sabrá si lo que tienen pensado es realizable y si su campaña ha funcionado más allá de una estrategia para encontrar fondos y posicionarse en futuras elecciones. Es decir, si de verdad han logrado comunicar al país el mensaje de que el voto en blanco también puede ser un medio efectivo para manifestarse en contra de la discriminación racial.

 

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Daniel Forero Celis

Estudiante de Antropología en la Universidad de los Andes y de Periodismo y Comunicación social en la Universidad Minuto de Dios.


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