Juan Gabriel Vásquez y la forma de las ruinas

¿Qué pasó realmente detrás de los crímenes de Gaitán y del general Uribe Uribe? Juan Gabriel Vázquez acaba de publicar La forma de las ruinas, una novela en la que trata de echar luz sobre dos de los episodios más importantes del siglo pasado en Colombia.

por

Juan Serrano


01.12.2015

Foto: Wikimedia
9789588883946
La forma de las ruinas. Alfaguara, 2015. 549 páginas.

 

El pasado –decía Faulkner- nunca muere, ni siquiera es pasado. Esa idea recorre buena parte de la narrativa de Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973). El motor de libros como Los informantes y El ruido de las cosas al caer es una intensa búsqueda por desentrañar la manera en la que el pasado acompaña nuestras vidas, agazapado en nuestros miedos, preocupaciones y obsesiones. En La forma de las ruinas (Alfaguara, 2015), su nueva novela, el autor bogotano vuelve a recalar en esta idea de pervivencia del pasado. A través de una fascinante reconstrucción de dos de los más importantes crímenes del siglo XX en Colombia –el del general Rafael Uribe Uribe en 1914 y Jorge Eliecer Gaitán en 1948 –, el ganador del Premio Alfaguara 2011 prueba una vez más que es dueño de un gran poder narrativo para montar tramas que conjugan la realidad con la ficción, y recorrer a través de ellas hilos invisibles que conectan el pasado de Colombia con nuestro presente.

La forma de las ruinas cuenta la historia de Carlos Carballo, un enigmático personaje que tiene siempre a mano una explicación conspirativa para los grandes sucesos del pasado. Para él, la historia no se permite azares ni contingencias. Detrás de los relatos oficiales y comúnmente aceptados, se ocultan las más de las veces verdades silenciadas, manos oscuras y poderosas que mueven subrepticiamente los hilos del mundo. Desde la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, pasando por el asesinato de John F. Kennedy, hasta el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York: todo tiene para Carballo una explicación en clave de teorías de conspiración. Y por supuesto, la tiene también el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, un crimen sobre el cual Carballo posee una extraña y profunda obsesión. A Carballo nada parece interesarle más que la verdad y los pormenores de lo ocurrido el 9 de abril de 1948. Sobre todo, lo anima un profundo deseo por desenmascarar la conspiración que para él se esconde detrás de la versión según la cual Juan Roa Sierra es el único responsable del crimen de Gaitán.

 

No es un libro sobre El Bogotazo y, sin embargo, en sus páginas se recrea desde la ficción lo ocurrido en el centro de Bogotá el 9 de abril de 1948.

 

El encuentro entre Caraballo y el narrador –Juan Gabriel Vásquez en primera persona- desencadenará una profunda inmersión en las catacumbas de los magnicidios de Jorge Eliecer Gaitán y Rafael Uribe Uribe y, al mismo tiempo, en una envolvente exploración por las teorías de la conspiración que han aflorado alrededor de estos crímenes. En una narración de ida y vuelta entre las obsesiones del presente y las posibles conjuras del pasado, y conjugando a lo largo de sus más de quinientas páginas la recreación histórica, el relato policial y la novela de autoficción, Juan Gabriel Vásquez recrea un pequeño mundo de personajes marcados intensamente en sus vidas personales por las muertes de Gaitán y Uribe Uribe, y obsesionados por descubrirle al mundo el engaño y las componendas que subyacen tras esos magnicidios.

La forma de las ruinas es una novela ambiciosa. Prueba de ello son la variedad de registros que asume este libro y la diversidad de temas que son allí tratados. No es un libro sobre El Bogotazo y, sin embargo, en sus páginas se recrea desde la ficción lo ocurrido en el centro de Bogotá el 9 de abril de 1948. No es tampoco un libro exclusivamente sobre el asesinato del general Uribe Uribe, pero el lector encontrará una magnífica narración –en mi opinión, la mejor parte del libro– de las circunstancias que rodearon su asesinato a mano de dos artesanos anodinos, y los avatares del proceso penal que se siguió en contra de los inmediatos victimarios del congresista liberal. No es ni mucho menos una biografía de Gaitán o Uribe Uribe, pero a lo largo de sus páginas se trazan sendas semblanzas de las fascinantes personalidades de estos dos líderes liberales, y la manera en la cual cada uno en su tiempo despertó las más vesánicas animadversiones y enemistades. No es una autobiografía, pero Juan Gabriel Vásquez asume a nombre propio el peso de la narración del libro, revela en sus páginas el acceso privilegiado que tuvo a una serie de despojos mortales –convertidos ya en verdaderas reliquias– de Gaitán y el general Uribe Uribe, y paralelamente, se permite reflexionar sobre la paternidad, su relación con Colombia y el extraño legado de la pertenencia a un lugar marcado por la violencia y los muertos del pasado. Y sí, es una novela sobre los magnicidios de Gaitán y Uribe Uribe, pero de alguna manera es también una indagación sobre todos los grandes asesinatos de la historia política de Colombia, y la manera en que todos confluyen y se manifiestan en nuestro presente en la peor de sus formas: con su impunidad rampante o su falsa apariencia de verdad y justicia.

Estamos, ya digo, ante una de las apuestas narrativas más arriesgadas y ambiciosas de los últimos años en Colombia. Para fortuna de sus lectores, Juan Gabriel Vásquez hace parte de esa tradición de narradores contemporáneos -como Javier Cercas en España, o Leonardo Padura en Cuba- que se valen de las poderosas herramientas de la ficción para adentrarse en los puntos ciegos de la historia. A través de las posibilidades de tejer conjeturas sobre el pasado, y de novelar los hechos históricos de la manera en que probablemente pudieron haber ocurrido, La forma de las ruinas tiene la gran virtud de ofrecer algo de luz en las zonas de penumbra de los crímenes de nuestros hombres más célebres.

 

 

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