Jennifer Lawrence es la revolución

En llamas. Así viene la segunda entrega de la saga de Los Juegos de Hambre, que ya se estrenó a nivel mundial.

por

Juan Carlos Rincón


25.11.2013

Foto: Choo Yut Shing @ Flickr

Nacionalidad: Estados Unidos

Fecha de estreno: 22 de noviembre

Director: Francis Lawrence

Guión: Simon Beaufoy y Michael Arndt

Reparto: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Donald Sutherland.

Jennifer Lawrence ya es una diosa de la actuación y apenas tiene 23 años. Con lo que ha hecho hasta hoy (¡y eso que no hemos visto American Hustle!) es comparable con Amy Adams (39 años), Cate Blanchett (44 años) y Meryl Streep (64 años), leyendas consagradas que han mejorado con la experiencia. Imagínense lo que le depara el futuro a Lawrence. Su rol más reciente en Los Juegos del Hambre: En Llamas, es otra demostración de fuerza dramática que tiene que ser vista. La revolución, en la película y en la vida real, nace en los ojos de esa mujer.

En Llamas es la segunda parte de la trilogía (bueno, serán cuatro películas, porque el tercer libro lo van a contar en dos partes) de Los Juegos del Hambre, el éxito sorpresa del año pasado. Cuenta la historia de Panem, un país dividido en una ciudad capital, bañada en lujos y decadencia dionisiaca, y doce distritos condenados al hambre y la opresión porque hace 75 años se rebelaron contra el Capitolio y perdieron la guerra. Desde entonces, anualmente se celebran “Los Juegos del Hambre”, una competencia donde dos tributos de cada distrito luchan a muerte y solo queda un sobreviviente de los 24 participantes. Este año, sin embargo, es distinto. Desde que Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) y Peeta Mellark (un inspirado Josh Hutcherson) ganaron la edición 74 de los juegos gracias a un acto interpretado como un desafío a la opresión, la esperanza parece haberse apoderado de los distritos y hay rumores de revolución en el aire. Katniss se ha convertido en un referente, un peligro para el establecimiento. El presidente/dictador Snow (Donald Sutherland) lo sabe y está intentando extinguir esa llama rebelde.

La historia es algo compleja y para disfrutar la película al máximo es requisito indispensable haber visto la primera. Sin embargo, y siendo sinceros, lo más interesante no es lo que se cuenta. Si bien la visión distópica es interesante y presenta suficientes novedades inesperadas para entretener, no es algo sobre lo que deba pensarse mucho, a riesgo de encontrar varios huecos. La fuerza está en la construcción del mundo y en los personajes. Francis Lawrence, director nuevo para la franquicia, aterriza el caos que fue la primer película y construye una narrativa con excelente ritmo, con silencios exquisitos (e inusuales para esta clase de historias) y escenarios vibrantes en su desolación. El mundo está vuelto nada, y eso se ve en los rostros de todos los habitantes de Panem.  No hay una interpretación mala en esta película. Sutherland se come el papel de un villano sabio, restringido pero lleno de emocionalidad. Philip Seymour Hoffman también se devora la pantalla. Woody Harrelson, Stanley Tucci y Lenny Kravitz son personajes divertidos y llenos de aristas. Elizabeth Banks, pese a estar sepultada (aunque bellísima) por un montón de maquillaje, se roba un par de momentos dramáticos. Todos los nuevos tributos son personajes que es fácil querer y, por ende, se vuelve más difícil ver en lo que están (ojo, en especial, a Jena Malone).

Y luego, por supuesto, está Katniss Everdeen. La “chica en llamas” está en la mitad de una situación que no buscó, que no quiere, y que la supera en todo sentido. Su único interés es proteger a su familia, a la gente que ama, y volver a la “normalidad”. Pero, claro, eso no es todo. Por dentro también carga el dolor de un pueblo que sufre, de un pueblo oprimido, de un gobierno injusto y violento. En ella se enfrentan el instinto de supervivencia individualista y la rabia de la indignación que la tienta a entregarse a algo superior. Jennifer Lawrence es eso y más. Actúa con los ojos y su mirada es suficiente para entender el dolor y la fuerza. Cada momento de estoicismo se llena de contenido al detallar sus ojos. Por eso, cuando se quiebra y su cuerpo también sufre, en la escena no hay actriz: está Katniss Everdeen siendo miserable. Lawrence deja todo de sí en una película comercial, donde usualmente las exigencias son menores. Gracias a ella, Los Juegos del Hambre es y será una serie memorable. Jennifer, por su parte, ya tiene un Óscar, pero su mejor momento aún está por venir. Ella es la revolución. Vayan a verla.

*Juan Carlos Rincón Escalante es estudiante de Derecho y de la opción en periodismo del CEPER.

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