Conclusiones veloces para mentes feroces.
Este 1 de diciembre, colectivos pacifistas y antimilitaristas se manifestaron pacíficamente frente a Corferias, en Bogotá, para rechazar la realización de la feria bienal de armas ExpoDefensa. Los manifestantes criticaban el evento por acoger a grandes comercializadores de armamento, por ser un evento internacional financiado con recursos públicos “que representa una apología directa a la guerra, en un país atravesado por décadas de conflicto armado y múltiples intentos de reconciliación», afirma la Acción colectiva de objetores y objetoras. La UNDMO (antes ESMAD) arremetió contra los protestantes en horas de la tarde con aturdidoras, lo que dejó al menos dos personas lesionadas.
Expodefensa, cuya primera edición fue en el 2009, se define como el hub principal de Seguridad y Defensa en América Latina, como un espacio diseñado para la convergencia tecnológica y la cooperación internacional. El evento es el resultado de una alianza entre El Ministerio de Defensa Nacional de Colombia, CORFERIAS y COGES Events (el organizador internacional responsable de Eurosatory, la feria de defensa terrestre más grande del mundo). En esta edición, la feria contaba con 200 expositores de 25 países. Las ofertas iban desde vehículos aéreos, terrestres y marítimos, drones y armamento, hasta el campo digital y de inteligencia.
Organizaciones como la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, la Acción colectiva de objetores y objetoras, World Beyond War, el Congreso de los Pueblos, entre otras, convocaron un plantón pacífico llamado Aquí empieza la guerra. Aquí debemos pararla. Acción Anti-Militar. La protesta fue pacífica. Hubo comida comunitaria, performance, teatro, conciertos de artistas locales. Criticaban lo preocupante de que en la feria “no solo se venden armas, sino también sistemas de cibervigilancia que amenazan derechos y libertades civiles”, como afirma la Acooc. Entre los asistentes había personas de la tercera edad, mascotas y niños.
La UNDMO (antes ESMAD), que durante el estallido social provocó lesiones oculares, e incluso muertes, como la de Dilan Cruz, arremetió sin previo aviso contra la manifestación. Videos demuestran el uso de bombas aturdidoras y lacrimógenas. El plantón fue terminado y la gente, en medio de los estallidos, se retiró. Cambiamos Colombia reporta que “dos manifestantes quedaron inconscientes y fueron ingresados a Corferias sin presencia de derechos humanos ni observadores”. World Beyond War denuncia que su “coordinadora del capítulo de WBW en Bogotá, Estefania Gómez, convulsionó cómo resultado de la agresiva acción […]sufrió una contusión en la cabeza y nariz, que la hizo perder el conocimiento, y la obligó a ser atendida por los servicios médicos”. La contradicción evidente, entre el nombre de la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO) y su llegada intempestiva y caótica indica que el cambio de nombre ha sido insuficiente.
A pesar de que en 2023 el Esmad pasó a llamarse Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO), está sigue siendo una fuerza señalada por violaciones a los derechos humanos. Por ejemplo, en las protestas de la Universidad Nacional el pasado primero de diciembre, organizaciones de DDHH y una concejal denunciaron a la UNDMO por una presunta lesión ocular a un estudiante que estaba protestando. Cabe recordar la represión policial que hubo el pasado 8 de marzo de 2024, cuando colectivos feministas se movilizaban el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Bogotá, en la cual “se registró una presencia excesiva y a corta distancia de uniformados y vehículos de la UNDMO», según Temblores ONG.
La represión violenta contra una protesta pacífica, la cual cuestiona una feria enfocada en herramientas bélicas, no es un hecho aislado. En palabras de Grace Blakeley, “la economía de guerra es un gran ejemplo de cómo funciona realmente el capitalismo. Se basa en una profunda cooperación entre los sectores público y privado con el fin de aumentar el poder imperial de los Estados capitalistas y la riqueza y el poder de los capitalistas dentro de esos Estados”. Bajo esa lógica, las críticas de los civiles se reprimen con armas cuya recarga significa retornos para los proveedores.
