El sol del membrillo (1992)

Textos del curso Arte y Cine (2016-I) sobre El sol del membrillo de Víctor Erice. Charlas a la luz del sol —Antonio, llevas bastante tiempo allí sentado, ¿estás seguro de que quieres perder tu tiempo observando cada uno de mis detalles? —Sí, joven membrillo. No te he sembrado allí para nada, tus hojas están hechas para […]

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Varios


01.08.2016

Textos del curso Arte y Cine (2016-I) sobre El sol del membrillo de Víctor Erice.

Charlas a la luz del sol

—Antonio, llevas bastante tiempo allí sentado, ¿estás seguro de que quieres perder tu tiempo observando cada uno de mis detalles?

—Sí, joven membrillo. No te he sembrado allí para nada, tus hojas están hechas para observarse, detallarse, ser plasmadas de la mejor manera en un lienzo, sin importar la técnica y tiempo que me tome.

—Precisamente eso me preocupa, el tiempo acabará con la vida de los dos, no te das cuenta de todo lo que pierdes al estar allí sentado haciendo esas blancas marcas en mis frutos, con toda esa obsesión por la simetría. Las personas vienen y observan tu trabajo, ven la dedicación, pero también ven cómo has pasado tantos días aquí.

—Lo sé, y no me preocupa, sólo me hace falta hacer algunos trazos para completar la primera parte de la obra, tú continúa haciendo lo que haces.

—Mira, ya se han empezado a descolgar más mis frutas, es inevitable que la belleza en mi semblante no se pierda. Los vientos fríos vienen y con ellos el invierno, ve adentro y abrígate.

El sol del membrillo 6

—Ellos vienen para admirarte, eres arte en vida. El sol entre tus hojas en el ocaso hace que todo se vea más austero.

— ¿Crees que valga la pena que esa gente allí esté sentada durante más de dos horas para ver cómo sigues pintando mientras llueve? ¿O mientras mis frutos caen y se descomponen?

— ¿Por qué no? Ya pierden su tiempo en cosas más banales.

— ¿No se darán cuenta que así como esta película permanecerá igual a pesar del paso del tiempo, ellos sólo se harán más viejos y seguirán perdiendo momentos valiosos?

—En algo concordamos, membrillo. Parece que el arte no es el único “bueno para nada” en la vida humana. Están tan enajenados por su realidad que cuando no ven efectos especiales, actores famosos e hilos argumentales donde se destruye el mundo, sienten que pierden el tiempo. Sin darse cuenta lo pierden en la otra parte del día que están “viviendo”.

—José Daniel Palacio

Epifanía del 7 de marzo

2:00 pm: Entro a clase. Lucas nos hace insinuaciones sobre una enfermedad que ataca al mundo del arte.

3:20 pm: “El artista debe encontrar significado durante el proceso”, es la última diapositiva que veo antes del receso. Salgo del salón. Pienso que tal vez la vida funciona de la misma manera. Es posible que el significado se encuentre en el proceso de la vida misma, en lo cotidiano. Tiene sentido. Me parece una buena respuesta. Muy buena, de hecho. Me emociono. Sonrío. Siento que por fin me acerco a lo que estoy buscando.

3:40 pm: Vuelvo al salón, comienza la película. Es muy interesante. Nunca había tenido la oportunidad de ser el espectador del proceso creativo de un pintor. Y el manejo de cámara que me pone en el papel de espía, me atrapa.

3:50 pm: Comienzo a luchar. Mi interés por ver cada detalle de la película cede ante mi cansancio por haber trasnochado terminando una entrega la noche anterior. Me duermo, pero de una forma extraña. Mi terquedad ante el cansancio me deja inconsciente sin aviso.

Sol del membrillo

4:25 pm: Me despierto. Parece increíble haber perdido la lucha. Media hora de historia que se fue. El membrillo sigue ahí. Vuelvo a tomar con gusto el papel de espía. La pintura continúa sin terminar. Se convierte en dibujo. El membrillo sigue ahí. El dibujo continúa sin terminar. Me comienzo a impacientar. Me desligo de la ficción. Ya no tengo sueño, esto es porque secretamente quiero que el membrillo muera. Quiero que Antonio termine la obra. Me desespero.

5:40 pm: Llega el invierno. Sin ningún tipo de aviso el membrillo muere. Me duele. Arde como mi propia muerte. Ya la ficción era parte de mi realidad, no quiero que acabe. Es inevitable. Suena la música que acompaña el monólogo final de Antonio. Me impacta. Las últimas escenas me parecen hermosas. Cortan a negro. Me alegro. Agradezco haberme quedado a ver la película hasta el final.

6:15 pm: Salgo a las escaleras del R. Prendo un cigarrillo. Saboreo el tabaco. Me adentro en la música de mi ipod. Disfruto estar. Tiene sentido.

8 de marzo – 12:00 pm: Escribo este texto. Pienso en lo que dijo Lucas. Se equivocó. Alguien sí tuvo una epifanía en su clase.

—María Catalina Guiot

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