El salario del miedo (1953)

Textos del curso de Arte y Cine (2016-I) sobre la película de Henri-Georges Clouzot, El salario del miedo (1953). Cómo empobrecer con recursos No se necesita de un conocimiento avanzado sobre ciencias sociales, ni mucho menos leer constantemente sobre hechos históricos para reconocer la existencia de países con gran desigualdad en su población, así posean […]

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Varios


01.08.2016

Textos del curso de Arte y Cine (2016-I) sobre la película de Henri-Georges Clouzot, El salario del miedo (1953).

Cómo empobrecer con recursos

No se necesita de un conocimiento avanzado sobre ciencias sociales, ni mucho menos leer constantemente sobre hechos históricos para reconocer la existencia de países con gran desigualdad en su población, así posean los suficientes recursos naturales para acabar con las injusticias sociales. Pero ¿por qué pasa esto?, ¿por qué,a pesar de la capacidad, no se logra ayudar a la población? Le salaire de la peur es un ejemplo de ello. Allí, un misterioso país sudamericano lleno de reservas petroleras mantiene a sus habitantes con una calidad de vida precaria, el nivel de pobreza es abrumador y hay muy pocas oportunidades para emprender.

El salario del miedo

Se dice en el exterior que es el paraíso con un futuro prometedor, pero esto aplica únicamente para los extranjeros adinerados, quienes a su llegada no hacen más que saquear recursos como el crudo. Luego dejan allí los rostros sucios de una población devastada, con las manos desgastadas y untadas de ese recurso que poseía su tierra natal. Los forasteros extraen el petróleo en sus caras, mientras dejan sus bolsillos sin una moneda, ni siquiera el suficiente para pagar las deudas en las tabernas. ¿Será que Clouzot filmó esta película para mostrar a Europa la continuación del Imperialismo, ahora de EEUU, en el continente sudamericano? Porque no es mentira que la cinta muestra la situación que vivieron y siguen viviendo los países donde la riqueza de su propio territorio no alcanza a ser visible para la población que es obligada a explotarla.

Pero, ¿por qué no ayudar si se llega a tener tantas ganancias? Empresas como la ficticia “Soc” no es más que un ejemplo de las multinacionales que solo arriban a tierras pobres con el fin de cumplir su propósito: extraer hasta el cansancio, sin importar la situación del país y sin dejarle a la población algún camino para salir adelante. Los países, ante la necesidad, recurren a estas empresas para “promover la extracción”, de los cuales terminan sacando provecho, para quedar como el animal que aparece al inicio de la película, como cucarachas.

—Jean Nicolás Martínez.

 

Reflexión matutina

Acaba de amanecer y ya quiero que llegue la noche para ver a mis hijos y darle el diario a mi mujer, con eso, si tengo suerte, podré dormir un par de horas. Es el miedo de cada mañana al despertarme lo que me hace desear la oscuridad. Mi rutina es girar la cabeza rozando aún la almohada y, claro, los sueños de la noche anterior. Al final, se combinan con las sobras del pan de hace dos semanas que las hormigas ayudan a limpiar y que ni siquiera alcanzan para alimentar a uno de los pelaos. Y otra vez me pregunto, ¿qué hay para esta jornada? Lo mismo de siempre, trabajar y trabajar como un obrero más, lleno de llagas de sol y ojos cansados. Claramente, aquí, la mano de obra es carne de cañón para estos ricos terratenientes. Esa es la recopilación de mi día y ¿de mi vida? En lo anterior se resume, nada más que trabajo.

¿Todo esto para qué? Para un mísero salario, para gastar en este mísero pueblo que, paradójicamente, se inunda en la riqueza del mal llamado “oro negro”.Pero bien, basta de quejarse, volvamos de la reflexión o me dejaré caer de una torre de refinamiento. Realmente hay trabajos peores en este lugar, preferí quedarme en esta nada cargando y llevando de aquí para allá, que aceptar la otra opción: trasportarle al jefe.

El salario del miedo3

¡Qué desgraciados aquellos! Ayer llegó al campamento un pobre hombre, un moribundo que cayó en la trampa del patrón, es el quinto que ha coronado, ¡LLEGÓ CON UN CAMIÓN! ¡Tremenda hazaña! Eran cuatro hombres los que viajaban en dos camiones cargados de líquido para el “Torpedo”, nitroglicerina.Bendita inestabilidad de esa llamita liquida, se ha llevado a varios camaradas y a un muy buen amigo. La mayoría mueren por las quemaduras de manera instantánea, pero los de ayer sí sufrieron, han sido hasta ahora los que, en grupo, lograron llegar más lejos. Casi alcanzan a cruzar ese viaje de vida o muerte, es la propuesta suicida que el jefe suele hacerle a los desesperados, por eso ofrece tanto, pues conoce cuántos con suerte llegarán.

Esto es un auténtico hormiguero de precariedad, nos tienen engañados, literalmente jodidos. Al huir de la miseria del no tener trabajo, pasamos a la esclavitud de este lugar: se trata de trabajar sin descanso o hambre para mi familia.Tengo la necesidad de sobrevivir en esta tierra hostil que abusa y engaña, araña hasta los más recónditos lugares de mi habitación y no me deja dormir, pero la costumbre lo hace más fácil, diría más soportable.

Bueno, se me hace tarde para repetir la escena y el patrón terminará botándome los pesos de despedida en la cara si llegó tarde, así que vamos.

—Paula Martin Doncel

 

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