El exilio de Pablo Montoya

El autor colombiano Pablo Montoya escribió sobre Ovidio y lo hizo protagonista de su novela ‘Lejos de Roma’. En ella, y en esta entrevista, habla sobre el poeta romano, el exilio y la literatura colombiana.

por

Maria Victoria González Saavedra


04.05.2017

Foto: http://albaciudad.org/

La conmemoración de la muerte del gran escritor romano Publio Ovidio Nasón (Sulmona 43 a. C. – Tomis 17 d. C.) fue un motivo para recordar la importancia de la tradición poética clásica. Fue, además, la excusa para que el escritor paisa Pablo Montoya Campuzano volviera a la capital y hablara en la Universidad de los Andes sobre las razones por las cuales escribió sobre Ovidio. El exilio del poeta romano es el motivo central de su novela histórica Lejos de Roma, publicada en el 2008.

Pablo Montoya ha ganado los premios Rómulo Gallegos (2015), José Donoso (2016) y Casa de la Américas y José María Arguedas (2017), compartió sus perspectivas como escritor nacido en Colombia.

¿Dentro de la tradición literaria colombiana en dónde se ubica su obra del 2008, Lejos de Roma?

Yo creo que Lejos de Roma pertenece a un grupo de novelas que, según una denominación que yo hago en La Novela histórica en Colombia, 1988-2008: entre la pompa y el fracaso, se podrían denominar extraterritoriales, novelas que se ocupan de otras realidades que no son propiamente las colombianas. En ese sentido es una heredera del modernismo, de la novela histórica modernista que en Colombia y en América Latina tuvo un momento muy importante en la primera mitad del siglo XX pero que después, con el triunfo del Realismo mágico y de otros realismos telúricos o regionales, casi que desapreció de la lista. Entonces yo creo que Lejos de Roma pertenece a esa tradición modernista de novelas colombianas que han sido cultivadas por escritores como Álvaro Mutis, Germán Espinosa, Enrique Serrano, Orlando Mejía Rivera, inclusive Ricardo Cano Gaviria que escribió una novela muy bella sobre Walter Benjamín.

¿Qué relación existe entre Ovidio y usted?

Ambos personajes, tanto Ovidio como yo, vivimos el exilio en unas circunstancias particulares. Hay como una apuesta por unir una experiencia personal mía con la experiencia del propio Ovidio. Claro que esas circunstancias están trabajadas de tal modo en la novela que un lector a primera vista no lo observa, no lo ve. Está muy disfrazada, muy retocada toda esta fusión entre el personaje histórico que yo trabajo en la novela y yo mismo como autor.

Yo creo que el encanto mayor de 'Lejos de Roma' es la factura de la escritura, esa mezcla entre poesía y prosa

¿Dejó algo en el tintero sobre el Ovidio que no mencionó en la novela?

En la novela me ocupo particularmente del periodo de la vida de Ovidio de la que menos información tenemos, la de su relegación en Tomos. Aunque en la novela hay continuas evocaciones de Roma, yo tomé algunos acontecimientos de la vida de Ovidio: por ejemplo, su infancia en Sulmona, la muerte de su hermano mayor Lucio, su formación, su educación tanto en Roma como en Atenas, su paso por la corte de Augusto, la publicación o la recepción del Arte de Amar. Pero yo no me ocupo de toda su obra literaria. Particularmente trabajé en Lejos de Roma sus obras escritas en el exilio, o sea las Pónticas y las Trísticas o las Trisnes. También hay alguna referencia a sus Remedios, a los Fastos y a Las Metamorfosis. Pero no me sumerjo demasiado en esos restos de su obra. A nivel literario, Lejos de Roma dialoga más con los poemas que Ovidio escribió en Tomos. Lo que traté de incluir en Lejos de Roma es la mayor parte de lo que yo pensaba que era lo más importante de la vida de Ovidio. Sin duda, un especialista en Ovidio podría ver que hay cosas que no se mencionan en la novela. Yo no soy un especialista en Ovidio, yo leí algunas biografías algunos textos de él y lo que hice fue construir una novela muy imaginada por mí, no su vida.

¿Cómo puede leer Lejos de Roma un público menos experto en cuestiones literarias?

Creo que es la historia de un poeta que después de ser muy celebrado y muy famoso padece la expulsión. Como la antigüedad romana es un tema que atrae mucho a los lectores, sobre todo a los lectores de novela histórica, pienso que les puede interesar Lejos de Roma. Aunque yo creo que el encanto mayor que ejerce Lejos de Roma en los lectores, por lo que me han dicho ellos, es la factura de la escritura, esa mezcla entre poesía y prosa, esa evocación nostálgica continua que permea toda la obra. Yo creo que a un lector sensible a esas cosas puede gustarle la novela. Puede aprender también sobre este poeta tan importante que es Ovidio.

La literatura latinoamericana acude al tema del exilio permanentemente. ¿Cómo ha sido la crítica literaria con relación a este motivo recurrente?

La literatura latinoamericana está muy llena de exiliados y ese tema siempre ha atraído la atención de la crítica. Desde el siglo XIX hasta nuestros días, los latinoamericanos han tenido de huir o escapar o irse de sus países por situaciones políticas y sociales que les parecen asfixiantes. Por eso creo que ha sido un motivo recurrente el tema del exilio en la literatura latinoamericana. En la poesía colombiana el tema del exilio empieza a ser recurrente y fuerte a partir de Porfirio Barba Jacob, por ejemplo, que es un hombre que se va, que vive en un país y en otro. Él estuvo recorriendo América Latina en particular. No creo que un colombiano esté exiliado en México, en Guatemala, en Venezuela o en Argentina porque allí se habla el español. El problema de la lengua garantiza una seguridad y una sujeción al entorno. Si uno se va para Rusia, para Suecia, para Estados Unidos o para un país de habla distinta, las condiciones del exilio podrían ser más fuertes. Entonces, lo que te quiero decir es que el exilio es un tema recurrente en la literatura latinoamericana y la crítica de algún modo lo ha visto bien. Pensemos en la interesante recepción que tuvo Rayuela de Julio Cortázar o los Cuentos peregrinos de Gabriel García Márquez que son cuentos sobre exiliados, por no hablar de la literatura más contemporánea latinoamericana que sí está llenísima de exiliados. Ya con la crisis de la violencia en Colombia, el tema del exilio se vuelve muchísimo más recurrente, entonces yo creo que la crítica ha estado atenta a esa temática.

¿Qué experiencia te dejó la escritura de Lejos de Roma?

Sentí que de algún modo había hecho una aproximación personal a ese tema del exilio. Posteriormente a la publicación de la novela, me di cuenta que ha sido muy bien recibida, bien catalogada. No es una novela muy leída, pero aquellas personas que se acercan a Lejos de Roma se sienten gratificadas y eso me ha dado una especial satisfacción. Algunos expertos dicen que ese ha sido el mejor texto que yo he escrito. A veces pienso que, como fusión entre narrativa y poesía, es una novela de las mejores logradas en mi escritura. Es corta, fragmentada, se puede leer como un largo poema en prosa, dialoga con la herencia clásica, obedece a unas inquietudes literarias genuinas.

¿Eres un escritor colombiano?

Esa noción de nacional yo la discuto mucho, la he confrontando continuamente desde que empecé a escribir o desde que comencé a publicar. Si pienso que soy un escritor nacional habría que mirar desde qué punto de vista lo soy. ¿Qué es un escritor colombiano?, ¿El que nace en Colombia? Entonces sí lo soy. ¿Un escritor colombiano es el que escribe sobre temáticas colombianas? También lo soy. Pero en una novela como Lejos de Roma la temática colombiana está vista desde un lugar excéntrico. En Lejos de Roma, por ejemplo, se discuten o se ponen en escena varias situaciones sobre el exilio y el desplazamiento. Como Colombia es un país desafortunadamente lleno de desplazados, entonces creo que sí hay relaciones entre Lejos de Roma y Colombia. Pero a mí no me gustaría que me dijeran que soy un escritor nacional, creo que habría allí muchos equívocos. Por supuesto que soy un escritor colombiano, pero me siento más un escritor latinoamericano o un escritor hispanoamericano.

070 RECOMIENDA...

Otra entrevista de Montoya en la Universidad de los Andes. En esta habló sobre su obra 'El tríptico de la infamia', ganadora del premio Rómulo Gallegos.

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¿Para qué sirve la Literatura en un país de exiliados y marginados?

Yo creo que lo dije en algun momento en uno de mis ensayos que se llama “Para qué la literatura”: la literatura ayuda a desarrollar el espíritu de individualidad, de autonomía del individuo y de autonomía del ciudadano en sociedades manipuladas, alienadas, dirigidas por corruptos, sociedades las nuestras. Somos un país, lo sabemos casi que de memoria, manejado por corruptos y aquí en Medellín eso sí que se nota: la mafia que domina por todas partes, los intereses financieros de esos regentes políticos y empresarios que nos “dirigen”.

Entonces creo que el escritor -el que denuncia, el que molesta, el que está allí a toda hora como una especie de conciencia de la sociedad- ocupa un lugar muy importante. No solamente muestra lo que aparentemente está equilibrado como una realidad enferma y viciada sino que además trata de despertar a los ciudadanos, de moverlos a la acción para motivarlos a la construcción de una sociedad más digna, más tolerante más respetuosa con el otro y con el medio ambiente. Creo que la función del escritor colombiano y latinoamericano en general está muy relacionada con ese deber moral y ético que tiene su escritura y su posición como figura pública frente a los problemas que padece su entorno social.

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