Le pregunté a Mastro por qué tantas de las ilustraciones del coronavirus se ven diferentes de las de las versiones de los Centros de Control y Detección, y entre sí, dado que todos estaban trabajando con la misma micrografía. «Licencia artística», dijo.
La enfermedad que ha puesto el mundo entero en pausa es de fácil transmisión, es capaz de infectar con sigilo a algunos huespedes, matar a otros y, para el ojo humano, es por completo invisible. En la cháchara de la prensa ha devenido en nuestro “enemigo invisible”: una fuerza pesadillezca, onírica, que no se puede ver, escuchar o tocar. Sin embargo, con el uso de software de modelado los científicos e ilustradores han empezado a visualizar el coronavirus, convirtiéndolo en algo que la ciencia puede ver, entender y, ojalá, eliminar. Muchos de nosotros imaginamos el virus como una esfera que irradia picos rojos pero, ―¿por qué? Algunos elementos de esta visualización están basados en la forma en que el coronavirus se ve en el microscopio y otros son elecciones que hemos hecho, un ejercicio de libertad artística.
El 21 de enero, se pidió a Alissa Eckert y Dan Higgins, los ilustradores de los Centros de Detección y de Control, CDC, que ilustraran el nuevo coronavirus para su uso en conferencias de prensa y otros materiales de los medios. A Eckert se le ocurrió lo que ella llamó una «inyección de belleza» de la molécula del virus (denominada en la comunidad científica como un «virión»), un glóbulo redondo con el conjunto de proteínas con púas con forma de corona que le dan su nombre al virus. Eckert y Higgins experimentaron con una serie de esquemas de color hasta que se decidieron por el rojo y el gris con detalles en naranja y amarillo. «Realmente destacó», dijo Eckert al New York Times. Desde entonces, la ilustración ha saturado los medios de comunicación de todo el mundo.
«Su ilustración se ve hermosa», dijo el Dr. Timothy Mastro, ex subdirector de ciencias para la prevención del VIH / SIDA de los CDC. «Tiene cierta simetría, un diseño atractivo… [un virus como] el Ébola es solo esta pieza retorcida de espagueti, no es tan atractiva». Mastro recuerda haber visto representaciones artísticas de la molécula del VIH en carteles en las conferencias a las que asistió y en portadas de revistas. La imagen, una esfera salpicada de proteínas enriquecidas, similar a la reproducción de coronavirus por parte de los CDC, le dio cierto «carácter» a la enfermedad que estaba investigando. Pero ahora, en el laboratorio, Mastro se ocupó exclusivamente de imágenes del virus real tomadas por medio de un proceso llamado cristalografía de rayos X. El proceso, en el que la estructura cristalina del virión hace que un haz de rayos X difracte en muchas direcciones, permite a los investigadores construir una imagen de la molécula. El resultado es un rastreo fantasmal en blanco y negro de lo invisible.
Mastro me mostró una imagen real del coronavirus, la base de todas las representaciones coloridas que había visto en línea. Las moléculas se parecían a las amebas de dibujos animados que esperarías ver en un rollo de película de los años cincuenta sobre gérmenes. Pero eran el virus qua virus, con sus picos y cuerpo esférico. Mastro explicó que las proteínas con púas se conectan a los receptores en el exterior de las células sanas para que el virus pueda alcanzar al cuerpo celular y usarlo para replicarse. Una variación de estas proteínas, producida durante años de replicación, permitió que el coronavirus evolucionara de un resfriado común inofensivo a algo capaz de devastar el sistema respiratorio superior. Le pregunté a Mastro por qué tantas de las ilustraciones del coronavirus se ven diferentes de las de las versiones de los CDC, y entre sí, dado que todos estaban trabajando con la misma micrografía. «Licencia artística», dijo.
Nick Klein y Jamie Vitzthum, parte de una unidad de ilustradores científicos llamada iSO-FORM, pensaron muy deliberadamente sobre los picos de proteínas en su representación del coronavirus. La proteína E, el pico naranja en la representación, se toma de modelos del virus SARS-CoV, un antepasado del coronavirus que se informó por primera vez en Asia en 2003 (el término científico para coronavirus es SARS-CoV-2). El concepto de la proteína M, la espiga verde, se obtuvo a través de algo llamado «procesamiento predictivo de la red neuronal», que mapea las estructuras completas de las proteínas antes de que se hayan determinado en el laboratorio. Además, Klein me dijo que el coronavirus es pleomórfico, lo que significa que puede variar en forma. Para comunicar eso, él y Vitzthum lo convirtieron en elipsoidal. «Nuestras elecciones editoriales en colores y estilo enfatizan la complejidad estructural del virus y la configuración agresiva de proteínas, pero también insinúan su naturaleza frágil fuera del cuerpo», me dijo Klein. «Con todo el miedo, la muerte y la tragedia que ha causado, no es un ser vivo y no tiene capacidad de malicia… con perseverancia e innovación, la humanidad puede superar esto».
Melanie Connolly no está completamente de acuerdo con la afirmación de Klein que dice que el virus no es un organismo vivo. “La gente viene y va con esto”, dijo ella. “Algunas personas piensan que los virus no están vivos porque no se pueden replicar a ellos mismos sin el mecanismo de otro organismo. Pero las bacterias usan el mismo método de replicación y ellas sí son consideradas organismos vivos.” Su render del virus es todo en colores azules y morados pastel. La “confirmación”, o forma, de las espinas protéicas es claramente visible como una trenza de tres puntos. Aunque es solo simétrica como el render CDC, el de Connolly es de lejos más placentero, como un compañero mudo de cruzada espacial, un amistoso ser de otro planeta ―el virion parece ser, en cierto modo de hablar, vivo. Los colores fueron diseñados para combinar con lo que Connolly llama “la marca estética”: ella hace muchas ilustraciones en el campo de la salud de la mujer, y quería llevar los pasteles a este proyecto. “La audiencia (para esta ilustración) es de mentalidad científica, tienen un interés en la investigación, pero no son necesariamente investigadores,” dijo. Ella se imagina que los bachilleres avanzados en su clase de verano de microbiología tendrán un particular interés en este render. Connolly mira esta ilustración como una forma de educación pública, describiendo su virion como una versión simplificada de “sonata nocturna”: los aprendices de piano aprenden a tocar lo básico antes de entrar a versiones más complejas de la canción. El virion de Connolly cumple con el curioso punto de vista científico en donde están por ser rigurosos pero no prohibidamente complejos. Esta es, me imagino, una de las principales ventajas de la licencia artística.
Cuando Jane Whitney y yo hablamos, le ofrecí la postulación de Mastro de que todas las representaciones de coronavirus diferían debido a la licencia artística. Ella dijo que había razones para la diferencia más allá de eso: las personas a veces no entienden o no quieren verse limitadas por la visualización molecular, el proceso por el cual el software se utiliza para crear un modelo 3D preciso de una estructura de proteína. «Mis picos [de proteínas] son definitivamente una representación abstracta de la estructura real de los picos», dijo. El dibujo de Whitney de una molécula de coronavirus que se une a una célula sana es bidimensional y altamente estilizado: es fácil de entender, como un gráfico de un libro de texto de biología. Sin embargo, esto no significa que Whitney haya pasado por alto la visualización molecular. Ella me mostró los documentos científicos que había examinado para comprender la estructura de las proteínas del coronavirus y la organización del ARN del SARS-CoV-2 (la forma de ADN de un virus). Ella ha utilizado el renderizado 3D para crear una animación caleidoscópica y bastante encantadora de un pico de proteína SARS-COV-2.
Luego me mostró cómo había simplificado las representaciones en 3D de los picos de proteínas de tres hebras en forma de antorcha creados por otra persona en lo que parecía un paquete de Y de diferentes colores.
Jonathan Corum, quien ilustró el virus para el New York Times, también quería producir una versión estilizada del virus que fuera percibida de forma más sencilla por un público más amplio y que esta fuese rigurosa en términos de la estructura molecular. Corum comenzó con la ilustración de los CDC y luego “alisó las protuberancias y estilizó los picos”. Su virus tiene la sensación de una pelota de futbol que adquiere súper poderes como resultado de consecuencias radioactivas. “[Dado que] el coronavirus lleva el nombre por su parecido a una corona, por medio de los picos, ajustar los picos es una manera fácil de darle al virus cierta personalidad», me dijo Corum. «Personalidad» aquí significa cualquier detalle, ya sea la paleta de colores o la forma de las espigas o el ancho de la esfera, que el ojo del espectador puede fijar y recordar. «La ilustración de los CDC es similar a un hilo y siniestra, que es una combinación interesante, pero quería algo más nítido con un rojo brillante que casi vibra en la pantalla», dijo.
Veronica Falconieri creó, como Whitney y Corum, una infografía detallada del proceso del virus de fusionarse e infectar células sanas. A diferencia de Whitney o Corum, la representación de Falconieri es tridimensional y pretende ser una referencia para otros ilustradores y científicos médicos. Los picos de aspecto sofisticado de Falconieri describen la «diferencia de dominio S1 / S2» y los «sitios de glicosilación», ciertamente más detalles de lo que había visto en cualquier otra representación del virus, pero mi cerebro de humanidades estaba distraído por la naturaleza agradable del algodón de azúcar, de los picos y la relativa pequeñez de la esfera. Falconieri dijo que había consultado la presentación de los CDC, así como una ilustración hecha por un profesor de biología computacional llamado David Goodsell antes de embarcarse en el proceso de investigación e ilustración de veintisiete horas. Si bien la estructura de los picos de Falconieri se basa en estudios de proteínas SARS-CoV-2 obtenidas a través de microscopía electrónica criogénica (cryo-EM) (una alternativa a la cristalografía de rayos X donde los electrones se utilizan para iluminar moléculas mantenidas a temperaturas criogénicas) el cuerpo de el virión se basa en imágenes del SARS-CoV más antiguo y más investigado, simplemente porque todavía no hay datos similares para el SARS-CoV-2. «Todavía hay muchas cosas desconocidas», dijo, y agregó que muchos científicos se han centrado recientemente en la investigación del coronavirus. «Hay tanto de qué preocuparse y tan poco que hacer en estos días: [esta ilustración] era algo pequeño que podía hacer para contribuir con mi conjunto particular de habilidades».
En un intento por localizar las influencias de Falconieri, busqué la ilustración de Goodsell, esperando encontrar una representación anatómica del virión. Lo que encontré en cambio fue una pintura cuasi psicodélica embriagadoramente hermosa: algo que probablemente verías a través de un microscopio como a través de alucinógenos. Goodsell, que ha producido imágenes igualmente impresionantes de ébola, zika y VIH, entre otras cosas, visita, como muchos ilustradores, un sitio de visualización de proteínas llamado Protein Data Bank para referencia estructural y PubMed para investigación sobre virus antes de que los dibuje. Luego dibuja el virión, primero el cuadro grande, los detalles pequeños al final, y pinta el boceto con acuarelas. «Me parece que el enfoque de dibujos animados y color plano que utilizo hace que sea más fácil comprender toda la escena», escribió en un artículo para el Journal of Biocommunication.
Cuando le dije a Godsell que pensaba que su pintura del Coronavirus era una obra de arte, me recordó gentilmente que la ilustración está “muy ligada a la ciencia (…) siempre quiero que las ilustraciones sean tan precisas como sea posible, y quiero llevar a las personas a que comprendan los procesos biológicos que muestran”. Godsell espera ponerle cara al Coronavirus, para ayudar al público a concebirlo como “una entidad física, con un tamaño, forma y propiedades que se pueden entender”. La motivación y las limitaciones para el arte, dijo, son completamente diferentes, aunque aprecia cuando los espectadores reconocen su amor por el color y el diseño.
Al comparar la interpretación de los centros para el control y prevención del coronavirus con la de Goodsell, el crítico de arte Philip Kennicott describió el primero como que enfatiza claramente la amenaza que este virus representa para aquellos que se niegan o no pueden distanciarse socialmente. Y el segundo como una cosa aparte, para ser estudiado, anatomizado y entendido.
Goodsell es activo en el uso de su ilustración para difundir la conciencia científica del coronavirus. En un artículo del que es coautor, llamado Un enfoque integrador para la divulgación del SARS Coronavirus incluye plantillas de su virión coloreadas por niños y adultos. Los comentarios sobre su ilustración van desde «Las cosas parecen menos aterradoras cuando son coloridas» hasta «El arte es el trabajo de transformar el miedo y el dolor en belleza». Los padres le escribieron sobre cómo ayudar a sus hijos a desclasificar el Coronavirus como un enemigo invisible y tener conversaciones familiares sobre cómo se ve el virus y cómo «solo requiere las herramientas adecuadas para poder verlo”. En las primeras etapas de la pandemia, un padre escribió a Goodsell sobre un niño que estaba enfermo de preocupación, incapaz de comprender por qué su escuela iba a cerrar pronto. «Así que le conté todo sobre los virus, qué son y qué hacen», escribió el padre. Al día siguiente, el niño llegó a la escuela sintiéndose mucho mejor, cargando en su mochila suficientes copias para colorear del virión de Goodsell para toda su clase.