Cinco conclusiones que no podemos sacar de las elecciones

Los analistas políticos y los medios de comunicación a veces hablan como astrólogos. Ven certezas en las encuestas y en los resultados parciales y aseguran –como quien confía en las estrellas– que pueden predecir el futuro. Los resultados electorales de este domingo nos dejaron muchas especulaciones y más preguntas que respuestas.

por

Estefanía Avella y Miguel Botero


12.03.2018

Después de las elecciones, vienen las predicciones. Los medios de comunicación y analistas políticos sacaron ya sus conclusiones a partir de los resultados de este domingo y sentenciaron, por ejemplo, lo que serán las votaciones presidenciales y la implementación del acuerdo de paz.  Si bien estas elecciones legislativas determinaron cómo quedaron parados los partidos en el Congreso y dieron una idea de la capacidad electoral de los candidatos a la presidencia, aún hay varias ideas sin fundamento y preguntas por resolver.

Aquí le explicamos cinco temas e interrogantes que quedaron abiertos después de las primeras elecciones de 2018 y que juegan un rol importante para entender las presidenciales del próximo 27 de mayo.

La oposición ganó, pero la paz tiene quien la defienda

El nuevo Congreso será determinante en la continuación de la implementación del Acuerdo para la Paz. Aunque ya se han aprobado reformas y leyes en relación a lo pactado con las Farc, aún faltan discusiones –tan álgidas como importantes– relacionadas, por ejemplo, con las circunscripciones especiales de paz y la Reforma Rural Integral.

Si bien el Centro Democrático obtuvo la mayoría de curules en el Senado y quedó de segundo en la cámara con 32 representantes; y Cambio Radical, por su parte, quedó en total con 46 congresistas en Cámara y Senado; la oposición y el bloqueo al acuerdo de paz y a su implementación en el Congreso, no está tan clara.

Son varios quienes están a favor de la paz: el Partido Verde, el Partido de la U, el Partido Liberal, el Polo, la Lista de la Decencia y el Partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Estas son fuerzas que unidas tienen 52 senadores de los 102 y 79 de los 164 representantes. Sin duda, las fuerzas independientes en alianza con el Partido de la U y el Liberal  pueden hacer contrapeso y lograr pasar proyectos, a pesar de las votaciones en contra de la implementación o abstenciones del Centro Democrático, Cambio Radical y el Partido Conservador.

Entre estos partidos hay voces importantes en defensa de los acuerdos. Antanas Mockus del Partido Verde, el segundo senador más votado del país, y Jorge Enrique Robledo del Polo Democrático están entre los cinco senadores con mayor votación en estas elecciones. En el senado también quedó Angélica Lozano. Con sus copartidarios y los congresistas de otras agrupaciones pueden impactar la opinión pública y crear coaliciones para respaldar los acuerdos.

Pero a pesar de este contrapeso, Iván Duque o Germán Vargas Lleras tendrían mucho poder de negociación dada la composición del próximo Congreso. Buena parte del funcionamiento del legislativo depende de los acuerdos que el presidente haga con los partido políticos a punta de repartijas burocráticas. Un presidente con capacidad de negociación podría dificultar la agenda legislativa de los acuerdos. Por lo contrario, el poder de apoyo a lo pactado está disperso en varios partidos que tendrán que esforzarse a punta de coaliciones.

 

Las consultas definen candidatos pero no predicen las presidenciales

Los más de seis millones de votos que obtuvo la Gran Consulta por Colombia no equivalen necesariamente a los votos que obtendrá Iván Duque en la primera vuelta presidencial.  

El asunto no es tan sencillo: no todos los que votaron en esa consulta lo hicieron como simpatizantes del Partido Conservador y del Centro Democrático. El exministro de relaciones exteriores de Álvaro Uribe, Fernando Araújo, dijo a El Espectador que esta consulta estaría determinada por dos tendencias: la de quienes querían sabotear la consulta y la de quienes querían jugar estratégicamente. Votar por Marta Lucía Ramírez en la Gran Consulta por Colombia se consideró como una estrategia para afectar los resultados de Ivan Duque.

La experiencia con las consultas en épocas electorales, además, ha demostrado que la sumatoria de los votos de los candidatos de una misma consulta no funciona. Incluso ha demostrado que los resultados del candidato ganador de la consulta, no son los mismos a los que obtienen en la primera vuelta presidencial. Sucedió, por ejemplo, con Noemí Sanín en las elecciones de 2010. Su contendor en ese entonces era Andrés Felipe Arias, el candidato de Uribe. La consulta la ganó Sanín con más de un millón cien mil votos. Árias perdió por poco, con un millón ochenta mil votos. Esos votos no se vieron reflejados después en las elecciones presidenciales. Los resultados de Sanín en la primera vuelta no llegaron al millón de votos. No alcanzó ni su propia votación en la consulta, ni mucho menos la sumatoria de los votos que obtuvo toda la consulta.

Los más de 6 millones de votos sumados de la consulta conservadora no serían suficientes para Duque. Para ganar en primera vuelta necesitará más de ocho millones y medio de votos

Los resultados de la Gran Consulta por Colombia tampoco quieren decir que hay posibilidades de que las elecciones se resuelvan en primera vuelta. Ayer votaron más de 17 millones de colombianos –se estima que en las presidenciales el número de votantes aumente– y ganar en primera vuelta implica una mayoría simple, el 50 % de los votos + 1.

Es decir, los más de 6 millones de votos sumados de la consulta conservadora no serían suficientes para Duque. Para ganar en primera vuelta necesitará más de ocho millones y medio de votos. Y esto no parece tan fácil en un panorama político en el que Vargas Lleras demuestra fuerza, al menos por las 16 curules de Cambio Radical en el Senado, y en el que las alianzas entre partidos como el Verde y el Liberal aún parecen posibles.

No podemos celebrar que los corruptos se quemaron

Que candidatos cuestionados como José Obdulio Gaviria, el ex coronel Plazas Vega (ambos del Centro Democrático) y Olga Suárez Mira (del Partido Conservador)  se hayan quemado, no quiere decir que el Congreso de la República haya quedado limpio de corrupción, delfines y herederos. Todo lo contrario.

Por el Partido de la U entraron las dos apuestas del exsenador detenido por el escándalo del Cartel de la Toga, Musa Besaile. En el Senado logró poner a su hermano Jhon Moisés Besaile, y en la Cámara,  a Erasmo Zuleta. Cambio Radical logró la curul de Richard Aguilar, el hijo de Hugo Aguilar, condenado a nueve años por sus relaciones con el Bloque Central Bolívar. También de Cambio Radical fue elegido Antonio Guerra de la Espriella, quien tiene investigaciones abiertas en la Corte Suprema de Justicia y en la Procuraduría, por el escándalo de la multinacional Odebrecht.

Entró, por Opción Ciudadana a la Cámara de Representantes, Milene Jarava Diaz, la esposa del excongresista Yahír Acuña, exrepresentante cuestionado por parapolítica.

Del partido Conservador entraron Samy Merheg, hermano de Habib Merheg, fugitivo de la justicia y acusado por nexos con grupos paramilitares y narcotráfico; y Alfredo Cuello, quien fue presidente de la Cámara y que además de estar salpicado por Odebrecht, es aliado de los Gnecco y de su maquinaria de compra de votos en el departamento del Cesar.

El Partido Liberal, también tiene su congresista señalado: Nilton Córdoba, quien tiene una investigación preliminar en la procuraduría y quien fue señalado por el exfiscal Anticorrupción por su participación en el Cartel de la toga, tras el pago de 200 millones de pesos a un exmagistrado auxiliar con el fin de evitar una orden de captura.

Estos son sólo algunos de los senadores y representantes más salpicados que este domingo aseguraron su puesto en el Congreso de la República. A estos se suman otros cuantos de los partidos mejor votados en la  elecciones legislativas: Cambio Radical, Centro Democrático, Partido de la U y Partido Conservador.

No hubo violencia, pero sí hubo crímenes electorales

Luis Carlos Villegas, ministro de Defensa, celebró que estas fueron las elecciones más pacíficas de las últimas décadas. Varios de los excombatientes de las Farc fueron fotografiados en sus puestos de votación. Esas imágenes son el símbolo de la transición del grupo hacia la arena política. El ELN, por su parte, mantuvo el cese al fuego unilateral que prometió y las regiones tuvieron una jornada sin violencia.

A falta de violencia armada, hubo delitos electorales. Antes de las elecciones, la Fiscalía recibió 206 denuncias por crímenes electorales

Sólo se reportaron dos problemas de orden público en puestos de votación. En Francisco Pizarro, Nariño, tuvieron que aplazar la instalación del puesto electoral hasta la una de la tarde por protestas de algunos habitantes sobre la prestación de los servicios públicos. En Sabanalarga capturaron a un hombre por quemar una de las mesas de votación, pero pudieron terminar la jornada.  

A falta de violencia armada, hubo delitos electorales. Antes de las elecciones, la Fiscalía recibió 206 denuncias por crímenes electorales. Durante la jornada, la Misión de Observación Electoral reportó que los jurados de algunas mesas de votación les sugirieron a los votantes en cuál de las consultas debían participar, hubo 168 reportes de compra de votos en las calles y posibles inscripciones irregulares de cédulas. Según la MOE, Bogotá, Cartagena, Montería y Tumaco requirieron especial atención. El orden público se destacó, pero la violencia en contra de los electores continúa por vía de la corrupción.

 

Los candidatos religiosos se quemaron pero el voto religioso sigue siendo una fuerza electoral

Parece que las organizaciones religiosas se unen en torno a causas, pero quedan desperdigadas a la hora de movilizar candidatos. En la campaña del plebiscito, demostraron que tienen capacidad de organización; pusieron a marchar a las personas con la falsa acusación de que los acuerdos de las Farc tenían un a “ideología de género”. Los líderes de esas movilizaciones se quemaron: Oswaldo Ruiz, promotor de las marchas, y Ángela Hernández, diputada que se ha pronunciado en varias ocasiones en contra de la comunidad LGBTI.

A Viviane Morales le pasó algo parecido. Logró recoger dos millones de firmas para un referendo en contra el matrimonio gay pero Somos, su movimiento, no logró ni un cuarto de los votos necesarios para pasar el umbral del 3 % de los votantes. Alejandro Ordóñez, ex procurador anulado, recogió un millón 300 mil firmas válidas para inscribir su candidatura, pero en la consulta con Iván Duque y Martha Lucía Ramírez logró poco más de 380 mil votos (aproximadamente 130 mil  menos que Caicedo, el contendor de Petro en la Consulta de la izquierda). También se quemaron los movimientos Justa-Libres de Ricardo Arias, que reunía el 70% de las iglesias evangélicas del país, que logró poco más de 400 mil votos.

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Estefanía Avella y Miguel Botero


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