Todos llevamos un Jota Mario en el corazón

Se acabó ‘Muy Buenos Días», el programa matutino de RCN y con él, se fue su presentador durante 16 años: Jota Mario Valencia. Omar Rincón, periodista y crítico de televisión, despide a una de las caras emblemáticas de la televisión colombiana.

por

Omar Rincón


11.09.2018

A Jota Mario se le ama y se le resiste por los mismos motivos: por ser bien colombiano. Es más, creo y afirmo que todos los colombianos llevamos un Jota Mario en el corazón. Y se va. Y ya se le extraña. Se le extraña por quienes lo aman y por los que no se lo aguantan.

Jota Mario es muy colombiano por ser extrovertido y pensar en directo: dice lo que quiere asumiendo que es brillante, se burla de todo para exhibir su podercito, juega a lo chabacano y sexualito como sinónimo de astucia. Y así somos los colombianos: de un humor provinciano y un desparpajo ignorante.

Jota Mario representa ese ideal de perfecto hombre para la señora colombiana

Jota Mario existe desde que veo televisión. Y estuvo en todo tipo de programas. Y le fue muy bien. Su éxito está en que desde sus inicios ha sido el perfecto yerno de las señoras: querido, buena gente, charlador, chistosito, entrador, espontáneo. Su mayor virtud es que es un excelente entretenedor de suegras y animador de fiestas patronales, 15 años, bazares, piñatas… Y esto es sólo éxitos porque nuestra tele sigue ese modelo de guachafita que enseña que el colombiano se divierte con el animador que ameniza con los otros.

Jota Mario es muy colombiano ya que hace reír, actúa como un payasito, está dispuesto a hacer todos los osos posibles con tal que la señora ría. Y para estar al servicio de la risa pública tiene ojo clínico para descubrir el defecto o la vergüenza del otro y ponerla en evidencia nacional. Es tan colombiano que es el rey del piropo y el atrevimiento sexual para expresar ese morbosín sexualín que llevamos dentro.

Jota Mario representa ese ideal de perfecto hombre para la señora colombiana: buen mozo, fino sentido del humor, espontaneidad maravillosa, fácil de relacionarse, lleno de finos detalles y coquetería. Y divertido. Mi tía no la pasa mal y todas las señoras olvidan un poquito de la miseria diaria. ¡Para eso es la tele, para olvidar y pasar un buen rato!

La jotamaritis duró 16 años en las mañanas. Uno que usa el televisor como despertador, venía del quinto sueño o en medio de una pesadilla, y de pronto había un grito estridente que venía de Jotica. Y santo dios: ¡qué despertar! Esta si es una manera muy buena de comenzar el día.

Lástima que se vaya Jotica que nos daba mucho tema a estos fracasados y “muertos-de-hambre” críticos de televisión.

Jota Mario era una costumbre nacional como desayunar tamal con arepa y chocolate. Algo que nos gusta mucho pero que con las nuevas dietas es peligroso por grasa, colesterol y mal gusto. O sea, Jota Mario se va porque ya no sirve para la nueva dieta simbólica colombiana. Lo vamos a extrañar porque ahora que RCN decidió “actualizarse” e hizo “un cambio extremo” trajo a la mujer que más se le parece que es Yaneth Waldman… o sea, pasamos de Jota Mario a Jota Maria.

RCN más que reinventar la marca que anda de capa caída, busca el mal en cuerpo ajeno. Y el pobre Jota Mario la pagó. La enfermedad RCN es que todo lo que toca lo contagia de su política desvergonzada con las noticias, sus modos descarados de defender sus negocios de gaseosas y azúcar, su manera abusiva de cambiar de horario sus programas… el problema no son los indios, son los caciques.

Lástima que se vaya Jotica que nos daba mucho tema a estos fracasados y “muertos-de-hambre” críticos de televisión. Sin Jotica la tele será muy aburrida. Pero tal vez no, miren lo que dijo de despedida: «De forma abusiva han querido romper la relación que hemos construido entre ustedes y nosotros por tantos años y con tanto cariño. Mientras borran el archivo audiovisual de lo que fue MBD en las redes, por miedo a ustedes cuelgan en todas partes fotos abrazándonos, acompañadas de frases falsas e hipócritas». Raro este Jota Mario hablando de abuso, frases falsas y actitudes hipócritas. Raro no, es un buen colombiano que tira la piedra, ve el mal en los otros y retrecheramente nos dice veamosnos en mi canal de youtube.

Si se fue de las mañanas televisivas y postoboneras, ahora nos toca a los colombianos domar, someter y reducir ese “jotamario que llevamos en el corazón”, si no su sacrifico no habrá valido la pena.

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