A África no se llega nadando: la apuesta diplomática negra para Colombia

Que cuánto cuesta la gasolina del avión. Que para qué las relaciones internacionales. Que se han dedicado a vivir sabroso. El viaje de la Vicepresidenta a África ha despertado todo tipo de comentarios que revelan el profundo desconocimiento que tiene Colombia sobre dicho continente. Aquí una explicación de su importancia, según sus protagonistas.

por

Tatiana Bonilla

Periodista


12.05.2023

Ilustración: Nefazta

La vicepresidenta Francia Márquez puso a la opinión pública a hablar de África. Su viaje a Kenia, Sudáfrica y Etiopía será la primera visita oficial por parte del Estado al continente africano en lo que va de este siglo. El objetivo: “lograr la consolidación de las relaciones diplomáticas, políticas, comerciales y culturales con estas tres naciones en la cuna de la humanidad”, según indica la agenda oficial del recorrido.

Márquez viajó con una delegación de altxs funcionarixs, líderes y lideresas sociales, académicxs y artistas para poner en marcha la “Estrategia África 2022- 2026”, iniciativa con la que este gobierno espera coordinar gestiones de cooperación para fortalecer principalmente a los movimientos afrodescendientes e indígenas a nivel internacional.

Los esbozos de esta estrategia quedaron consignados en el Plan Nacional de Desarrollo que acaba de aprobar el Congreso. En dos párrafos se explica que el gobierno busca construir una política exterior en términos de justicia racial para reconocer “el papel y la importancia de los pueblos étnicos, que defiende la agenda de reparación histórica, que reconecte las diásporas y las relaciones con los países del Caribe y los países de África”. Para esto se abrirán nuevas embajadas y se realizarán cumbres internacionales con enfoques étnicos con organizaciones como la Organización para la Unidad Africana, el Banco Africano de Desarrollo y la Cumbre África-Suramérica (ASA), foro que reúne a 54 países africanos y 12 suramericanos, además de realizar actividades culturales. 

“Tuvimos que esperar a que llegara una Vicepresidenta del talante de Francia Márquez para que se materializaran estas posibilidades”, le dijo a Cerosetenta Pedro Cortés, embajador designado de Colombia en Kenia. 

Pocos precedentes

“Esta es la primera vez en décadas que el Estado colombiano realmente busca tender puentes y establecer relaciones con los países de África”, dijo Pastor Murillo, ex vicepresidente del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU y ahora consultor. Murillo estuvo presente en uno de los encuentros organizados por la Cancillería para explicar la Estrategia África de la mano de dos de lxs embajadores designadxs que se llevó a cabo en el Palacio San Carlos el pasado 3 de mayo.  

El único antecedente de un suceso similar se remonta al gobierno de Ernesto Samper, cuando el entonces Presidente visitó Senegal y Sudáfrica, con la intención de diversificar la política exterior del país, según reportó El Tiempo en 1997.

Cortés, por su parte, apeló a la figura de Manuel Zapata Olivella, el primer escritor colombiano que exaltó en sus obras la identidad negra y pionero de las relaciones de lxs hijxs de la diáspora con África. Rememoró un episodio de la vida del escritor de Lorica en su viaje a Senegal, cuando fue visitante de honor del también escritor y entonces presidente Leopold Sédar Senghor. Zapata Olivella pidió al Presidente que lo dejara pasar la noche en la cárcel conocida como el fuerte de piedra de la Isla de Goré, donde tuvo la visión de Changó el Gran Putas, novela que reconstruye la epopeya de lxs primerxs africanxs y sus descendientes durante el viaje, su llegada y su presencia en el nuevo continente. 

También mencionó al escritor y periodista Arnoldo Palacios como uno de esos primeros embajadores de la cultura y de los procesos sociales afrocolombianos que lograron dejar una impronta a nivel internacional. 

“Tuvimos que esperar a que llegara una Vicepresidenta del talante de Francia Márquez para que se materializaran estas posibilidades”

Estos datos, según Murillo, evidencian que “hasta hoy el intercambio entre Colombia y el continente africano ha dependido de figuras particulares que han decidido hacer el contacto a nombre propio, y de acuerdos internacionales a los que Colombia se ha suscrito”, dice. 

Son  antecedentes, marcados por el cariz de la aventura de personajes más bien excepcionales, pero que a la vez han acompañado las luchas por el reconocimiento de la discriminación racial, la diversidad y la pervivencia de la cultura.

“Es esencial, desde el punto de vista histórico, reconciliarnos con ese origen, por romántico que parezca. Reparar la herida del desarraigo africano, la de la diáspora, pues nos es imprescindible para construir un futuro propio”, dijo Claudia Mosquera, profesora asociada del Departamento de Trabajo Social e investigadora del Centro de Estudios Sociales, CES, de la Universidad Nacional, recalcó: “Se pretende relanzar, fortalecer y consolidar relaciones duraderas y mutuamente provechosas con los países africanos”. 

Cortés enfatizó en que en la historia de Colombia los líderes y lideresas afro se vieron en la necesidad de posicionar los asuntos específicos de su población en la agenda internacional, con particular énfasis en el impacto desproporcionado del conflicto armado sobre los cuerpos y los territorios afro. En este proceso ha sido clave el papel de Washington, que ha respaldado las denuncias de organizaciones afrocolombianas ante secretarías de Estado, Oenegés y personas interesadas, y ha ejercido presión para que Colombia proteja los territorios, los derechos y a la gente. 

Ha sido un camino de incidencia y diplomacia desde abajo, que alcanzó un punto crucial en el 2001 cuando se dio uno de los hitos más importantes en el llamamiento a los Estados para que adoptaran medidas concretas respecto a las condiciones de vida de las personas con ascendencia africana:  la Declaración y Plan de Durban de 2001

Por primera vez, una estrategia desde arriba

Ahora, bajo el liderazgo de la vicepresidenta Francia Márquez, el gobierno se propone transitar este mismo camino pero desde arriba. Aunque, como reconoce Cortés, la estrategia aún está en construcción, en parte porque aún no todxs lxs nuevxs embajadores han sido nombrados en propiedad y por eso, no pudieron viajar con la Vicepresidenta. 

Para los asistentes al evento en la Cancillería y para académicos que conocen el tema, las razones para acercarse a África van más allá de la historia. 

“Esta es la primera vez en décadas que el Estado colombiano realmente busca tender puentes y establecer relaciones con los países de África”

La Vicepresidenta ha dicho que con la apertura de estas relaciones, Colombia buscará socios para un futuro con energías que no dependan del carbón, con quienes se espera recorrer una transición basada en la cooperación y aprender de procesos de Reconciliación y Paz, para aplicar nuestras propias fórmulas de Paz Total. También se buscarán mercados con los que se pueda negociar de manera más justa y con condiciones que beneficien a todas las partes. 

“África ya no es solamente un territorio de mero anclaje de proyectos extractivistas, aunque por supuesto las potencias siguen, sobre todo, codiciando sus recursos”, comentó Amanda Hurtado, directora del Observatorio de Discriminación Racial, ODR, de la Universidad de los Andes. 

Mónica Amador, antropóloga, ecóloga política e investigadora honoraria de la Escuela de Ciencias Geográficas de la Universidad de Bristol, ha estudiado la consolidación de alianzas económicas, políticas y científicas con dicho continente. Ella resalta que “antes de la pandemia, las principales economías africanas como Nigeria, Egipto, Sudáfrica, Argelia, Marruecos y Kenia mantenían un crecimiento sostenido, en 2022 alcanzaron una tasa de 3% y para este año se proyecta una de 4,1 %. Se espera que este ritmo se mantenga o aumente hasta 2027. Además, para 2050 se proyecta que uno de cada cuatro ciudadanos del mundo vivirá en África. En diez años, habrá más personas en edad de trabajar en África que en China e India. Esto se debe a que la expectativa de vida ha aumentado”. 

Por esto, seguir esa senda para Colombia podría ser una estrategia inteligente, también, en términos económicos y de futuro. 

A pesar de las razones, las críticas al viaje de la Vicepresidenta han dejado en evidencia el profundo desconocimiento que tiene el país sobre las capacidades, culturas y gentes que habitan en África y su estrecha relación con Colombia. Un asunto que, para el próximo embajador en Kenia, da cuenta de un desinterés histórico de la política exterior del Estado colombiano por tender puentes y establecer relaciones con los países de ese continente. Justo lo que se propone cambiar esta estrategia.

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Tatiana Bonilla

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