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Ganó la paz, somos Miss Universo

Ganamos la corona, hubo pitos y gritos por todo el país, primera página en todos los periódicos, críticas y memes burlándose de las respuestas. Así que para los indignados –e indignadas–, esta es una defensa a Miss universo.

por

Laura Galindo M.


28.01.2015

Imagen: Wikipedia

Por segunda vez y luego de 57 años Colombia es Miss Universo. En un mundo donde se considera un crimen conocer más marcas de zapatos que autores de libros, no saber como se pronuncia Dvòrak pero deletrear perfectamente Zooey Deschanel, o no tener ni idea qué está pasado con los diálogos de paz en Cuba pero estar al tanto de que la corona de Paulina Vega cuesta 300 mil dólares, un triunfo como este se aplaude con algo de sarcasmo y mucho de prepotencia.

Los concursos existen desde que existe el mundo. Los poetas griegos narran que Eris, la diosa de la discordia, propuso elegir la mujer más bella durante la boda de Tetis y Peleo. La selección natural de Darwin no es más que un concurso por el más apto, las elecciones lo son por el hipotético mejor gobernante, y los premios Nobel por quien haga más aportes a la humanidad. De no ser por la cruzada contra la belleza, la superficie y lo banal que se ha emprendido desde la intelectualidad, nadie sonreiría con sorna ante los reinados.

Sin más rodeos, el certamen Miss Universo es un escenario in vitro desde el que es posible pensar y comprender la geopolítica mundial. Una foto en Instagram de Miss Israel y Miss Líbano generó gran controversia porque recordaba la guerra de Israel y Hezbollah. Photobombed tituló un diario libanes. Las candidatas de Rusia y Ucrania suelen compartir cuarto durante el concurso por su cercanía geográfica, pero a raíz de los enfrentamientos vividos durante el 2014, este año no fue así. En el año 2002, la delegada de Israel, desfiló con un vestido que mostraba el estado Israelí e incluía los territorios disputados de Cisjordania y Gaza. Ese mismo año las concursantes amenazaron con boicotear el certamen que tendría lugar en Nigeria y lo obligaron a cambiar de anfitrión, porque días antes, una mujer había sido sentenciada a muerte por tener relaciones sexuales sin estar casada. Y este año, justo cuando los ojos de todas las organizaciones internacionales están sobre el proceso de paz, Colombia es Miss Universo.

Es cierto que haber ganado un reinado de belleza no va a disminuir los índices de pobreza y corrupción. Es cierto que el interés por contenidos políticos y económicos cada vez es más bajo y que sobra público para la farándula. Y también es cierto que Miss Universo hace las veces de cortina de humo en los países con problemas del tercer mundo, pero no es cierto, que este y su magnetismo no puedan aprovecharse para generar análisis profundos y pensar la realidad de formas críticas. El problema entonces, no es Miss Universo: son ustedes, los que no quieren pensarlo más allá.

 

*Laura Galindo es maestra en música, magister en música y estudiante de la maestría en periodismo del CEPER

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