[01.11.2013] La pesadilla del siglo XXI en Hollywood
El cine de terror no ha muerto. Eso parece anunciar la última película de miedo que causó furor en la redes, que es comentada en reuniones sociales, y que no ha dejado dormir a más de uno: El conjuro. Una gran obra que retoma el clásico suspenso que va subiendo de tono hasta una secuencia perfecta para los adolescentes que quieren abrazar a su amada en el cine. Además tiene un elemento que la hace aún más atractiva, al estar basada en la vida real hace que muchos quieran informarse de lo que realmente pasó.
Pero todo puede ser una ilusión. Este género llegó a la cima en la década de los setenta y principios de los ochenta. Fue la época de clásicos que seguirán asustando por siempre gracias a su calidad cinematográfica y en edición como El Exorcista o El Resplandor.
También vieron la luz las que acudieron a la sangre como su principal argumento como Halloween o Viernes 13 con sus múltiples secuelas. Y ni hablar del clásico de Brian de Palma, Carrie, que retomaba la clásica historia de adolescente rechazada creciendo en pueblo perdido de Estados Unidos. Pero la venganza no sería volverse bonita y levantarse al macho más deseado, sería un poco más sangrienta.
Esta última puede ser una muestra del decaimiento al que llegó el género. Este año hicieron una nueva versión que nunca llegará a competir con la original, más que en la cantidad de sangre. El siglo XXI ha visto muchas películas de miedo, pero muchas son nuevas versiones o fallidas secuelas de los éxitos de antaño.
Es cierto que en ese cenit que tuvo el género hubo varios de los llamados “remakes”, pero siempre manteniéndose a la altura. Como es el caso de Los usurpadores de cuerpos, una versión que supera a la original de 1956. Los del siglo XXI dejan mucho que desear. Este año llegó al cine Posesión Infernal. Un intento triste de rehacer el clásico de 1981. La original puede tener serias fallas en los efectos especiales, pero 10 minutos de malos efectos del clásico asustan más que la patética versión de este año.
Noche de graduación sangrienta, El amanecer de los muertos, La niebla, Viernes 13, La masacre de Texas. Todas sufrieron del mal del siglo XXI: la falta de imaginación. Las originales fueran asesinadas por sus nuevos creadores que solo pudieron acudir al susto de un muñeco bien hecho y unos efectos especiales que esconden la falta de creatividad en uno de los géneros más difíciles de hacer.
No se puede desacreditar todo lo que se ha hecho en este siglo. Ciertas películas han desarrollado nuevos hitos, pero precisamente desechando todo lo que hacen los nuevos productores para supuestamente mejorar las versiones originales. Casos como Actividad Paranormal o Rec son películas que no requieren de tanto despliegue y que sin ser despampanantes logran el objetivo principal: que su espectador no duerma esa noche, que la niña le coja la mano al niño cada vez que salta, que uno que otro grite en el cine, y que unos pocos se orinen en los pantalones.
Las otras que han logrado tener algún efecto este siglo han sido las japonesas. Hollywood ha hecho varias versiones a su antojo, pero siempre más flojas que sus originales orientales. Es posible que El Conjuro sea una muestra que Hollywood ha dejado la pereza pero lo más posible es que la Meca del cine siga poseída por Freddy Kruger y sea incapaz de asustar más que por los escándalos de Miley Cyrus.