Perfil de uno de los artefactos de bolsillo más apetecido por los jóvenes. Como todo famoso, tiene detractores, fans, managers y contradictores morales. Lo único que podemos decir es que el estilo y la buena apariencia son su fuerte.
por
Ketlly Bautista
13.04.2024
Issabela lleva más de 10 años fumando cigarrillo y se pasó al ‘Vapo’ hace aproximadamente seis. Cuenta que no era cool oler tanto a tabaco, que no era tan agradable. “Yo me fumaba dos y ya el tercero o el cuarto, paila, te quema la garganta. Ya hueles maluco. A veces a uno le dan náuseas. Entonces, decía, ya no quiero más”. Lo conoció como un narguile primero, en una tienda hindú en 2019. Fue después cuando conoció a Vapo –así, en mayúscula, como el personaje de esta trama–, el de la marca Vuse, ese que tanto le tramó. Le costó 15.000 pesos el pod: una cápsula con líquido y nicotina. Y su cuerpo de plástico, le costó 20.000 pesos, para ese entonces se había comprado un Vapo recargable.
—Recuerdo que la primera vez que yo lo ví de cerca, estaba con mi amigo Danilo de viaje hace dos años —le dije a Issabela mientras tomaba notas de su relato—. Se lo llevó a la boca, cual beso de noviazgo puberto e inhalando dejó que Vapo se le robara la respiración. Cuando se separaron, su alma se presentó frente a él, saliendo de sus labios, flotando por un momento en el aire, y le abrazó la cara mientras desaparecía como un fantasma. Dejó un perfume en la tapicería del carro a fresa y mango. Su cuerpo seguía en las manos de mi amigo—le dije—. Siempre lo invocaba con un beso, a mí me parecía un gesto de lo más íntimo.
—¿Quieres probar?— me preguntó en ese entonces Danilo estirando la mano y dándome la potestad de Vapo.
No respondí al instante. Vapo, recostado en mi palma, con su cuerpo rosado, cuadrado y largo como un marcador, con el cuello negro y sin cabeza, a la medida de cualquier boca parecía tener el poder de seducirme.
—¿Y cómo se hace, o qué? —le pregunté de vuelta, con duda, porque siempre le huí al cigarrillo y siempre escuché que Vapo era distinto. No me culpen, siempre he creído que todos mienten. Y Vapo en su cuerpecito elegante me obligaba a contradecirme.
—Te lo pones en la boca, así —me mostró—. Inhalas hasta que no puedas más. Luego, te pasas el humo, como que te lo tragas. Lo retienes por un momento. Y, después, lo dejas salir. Ya. ¡Sabe rico! Dale.
Seguí las instrucciones una por una, pero fallé en la penúltima. Sentí que su alma chocó contra mis amígdalas y quemó como cuando se te pasa el agua del mar por la nariz. Ardió, así que abrí la boca y comencé a toser. Vapo inició su huida y rozó mi lengua. Sabía muy delicioso, eso es innegable. Yo sentía que me ahogaba. Tosía y tosía porque se aferraba a mi garganta, lo sentía todavía tibio. Tomé agua con los ojos inundados de lágrimas, para apagar el incendio, para calmar un poco la conmoción. No sé si fue él, o fui yo y mi mala e inexperta técnica. Solo había una verdad:
Definitivamente, Vapo y yo no éramos el uno para el otro.
—¿Y cómo lo iban a ser? —me dijo Issabela, volviendo a nuestra conversación, mientras se reía— uno nunca debe inhalarse eso así de rápido. Dizque “hasta que no puedas más”. Toca de a poquitos. Así —me dijo y me mostró con su Vapo Waka, del tamaño de unos AirPods morados, sabor uva aloe.
El humo salió de su boca y chocó con las ventanas, con el techo, con mi cara.
—Ahí ya es toda una experiencia. Va de una a la lengua, para que pruebes todo el sabor de lo que sea el vapor, que es muy rico y, entonces, no se siente nada.
Vapo les acompañó —a Danilo y a Issabela— en los momentos de caos mental mientras manejaban, mientras hacían el trabajo, mientras salían de casa. En las madrugadas de Armenia. Al lado de una cerveza con una canción de Natalia Lafourcade de fondo. En sus episodios de abstinencia con su ex, el cigarrillo de toda la vida. En el restaurante que no permitía humo de cigarro, pero sí el de Vapo. En la fiesta de alguna discoteca del centro de Bogotá. Vació varias veces sus cuentas de Nequi en la 85, en un puesto callejero de Glu Could. Cambiaba los colores de sus vestidos. Unas veces naranjas, otras verdes, moradas, azules. No importa cómo se vea, siempre y cuando sea el héroe de los fumadores.
Abrir mercado
Para Vapo, las noticias no han dejado de ser buenas. En 2007 se hizo un espacio en el mercado y la vida de los fumadores iniciando por Europa y Estados Unidos. Ya tenía a 58 millones de “vapers” (personas que vapean) en 2018 y una proyección de 68 millones en 2020 a nivel mundial según el estudio de Tomasz Jerzyński y Gerry Stimson. Y, los datos publicados recientemente celebran que 82 millones de personas lo utilizaban en el mundo según el informe del Global State of Tobacco Harm Reduction en 2022. Según la encuesta de Ernst & Young, para el 2019 el 49% de los usuarios, la razón más común para usar a Vapo es que es «menos dañino que los cigarrillos normales».
Se calcula que en EE.UU. la industria del vapeo mueve más de 10.000 millones de dólares para el 2018.
La mala noticia para Vapo, es que ahora en Colombia el Congreso lo tiene en la mira. El 6 de marzo se aprobó el proyecto de ley 325 que obliga a Vapo a tatuarse con letreros, llamados también advertencias sanitarias, que indiquen lo peligroso que puede llegar a ser para mis amigos. Le prohibieron circular por tiendas sin preguntar antes la edad de sus fans. Si son menores de 18, ya no pueden ser amigos (al menos no de manera legal). Y lo prohibieron en las campañas publicitarias en medios, un golpe duro a su seductora campaña de marketing. Vapo ya no puede hacer performances en el aire dentro de restaurantes, farras, casas ni universidades. Ahora, Vapo es categorizado al mismo nivel restrictivo que su amix/enemigo el cigarrillo. Y las restricciones impuestas por la ley 1335 de 2009, también conocida como la “Ley Antitabaco” le van a perseguir por el resto de su vida.
Marla Gutierrez, directora ejecutiva de la Asociación de Empresas de Productos Alternativos Libres de Combustión (Alterpro) lo defiende, porque según ella, Vapo no es lo mismo que el cigarrillo y su regulación debería ser diferenciada. Vapo no es uno que quema tabaco, o uno que genera contaminaciones de aire por humo. “Vapo no genera fumadores pasivos”, dice. Vapo es la opción menos riesgosa para los fumadores. Vapo viene en dos presentaciones: los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN), y los Sistemas Electrónicos Sin Nicotina (SESN) y tiene un amigo no tan popular, pero que le acompaña en esta discusión, los Productos de Tabaco Calentado (PTC). “Hay un estudio de Inglaterra al 2022 que se llama Nicotin Vaping in England que lo hace la Asociación de Salud Pública de Inglaterra, y ahí se menciona que a corto y mediano plazo el vapeo plantea una estrategia o una pequeña disminución de riesgos”, dice Marla.
Múltiples sabores
—Conozco el Vapo desde el 2020. Mi historia comenzó básicamente en el call center. —decía Danilo, mi amigo a través del altavoz del celular— En el call center, tenía un compañero con el que fumaba, pero él fumaba cigarrillos. Como no me gustaba mucho el cigarrillo, otro compañero me introdujo al Vapo, que era súper chévere, como ese del OXXO, que era como un palito muy delgado. Me gustó mucho en ese entonces. Así que ahí comencé y después me volví adicto, fumaba uno de esos cada tres o cuatro días.
—¿Qué fue lo que más te gustó?
—Que supieran. Eso era lo que me atraía. Sabía a manzana, maracuyá, mango. Tenía muchos sabores, por eso lo fumé. Porque era súper chévere cuando exhalaba todo ese humo. Era como, “¡Wow, qué espectacular! ¡Cuánta profundidad hay en mi ser!” —terminó entre risas.
—¿Y sí dejaste de fumar?
—A mí me sirvió el Vapo para dejar de fumar cigarrillo, pero no le daría todo el crédito. Lo que yo he notado es que el Vapo sí le sirve a las personas para dejarlo, en general. Pero también creo que pueden terminar más adictos. Aparte que es muy caro, es una compra demasiado costosa.
Y tiene razón: el Vapo más barato cuesta alrededor de 24.000 pesos, y equivale a fumarse dos cajetillas, es decir, 40 cigarrillos. Una inversión que sumaría 20000 pesos.
—¿Cómo has sentido el cambio?
—Me sentía como si estuviera débil, como cuando te acuestas, cierras los ojos y todo te da vueltas. Así me sentía algunas veces, y en las noches también me acostaba y me sentía muy cansado.
Estilo de vida
Para comprender lo que Marla Gutierrez, de Alterpro, dice sobre Vapo y su aporte a la salud pública, es necesario entender quién es Vapo primero. Él es distinto, con su cuerpecito elegante, cautivador como ninguno y sobre todo muy cool. Vapo reina en Internet, lugar donde hay tutoriales, foros, páginas que explican cómo usarlo, cómo elegirlo, cómo desecharlo. Vapo llegó a la vida de mis amigos en momentos cotidianos, en los que era sencillo probarlo y caer por él, además, apoyado por un círculo de conocidos que lo recomendaban.
—Las investigaciones realizadas han demostrado que existe una amplia variedad de vaporizadores en el mercado —me dice Andrés Cróss, el director comercial de la marca de Vapos Relx en Colombia—. Se encuentran vaporizadores de calidad inferior, vaporizadores que pueden ser peligrosos y vaporizadores de alta calidad. Lo que hemos observado es que algunos vaporizadores, provenientes de empresas poco fiables o incluso piratas, pueden contener sustancias no recomendables.
Las comunidades en internet te explican cómo puedes elegir el mejor Vapo de la familia para tu estilo de vida, o cómo puedes limpiar y cuidar a tu Vapo. Te explican cómo está hecho un Vapo y cómo funciona. Incluso, te enseñan a quitarle el mal sabor cuando llevan mucho tiempo juntos o a cambiarle la batería correctamente. La guía de iniciación al vapeo es una que en lo personal me instruyó mucho. Allí te enseñan cómo hacer las caladas. Por ejemplo, explican que se puede vapear al pulmón y vapear boca-pulmón, dos métodos diferentes de inhalación al vapear.
—El cigarrillo es más fuerte, más rápido, pero más corto en su efecto —dice Issabela—. Entonces es como, wow. Así como subió de increíble, bajó. Con Vapo me mantengo arriba un poquito más, porque lo vapeo todo el día y es lo que hago apenas me despierto. Es lo último que hago antes de acostarme.
El discreto encanto de la nicotina
Antes de seguir, quiero hablar de esos saborizantes y sustancias químicas que conforman el alma de Vapo. Gianna Henríquez, médica del Instituto Colombiano de Cancerología, me cuenta que los compuestos químicos que contiene Vapo son cancerígenos. Así es, les acabo de presentar al detractor principal de Vapo: la OMS.
—Es un hecho —dice Henríquez— que el cigarrillo convencional contiene unas 7000 sustancias químicas, y de estas aproximadamente 70 son carcinógenas. Esto es indiscutible. Si consideramos que un cigarrillo convencional tiene 70 carcinógenos, entonces un dispositivo electrónico de estos podría contener alrededor de 10, según las investigaciones realizadas. Estos dispositivos electrónicos pueden incluir metales pesados como el cadmio y el níquel, ambos conocidos por ser carcinógenos, así como benceno, que también es un carcinógeno.
—Estos dispositivos representan una alternativa de «riesgo reducido» frente al tabaquismo tradicional, países como Inglaterra, Nueva Zelanda y Estados Unidos han adoptado políticas públicas que promueven el uso de estos productos como sustitutos para ayudar a los fumadores a migrar a opciones menos dañinas.
La OMS estaría en desacuerdo con la afirmación de Gutiérrez. De hecho esa organización afirma que los vapos SEAN y SESN son igual o incluso más riesgosos que los cigarrillos. “Cuando uno usa un cigarrillo electrónico inhala vapores tóxicos. Los vapos contienen partículas y sustancias químicas que descienden a las vías respiratorias más pequeñas y pueden ser absorbidas por el cuerpo. Los químicos, los aditivos, la nicotina son tóxicos y dañinos”.
«No tengo idea cuál es la clave para ser viral», Luis Carlos Reyes [Mr. Taxes]
Nos pusimos una cita con el celebre director de la DIAN para hablar de facturas electrónicas, el odioso sistema Muisca y en general de cómo ha logrado humanizar a una de las instituciones públicas más odiadas del país por medio de su TikTok. Sírvase un tinto y dele play.
Y añaden (contradiciendo una vez más a Gutiérrez): “No sólo para el fumador sino también para otros, ya que también pueden inhalar los vapores, de forma similar al tabaquismo pasivo”.
No se puede desconocer el hecho de que Vapo llega a manos jóvenes. Según un estudio de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria: “Entre los jóvenes de 14 a 18 años, el 21% utiliza vapeadores regularmente. El uso de cachimbas es ligeramente menor, con un 14%, mientras que los cigarrillos tradicionales se sitúan en el 13%. Es notable que uno de cada cuatro adolescentes en este grupo de edad consume cigarrillos electrónicos de manera habitual”. O según la misma OMS que afirma: “En Tailandia, el uso de cigarrillos electrónicos entre estudiantes de 13 a 15 años subió del 3.3% en 2015 al 8.1% en 2021”.
En nuestra conversación, Marla Gutiérrez reitera el hecho de que hay dos compañías tabacaleras que pertenecen a Alterpro, gremio de los vapeadores: la British American Tobacco Colombia y la Philip Morris International. Y dice que le están apostando a esta alternativa de no combustión para apoyar la salud pública.
—Se ha observado que aproximadamente el 30% de los fumadores han sustituido los cigarrillos tradicionales por vapeadores o dispositivos que calientan el tabaco —dijo en su momento en una entrevista con La República.
Y de nuevo, la OMS dice: “Las campañas antitabaco han sido efectivas, pero los cigarrillos electrónicos se promocionan como alternativas “geniales” y de “riesgo reducido”. El investigador de la Organización Panamericana de Salud (OPS) Inti Barrientos presentó los resultados del estudio “Repositorio SEAN” en el que mostró que la literatura sobre vapeadores está influenciada por la industria tabacalera. Los datos indican un aumento del 80% al 700% en la probabilidad de que los adolescentes fumen si usan vapeadores.
Mientras tanto, Andrés Cross de la marca de vapeadores Relx me decía:
—Ojalá puedan ustedes informar mejor, basados en evidencia.
Pero me parece a mí que es engañoso mostrar a Vapo y a Cigarro como grandes enemigos. No se puede mostrar a Vapo como ese dispositivo que va a acabar con el tabaquismo. Más bien tienen expedientes compartidos.
Aerosol en los pulmones
Creo necesario hacer un desglose de prensa sobre las barbaridades que se hablan de Vapo, para que entiendan mis intuiciones:
Según The Guardian, consumir un Vapo de 20 mg/ml con 40 mg de nicotina, es el equivalente a fumarse una o dos cajetillas de cigarrillos. Para el médico Michael Blaha ha habido un brote de lesiones pulmonares y muertes asociadas con el vapeo. En febrero de 2020, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) confirmaron 2.807 casos de lesión pulmonar asociada al uso de cigarrillos electrónicos o vapeo (EVALI) y 68 muertes atribuidas a esa afección en Estados Unidos. Para una entrevista otorgada a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el doctor Ávila afirma: “No solo tiene nicotina, sino también más de 22 sustancias cancerígenas como pulegona, arsénico, formaldehído y nitrosaminas; su uso baja la respuesta inmune, aumenta síntomas de asma y hasta en cinco veces la posibilidad de desarrollar casos graves de COVID-19”. El mismo especialista de la Sociedad Colombiana de Medicina Familiar afirmó que “también duplican la posibilidad de desarrollar enfermedad obstructiva crónica (EPOC)”.
—Quiere decir que esto es cuestión de tiempo. —me dice Henríquez, la médica canceróloga—. O sea, el cáncer no lo vamos a ver hoy ni el otro año, porque el cáncer, la enfermedad, requiere de mucho tiempo. Eso es cuestión de mínimo 30, 40 años. Eso por no contar los riesgos de los consumidores duales —aquellos que fuman y vapean— que se duplican el daño.
Y añade:
—Lo que comúnmente se llama “vapor” en los cigarrillos electrónicos es en realidad un aerosol, no vapor de agua —dice la médica Henríquez—. La inhalación de aerosoles, que pueden contener carcinógenos, afecta negativamente la inmunidad y aumenta la irritabilidad de la mucosa bronquial. El tabaco convencional es conocido por causar diversos tipos de cáncer, y estos aerosoles podrían tener efectos similares en el cuerpo, incluyendo el riesgo de cáncer en órganos como los riñones y la vejiga.
Y remata diciendo:
—Como seres humanos, estamos diseñados para respirar aire, no aerosoles.
Extracción y desecho
Y ya que hablamos de los daños, quiero mencionar también los daños socioambientales, por variar.
Lo primero que se debe saber es que Vapo es producido en su mayoría por China. En el año 2023, fue el principal fabricante y exportador de productos de vapeo del mundo, con unas exportaciones totales de 11.084 millones de dólares, en comparación con los 9.854 millones de dólares de 2022. Vapo es distribuido por Estados Unidos principalmente. El tamaño del mercado de cigarrillos electrónicos de Estados Unidos se estima en 34,49 mil millones de dólares en 2024, y se espera que alcance los 65,59 mil millones de dólares en 2029.
Con esta cantidad de artefactos produciéndose y circulando por el planeta, es importante tener en cuenta que los Vapos no deben desecharse en una caneca común. ¿Por qué? Porque Vapo está compuesto de cuatro partes: el plástico, que es su cuerpo o envase y la boquilla que tiene contacto con la saliva humana (y entonces no es reutilizable); una batería de litio para calentar su alma; metales como sus resistencias y sensores para detectar qué tan caliente está el líquido y el vapor. Para UNDO, un programa del Departamento de Salud Pública de California, las vapeadores generan tres tipos de desechos en uno: desechos plásticos; desechos tóxicos, como los residuos de los pods; y desechos electrónicos (e-waste) como las baterías de litio.
Y están, por supuesto, los daños socioambientales que implica la extracción de los materiales con los que se construyen los Vapos. El cobalto, clave para producir las baterías del Vapo, proviene mayoritariamente del Congo, país que representa el 70% de la producción mundial para el 2022. La explotación de este metal alcalino ha producido desalojamientos y denuncias de abusos contra los derechos humanos, como agresiones sexuales y también explotación y trabajo infantil.
El año pasado, el movimiento a través de TikTok Quitting for Congo proponía dejar de usar a Vapo para contrarrestar y disminuir la demanda de cobalto que está aumentando y que se espera que alcance las 222.000 toneladas en 2025. Además, las baterías de litio que utilizan anualmente los Vapos desechables son la misma cantidad de baterías necesarias para crear 1.200 vehículos eléctricos, según The Bureau of Investigative Journalism. Algo no muy favorecedor para la campaña influencer de Vapo.
—Personalmente, he guardado todos los Vapos desechables que tengo, ya que a veces parecen dejar de funcionar, pero luego, después de un tiempo sin usarlos, parecen revivir cuando los utilizo de nuevo—. Dice Issabela, quien nunca ha sabido dónde debe botarlos.
Andrés Cróss de la marca de vapeadores Relx, también perteneciente a Alterpro, dice que enfrentan un gran desafío.
—Estamos colaborando con organizaciones especializadas en economía circular para abordar este problema con las cápsulas y boquillas que entran en contacto con la saliva. Sin embargo, más allá de eso, es posible reciclar otros componentes del dispositivo.
Tienes ansiedad, vapeas, estás aburrido, vapeas
Mientras tanto, son las 4:55 de la tarde en la universidad y la conversación con Issabela se va terminando.
—Es que no sé como explicarlo— me dice Issabela y dice que ahora ama a los dos, a Cigarro y a Vapo, convirtiéndose en fumadora dual—. Es una vaina que yo creo que la gente aquí no lo entiende, ¿sabes? —me dice mientras toma su Vapo de Aloe y Uva y lo mira dándole vueltas—. Pasan días en los que no desayunaba y son las 4 de la tarde y es como: yo siento que he comido porque tengo un sabor en la boca rico, no como el sabor del cigarro que queda ahí, sino que es de uva. Por eso creo que genera tanta dependencia, literalmente te soluciona todo. Tienes ansiedad, puedes vapear, estás aburrido, vapeas.