(Alterno)Cañonazos 2022: lo que más nos gustó de la música colombiana
Para cerrar el año y después de reseñar nuestros discos y EPs favoritos mes a mes, hicimos una selección de lo que pasó por nuestros oídos y que sí o sí tienen que estar escuchando antes del 31.
Vean los datos: durante este 2022, en Bogotá se realizaron 55 conciertos en el Movistar Arena, seis en El Campín y siete en el recién estrenado Coliseo Live. Ahora sumémosle a esto festivales masivos como el Festival Estéreo Picnic, el Festival Cordillera que se hizo por primera vez y los dos fines de semana de Rock al Parque, algo que no se veía desde su edición de 1997. Todo esto sin contar la cantidad de toques que se hacen cada semana en espacios pequeños y medianos como Latino Power, el Royal Center, *matik-matik*, The Bonfire o en grandes escenarios públicos como los teatros Jorge Eliecer Gaitán y el Julio Mario Santadomingo. Ese panorama da cuenta de un 2022 que hizo de Bogotá una ciudad con una oferta cultural titánica y para todos los gustos.
Sin embargo, este pequeño resumen también deja en evidencia lo centralizada que aún se encuentra la reactivación en cuanto a conciertos masivos —de todos los géneros— se refiere. En otras ciudades principales como Medellín la oferta se mantiene en su gran mayoría dirigida hacia los artistas de reggaetón, Cali tiene su gran bandera con el Festival Petronio Álvarez y sus ferias de fin de año y Barranquilla, ciudad de carnaval, sigue con la deuda de un teatro público que supla las necesidades de sus propios artistas.
Para que sigamos hablando del tema, les dejamos nuestro breve resumen de lo que estuvo chévere, lo que estuvo no tan chévere y lo que llegó hasta lo maluco del año en el que la industria musical se reactivó totalmente después del cierre total de la pandemia.
Lo chévere
Colombia, sobre todo su ciudad capital, se sigue consolidando como uno de los puntos claves para la música en Latinoamérica. Diversidad de festivales, conciertos y una entidad pública como IDARTES —que trabaja de la mano con las escenas locales— están entregando una oferta musical potente frente a una audiencia ávida de conciertos en la post-pandemia.
El Coliseo Live, un nuevo escenario multipropósito que fue inaugurado apenas el 12 de agosto, tiene las alarmas prendidas por las denuncias que se han repetido en cada evento desde que abrió sus puertas: personas que salen de los conciertos desmayadas, riesgos de avalanchas humanas y bloqueos de horas en el tráfico vehicular.
Mientras nos preparamos para lo que será el panorama musical de la música independiente colombiana en 2023, les invitamos a escuchar nuestros (Alterno)Cañonazos de 2022 para cerrar el año con lo mejor que llegó a nuestros oídos en los últimos 12 meses.
1. Elsa y Elmar – ya no somos los mismos
Elsa lo volvió a hacer. Después de varios meses de adelantos y un par de visitas a Bogotá en las que dejó clarísimo por qué es una de las voces más importantes del panorama pop latino, la bumanguesa radicada en la CDMX nos pone a escuchar un disco con el corazón en la mano. En ya no somos los mismos confluyen baladas crudísimas, pop electrónico, trap romanticón y hasta bachata, poniendo sobre la mesa la versatilidad de una artista de talla global.
2. Nicolás y los Fumadores – Dios y la mata de lulo o ¿Qué hacer en caso de que haya perdido la luz?
Nicolás y los Fumadores es uno de los nombres claves para entender el último auge de la música independiente en Colombia. Surgieron alrededor de 2018 con un sonido casi calcado al del canadiense Mac DeMarco y supieron convertirse en un fenómeno local con canciones sobre la cotidianidad del joven bogotano. Desde entonces han ido lento, buscando su propia voz sencillo a sencillo y sin los afanes que las redes sociales y las plataformas musicales exigen a los artistas para mantenerse “relevantes”. Su esperado segundo disco de estudio es justamente eso: puro material contemplativo que se revuelve entre el humor y la sátira de una banda de rock que llegó al siguiente nivel sin saltarse ningún paso. “El Sol”, que está al principio del disco, son 10 minutos de disfrute puro, historia de la música nacional recién sacada del horno.
3. Ruca y el Quinde de Barbacoas – ¡Dale duro al bombo!
Cada lanzamiento que viene de Discos Pacífico es como un arrullo para el alma. Esta vez los reflectores caen sobre Ruth Elena Cabezas ‘La Ruca’, maestra de los sonidos tradicionales negros del municipio de Barbacoas, Nariño, exintegrante de Los Alegres de Telembí y fundadora de El Quinde, otra agrupación que muestra la versatilidad de los sonidos que vienen del Triángulo de Telembí. Este disco de 14 cortes es un testimonio de los sentires de una comunidad en la que se baila, se recuerdan y empoderan las raíces y se despide a los seres amados con versos profundamente ritualistas.
4. Meridian Brothers & El Grupo Renacimiento – Meridian Brothers & El Grupo Renacimiento
Uno de los lanzamientos más esperados del año en el under tropicalista fue esta nueva joya de los Meridian Brothers y su alter ego salsero: El Grupo Renacimiento. El proyecto inició con la promesa de revivir el legendario sello latino Ansonia Records y su resultado es un álbum que, sencillo a sencillo, nos puso a bailar entre teclados alegres, guacharacas aceleradas y una voz fantasmagórica que habla de policías, bombas atómicas y querer olvidar. Puro guaguancó de ultratumba con el sabor único de los originales de Teusaquillo.
5. Lucrecia Dalt – ¡Ay!
Esta pereirana radicada en Berlín es una de las artistas sonoras más destacadas en el escenario internacional. Lucrecia experimenta con el sonido de maneras que rompen con los conceptos rígidos de lo que debería ser una canción y que nos transportan a sus propios universos estéticos llenos de metáforas y alimentados por una simbiosis perfecta entre sonidos electrónicos e instrumentos musicales. En su nuevo disco, Lucrecia amplifica la tropicalia colombiana de una manera muy sutil creando ambientes que se sienten tan cercanos como cuidadosamente encriptados.
6. Feralucia – La Flecha
Aunque su música ya llevaba dando vueltas desde 2016, con este álbum Feralucia se convierte definitivamente en una de las sorpresas de este 2022. Un trabajo con un aura oscura y un estilo de producción histriónico y cargado de detalles. La voz visceral y melódica de Feralucia trae frescura dentro de una escena de rock alternativo nacional predominantemente masculina. Canción recomendada: “Nube”.
7. Ruzto – EL SONERO MENOR
Ruzto es un artista difícil de clasificar, un rapero que tiene el mismo cuidado con la lírica que con la música que está sonando detrás. Que ha pasado de hacer historia con Aerophon a labrar su propio camino como solista en el rap. De cantar sobre ser migrante en las calles de Nueva York a hacer discos enraizados en Bogotá. De jugar con las posibilidades de la música electrónica a montarse sobre un ensamble de salsa y jazz. EL SONERO MENOR podría ser su producción más completa hasta el momento, un resumen envuelto en guaguancó de la historia del inmigrante, del bogotano y del melómano.
8. Amantina – Vivo Nasty
Amantina es un proyecto perfectamente adecuado para estos tiempos: sentimentalismo trap, R&B e indie pop producido magistralmente desde Bogotá. La agrupación lanza Vivo Nasty, su álbum debut, después de consolidarse como uno de los nuevos proyectos alternativos más interesantes del continente por traer consigo un trabajo de experimentación de avanzada. Este es un álbum ambicioso de 14 cortes en los que el proyecto colombo-ecuatoriano dirigido por Daniel Sorzano se da la libertad de explorar todo su potencial.
9. Dawer X Damper – DONDE MACHI
La música del Pacífico colombiano es una de las joyas del sonido afrolatino. Grandes referentes como Los Alegres de Telembí, la Agrupación Changó o Semblanzas del Río Guapi han dejado un legado que perdura en las nuevas generaciones. Hoy desde la ciudad, en pleno Cali, el dúo Dawer X Damper plantea el “afrofuturismo” —un concepto que ha sido explorado desde hace décadas— como guía transversal de su proyecto musical: una fusión de ritmos “urbanos” como el trap, el boom bap y el dembow con melodías futuristas y una propuesta estética de avanzada. Después de hacerse su espacio como uno de los nuevos nombres importantes de la música colombiana y firmar con la disquera Warner Chapelle, DXD publica este álbum en el que exponen a pleno su visión artística con canciones que funcionan para la pista de baile y para los oídos de una audiencia masiva.
10. Margarita Siempre Viva – Un lugar más cierto
Margarita Siempre Viva ya no es esa banda lo-fi que se llevó las miradas del nicho alternativo durante ese prolífico 2018. Varios discos, EPs y sencillos han pasado desde que conocimos al quinteto de Bello, Antioquia que hoy, sin temor a decirlo, tiene en sus manos una de las bandas de rock más importantes de Colombia y que está teniendo mayor impacto a nivel latinoamericano. Un lugar más cierto es su última placa, un disco de casi una hora de duración repleto de secciones instrumentales orquestales, innovación sónica desde los sintentizadores y esos temas rápidos y viscerales para meterse al pogo con el corazón en la garganta. Por su longitud y variedad es un disco difícil de clasificar más allá de la evolución precisa del sonido de Margarita: la promesa del indie colombiano que pasó a ser un fenómeno y hoy ya es una realidad no solo del circuito independiente, sino de todo el ecosistema musical colombiano.
11. Felipe Orjuela y la Nueva Estudiantina Electrónica – La Nueva Estudiantina Electrónica
Los Electrónicos, la mítica agrupación liderada por el maestro Francisco Zumaqué y con el icónico Roberto Fiorilli (Los Speakers, Siglo Cero) en batería, dejó un legado que es recibido por Felipe Orjuela y la Nueva Estudiantina Electrónica, la agrupación que se bautizó en homenaje a la contraportada del disco de Los Electrónicos de 1974, Tradición en transición. Como lo hiciera Zumaque y cia. hace 48 años, el disco de Orjuela contiene reimaginaciones al cancionero tradicional colombiano, incluyendo la “Banana de queso” de Afrosound. Pero no se queda ahí, el álbum además dialoga con compositores como Gershon Kingsley en “Palomitas de Maíz” o los mismos ABBA en “Dame Dame Dame (Un Pelao Esta Noche). Acá una joya del neo-tropicanibalismo bogotano apta para cualquier pista de baile.
12. Flash Amazonas – uva uva
Rareza puede ser la palabra para definir a Flash Amazonas, el dúo colombo-japonés integrado por el músico ibaguereño Julián Mayorga y Ryota Miyake. En 2019 presentaron su visión art rock con Binary Birds and Other Rubbish Surreal Things, un disco que nos voló la cabeza gracias a la fusión entre los sonidos que pueden salir del trabajo conjunto entre un músico asiático y uno latinoamericano. En uva uva van todavía más allá extendiendo los límites de lo que conocemos por música pop, reventando con proto punk, tocando baladas románticas lisérgicas y pintando escenarios imaginarios sobre reinas lagartos, hormigas culonas y estructuras atómicas. Este es un proyecto que está llamado a obtener el estatus de culto y que, esperamos, pueda visitarnos eventualmente.
13. LoMaasBello – Marica Negra
De Buenaventura, LoMaasBello ondea y le da una voz a la causa trans desde un proyecto que inició como trap y que, con este disco, explora ritmos tradicionales colombianos y música electrónica. Con esa etiqueta de la marica negra que permea todo, cada canción va adelante y lo dice de frente: quiere todos los tokens de hacer webcam y no le da pena rapear sobre el deseo, sobre culear. Desde la introducción de “Vivas” habla de que las quiere a ellas (las mujeres trans) y a sus amigas vivas, un discurso poderoso en un país en el que los transfeminicidios son paisaje cotidiano. “Tu normalidad me cuesta la vida/tu normalidad nos cuesta la vida/la novedad es que seguimos vivas”.
14. M.A. Studio – Futuro Niche
Hablar de salsa choke sería poco para describir a M.A. Studio, la nueva apuesta de Discos Pacífico. La música de estos ocho tumaqueños es diversión sin complacencia, sin penas y de frente. Con bases rítmicas tradicionales fuertemente influenciadas por lo urbano y melodías electrónicas pegajosas, le dedican sus barras a la fiesta pura y dura. Lo que ellos llaman “el futuro de la música negra del pacífico colombiano” tiene un potencial enorme para llevar a la gente a la pista de baile en cualquier lugar del mundo.
15. Mr. Bleat – Amar y Perder
Con el pasar de los años, los paisas de Mr. Bleat han ido moldeando un sonido propio y distintivo en el que los beats electrónicos, experimentales y bailables, se juntan con una atmósfera de nostalgia y melancolía. Siete años después de Los Lobos, su último álbum de estudio, vuelven al ruedo con nueve tracks atravesados por metáforas y símbolos de la naturaleza y de la condición humana. Todo guiado por la tenue voz de Sara Rodas que va piloteando los paisajes electrónicos cuidadosamente producidos. Un trabajo profundamente sentimental y en el que la estética se traduce directamente al lenguaje de las máquinas.
16. La Hermanastra Más Fea – Diferencias Creativas Irreconciliables
Muy pocas bandas generan en su público lo de La Hermanastra Más Fea: pogos desenfrenados, gritos de rabia a todo pulmón coreando sus canciones y en general una entrega total hacia la música. En medio del revival que ha tenido el emo, el screamo, el neo punk y demás géneros dosmileros, este disco es la representación local de toda esa movida y tiene toda la emoción y el poder de concentrar esa energía cuasi adolescente. Un trabajo para sentir nostalgia por el pasado y emoción por el futuro de la escena independiente capitalina.
17. Vic Deal, Luis7Lunes, Maco Maat (Afterclass) – Rap Cum Laude
Este es un disco 100 % confeccionado en la fábrica de Afterclass, uno de los nuevos colectivos raperos que más duro la están dando en el país. Sus tres MCs y beatmakers de cabecera juntan poderes para demostrarnos en qué anda el rap de la montaña en pleno 2022. Luis7Lunes se mantiene en la suya rapeando sobre paisajes inspirados en los sueños y la calle, Maco Maat sienta las bases de cada canción yendo de frente contra el boom bap y Vic Deal es el encargado de los ponches, esas rimas que suelta como balas de metralleta y que apuntan a dejarnos boquiabiertos. Un disco de “rap rap” que reniega de otras corrientes dentro del género como el lo-fi, el trap y la ortodoxia de quienes se quedaron en el rap noventero. En Rap Cum Laude nos van soltando el manifiesto de Afterclass entre palabras encriptadas y beats que demuestran una maestría digna de uno de los grandes colectivos del rap en español de nuestra era.
18. Santiago Navas – LA LEY DEL JUEGO
Desde hace años Navas viene rompiendo con la idea más “tradicional” de la música electrónica, sacándola del club y llevándola a las profundidades de la conciencia, poniendo a su disposición percusiones y sonidos tradicionales latinoamericanistas. LA LEY DEL JUEGO es probablemente su proyecto más ambicioso hasta el momento —después del show-performance ACTO DE FUGA— y en él expone su trabajo de años con canciones meramente contemplativas como “Descuido”o “Seguir Ríos”, temas hiperactivos como “Beatocracia” o “Posturas” o acercamientos directos a la cumbia y al R&B como “Cumbia de capital” con Felipe Orjuela y “Esperando” con Lalo Cortés.
19. La Boa – La Bestia
La poderosa orquesta de afrobeat liderada por el músico mexicano radicado en Bogotá Daniel Mitchel es todo lo que se esperaría de un ensamble que ha trascendido fronteras y géneros. En este disco de seis canciones recorren las cadencias caribeñas en “Vuelo Antillano”, hacen exploraciones cumbieras en “La Bestia”, se entretejen con el rap en “Déjalo Llover” junto a N. Hardem y nos meten en el viaje mental del dub en “Rest in Dub”. Este es un trabajo amigable tanto para los oídos exigentes como para los que simplemente quieren mover el cuerpo un rato.
20. Divino Niño – Last Spa on Earth
Aunque los inicios de su discografía se remontan a 2014, los Divino Niño llegaron a más oídos en Latinoamérica con Foam (2019), un álbum onírico y con una poderosa atmósfera retro-futurista que cautivó las miradas sobre esta banda colombo-americana radicada en Chicago. Tres años y una pandemia después, regresan con Last Spa on Earth, un trabajo vaporoso y bailable en el que cambian las influencias del indie gringo por ritmos más cercanos al neoperreo, el trap, el R&B y el house. Sin duda, esta banda es una de las joyas de la diáspora colombiana en el exterior que sigue con la deuda de presentarse en Bogotá, la ciudad natal de la mayoría de sus integrantes.
EPs
1. w.y.k – Tigre
Un par de años después del lanzamiento de su álbum debut Doble Uyecá, uno de los ensambles experimentales más emocionantes de Colombia vuelve al ruedo con un EP de dos canciones en las que el virtuosismo, el ingenio y la improvisación vuelven al centro. Este EP además contiene una de las barras futboleras del año: No juegas al fútbol pero sos como Bedoya, me haces demasiada falta.
2. Ezmeralda – En átomos volando
“Una imagen bella para una realidad aterradora”, fue la frase que eligió Ezmeralda para definir su último EP. También sería una definición adecuada para englobar su Patrimonio inmaterial de la nada, el disco con el que el productor afincado en el corregimiento de Santa Elena, al oriente de Medellín, presentó su proyecto el año pasado. Se trata de una visión fantasmagórica-glitch de lo que es Colombia, un paraíso sombrío y natural en donde confluyen las cumbias y los paisajes de electrónica ambiental finamente curados.
3. Quemarlo Todo Por Error – Poltergaze
Quemarlo Todo Por Error ha sido una de las bandas referentes del sonido alternativo colombiano en la última década. Las guitarras reverberadas, los ritmos hiperactivos y las letras ancladas a una ciudad fría fueron su sello en sus dos discos de estudio. Poltergaze es una exploración mucho más electrónica y etérea a su sonido anterior, compuesto por cinco cortes que pasan de lo contemplativo a paisajes instrumentales industriales que hacen de este EP una experiencia cerebral y disruptiva dentro de la discografía de la banda con base en Bogotá.
4. Pleura – Pleura
El productor bogotano Pablo Muñoz duró más de 10 años trabajando en las canciones que finalmente serían Pleura, su ensamble de noise-rock con el que está calando fuerte en el corazón de la estridencia rola. Un saxofón furioso que se va abriendo paso entre golpes precisos de batería, bajos pesadísimos y arreglos electrónicos que golpean directo en el pecho.
5. Casi – Sombras y Garabato
Desde su portada, el EP de Casi, el proyecto musical de Juan Antonio Carulla, nos sugiere que es música de alcoba, íntima y visceral. Este EP electroacústico cargado de metáforas e ideaciones muy personales de Carulla empieza de manera muy contemplativa con su introducción y con “Sombra y Garabato”; luego aumenta de intensidad con “Diciembre”, pasa a la tropicalia de montaña con “María” y cierra con “La Espera”, un tema cálido y atmosférico en el que colaboraron Andrés Sierra (Oh’laville) y Gabriela Ponce (BUHA2030).