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La viruela del mono y el peso del estigma

Ya son 3.852 casos de viruela del mono en Colombia y el 97% de los casos son hombres, en su mayoría HSH, un escenario donde se profundizan la estigmatización y la discriminación hacia personas LGBT+.

por

Jorge Luis Gil Aguillón

@soyjorgeluisgil

Politólogo y periodista


01.12.2022

Desde que se confirmaron los tres primeros casos de viruela del mono en Colombia, el virus se ha asociado a la comunidad LGBT+, lo que ha contribuido a profundizar el estigma en torno a esta población y revive fantasmas de décadas anteriores que limitan el goce efectivo de derechos.

A finales de agosto, Roger Pérez, un cocinero de 33 años que vive en el norte de Bogotá, salió de rumba por Chapinero: tomó, bailó y compartió cama con otro hombre, con quien tuvo contacto íntimo pero no sexual. Unos días después empezó a sentirse mal, lo primero fue la fiebre y la fatiga, también una pequeña erupción en su cuello que pasó desapercibida por lucir como una espinilla común. Con el paso de los días los síntomas fueron empeorando, aparecieron ampollas en su zona anal y el dolor se volvió tan fuerte que no lo dejaba dormir.

Muchos días después, más de los que debieron haber sido, Roger se enteraría de que era uno de los 1.932 casos de viruela de mono registrados en Bogotá desde que se descubrieron los primeros casos el 23 de junio de 2022 y hasta este 28 de noviembre. A partir del 29 de noviembre la OMS cambió el nombre del virus a MPOX para contrarrestar la estigmatización y discriminación racial que ha provocado su anterior nombre, este cambio pretende ser gradual en todo el mundo y para este artículo se utilizarán las denominaciones utilizadas en el país a la fecha.

Según el Instituto Nacional de Salud, al día de hoy en Colombia existen 3.852 casos confirmados de viruela símica, de los cuales más del 50 % se concentran en Bogotá. Una de las características principales del contagio de este virus es que ha afectado mayoritariamente a los hombres, quienes son cerca del 97 % de los casos positivos en Colombia, una tendencia que se repite en todo el mundo y que ha afectado principalmente a Hombres que tienen relaciones Sexuales con Hombres (HSH) —el término HSH es utilizado en salud pública para centrar las acciones de prevención y promoción de la salud sexual en las prácticas sexuales y no en las orientaciones o identidades—.

Antes de conocer su diagnóstico, Roger no solo tuvo que soportar los dolorosos síntomas de la enfermedad, también tuvo que sortear las limitaciones en la atención del sistema de salud distrital y, como muchos hombres gais, padecer los comentarios y tratos estigmatizantes por su orientación sexual. Por problemas con la afiliación a su EPS, acudió a un centro médico cuando los síntomas ya estaban avanzados. Le practicaron pruebas de sífilis, VIH y viruela símica. De allí salió unas 10 horas después con una orden de cuarentena de 14 días, una prescripción de acetaminofén y ningún diagnóstico. 

De vuelta en su casa, el miedo a contagiar a su familia con una enfermedad desconocida lo llevó a aislarse, y la falta de una prescripción más acertada lo obligó a tratar el dolor con pomadas que le recomendaban a su hermana en la farmacia. Cuando terminó su incapacidad acudió a su EPS, donde no sabían de la prueba que le habían realizado semanas atrás ni de la cuarentena que acababa de cumplir. Un día después le dieron el resultado positivo para viruela símica y cerraron el caso: instrucciones de cumplir 21 días de cuarentena y ninguna medida ni llamada con intenciones de hacer un cerco epidemiológico entre sus familiares ni con la persona con la que compartió cama. 

El virus

Esta enfermedad no es nueva: la primera vez que se identificó fue en 1958 entre una comunidad de simios en un laboratorio, de allí su nombre, y en 1970 se identificaron los primeros contagios en humanos. Pero para John Mario González, coordinador del laboratorio de Ciencias Médicas Básicas de la Universidad de Los Andes, este virus se ha comportado de una forma distinta en los últimos meses comparado con brotes reportados años atrás. La diferencia principal es la forma en que las ampollas o pústulas aparecen: en los brotes anteriores las erupciones aparecían en toda la piel, pero en el brote actual pueden aparecer concentradas solo en una parte del cuerpo. Y lo que más ha llamado la atención es que pueden concentrarse en la parte genital o anal, como sucedió en el caso de Roger, algo inusual en la sintomatología de lo que se había reportado en este tipo de viruela.

Los síntomas de la viruela varían en intensidad dependiendo de cada persona, normalmente los síntomas incluyen fatiga, fiebre, dolor muscular, inflamación de los ganglios linfáticos y la aparición de erupciones en la piel, boca y zona genital; estas erupciones inician como lesiones planas que rápidamente van cambiando de textura, llenándose de pus y pueden ser tan dolorosas que necesitan tratamiento médico para el manejo del dolor.

La forma en la que se transmite este virus es el contacto estrecho con las lesiones ocasionadas por la enfermedad, es decir que no hace falta tener sexo para contagiarse. El caso de Roger es un ejemplo de este tipo de contagio, pues compartir las sábanas y la cama con una persona contagiada es altamente riesgoso, ya que hay grandes posibilidades de que el pus de las ampollas entre en contacto con la piel. Para Roger esta información es muy importante, ya que debido a la ignorancia que se ha tenido sobre el tema, él ha tenido que afrontar la estigmatización.

El estigma

Cuando salió de la enfermedad y regresó a su trabajo, Roger tuvo que enfrentarse con el estigma que se ha generado en torno a los hombres gays por este virus. “Eso le pasa por pasársela culiando”, le dijo un compañero de trabajo, y no fue el único comentario que recibió y que le atribuía su contagio a su orientación sexual. Estos comentarios fueron los que impulsaron a Roger a compartir su experiencia, “siento que hay mucho estigma con la enfermedad, eso y que en el sistema de salud no le están dando el trato adecuado a la viruela”.

El estigma que se ha generado a los HSH alrededor de la viruela del mono es preocupante para organizaciones como Red Somos, una organización que trabaja en torno a los Derechos Humanos y la salud sexual de las poblaciones LGBT+ en Colombia. Según John Ramírez, coordinador de Salud Comunitaria de esta corporación, muchas personas con síntomas manejables deciden no asistir al médico debido a que no quieren ser asociados con las personas LGBT+ o porque piensan que es una enfermedad que solo les da a los gays. 

Expediente: Estos cuerpos no importan | Homicidios a comunidad LGBT+ en Colombia

Son sistemáticos pero la Fiscalía lo niega. Los entes de control tienen un sesgo moral para actuar con celeridad y la sociedad les trata como víctimas de segunda categoría. Estas son las carpetas, con evidencias y anexos, de los crímenes contra personas LGBT+.

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Ese estigma, dice Ramírez, está entorpeciendo el diagnóstico oportuno de la enfermedad, “muchas personas tienden a pensar que esta es una enfermedad de transmisión sexual y no saben cuáles son los síntomas y cuales son los factores de riesgo”. Y ese desconocimiento y desinformación, potenciados por el estigma, entorpecen el tratamiento efectivo de la enfermedad. Según Ramírez, la desinformación no viene solo de la ciudadanía, también proviene de los profesionales de la salud: en Red Somos ha conocido casos en los cuales los médicos no saben qué hacer ante un paciente con síntomas de viruela símica, “nos encontramos con personas que se acercan a los servicios de urgencias en sus EPS y no les hacen la prueba. Les hacen una prueba de sífilis, a algunos hasta les ordenan tratamientos para la sífilis simplemente por la sintomatología que presentan”.

Organizaciones como Caribe Afirmativo han hecho énfasis en la necesidad de informar dentro de los sectores HSH para prevenir el contagio y así contrarrestar la información y el tono en que los medios, por ejemplo, han cubierto el tema. “Siempre mencionan a la comunidad LGBT cuando se habla de viruela símica, pero en realidad los sectores afectados son los HSH, entre ellos los hombres gays y bisexuales”, aclara Heriberto Mejía, vocero de la organización. Tanto para Red Somos, como para Caribe Afirmativo, es importante informar sin llegar a difundir el miedo, que la población tenga claro cuáles son los síntomas de la enfermedad, los pasos a seguir en caso de dar positivos para viruela símica y dejar claro que no hay grupos de riesgo sino comportamientos de riesgo, como el contacto estrecho piel con piel.

«Pues al momento que yo estuve y me contagié no vi propagandas ni campañas»

En esto concuerda Manuel González, subsecretario de salud pública de la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá, quien argumenta que, dentro de los los esfuerzos para la prevención del contagio de la viruela símica en el distrito, se han centrado en el reconocimiento de prácticas sexuales que pueden ser riesgosas, en vez de concentrarse en poblaciones con orientaciones sexuales diversas. La campaña de la Secretaría de Salud se ha desarrollado en la promoción de prácticas de autocuidado y de reconocimiento de síntomas para toda la población. La información sobre la viruela símica se condensa en unas piezas gráficas que dan la información general de la enfermedad y que se da a conocer por los distintos canales de la Secretaría de Salud, adicionalmente llevando esta información a algunos de los lugares de encuentros sexuales de HSH en Bogotá. Sin embargo en el caso de Roger, estas acciones no tuvieron impacto, pues según él nunca vio una campaña de prevención para la viruela símica ni en lugares de homosocialización, ni en instituciones de salud, «Pues al momento que yo estuve y me contagie no vi propagandas ni campañas», asegura Roger.

Aunque los esfuerzos del distrito para prevenir el contagio son estructurados y se alejan de la estigmatización, según John Ramírez de la Red Somos, se quedan cortos ya que no existe la construcción de planes de prevención construidos con las organizaciones sociales y comunitarias de base HSH. Para Ramírez, la necesidad de una construcción conjunta de un plan de prevención parte de que el Distrito, en su afán por no estigmatizar, no logra reconocer todas las formas en las que los HSH se relacionan, tampoco amplía su comprensión sobre cuáles prácticas deberían ser consideradas de riesgo para así poder incorporar recomendaciones de autocuidado específicas.

La Organización Mundial de la Salud ha invitado a los HSH a limitar los encuentros sexuales con varias personas hasta que el brote esté controlado, lo que demuestra una falta de conocimiento de los escenarios de homosocialización, ya que parte del descubrimiento y desarrollo sexual de un gran número de HSH se hacen en la clandestinidad con encuentros estrechos, no necesariamente sexuales. Para Heriberto Mejía, la solución a esta emergencia sanitaria se aleja de limitar el comportamiento sexual de las personas y se debe centrar en la vacunación.

El 20 de octubre el Ministerio de Salud anunció, mediante un comunicado, que estaba gestionando la adquisición de 25.000 vacunas para hacerle frente al contagio del virus. Hoy se sabe que esas vacunas serán donadas por el gobierno de Japón y se aplicarán prioritariamente a los contactos estrechos de las personas infectadas, personas con inmunosupresión y personas que tengan prácticas sexuales de riesgo. 

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Jorge Luis Gil Aguillón

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