Seis películas para aterrorizarse en Halloween Algunos cinéfilos nos hablaron de la película más miedosa que han visto. ¿Cuál es la suya?
Algunos cinéfilos nos hablaron de la película más miedosa que han visto. ¿Cuál es la suya?
Algunos cinéfilos nos hablaron de la película más miedosa que han visto. ¿Cuál es la suya?
Andrés Burgos es paisa, novelista y cineasta. Este año estrenó su largometraje Sofía y el terco, protagonizado por la chica Almodovar Carmen Maura, a quien solo le hizo falta leer el guión de la cinta para viajar a Colombia y encarar un papel en el que no musita una sola palabra.
«Recomiendo 28 semanas después, de Juan Carlos Fresnadillo, porque además de su atmósfera aterradora tiene muy buena dramaturgia y un conflicto interesante. Su secuencia inicial es de lo mejores arranques que he visto en cualquier película.»
A Manuel Kalmanovitz lo puede leer en revistas como El Malpensante, Arcadia y Semana, donde escribe reseñas de cine. Es además director de la Revista Matera, que empezó a publicarse en el 2009 y que, según él, habla de «cosas varias».
«Esta película de Sam Raimi no es una continuación de la primera sino una reconstrucción a mayor escala y presupuesto. La situación es clásica: una pareja llega a una cabaña en medio de un bosque y, por error, termina despertando a un demonio eterno que reposaba entre los árboles y que toma posesión de ellos. La película está llena de chistes visuales, de ingenio e inteligencia. Tiene, también, un saludable y grotesco sentido del humor. Así que no es tan miedosa.
En la escena que más recuerdo, el demonio toma posesión del héroe que empieza a ver cobrar vida todos los elementos de la cabaña que, además, se ríen de él. Nada más terrorífico que una lámpara carcajeándose.»
Andrés Barragan es literato, ingeniero industrial, editor y cinéfilo empedernido. Su editorial Puntoaaparte ha sido pionera en Colombia en el concepto de Bookvertising. Espera, además, publicar novelas gráficas de terror en los próximos años.
«Mis recuerdos de La profecía están un poco difusos. No tanto por el paso del tiempo, sino por un inconsciente afán de suprimirlos. Estaba en segundo o tercero de primaria cuando la transmitieron por el que infiero era el Canal 9. Recuerdo estar viendo a Damián, el hijo del Diablo, en una fiesta en su mansión, en la que su empleada se suicida de repente. Amarra una cuerda a su cuello y a un ventanal, le grita a Damián que lo ama y luego se lanza al vacío. Era la primera muerte de la película, que desde ese momento se volvía sencillamente aterradora, sobre todo para un niño tímido y temeroso como lo era yo. Bastaron otras tres muertes más (un cura atravesado por una cruz, un fotógrafo decapitado y una madre que cae de las alturas) para hacerme llorar y apagar la televisión. Al otro día, mis amigos Nelson Quiroga y Daniel Galindo, con ojeras aun peores que las mías, me contaron que la película terminaba en que Damián no moría. Bastó ese dato para matar el sueño durante varias noches. Se trataba, sin duda, de mi primera experiencia insomne, algo que se volvería moneda corriente ya siendo adulto.
Hoy en día, cuando me encuentro con la película en algún canal de televisión a altas horas de la noche, me sorprendo a mí mismo pasando saliva con frecuencia, metiendo las piernas debajo de las cobijas y convirtiéndome de a pocos en el mismo niño asustadizo que empieza a entender que en el mundo no todo es color de rosa.»
Alejandro nos advirtió que lo suyo no es el terror. Ha sido editor de ochoymedio.info, un portal colombiano en el que se han agolpado algunos de los críticos más importantes del país. Ha estado también detrás de la Revista Piedepagina.
«Aguas Oscuras (2002) de Hideo Nakata me pareció hermosa: por todos lados aparece allí el agua en sus modos amenazantes. Una película que es toda sobre el ambiente, sobre la arquitectura, sobre el terror latente que está allí como la humedad. La escena de grito es lo peor de la película, para mí no da miedo sino risa o tristeza de que fuese necesaria, pero me imagino que son requisitos del género. Desde el comienzo la película crea ese estado de nerviosismo que se va apoderando de todo como una humedad que invade una casa pero no se sabe de donde viene. Y la escena de la niña esperando bajo la lluvia a la mamá que no llega, sin duda marca el tono lúgubre y triste de la película, y presenta muy bien esta idea del terror como la vuelta a los miedos originarios más básicos, a los temores y debilidades que nos hacen ser quienes somos sin saberlo. »
Este actor bogotano nacido en 1981 empezó su carrera en Francisco el matemático y desde entonces no ha parado de trabajar. Hoy lo pueden ver actuando en Pablo Escobar: el patrón del mal.
«Recomiendo The Descent. Una película de terror sobre un grupo de amigas que se van a hacer espeleología y se quedan atrapadas, perdidas en una caverna. Y para sumarle a ese terror hay unos seres que nunca han salido a la luz del sol, que son horrendos y que las persiguen para comérselas (ingerirlas). El momento en que sale uno de esos bichos a la luz, me sacó una grosería gritada.»
Javier Moreno nació en 1977, es papá de tiempo completo y, cuando ese oficio se lo permite, escribe en finiterank.com y tiene además una columna en El Espectador. Sobre cine escribe mucho, y fue un asiduo colaborador de Ochoymedio.info.
«Esta maquinita es mi favorita de toda la vida, un rompecabezas psicológico de venganza paranormal a varios niveles. Todavía tiemblo cuando pienso en ella. Hablar de una escena destruiría la película. A Tale of Two Sisters es intrigante, bellísima (ojo a los colores) y demoledora. Cuando dos niñas regresan a la casa familiar luego de una temporada en el sanatorio, las pesadillas que las enviaron a la clínica vuelven y con ellas el miedo a los recuerdos inaceptables ocultos en cada rincón. Capas y capas de incomprensión para esconder un secreto brutal del que la familia jamás podrá reponerse.»